14 de septiembre de 18
Los Muy Preciosos
Malaqu’as 3:13-18
El pueblo de los jud’os, en el testamento antiguo era
muy conocido por sus quejas, y sus murmuraciones.
Nśmeros 14:1-4 Entonces
toda la congregaci—n grit—, y dio
voces; y el pueblo llor—
aquella noche.
Y se quejaron contra
MoisŽs y contra Aar—n todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud:
!!Ojal‡ muriŽramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojal‡ muriŽramos!
ŔY por quŽ nos trae Jehov‡
a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros ni–os sean
por presa? ŔNo nos ser’a mejor volvernos a Egipto?
Y dec’an el uno al otro:
Designemos un capit‡n, y volv‡monos a Egipto.
Y esto no era la primera vez, sino que pas— muchas
veces y Dios estaba muy indigno.
Nśmeros 11:1-6 Aconteci—
que el pueblo se quej— a o’dos de
Jehov‡; y lo oy— Jehov‡, y
ardi— su ira, y se encendi— en ellos fuego de Jehov‡, y consumi— uno de los
extremos del campamento.
Entonces el pueblo clam— a
MoisŽs, y MoisŽs or— a Jehov‡, y el fuego se extingui—. Y llam— a aquel lugar Tabera, porque el
fuego de Jehov‡ se encendi— en ellos.
Y la gente extranjera que
se mezcl— con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel tambiŽn volvieron
a llorar y dijeron: !!QuiŽn nos diera a comer carne!
Nos acordamos del pescado
que com’amos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las
cebollas y los ajos; y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este man‡ ven
nuestros ojos.
Es que jam‡s pudieran simplemente confiar en Dios, y
hacer sus peticiones en humildad y con reverencia.
Y llegando al fin de Malaqu’as ese esp’ritu estaba
aun muy fuerte en muchos de ellos.
En vez de confiar en Dios, creyendo que Žl tenia buenos prop—sitos en su
providencia, estaban otra vez haciendo sus demandas y sus criticas.
Y otra vez, Dios estaba harto.
13)
Vuestras palabras contra m’ han sido violentas, dice Jehov‡. Y dijisteis: ŔQuŽ
hemos hablado contra ti?
En vez de reflexionar, en vez de bajar su orgullo
por un momento, considerando la posibilidad de que Dios tenia raz—n y que ellos
han sido violentos con sus palabras, se respondieron otra vez con su
insolencia.
13)
Vuestras palabras contra m’ han sido violentas, dice Jehov‡. Y dijisteis: ŔQuŽ
hemos hablado contra ti?
Como que estaban sorprendidos de que ellos hubieron
sido reprendido por algo, despuŽs de todos sus sacrificios y sus actos
religiosos. ŔC—mo era posible que
Dios no era muy feliz con ellos?
Es como que en sus mentes, no eran ellos que ten’an
que cambiar, sino que, a lo mejor Dios tenia que cambiar, para agradecer sus
expectativas.
Pero Dios va a responder a ellos, de manera
razonablemente.
14)
HabŽis dicho: Por dem‡s es servir a Dios. ŔQuŽ aprovecha que guardemos su ley,
y que andemos afligidos en presencia de Jehov‡ de los ejŽrcitos?
Se sent’an como que era inśtil servir a Dios, como
que el salario no era adecuado, o que su servicio a Dios produc’a una vida
aburrida y intolerable. pausa
Bueno seria normal para los incrŽdulos pensar as’,
siendo seres humanos que no tienen ningśn amor por Dios, ni interŽs en su
palabra. Pero cuando su propio
pueblo andaba as’ quejando, algo estaba desesperadamente mal.
Y es posible, probable que ni estaban sirviendo a
Dios ni guardando sus leyes.
Ya vimos como sus ofrendas eran defectuosas en los
cap’tulos anteriores, y que estaban robando a Dios de su diezmo.
Si eran solamente sirviendo al Se–or para ver lo que
ellos pudieran sacar de Žl, entonces su servicio ya era invalido.
Cuando uno tiene un amor profundo por su Dios, y
est‡ viviendo en la gratitud por su salvaci—n, se puede amar lo que Dios est‡
haciendo, transformando vidas y mejorando la cultura de familias y de
comunidades.
Pero cuando uno solamente est‡ tratando de sacar
provecho, su manera de honrar puede ser vana. Como Cristo reprend’a a los fariseos.
Mateo 15:8-9 Este
pueblo de labios me honra;
Mas
su coraz—n est‡ lejos de m’.
Pues
en vano me honran,
Ense–ando
como doctrinas,
mandamientos
de hombres.
Y los fariseos seguramente eran los descendientes,
por lo menos teol—gicamente, de estos murmuradores en Malaqu’as.
15)
Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen
impiedad no s—lo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon.
Es que estos no estaban realmente sirviendo a Dios
en amor y en gratitud. Y parece
como que su deseo verdadero era vivir como los que pecaban, los que se
divorciaban y prosperaban. Segśn ellos esto parec’a la vida buena.
15)
Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen
impiedad no s—lo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon.
