24 de agosto de 18
Los Privilegios Enormes
Malaqu’as 1:1-14
Una vez en el nuevo testamento, poco antes de la
muerte de Cristo, una mujer, Mar’a, honraba su Se–or con lo mejor que ten’a.
Juan 12:3-6 Entonces
Mar’a tom— una libra de perfume de
nardo puro, de mucho
precio, y ungi— los pies de Jesśs, y los enjug— con sus cabellos; y la casa se
llen— del olor del perfume.
Y dijo uno de sus
disc’pulos, Judas Iscariote hijo de Sim—n, el que le hab’a de entregar:
ŔPor quŽ no fue este
perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres?
Pero dijo esto, no porque
se cuidara de los pobres, sino porque era ladr—n, y teniendo la bolsa, sustra’a
de lo que se echaba en ella.
Judas, no pudo contener su frustraci—n, viendo
esto. En otra parte dijo, ŔPara
quŽ se ha hecho este desperdicio de perfume?
Y as’ es con algunos, viendo algo del amor
derramando, de lo mejor que uno tiene, o el mejor que eres, en una adoraci—n
sincera para el Se–or, se sientan una gran indignaci—n.
Pero esa actitud era comśn en los tiempos de Malaqu’as.
1) Profec’a de la palabra de Jehov‡ contra
Israel, por medio de Malaqu’as.
Tenemos que empezar reconociendo, que lo que dice Malaqu’as,
no es su propia opini—n, ni sus propias observaciones, sino que Dios estaba
comunicando por medio de Žl.
De hecho esta era la ultima vez que Dios hablaba por
medio de profetas antes de la llegada de Juan bautista, unos cuatrocientos a–os
mas tarde.
Esto pas— despuŽs del regreso de Babilonia, y cuando
ya ten’an el templo reconstruido otra vez.
Pero pasando los a–os, una generaci—n levantando se
tras otra, la gente realmente perdieron su sentido de amor, en el servicio del
Se–or.
2) Yo
os he amado, dice Jehov‡; y dijisteis: ŔEn quŽ nos amaste? ŔNo era Esaś hermano
de Jacob? dice Jehov‡. Y amŽ a Jacob,
Su actitud no era, digamos, muy respetuosa. Cuando Dios dijo algo por medio del
profeta, ellos respondieron, aun en sus mentes como que la queja era rid’cula.
2-3)
Yo os he amado, dice Jehov‡; y dijisteis: ŔEn quŽ nos amaste? ŔNo era Esaś
hermano de Jacob? dice Jehov‡. Y amŽ a Jacob, y a Esaś aborrec’, y convert’ sus
montes en desolaci—n, y abandonŽ su heredad para los chacales del desierto.
Dios hablaba de su amor por ellos, y en sus mentes ellos
estaban ofendidos, ŇŔQuŽ? Con esa pobreza, con todas mis aflicciones, y tu
llamas esto, amor?Ó.
Van a responder as’ a casi todo. Es que eran ya muy insolentes.
Y sin embargo, Dios va a razonar con ellos, con la
pura verdad.
Habla de los dos hijos de Isaac, Jacob y Esaś, y
aunque Jacob ha sufrido con el cautiverio Babil—nico, los descendientes de
Esaś, estaban complemente destruidos, para jam‡s levantar se otra vez, como
hemos estudiando llegando al fin del libro de Jerem’as.
Pero no te cansas hermano, escuchando de esa
historia, porque Malaqu’as tiene mucho que decir a ti, y a mi.
4)
Cuando Edom dijere: Nos hemos empobrecido, pero volveremos a edificar lo
arruinado; as’ ha dicho Jehov‡ de los ejŽrcitos: Ellos edificar‡n, y yo
destruirŽ; y les llamar‡n territorio de impiedad, y pueblo contra el cual
Jehov‡ est‡ indignado para siempre.
El fin de Edom, o sea los de Esaś era terrible. No sab’an nada de amor redentor de
Dios. Dios dejo ese pueblo en su
pecado, para sufrir las consecuencias de sus pecados, y estar complemente
exterminados.
