13 de julio de 18
Los Pretextos De Los Verdaderos
Cantares 5:1-16
En el ultimo estudio, en la poema de este libro, la
pareja estaba como en su luna de miel.
Y el capitulo terminaba con la invitaci—n de la novia.
Cantares 4:16 Lev‡ntate,
Aquil—n, y ven, Austro;
Soplad en mi huerto,
desprŽndanse sus aromas.
Venga mi amado a su
huerto,
Y coma de su dulce fruta.
Y el cap’tulos de hoy, el cinco, abre con el novio
llegando, y celebrando hasta con sus amigos o sus familiares.
1) Yo
vine a mi huerto, oh hermana, esposa m’a;
He
recogido mi mirra y mis aromas;
He
comido mi panal y mi miel,
Mi
vino y mi leche he bebido.
Comed,
amigos; bebed en abundancia, oh amados.
Era un tiempo de gran comuni—n y por supuesto con
tiempo intimo con la amada, mas tarde.
Cristo, cuando ten’a tiempo de comuni—n o de cenas
intimas, tambiŽn com’a del panal de miel.
Un ejemplo ocurri— despuŽs de la resurrecci—n.
Lucas 24:39-43 Mirad mis manos y mis pies, que yo
mismo soy;
palpad, y ved; porque un
esp’ritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.
Y diciendo esto, les
mostr— las manos y los pies. Y
como todav’a ellos, de gozo, no lo cre’an, y estaban maravillados, les dijo:
ŔTenŽis aqu’ algo de comer?
Entonces le dieron parte
de un pez asado, y un panal de miel. Y Žl lo tom—, y comi— delante de ellos.
Eran juntos, otra vez, depuse del horror de la
crucifixi—n, y estaban compartiendo la comuni—n, en victoria y en gozo.
Pero nuestra historia va a presentar un peligro
aqu’. Y va a hablar de los
pretextos, no de los falsos, sino que hasta los verdaderos pueden anunciar sus pretextos.
Hay que pensar un poco sobre la primera Santa Cena
antes de la muerte de Cristo. pausa Ten’an gran comuni—n con el Se–or,
en privado, todos comiendo juntos.
Pero poco despuŽs, casi todos los disc’pulos estaban
abandonando al Maestro. Pedro,
conforme a la profec’a negaba a su Se–or con juramentos y con fuertes
palabrotas.
Cuando Cristo los exhortaba a orar y a velar, todos
estaban dormidos en poco tiempo.
ŔPero cual es el punto? pausa Cuando pasamos tiempo, muy cerca del Se–or, disfrutando su
presencia en gran manera, se puede pasar por tiempos peligroso despuŽs.
Y la poema de este libro ahora va a ilustrar los
sentimientos de todo esto.
2) Yo
dorm’a, pero mi coraz—n velaba.
Es la voz de mi amado que
llama:
çbreme, hermana m’a, amiga
m’a, paloma m’a, perfecta m’a,
Porque mi cabeza est‡ llena
de roc’o,
Mis cabellos de las gotas
de la noche.
El amado ha venido de lejos, como de viaje, y todo
el tiempo estaba pensando en su esposa, la que se llama tambiŽn su hermana y su
amiga, su perfecta.
Y ya hemos visto que esto es porque en el pueblo
B’blico la mujer es much’simo mas que un objeto, o una sirviente, ella es como
un co-igual, aun cuando est‡ sujetada a su esposo.
2) Yo
dorm’a, pero mi coraz—n velaba.
Es la voz de mi amado que
llama:
çbreme, hermana m’a, amiga
m’a, paloma m’a, perfecta m’a,
Porque mi cabeza est‡ llena
de roc’o,
Mis cabellos de las gotas
de la noche.
El amado esta afuera, pidiendo acceso a ella, y no
va a entrar por la fuerza.
Viajando por la noche, cerca del mar, hay brisas y
neblinas, tal vez un poco de
lluvia. Y el esposo desea entrar, salir
del fr’o, y del mojado para estar con su querida.
Y no olvida hermana, hermano, que esto est‡ hablando
de Cristo, el omnipotente, deseando pasar tiempo contigo, el deseo de su
coraz—n.
Lo que muchos creen una cita de este pasaje aparece
en el libro de Apocalipsis.
Apocalipsis 3:20 He
aqu’, yo estoy a la puerta y llamo;
si alguno oye mi voz y
abre la puerta, entrarŽ a Žl, y cenarŽ con Žl, y Žl conmigo.
Hermana, gran parte del prop—sito de tu existencia
es tener comuni—n con tu creador, pasar tiempo juntos. Y la pregunta es, que Ŕsi Cristo viene
tocando a tu puerta, lo vas a abrir, o vas a salir con los pretextos de los verdaderos?