Caminando por vista y no por fe, ellos imaginaban que
los malvados eran ricos, y eran orgullosos, y viv’an imp’amente, y el resultado
era una impunidad total.
Y esa vida de impiedad parec’a mas y mas atractiva a
ellos. Y por esto Dios dijo que
ellos sal’an con palabra violentas en su contra.
Hermano, hermana, alguna vez has sentido as’, como
que hubiera sido mejor ni venir a Dios y vivir en su servicio?
Puede ser que muchos han sentido esto por lo menos
una vez.
Pero aun pensando as’ en nuestras mentes, son
palabras violentas en contra de Dios.
Y diciendo algo semejante en voz alta, en frente de oros es mil veces
peor.
Pero aun los justos pueden caer en tentaciones
semejantes.
Esto pas— en los salmos, en el Salmo 73, vimos c—mo
David ca’a en el mismo, tal vez por sus muchas aflicciones.
Salmos 73:2-8 En
cuanto a m’, casi se deslizaron mis pies;
Por poco resbalaron mis
pasos.
Porque tuve envidia de los
arrogantes, Viendo la prosperidad de los imp’os.
Porque no tienen congojas
por su muerte,
Pues su vigor est‡ entero.
No pasan trabajos como los
otros mortales,
Ni son azotados como los
dem‡s hombres.
Por tanto, la soberbia los
corona;
Se cubren de vestido de
violencia.
Los ojos se les saltan de
gordura;
Logran con creces los
antojos del coraz—n.
Se mofan y hablan con
maldad de hacer violencia; Hablan con altaner’a.
Se ve que David, en un mal momento estaba cayendo en
el mismo. Mas tarde se conclu’a,
como los de Malaqu’as, que servia a Dios en vano.
Salmos 73:13-14 Verdaderamente
en vano he limpiado mi
coraz—n, y lavado mis
manos en inocencia;
Pues he sido azotado todo
el d’a,
Y castigado todas las
ma–anas.
Pero mas tarde, entendiendo la palabra de Dios, David
tenia que reconsiderar esto.
Salmos 73:17-19 Hasta
que entrando en el santuario de
Dios,
comprend’ el fin de ellos.
Ciertamente los has puesto
en deslizaderos; En asolamientos los har‡s caer.
!!C—mo han sido asolados
de repente!
Perecieron, se consumieron
de terrores.
Regresando al santuario de Dios, David pudo andar
por fe, en la verdad de las escrituras, y no, como los mundanos caminar por
vista.
Y se dio cuenta de que todo esto de enviar a los
imp’os es un error gigantesco.
Pero, en fin, Dios va a responder hasta esto, por
medio de su profeta Malaqu’as.
16)
Entonces los que tem’an a Jehov‡ hablaron cada uno a su compa–ero; y Jehov‡
escuch— y oy—, y fue escrito libro de memoria delante de Žl para los que temen
a Jehov‡, y para los que piensan en su nombre.
Ahora es claro que no todos eran as’, viviendo como
murmuradores. Hab’a siempre un
remanente, de los fieles, que s’ serv’an a Dios por amor, en gratitud y con
toda sinceridad.
Y estos son los
muy preciosos en los ojos de Dios.
Y que estos vivan en una reverencia un temor de Dios, y cuando hablan
con otros hermanos, hablan de Dios y de lo que Dios est‡ haciendo en sus vidas.
16)
Entonces los que tem’an a Jehov‡ hablaron cada uno a su compa–ero; y Jehov‡
escuch— y oy—, y fue escrito libro de memoria delante de Žl para los que temen
a Jehov‡, y para los que piensan en su nombre.
Dios estaba muy pero muy interesado en todo
esto. Es como que cuando unos
hermanos estaban hablando de Dios en el camino de Emaśs, en Lucas, y de repente
Cristo vino en medio de ellos.
Lucas 24:13-15 Y
he aqu’, dos de ellos iban el mismo d’a a
una aldea llamada Emaśs,
que estaba a sesenta estadios de JerusalŽn.
E iban hablando entre s’
de todas aquellas cosas que hab’an acontecido.
Sucedi— que mientras
hablaban y discut’an entre s’, Jesśs mismo se acerc—, y caminaba con ellos.
Hermanos, cuando nosotros estamos hablando de la
bondad de Dios, de c—mo el ha sido muy bueno con alguien, como por ejemplo en
los testimonios de viernes, es algo muy, pero muy precioso en los ojos de nuestro Se–or. Y garantizado, Žl est‡ escuchando, y
disfrutando, cada palabra.
Y dice que todo est‡ grabado en un libro.
Bueno, en realidad Dios no necesita un libro para recordar
lo que nosotros hemos dicho en su favor, pero habla as’ para ayudar nos a
entender quŽ importante son estas platicas, o estos testimonios.
Es que en la antigźedad los reyes grababan todo lo
que pasaba en su reino en lo que se llamaban las cr—nicas. Hasta tenemos libros con ese nombre en
las escrituras.
Y en una ocasi—n, un rey no pudo dormir, por la
providencia del Se–or y decid’a escuchar lo que estaba escrito en las cr—nicas
de su reino.
Primero esto es lo que pasaba.
