3 de agosto de 18

Admirando La Princesa Linda

Cantares 7:1-13

 

En el libro de Isa’as, despuŽs de siglos de rebeld’a, de trasgresi—n y de idolatr’a, el pueblo realmente no era tan atractivo en los ojos de Dios, y el profeta present— su aspecto as’É

 

Isa’as 1:5-6   ŔPor quŽ querrŽis ser castigados aśn? ŔTodav’a

os rebelarŽis? Toda cabeza est‡ enferma, y todo coraz—n doliente.

 

Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en Žl cosa sana, sino herida, hinchaz—n y podrida llaga; no est‡n curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite.

 

Pero aun en aquella condici—n deplorable, Dios no abandon— a su pueblo.

 

Pero en el mensaje de hoy, Dios mirar‡ a su iglesia en otras condiciones.  Cristo est‡ mirando a su novia, con una a gran atracci—n.  Ella es, en sus ojos, irresistible.

 

1) !!Cu‡n hermosos son tus pies en las sandalias,

Oh hija de pr’ncipe! Los contornos de tus muslos son como joyas, Obra de mano de excelente maestro.

 

Hay que recordar que hace unos cap’tulos esa mujer de la poema ni deseaba salir de su cama para abrir la puerta para Žl. 

 

Pero Cristo no es un hombre comśn y corriente, que puede responder en una rabia sobre cosas peque–as.

 

1) !!Cu‡n hermosos son tus pies en las sandalias,

Oh hija de pr’ncipe! Los contornos de tus muslos son como joyas, Obra de mano de excelente maestro.

 

Como Isa’as empez— con los pies y continuaba a la cabeza viendo pura corrupci—n y suciedad, ahora, Cristo est‡ mirando a su iglesia con su pureza, empezando con sus pies.

 

Y desde este vers’culo, seguramente San Pablo hablaba de los pies, hermosos de los que llevan la buena nueva a las personas perdidas, en las garras del pecado.

Y acabamos de ver el mismo en nuestros estudios en Isa’as.

 

Isa’as 52:7    !!Cu‡n hermosos son sobre los montes los pies

del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que trae nuevas del bien, del que publica salvaci—n, del que dice a Sion: !!Tu Dios reina!

 

Nuestro texto viene en forma de un hombre admirando a su esposa bella, apreciando su belleza, pero esto tiene aplicaciones profundas para nosotros.

 

1) !!Cu‡n hermosos son tus pies en las sandalias,

Oh hija de pr’ncipe! Los contornos de tus muslos son como joyas, Obra de mano de excelente maestro.

 

En el sentido espiritual, son los pies que nos llevan al arrepentimiento, regresando nos a Dios, como el hijo prodigo regresando a su padre.

 

2) Tu ombligo como una taza redonda que no le falta bebida.

Tu vientre como mont—n de trigo cercado de lirios.

 

Puede ser que este es el capitulo con mas expresiones er—ticas y casi explicitas.  Y es para comunicar la gran atracci—n que Cristo ya tiene para ti, y para mi, como su iglesia.

 

Cuando Cristo dijo en..

 

Juan 14:3 Y si me fuere y os preparare lugar, vendrŽ otra

vez, y os tomarŽ a m’ mismo, para que donde yo estoy, vosotros tambiŽn estŽis.

 

Estaba hablando como un hombre, un carpintero, tomando tiempo para construir la casa de su nueva esposa.

 

2) Tu ombligo como una taza redonda que no le falta bebida.

Tu vientre como mont—n de trigo cercado de lirios.

 

Un vientre de trigo, es s’mbolo de algo fruct’fero.  Y es parte de la belleza de la iglesia, la realidad de que anda cambiando, mejorando las vidas de muchos.

 

El trigo es s’mbolo de algo fruct’fero, y los lirios de algo bello, atractivo a los ojos.  Y para la iglesia no as algo bello f’sicamente en sus templos o catedrales, sino en su impacto sobre el mundo.

3-4) Tus dos pechos, como gemelos de gacela.

Tu cuello, como torre de marfil; Tus ojos, como los estanques de Hesb—n junto a la puerta de Bat-rabim;

Tu nariz, como la torre del L’bano, que mira hacia Damasco.

 

Otra vez, estas comparaciones son de otra Žpoca, y de otra parte del mundo.  Por gran parte de la historia del mundo y hasta en otras partes, una mujer, digamos, llenita estaba considerada la mas bella.

 

Ahora, en la moda moderna, la atractiva puede ser un modelo al borde de la muerte por el hambre.

