5 de agosto de 18
ŔEn Que Grupo
Estoy?
Isa’as 57:1-21
Introducci—n
En la preparaci—n para la Santa Cena, la autoexamen siempre est‡
recomendada. Y esto no es siempre
f‡cil, porque sabemos que, como seres humanos, estamos susceptibles al auto
enga–o.
Pero en la providencia de Dios, tenemos otro pasaje hoy, que est‡ bien
adaptado para provocar la pregunta, ŇŔEn
Que Grupo Estoy?Ó
Terminamos el ultimo estudio con problemas graves del liderazgo del
pueblo, tanto en la iglesia como en el estado.
Isa’as 56:11-12 Y esos perros
comilones son
insaciables; y los pastores mismos no saben entender; todos ellos
siguen sus propios caminos, cada uno busca su propio provecho, cada uno por su
lado.
Venid, dicen, tomemos vino, embriaguŽmonos de sidra; y ser‡ el d’a de
ma–ana como este, o mucho m‡s excelente.
Los profetas vinieron anunciando juicios terribles, ayudando a los
fieles de estar preparados, para estar fuertes en medio de todo como Daniel y
sus amigos.
Pero los malvados malinterpretaron la situaci—n, diciendo Ňma–ana ser‡
como hoy, o mucho mas excelenteÓ.
1) Perece el justo, y no hay quien
piense en ello; y los piadosos mueren, y no hay quien entienda que de delante
de la aflicci—n es quitado el justo.
A veces antes de un gran juicio, Dios quite a sus fieles, de la
tierra, terminando su camino en gloria, en vez de dejar los pasar por las
miserias que vienen.
Pero los malvados no entendieron esto tampoco. Cuando un justo se muria, ello dijeron,
ŇAleluya, este era una molestia, ahora podemos disfrutar nuestras corrupciones
en paz!Ó
TambiŽn se llegaban a la conclusi—n de no hay diferencia viviendo bien
o viviendo por la carne. De todos
modos, todos mueren, y a veces los justos fallecieron aun mas temprano.
1-2) Perece el justo, y no hay quien
piense en ello; y los piadosos mueren, y no hay quien entienda que de delante
de la aflicci—n es quitado el justo.
Entrar‡ en la paz; descansar‡n en sus lechos todos los que andan delante
de Dios.
En realidad es una gran perdida cuando el justo se muere. Los piadosos son la sal y la luz del
mundo. Su partida temprana no
solamente es una gran amonestaci—n, sino que es una gran perdida.
Pero no es una perdida para el justo, porque como dijo San Pablo, Ňla
muerte es gananciaÓ para los
tales.
Apocalipsis 14:13 O’
una voz que desde el cielo me dec’a:
Escribe: Bienaventurados de aqu’ en adelante los muertos que mueren en
el Se–or. S’, dice el Esp’ritu, descansar‡n de sus trabajos, porque sus obras
con ellos siguen.
Los que van a la presencia del Se–or, no van a estar quejando se
preguntando, ŇPero Se–or, porque me trajiste tan tempranoÓ.
Esto jam‡s, est‡n bien c—modos donde est‡n ya.
3) Mas vosotros llegaos ac‡, hijos de
la hechicera, generaci—n del adśltero y de la fornicaria.
Son palabras fuertes, dirigidas a gente que formaban parte del pueblo
de Dios. Pero rechazando la
palabra de Dios estos segu’an las supersticiones, y copiaban las practicas del
mundo.
A veces es una misericordia, hablar les fuerte para sacar les de su
auto enga–o. Cristo hizo el mismo
con los fariseos, que tambiŽn formaban parte del pueblo de Dios, de hecho eran del
liderazgo.
Juan 8:44 Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los
deseos de vuestro padre querŽis hacer. El ha sido homicida desde el
principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en Žl.
4) ŔDe quiŽn os habŽis burlado?
ŔContra quiŽn ensanchasteis la boca, y alargasteis la lengua? ŔNo sois vosotros
hijos rebeldes, generaci—n mentirosa,
Es que estaban rechazando la palabra de Dios, burlando de los
profetas. JerusalŽn tenia una
reputaci—n de ser el mata profetas.