3) Me
he desnudado de mi ropa; Ŕc—mo me he de vestir?
He
lavado mis pies; Ŕc—mo los he de ensuciar?
Ella, en ves de ir a la puerta, en vez de abrir y
abrasar el que vino de viaje para ver la, pausa
se quede en la cama, publicando sus pretextos.
3) Me
he desnudado de mi ropa; Ŕc—mo me he de vestir?
He
lavado mis pies; Ŕc—mo los he de ensuciar?
Por el momento, en su ego’smo, solamente se piensa
en ella misma, en su comodidad.
Y esto es la causa del fracaso de muchos
matrimonios. En vez de pensar en la
otra persona, pensando, ŇA lo mejor est‡ cansado, su cabello est‡ mojado, tiene
deseos de estar conmigoÓ.
En vez de pensar en sus deseos, los deseos de su
esposo, solamente se piensa en ella misma.
San Pablo, hablando de ese tema, seguramente
pensando en esa poema, escribi—.
1 Corintios 7:3-5 El
marido cumpla con la mujer el deber
conyugal, y asimismo la
mujer con el marido.
La mujer no tiene potestad
sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad
sobre su propio cuerpo, sino la mujer.
No os neguŽis el uno al
otro, a no ser por algśn tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos
sosegadamente en la oraci—n;
y volved a juntaros en
uno, para que no os tiente Satan‡s a causa de vuestra incontinencia.
Tan grave es esa forma de ego’smo, que San Pablo
dice que te puedes dar una ventaja a Satan‡s, con sus tentaciones.
Entonces para sumar, despuŽs de un tiempo de
comuni—n, uni—n y amor, el ser humano en su carne, puede caer en los ego’smos,
no pensando en su pareja, sino solamente en si mismo, y esto es un peligro.
3) Me
he desnudado de mi ropa; Ŕc—mo me he de vestir?
He
lavado mis pies; Ŕc—mo los he de ensuciar?
Ella simplemente no se levantaba.
Ahora lo que va a pasar puede ser un sue–o, como en
un capitulo anterior. Tiene el
car‡cter de un sue–o, pero aun as’ es la palabra de Dios, y puede instruir nos
mucho.
4) Mi
amado meti— su mano por la ventanilla,
Y mi
coraz—n se conmovi— dentro de m’.
Simb—licamente, esto nos ense–a que Cristo tiene la
llave que puede abrir nuestro coraz—n, otra vez en Apocalipsis.
Apocalipsis 3:7 Escribe
al ‡ngel de la iglesia en
Filadelfia: Esto dice el
Santo, el Verdadero, el que tiene la
llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre:
Una vez metiendo su mano por la ventanilla, como que
deseaba abrir por si mismo, ella, de repente estaba disponible a recibir
lo. PeroÉ.
5) Yo
me levantŽ para abrir a mi amado,
Y mis
manos gotearon mirra,
Y mis
dedos mirra, que corr’a
Sobre
la manecilla del cerrojo.
Cuando Žl se meti— su mano, se dejaba una fragancia
muy rica.
Ahora ella no estaba jugando con el sue–o, no estaba
pensando solamente en ella misma sino que estaba dispuesta a recibir lo con un
gran abrazo, Ápero!...
6)
Abr’ yo a mi amado; pero mi amado se hab’a ido, hab’a ya pasado; Y tras su
hablar sali— mi alma. Lo busquŽ, y no lo hallŽ; Lo llamŽ, y no me respondi—.
Ahora, el esposo no estaba esperando mas, sino que
se hab’a retirado. Y ella estaba
sola, que Ŕera lo que se querr’a, no?, pero ahora no, Ámil veces no!
El Esp’ritu Santo est‡ usando la relaci—n entre un
hombre y su mujer para ilustrar el amor que Dios tiene para su pueblo, pero hay
una gran diferencia entre la relaci—n de dos amados humanos y una relaci—n con
el infinito.
En cada relaci—n humana, las dos personas tienen sus
defectos, no hay perfecci—n en ninguna de los dos.
Pero en nuestra relaci—n con el Se–or, Žl es
perfecto, y por lo tanto tenemos que tener mucho cuidado en la manera en que
manejamos la relaci—n.
Efesios 4:30 Y
no contristŽis al Esp’ritu Santo de Dios,
con el cual fuisteis
sellados para el d’a de la redenci—n.
Si es necesario luchar para mantener un buen
matrimonio con un ser humano, Ŕcuanto mas tenemos que luchar, si queremos una
buena relaci—n co el Se–or?
2 Pedro 1:3-7 Como
todas las cosas que pertenecen a la vida
y a la piedad nos han sido
dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llam— por
su gloria y excelencia,
por medio de las cuales
nos ha dado preciosas y grand’simas promesas, para que por ellas llegaseis a
ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupci—n que
hay en el mundo a causa de la concupiscencia;
vosotros tambiŽn, poniendo toda diligencia por esto
mismo, a–adid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento,
dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la
piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
Si deseamos una relaci—n saludable con el Se–or, la
diligencia ser‡ necesaria.