 

Pero el punto aqu’ es que el rey de reyes, est‡ muy impresionado con su esposa, porque en ella hay justicia y hay santidad.

 

Salmos 149:1-4 Cantad a Jehov‡ c‡ntico nuevo;

Su alabanza sea en la congregaci—n de los santos.

 

AlŽgrese Israel en su Hacedor;

Los hijos de Sion se gocen en su Rey.

 

Alaben su nombre con danza;

Con pandero y arpa a Žl canten.

 

Porque Jehov‡ tiene contentamiento en su pueblo; Hermosear‡ a los humildes con la salvaci—n.

 

5) Tu cabeza encima de ti, como el Carmelo;

Y el cabello de tu cabeza, como la pśrpura del rey

Suspendida en los corredores.

 

La pśrpura del rey era algo sumamente costoso.  Era una tinta que ten’an que sacar de caracoles del mar.

 

Hab’a una mujer en el nuevo testamento que prosperaba mucho en este negocio.

 

Hechos 16:14-15 Entonces una mujer llamada Lidia,

vendedora de pśrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Se–or abri— el coraz—n de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo dec’a.

 

Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rog— diciendo: Si habŽis juzgado que yo sea fiel al Se–or, entrad en mi casa, y posad. Y nos oblig— a quedarnos.

 

Ella trabajaba en el color de las familias reales, y de repente ella estaba en la familia real, la mas real que existe.

 

A lo mejor su casa estaba muy amplia, y por esto pudo obligar a los ap—stoles a quedar se con ella.

 

En Cristo, en un sentido espiritual estamos infinitamente ricos.

 

6) !!QuŽ hermosa eres, y cu‡n suave, oh amor deleitoso!

 

Ojala hay hermanos piadoso anticipando la Santa Cena para este domingo, pero puedes estar seguro, de que tu Se–or est‡ anticipando estos momentos preciosos, con su amada congregada.

 

7) Tu estatura es semejante a la palmera, y tus pechos a los racimos.

 

Un ‡rbol palmera, antes que nada tiene ra’ces.   No es como una mariposa que va de una flor a otra como hermanos que van de una iglesia a otra, siempre empezando de nuevo.

 

7) Tu estatura es semejante a la palmera, y tus pechos a los racimos.

 

TambiŽn la palmera, es muy derecha, muy alta, que tiene una visi—n sobre todo lo que est‡ pasando.  TambiŽn tienen frutas muy nutritivas en el medio oriente.

 

Las palmas, en las escrituras son s’mbolos de la alabanza.

Apocalipsis 7:9 DespuŽs de esto mirŽ, y he aqu’ una gran

multitud, la cual nadie pod’a contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos.

 

Y en este verso se ve algo de la base de la belleza de la iglesia, estamos vestidos, no es nuestra propia justicia, sino en la justicia de otro.  Y por lo tanto es una justicia infinitamente bella.

8) Yo dije: SubirŽ a la palmera, asirŽ sus ramas.

Deja que tus pechos sean como racimos de vid,

Y el olor de tu boca como de manzanas,

 

Es un poco mas grafico, pero no es nada vulgar.  Hermanos tenemos que recordar que la comparaci—n de Cristo y su iglesia con un hombre y su mujer, no fue invitado por hombres, no fue invento de predicadores creativos, pausa,

sino que Dios mismo que empleaba esa expresi—n.

 

Y claro en el sentido espiritual, no est‡ hablando del sexo, f’sico.

 

8) Yo dije: SubirŽ a la palmera, asirŽ sus ramas.

Deja que tus pechos sean como racimos de vid,

Y el olor de tu boca como de manzanas,

 

Cuando habla del olor de la boca, est‡ hablando de los besos, y el olor de su amante cuando Žl est‡ muy cerca de ella, y su respiraci—n est‡ acelerada.

 

9) Y tu paladar como el buen vino,

Que se entra a mi amado suavemente,

Y hace hablar los labios de los viejos.

 

Todo est‡ pasando muy suavemente, porque todo tiene un dise–o divino.  Y repito lo que dije antes.

 

Mucho de lo que los j—venes pueden aprender de las relaciones sexuales en el nuevo testamento es sobre las restricciones, las reglas, como cuando y con quien.

 

Pero esta parte del testamento antiguo, nos ense–a que la relaci—n entre el hombre y su mujer, debe ser algo de gran placer y de gozo sobre todo.

 

10) Yo soy de mi amado, y conmigo tiene su contentamiento.