Pero los de Jacob siempre ten’an el amor especial
sobre su existencia, aun cuando Dios estaba enojado con ellos.
El punto de todo esto, empezando este libro, es que
el pueblo de Jacob conoc’a privilegios
enormes, que los dem‡s del mundo jam‡s experimentaban.
4-5)
Cuando Edom dijere: Nos hemos empobrecido, pero volveremos a edificar lo
arruinado; as’ ha dicho Jehov‡ de los ejŽrcitos: Ellos edificar‡n, y yo
destruirŽ; y les llamar‡n territorio de impiedad, y pueblo contra el cual
Jehov‡ est‡ indignado para siempre.
Y vuestros ojos lo ver‡n, y dirŽis: Sea Jehov‡ engrandecido m‡s all‡ de
los l’mites de Israel.
Nada de esto pas— como en un rinc—n. Todo el mundo sab’a que el pueblo de
Edom, estaba derrumbado para siempre, y Dios realmente no extend’a ni su
misericordia, ni su perd—n a ellos.
Y los que est‡n salvados en Cristo deben de
considerar, que nosotros hemos sido los recipientes de grandes privilegios, tambiŽn.
Cristo fue a la cruz para nosotros, mientras Dios
sabia que muchos, alrededor del mundo, y aun cerca de nosotros, jam‡s iban a
conocer ese amor redentor, sino que se van a perecer para siembre en el
infierno.
Esto debe de dejar nos siempre llenos de gratitud y
no de empezar a tomar todo esto por sentado, dejando que la alabanza de Dios se
convierta en una rutina, aburrida.
6) El
hijo honra al padre, y el siervo a su se–or. Si, pues, soy yo padre, Ŕd—nde
est‡ mi honra? y si soy se–or, Ŕd—nde est‡ mi temor? dice Jehov‡ de los
ejŽrcitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreci‡is mi nombre. Y dec’s: ŔEn
quŽ hemos menospreciado tu nombre?
Estaba realmente hablando con los lideres aqu’, pero
todos estaban participando en la ofensa.
Simplemente no estaban honrando a Dios. Vinieron a los servicios, claro, hac’an
sus ritos, por supuesto, pero su coraz—n estaba en otro lugar, en otras cosas.
Pero cuando vino Dios con su queja, ellos estaban
muy sorprendidos, indignos de que pensara algo semejante de ellos.
ŔEn
quŽ hemos menospreciado tu nombre? ŔDe que estas hablando? ÁEstamos aqu’, ofreciendo los sacrificios,
obrando en el templo!
ŔQue es lo que Dios espere de nosotros?
Y esto es el auto enga–o normal del pecador. Cuando viene la reprenda, no se pueden
imaginar que est‡ hablando de Žl o de ella.
Parece que es algo injusto, absurdo, irracional.
Pero Dios en su paciencia va a explicar lo que
quiere decir.
7) En
que ofrecŽis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ŔEn quŽ te hemos
deshonrado? En que pens‡is que la mesa de Jehov‡ es despreciable.
B‡sicamente, el pueblo no estaba dando su mejor, a
este gran Rey, Jehov‡. Como hoy en
d’a, muchos dan a Dios lo que le sobra, la migajas, cuando han atendido a las
cosas importantes de sus vidas.
DespuŽs de esto, si le sobraba un poquito de tiempo,
de servicio, de dinero, est‡n dispuestos a compartir un poco con el Gran Rey.
7) En
que ofrecŽis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ŔEn quŽ te hemos
deshonrado? En que pens‡is que la mesa de Jehov‡ es despreciable.
El pueblo estaba pasando por tiempos de escasez, y
no ten’an mucho, as’ que los hermanos tra’an lo defectuoso, lo inmundo, y le
daban a los sacerdocios.
Normalmente, los sacerdotes rechazar’an algo as’ de
segundas. Pero ellos tambiŽn ten’an temor de vivir aun mas pobres, y por esto, aceptaban
lo que sea.
As’ que Dios simplemente tenia que conformar se con
lo que sobraba de estos hermanos indiferentes.