Ester 2:21-23 En
aquellos d’as, estando Mardoqueo sentado a
la puerta del rey, se
enojaron Bigt‡n y Teres, dos eunucos del rey, de la guardia de la puerta, y
procuraban poner mano en el rey Asuero.
Cuando Mardoqueo entendi—
esto, lo denunci— a la reina Ester, y Ester lo dijo al rey en nombre de
Mardoqueo.
Se hizo investigaci—n del
asunto, y fue hallado cierto; por tanto, los dos eunucos fueron colgados en una
horca. Y fue escrito el caso en el libro de las cr—nicas del rey.
Pero en la vida ocupada de todos, Mardoqueo no
recibi— ningśn reconocimiento por esto.
Pero mas tarde cuando el Rey no pudo dormir.
Ester 6:1-3 Aquella
misma noche se le fue el sue–o al rey,
y dijo que le trajesen el
libro de las memorias y cr—nicas, y que las leyeran en su presencia.
Entonces hallaron escrito
que Mardoqueo hab’a denunciado el complot de Bigt‡n y de Teres, dos eunucos del
rey, de la guardia de la puerta, que hab’an procurado poner mano en el rey
Asuero.
Y dijo el rey: ŔQuŽ honra
o quŽ distinci—n se hizo a Mardoqueo por esto? Y respondieron los servidores
del rey, sus oficiales: Nada se ha hecho con Žl.
Y el rey tenia que rectificar la situaci—n con
urgencia.
Y aqu’ en Malaqu’as, est‡n diciendo que algo
semejante pasa con los que hablan bien de su Dios, en vez de vivir una vida de
quejas y de murmuraciones constantes.
Es como que una hermana daba un buen testimonio
sobre c—mo Dios ha sido bueno con ella en un viernes, y mas tarde Dios lo vea
en su libro y pregunta a los ‡ngeles, ŇŔQuŽ honra o quŽ distinci—n se hizo a
esa hermana, muy pero muy preciosa? Y si dicen ŇnadaÓ, entonces es
necesario para Dos rectificar la situaci—n.
Claro, Dios no es un hombre que puede olvidar, pero
la menci—n de un libro es para comunicar el hecho de que esto jam‡s ser‡ algo
ni olvidado ni dejado sin reconocimiento de Dios.
Continuando para mas de estos muy preciosos.
17) Y
ser‡n para m’ especial tesoro, ha dicho Jehov‡ de los ejŽrcitos, en el d’a en
que yo actśe; y los perdonarŽ, como el hombre que perdona a su hijo que le
sirve.
Estos hermanos, hermanas, o hasta hijos que hablan
bien de Dios, no son perfectos.
Van a cometer sus errores.
Jam‡s van a rendir un servicio completamente sin mancha.
Pero tampoco es necesario porque esto hizo Cristo de
su parte.
Y aqu’ dice Dios, que tu, como una persona muy pero muy preciosa en sus ojos, vas a tener
un perd—n completo, sin violaci—n de la justicia estricta de Dios.
Ahora al ultimo verso de este capitulo.
18)
Entonces os volverŽis, y discernirŽis la diferencia entre el justo y el malo,
entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.
Esto es la respuesta para los murmuradores que
salgan con las palabras violentas en contra de Dios, aunque siendo parte de su
reino, o sea parte de su iglesia.
Estos de las palabras violentas van a ver que si
vale la pena servir a Dios, y que si vale la pena caminar en la santidad.
Los que aman a Dios en sinceridad ser‡n bien
recompensados. Y ser‡ evidente a
todos. Esto puede pasar en esta
vida, pero esto seguramente pasar‡ en la vida venidera.
Los Saduceos, probablemente otros descendientes de
los murmuradores aqu’ en Malaqu’as, no creyeron en la resurrecci—n.
Y si no crees en la vida venidera es aun mas f‡cil
caer en esa tentaci—n Sat‡nica.
San Pablo, ense–ando sobre la resurrecci—n de los
muertes, refutaba a los saduceos, diciendoÉ
1 Corintios 15:19 Si
solamente para esta vida esperamos en
Cristo, somos los m‡s dignos de l‡stima de todos los
hombres.
Es que hay hermanos que tienen muchas aflicciones en
esta vida. Hay otros que vivan en
la pobreza aunque son bastante honestos.
Pero confiando en el plan de Dios, sabiendo que
todas las cosas obran a nuestro bien, aunque no lo podemos percibir c—mo, es
mas f‡cil confiar y vivir en la gratitud, sirviendo a Dios en la pura
sinceridad.
Y as’ podemos recibir lo que Pablo conclu’a en su
defensa de la doctrina de la resurrecci—n.
1 Corintios 15:58 As’
que, hermanos m’os amados, estad
firmes y constantes, creciendo en la obra del Se–or
siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Se–or no es en vano.
------------------------- Conclusi—n ------------------------
Y si tu hermana, hermano has pensando pensamientos
violentos en contra de tu Dios, o si has expresado tus quejas abiertamente,
pero ahora prefieres vivir como uno de sus muy pero muy preciosos, puedes pasar en unos momentos y oraremos para ti. Vamos
a Orar