Pero burlando de sus mensajeros, actualmente estaban burlando de Dios
mismo.
4) ŔDe quiŽn os habŽis burlado?
ŔContra quiŽn ensanchasteis la boca, y alargasteis la lengua? ŔNo sois vosotros
hijos rebeldes, generaci—n mentirosa,
que os enfervoriz‡is con los ’dolos debajo de todo ‡rbol frondoso, que
sacrific‡is los hijos en los valles, debajo de los pe–ascos?
Esto fue el punto de la contenci—n. Siguiendo al mundo, estaban siguiendo a sus dioses, y con
toda pasi—n y obsesi—n.
En las practicas de los paganos, ten’an mucha inmoralidad sexual, que
produc’a muchos hijos. Y como
remedio, se pudieron sacrificar a sus hijos a sus dioses, diciendo que
solamente copiaban a Abraham, distorsionando las escrituras.
Y aunque nuestros tiempos no son exactamente como los de ellos, los
abortos cumplan casi el mismo. Una
gran porcentaje de los que pagan por los abortos, dicen que son
Cristianos. Por lo menos est‡n
bautizados, y han participado en la santa cena.
Es que ofrecen sus hijos al dios de la conveniencia.
6) En las piedras lisas del valle est‡
tu parte; ellas, ellas son tu suerte; y a ellas derramaste libaci—n, y
ofreciste presente. ŔNo habrŽ de castigar estas cosas?
Es una descripci—n de las religiones falsas que estaban adoptando, y
era una violaci—n flagrante del primer mandamiento.
7) Sobre el monte alto y empinado
pusiste tu cama; all’ tambiŽn subiste a hacer sacrificio.
Como en mezo America, con los pir‡mides, hicieron sus sacrificios en
lugares altos, como al cima del pir‡mide.
Todo era muy publico, y sin vergźenza.
8) Y tras la puerta y el umbral
pusiste tu recuerdo; porque a otro, y no a m’, te descubriste, y subiste, y
ensanchaste tu cama, e hiciste con ellos pacto; amaste su cama dondequiera que
la ve’as.
Como siempre, cuando el pueblo de Dios estaba infiel, Dios lo tomaba
como una forma de adulterio.
En la ley de Dios, dice que era bueno poner escrituras tras la puerta
y el umbral, pero ellos pusieron all’ objetos de su religi—n falsa.
Como a veces los Cristianos juegan con el hor—scopo.
9) Y fuiste al rey con ungźento, y multiplicaste
tus perfumes, y enviaste tus embajadores lejos, y te abatiste hasta la
profundidad del Seol.
Esto habla de la manera en que buscaban ayudas con los reyes de los
paganos. En vez de buscar su
remedio con Dios, que estaba dispuesto a ayudar, se confiaban en el estado, y el
esto de otros.
Aprendimos mucho de esto en el libro de Jerem’as.
Jerem’as 17:5 As’ ha dicho
Jehov‡: Maldito el var—n que
conf’a en el hombre, y pone carne por su brazo, y su coraz—n se aparta
de Jehov‡.
As’ que despuŽs de unos cap’tulos maravillosos en Isa’as, que hasta
hablaban claramente de la salvaci—n en Cristo, aqu’ el profeta dice que hab’a
un grupo que no iba a tener nada que
ver con aquellas bendiciones.
10) En la multitud de tus caminos te
cansaste, pero no dijiste: No hay remedio; hallaste nuevo vigor en tu mano, por
tanto, no te desalentaste.
Los vicios, las idolatr’as no entregan lo que prometan. Pero una vez encadenado en ellas, no te
puedes f‡cilmente anunciar que es en vano.
Cuando el coraz—n de un hermano es malo, por ejemplo, cinco minutos de
oraci—n ser‡ casi imposible, ser‡ como una eternidad. Pero mirar toda la noche la basura mundana en la televisi—n
ser‡ muy normal, casi natural.
11) ŔY de quiŽn te asustaste y
temiste, que has faltado a la fe, y no te has acordado de m’, ni te vino al
pensamiento? ŔNo he guardado silencio desde tiempos antiguos, y nunca me has
temido?
Dios estaba muy paciente con ellos, ya por siglos. Pero esto era otra cosa que se
malinterpretaron. Cuando Dios
respond’a con paciencia, ellos pensaron que no hab’a problema y se continuaban
en sus transgresiones.