8) Y
cuando ofrecŽis el animal ciego para el sacrificio, Ŕno es malo? Asimismo
cuando ofrecŽis el cojo o el enfermo, Ŕno es malo? PresŽntalo, pues, a tu
pr’ncipe; Ŕacaso se agradar‡ de ti, o le ser‡s acepto? dice Jehov‡ de los
ejŽrcitos.
Y es posible que de este texto, muchos hermanos han
sacado la exhortaci—n para los que siembre vienen tarde a la iglesia, ŔAcaso llegas
tarde a tu trabajo? ŔAcaso eres
tarde con tus clientes de negocio?
ŔAcaso entregas las migajas de tu trabajo al
gobernador por impuestos?
Si no es as’, ŔComo es que crees que el gran rey
tiene que conformar se con tus migajas, mientras otros dioses de tu vida
reciban las primicias?
9)
Ahora, pues, orad por el favor de Dios, para que tenga piedad de nosotros. Pero
Ŕc—mo podŽis agradarle, si hacŽis estas cosas? dice Jehov‡ de los ejŽrcitos.
Esto es un poco de sarcasmo. Dice que estos lideres deben de orar
por la misericordia, que Dios extiende su perd—n sobre el pueblo despuŽs de una
sincera intercesi—n.
Pero estos lideres estaban descalificados de sus
oficios, y sus oraciones serian inśtiles.
10)
ŔQuiŽn tambiŽn hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de
balde? Yo no tengo complacencia en vosotros, dice Jehov‡ de los ejŽrcitos, ni
de vuestra mano aceptarŽ ofrenda.
Como en muchas iglesias de este pa’s, nadie estaba
dispuesto de hacer nada, si no recibieron un salario por su trabajo.
Hay muchas iglesias en este pa’s que no solamente tienen
que pagar un pastor, sino el coro, los que limpian el edificio, casi todo el
liderazgo, tiene que recibir un buen salario, o simplemente no le interesan
ofrecer sus servicios a Dios.
Como vimos, śltimamente en el libro de Isa’as.
Isa’as 56:10-11 Sus
atalayas son ciegos, todos ellos
ignorantes; todos ellos
perros mudos, no pueden ladrar; so–olientos, echados, aman el dormir.
Y esos perros comilones
son insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos siguen
sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado.
En los śltimos cuarenta a–os en las iglesias aqu’,
ha habido mucho Žnfasis en el crecimiento a todo costo. Si los hermanos se ofendan con
doctrinas fuertes, mejor dejar estas doctrinas a un lado, y no arriesgar que alguien
se vaya, reduciendo el numero Ňunidades de ofrendaÓ, como est‡n llamados en la
ciencia moderna del crecimiento eclesi‡stico.
10)
ŔQuiŽn tambiŽn hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de
balde? Yo no tengo complacencia en vosotros, dice Jehov‡ de los ejŽrcitos, ni
de vuestra mano aceptarŽ ofrenda.
Otros, expertos en el Hebreo, traduciendo esto dicen
que Dios estaba diciendo, quiz‡s seria mejor simplemente cerrar las puertas de
las iglesias, de una vez, en vez de recibir tanta ofrenda vana.
Sugiriendo que ellos estaban equivocados, Dios no tenia
que conformar se con las migajas de los de su pueblo.
11)
Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre
las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia,
porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehov‡ de los ejŽrcitos.
Dios estaba viendo un futuro no muy lejano, despuŽs
de la llegada de Cristo en que otros pueblos distantes iban a creer el
evangelio, y vivir en el pura agradecimiento, y que iban a servir a Dios aun si
no recibieron nada material, porque iban a entender que recibieron privilegios enormes, por estar
redimidos por la sangre de Cristo, mientras otros continuaban, pudriendo en sus
pecados.
12) Y
vosotros lo habŽis profanado cuando dec’s: Inmunda es la mesa de Jehov‡, y
cuando dec’s que su alimento es despreciable.
Ahora bien, como ahora en nuestros tiempos, los
hermanos no dijeron esto literalmente con sus bocas, honraban a Dios con sus
bocas, como Cristo observabaÉ
Mateo 15:8 Este
pueblo de labios me honra;
Mas su coraz—n est‡ lejos
de m’.