 

Hermano, hermana te puedes concluir que Dios no va a encontrar su contentamiento con los musulmanes, ni con los budistas, ni con los hechiceros o los brujos.

 

El amor de Dios, el amor intimo es muy exclusivo.  El contentamiento de Dios est‡ en su iglesia, especialmente cuando ella est‡ andando en las santidad.

 

11) Ven, oh amado m’o, salgamos al campo, moremos en las aldeas.

Ahora ella quiere estar con Žl en todos lados.  Como a veces los que gu’an la alabanza nos despidan diciendo que nos vamos a salir de la iglesia, pero no de la presencia del Se–or.

 

Dios puede ayudar te en tu trabajo, en tus estudios en la casa cuando tienes que estar all’.

 

12) LevantŽmonos de ma–ana a las vi–as; veamos si brotan las vides, si est‡n en cierne, si han florecido los granados;

All’ te darŽ mis amores.

 

Aqu’ regresamos al simbolismo de la relaci—n fruct’fera.

 

Como en la relaci—n de una pareja joven, es normal que los ni–os llegan, como fruto del amor, de la misma manera nuestro amor con Cristo va a producir algo bello.

 

Juan 15:8 En esto es glorificado mi Padre, en que llevŽis

mucho fruto, y se‡is as’ mis disc’pulos.

 

Parte de estos frutos ser‡n los cambios que poco a poco van a aparecer en tu vida.

 

G‡latas 5:22-23 Mas el fruto del Esp’ritu es amor, gozo,

paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,  mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

 

Parte ser‡ el afecto que tenemos sobre este el mundo podrido.

 

Mateo 5:13-14  Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la

sal se desvaneciere, Ŕcon quŽ ser‡ salada? No sirve m‡s para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.

 

Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.

 

Evidentemente esto es muy importante para nuestro Se–or, porque viene con amonestaciones y con exhortaciones fuertes.

 

Finalmente, y lo mas dif’cil en nuestros tiempos es producir hijos e hijas que sigan con el Se–or, y no abandonan al Se–or en su primera oportunidad, saliendo de la casa.

 

Y por esto tenemos nuestra clase de cosmovisi—n en los miŽrcoles, otra vez, para ojala ayudar en esto.

 

13) Las mandr‡goras han dado olor, y a nuestras puertas hay toda suerte de dulces frutas, nuevas y a–ejas, que para ti, oh amado m’o, he guardado.

 

Otra vez las mandr‡goras, que encontramos en GŽnesis en las luchas entre Raquel y Lea.

 

Supongo que eran como los rom‡nticos que pongan velas y

pŽtalos de rosa en todos lados para un encuentro emocionante.

 

Pero estas practicas cambian un poco de un pa’s a otro, y de un siglo a otro.

 

------------------------- Conclusi—n ------------------------

 

Lo que podemos sacar de este capitulo, que puede ser nuevo para algunos, es la atracci—n profunda que Dios tiene para su iglesia.

 

Claro no es nada sexual, y a veces los hermanos tienen problemas pensando que forman parte de una esposa, pero es simplemente una par‡bola que puede comunicar mucho a nosotros.

 

Viendo lo que Cristo estaba dispuesto a hacer, con la corona de espinas, con los clavos en sus manos y sus pies, con la manera en que se aguantaba las burlas y las bofetadas, su amor por nosotros es completamente comprobado.

 

Y, finalmente, ha dado un ejemplo a todos los hermanos a seguir, con sus propias esposas.

 

Efesios 5:25-28 Maridos, amad a vuestras mujeres, as’

como Cristo am— a la iglesia, y se entreg— a s’ mismo por ella, para santificarla, habiŽndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,

 

a fin de present‡rsela a s’ mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.

 

As’ tambiŽn los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a s’ mismo se ama.

 

 

Hermano, el amor B’blico, el amor que es un gran ejemplo a todos, es un amor que puede sacrificar para otros.

 

Como sacerdote de tu casa, el sacrificio quemado, eres tu.

 

Y si tu puedes sacrificar a ti mismo, poniendo tus propios deseos a un lado, entonces puedes manifestar el amor de Cristo en tu casa.

 

1 Corintios 13:4-7   El amor es sufrido, es benigno; el amor

no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.

 

Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

 

Hermano, su tu quieres manifestar ese amor a tu hijos, dando les un ejemplo que jam‡s van a olvidar, puedes pasar en unos momentos y oraremos para ti.

 

Vamos a orar