Romanos 2:4 ŔO
menosprecias las riquezas de su
benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te
gu’a al arrepentimiento?
EclesiastŽs 8:11 Por
cuanto no se ejecuta luego
sentencia sobre la mala obra, el coraz—n de los hijos de los hombres
est‡ en ellos dispuesto para hacer el mal.
Dios preguntaba a quien ellos tem’a, porque seguramente no ten’an
temor de Žl.
12) Yo publicarŽ tu justicia y tus obras,
que no te aprovechar‡n.
En el tiempo de Cristo, el pueblo pensaban que los fariseos eran muy
justos, muy religiosos, pero en realidad su justicia era falsa. Y como veremos en este libro de Isa’as.
Isa’as 64:6 Si
bien todos nosotros somos como suciedad,
y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y ca’mos todos
nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento.
Estaban auto enga–ados, y el profeta, en misericordia, estaba tratando
de ayudar les a despertar se de esa condici—n peligrosa.
13) Cuando clames, que te libren tus
’dolos; pero a todos ellos llevar‡ el viento, un soplo los arrebatar‡; mas el
que en m’ conf’a tendr‡ la tierra por heredad, y poseer‡ mi santo monte.
Esto explica como hay hermanos que pierdan la protecci—n de Dios.
Cuando un hermano est‡ sirviendo a los ’dolos, ofendiendo gravemente a
su Dios, Dios dir‡, est‡ bien, clama a ellos cuando tienes un problema dif’cil.
Vimos esto antes en el libro de Jueces.
Jueces 10:14 Andad y
clamad a los dioses que os habŽis
elegido; que os libren ellos en el tiempo de vuestra aflicci—n.
Esto es uno de los grandes peligros de los ’dolos, aun si tu ’dolo es
simplemente el dinero, o el estado.
Es que te puedes perder la protecci—n del Dios verdadero.
14) Y dir‡: Allanad, allanad; barred
el camino, quitad los tropiezos del camino de mi pueblo.
Ahora Dios est‡ hablando al otro grupo. A los que realmente iban a confiar en
Žl. Otra vez hay aqu’ un poco de
consuelo, para los que iban a salir del cautiverio, regresando a la libertad.
15) Porque as’ dijo el Alto y Sublime,
el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y
la santidad, y con el quebrantado y humilde de esp’ritu, para hacer vivir el
esp’ritu de los humildes, y para vivificar el coraz—n de los quebrantados.
Ahora tenemos un poco de ayuda en determinar la pregunta, ŇŔEn que grupo estoy?Ó. ŔPero Que es el quebrantado y humilde de esp’ritu? pausa
Pues tenemos ejemplos en la ense–anzas de Cristo.
Lucas 18:9-14 A unos que
confiaban en s’ mismos como
justos, y menospreciaban a los otros, dijo tambiŽn esta par‡bola:
Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro
publicano.
El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios,
te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos,
adślteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos
de todo lo que gano.
Mas el publicano, estando lejos, no quer’a ni aun alzar los ojos al
cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sŽ propicio a m’,
pecador.
Os digo que Žste descendi— a su casa justificado antes que el otro;
porque cualquiera que se enaltece, ser‡ humillado; y el que se humilla ser‡
enaltecido.
Mirando a estas dos personas te puedes preguntar, ŇŔEn que grupo estoy?Ó
ŔTienes tu hermano, hermana, joven, un coraz—n contrito en este d’a de
la Santa Cena?
Salmos 51:17 Los
sacrificios de Dios son el esp’ritu
quebrantado; Al coraz—n contrito y humillado no despreciar‡s tś, oh
Dios.
16) Porque no contenderŽ para siempre,
ni para siempre me enojarŽ; pues decaer’a ante m’ el esp’ritu, y las almas que
yo he creado.
Aqu’ Dios est‡ diciendo que conoce nuestras debilidades. Y si se manda aflicciones, estas
aflicciones no van a durar mucho tiempo.
O por lo menos nos dar‡ la fuerza de aguantar las.