Se expresaban su indiferencias no por sus palabras
sino por medio de su comportamiento.
Como que cuando Cristo le’a los pensamientos de su criticas, Dios sab’a
la indiferencia que estaba en los corazones de ellos.
Pero en realidad hasta aun un ni–o pudo concluir lo
que realmente cre’an, simplemente observando su actitud sobre los servicios de
Dios.
13)
HabŽis adem‡s dicho: !!Oh, quŽ fastidio es esto! y me despreci‡is, dice Jehov‡
de los ejŽrcitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis
ofrenda. ŔAceptarŽ yo eso de vuestra mano? dice Jehov‡.
Otra vez no dijeron ŇQue fastidio, Ŕotra vez la
palabra de Dios? ŔOtra vez tenemos
que alabar y orar? ÁYa estoy harto de todo esto!Ó
No. No
le dijeron as’, sino por su comportamiento, su asistencia, su entusiasmo por la
obra de Dios, y su interŽs en la causa de los perdidos, hizo todo esto muy
claro.
13)
HabŽis adem‡s dicho: !!Oh, quŽ fastidio es esto! y me despreci‡is, dice Jehov‡
de los ejŽrcitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis
ofrenda. ŔAceptarŽ yo eso de vuestra mano? dice Jehov‡.
Cuando habla de lo hurtado, estaba como que un cordero
era atacado por un lobo, pero el lobo fue despedido, con piedras, o con los
perros del pastor de ovejas.
Pero ya el cordero estaba herido. Y pensaban ŇPero que podemos hacer con
un cordero herido as’? Nadie va a
comprar estoÓ.
Y uno dijo ŇÁAhÁ ÁYo se! Vamos a
ofrecer lo a DiosÓ
Y hermanos he escuchado un testimonio hace a–os de
un pastor que tenia una familia en su iglesia que tenia un pavo que estaba
muchos a–os congelado en su refrigeradora.
El hermano lo recibi— como regalo de su trabajo, una
navidad, pero simplemente jam‡s pensaron en preoperar lo.
Y la madre, no sab’a si era correcto preparar un
pavo que estaba tanto tiempo congelado.
Pero tampoco deseaba tirar lo a la basura. pausa Finalmente, uno gritaba, ŇÁYo se!
Podemos donar ese pavo viejo a la iglesia!Ó Y esto es lo que hicieron.
Y hermanos tu sabes que es as’ en muchos casos. Los hermanos dan lo que sobra, lo
da–ado al Dios verdadero, mientras
sus primicias van a otros dioses mas importantes en sus vidas.
Por esto, cada vez que tenemos una venta de garaje,
hay gente que desean limpiar sus garajes, tirando sus segundas, sus da–adas a
la causa Dios.
Y pensando en esto podemos estar tentados a re’r,
sobre la manera en que Dios, el gran rey est‡ tratado, pero te puedo asegurar
hermano, hermana, Dios no est‡ riendo.
Por esto dice en el verso que sigueÉ
14)
Maldito el que enga–a, el que teniendo machos en su reba–o, promete, y
sacrifica a Jehov‡ lo da–ado. Porque yo soy Gran Rey, dice Jehov‡ de los
ejŽrcitos, y mi nombre es temible entre las naciones.
Tal vez esto puede ser una broma entre los hermanos
modernos, pero te puedo asegurar, que para Dios, esto no es ninguna broma.
------------------------- Conclusi—n ------------------------
Hermano, hermana, si pasando los a–os, las dŽcadas
en la fe, has empezado a tomar tu relaci—n con tu Dios por sentado,
Si has empezado a dar a tu Dios la migajas de tu
vida, de tu tiempo, de tu dinero, despuŽs de satisfacer los dioses que
actualmente est‡n importantes en tu vida,
Y si quieres regresar a la fe en serio, si quieres
regresar a tu primer amor, como la mujer que derramaba su perfume costoso sobre
los pies de Cristo, limpiando sus pies con sus cabellos, puedes pasar en unos
momentos, y oraremos para ti.
Vamos
a orar