17) Por la iniquidad de su codicia me
enojŽ, y le her’, escond’ mi rostro y me indignŽ; y Žl sigui— rebelde por el
camino de su coraz—n.
Ahora est‡ hablando al pueblo de Jud‡ o sea los descendientes de
David. Muchos cayeron en la trampa
de la codicia, rompiendo el dŽcimo mandamiento.
Y se sufr’an por esto, pero Dios no iba a abandonar los.
18) He visto sus caminos; pero le
sanarŽ, y le pastorearŽ, y le darŽ consuelo a Žl y a sus enlutados;
Aunque cayeron en el pecado, Dios iba a trabajar con ellos. Y esto tiene mucho que ver con la santa
cena. Por esto muchos tratan de
confesar sus pecados, al Se–or, antes de tomar la santa cena, asumiendo el
papel del contrito de coraz—n, sabiendo que esto es lo Dios puede bendecir,
conforme a su palabra.
19) producirŽ fruto de labios: Paz,
paz al que est‡ lejos y al cercano, dijo Jehov‡; y lo sanarŽ.
Los que vienen a la mesa, con ese coraz—n quebrantado, honrando la
palabra de Dios, tienen la promesa de la paz.
Van a salir con gozo y con alabanza que Dios va a poner en su coraz—n.
Hermano, no es muy complicado, Dios ha sido muy claro en lo que quiere
de ti.
Miqueas 6:8 Oh
hombre, Žl te ha declarado lo que es
bueno, y quŽ pide Jehov‡ de ti: solamente hacer justicia, y amar
misericordia, y humillarte ante tu Dios.
Y ese tema va a continuar, hasta el fin del libro de Isa’as.
Isa’as 66:2 Mi
mano hizo todas estas cosas, y as’ todas
estas cosas fueron, dice Jehov‡; pero mirarŽ a aquel que es pobre y
humilde de esp’ritu, y que tiembla a mi palabra.
20-21) Pero los imp’os son como el mar
en tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo. No hay paz, dijo mi Dios, para los imp’os.
El pasaje est‡ hablando de dos grupos,
dos grupos que existan dentro el pueblo de Dios.
Y toca a cada uno de nosotros, preparando nos
para la Santa Cena, toca a cada persona preguntar, en toda honestidad, sin
ningśn auto enga–o, ŇŔEn que grupo estoy?Ó.
========================= Aplicaciones ====================
Recibimos grandes promesas en este
capitulo. Para un grupo la
paz est‡ garantizada. Aun en las
aflicciones Dios estar‡ a tu lado.
Pero para el otro grupo, la promesa
es la falta de paz, la garant’a de que la paz estar‡ lejos de ti.
Y si tu prefieres vivir lejos de la
autoridad de la palabra de Dios, esto puede ser tu futuro.
Pero si necesitas pedir ayuda, si es tu
deseo, vivir con el coraz—n contrito, que puede temblar delante de la palabra
de Dios, puedes pasar adelante en unos momentos, y oraremos para ti.
Y cerraremos, con un ejemplo mas de quŽ es
el coraz—n contrito.
Lucas 15:11-19 TambiŽn dijo: Un hombre ten’a dos hijos;
y el menor de ellos dijo a su padre: Padre,
dame la parte de los bienes que me corresponde; y les reparti— los bienes.
No muchos d’as despuŽs, junt‡ndolo todo el
hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y all’ desperdici— sus
bienes viviendo perdidamente.
Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una
gran hambre en aquella provincia, y comenz— a faltarle.
Y fue y se arrim— a uno de los ciudadanos de
aquella tierra, el cual le envi— a su hacienda para que apacentase cerdos.
Y deseaba llenar su vientre de las
algarrobas que com’an los cerdos, pero nadie le daba.
Y volviendo en s’, dijo: !!Cu‡ntos
jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aqu’ perezco de
hambre!
Me levantarŽ e irŽ a mi padre, y le dirŽ:
Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.
Ya no soy digno de ser llamado tu hijo;
hazme como a uno de tus jornaleros.
El muchacho vino humilde, quebrantado, como
no merec’a nada de su padre, pero estaba muy bien recibido.
ŔPuedes tu venir a tu Se–or as’,
quebrantado, humilde, pausa o estas
realmente en el otro grupo?
Vamos a orar!