7) Me
hallaron los guardas que rondan la ciudad;
Me
golpearon, me hirieron; me quitaron mi manto de encima los guardas de los
muros.
Una mujer corriendo por las calles en la media noche
era un esc‡ndalo, dando la apariencia de que era una prostituta.
Y esta vez los guardas eran mas duros con ella, pero
realmente ella no va a quejar se de esto.
Pero cuando estamos flojos en nuestra relaci—n con
el Se–or, estas cosas extra–as pueden pasar, aun si esto era actualmente un
Sue–o, no importa, el punto es claro.
8) Yo
os conjuro, oh doncellas de JerusalŽn, si hall‡is a mi amado, que le hag‡is
saber que estoy enferma de amor.
Hablando con las doncellas de JerusalŽn, ella no
hablaba de su mal trato con los guardas, sino que solamente quiere encontrar
otra vez su amado.
El hecho de que Žl ha retirado de ella, cuando lo
deseaba, era para ella ahora, insoportable. Lo de los guardas era lo de menos. Solamente se pensaba en su amado.
ŔY tu hermana, hermano, puedes pasar d’as enteros,
sin pensar en el amado?
9)
ŔQuŽ es tu amado m‡s que otro amado,
Oh la m‡s hermosa de todas
las mujeres?
ŔQuŽ es tu amado m‡s que
otro amado,
Que as’ nos conjuras?
Es dif’cil saber los motivos de estas doncellas de JerusalŽn
con estas preguntas, pero parece, que eran bastante sabias, y que entendieron
algo del amor.
Porque por el resto del capitulo, la amada, va a
hablar de su amado, y simplemente hablando de Žl, se va a calmar se.
Y esto puede pasar con los Cristianos sinceros. Cuando hablan de su Amado con otros, o
hasta cuando hablan con su Amado en la oraci—n, sus problemas, de repente
pueden estar olvidados.
10)
Mi amado es blanco y rubio, se–alado entre diez mil.
Espiritualmente en el libro de Apocalipsis, Cristo
brillaba de luz.
Apocalipsis 1:14-15 Su
cabeza y sus cabellos eran blancos
como blanca lana, como
nieve; sus ojos como llama de fuego; y sus pies semejantes al bronce bru–ido,
refulgente como en un horno; y su voz como estruendo de muchas aguas.
As’ que esto no tenia nada que ver con el color de
su piel, sino del car‡cter de su persona.
11)
Su cabeza como oro fin’simo; sus cabellos crespos, negros como el cuervo.
Ella puede ver todo esto en su mente, porque
solamente pensaba en Žl.
12)
Sus ojos, como palomas junto a los arroyos de las aguas,
Que
se lavan con leche, y a la perfecci—n colocados.
Para los verdaderos
los ojos de Cristo son como palomas, pero para los falsos, y para los
incrŽdulos, ser‡n como antorchas.
13)
Sus mejillas, como una era de especias arom‡ticas, como fragantes flores; sus labios,
como lirios que destilan mirra fragante.
ŔHermana, hermano, tu puedes hablar con otro sobre
el amado? ŔO es Cristo, para ti,
solamente una colecci—n de doctrinas?
14)
Sus manos, como anillos de oro engastados de jacintos;
Su
cuerpo, como claro marfil cubierto de zafiros.
Ella percib’a belleza en todos los aspectos de su
apariencia, porque se mostraban la gloria y la fuerza a la vez.
15)
Sus piernas, como columnas de m‡rmol fundadas sobre basas de oro fino; su
aspecto como el L’bano, escogido como los cedros.
Ella entraba en muchos detalles, pero en fin, se va
a saber que las palabras simplemente no son adecuadas.
16)
Su paladar, dulc’simo, y todo Žl codiciable. Tal es mi amado, tal es mi amigo, Oh doncellas de JerusalŽn.
Todo de Žl es codiciable, porque sin defecto. As’ que estas doncellas de JerusalŽn
eran bien consejeras, porque dejando la hablar, ya ella era mas calmada.
------------------------- Conclusi—n ------------------------
Hemos visto varias veces que se ense–a en este libro
que Dios tiene un gran deseo de pasar tiempo, intimo contigo.
Hay hermanos, y hermanas que vivan muy ocupados en
su servicio incansable al Se–or, pero al fin y al cabo no pueden dejar todo
para estar con Žl, por ejemplo, en el libro de Lucas.
Lucas 10:38-42 Aconteci— que yendo de camino, entr—
en una
aldea; y una mujer llamada
Marta le recibi— en su casa.
Esta ten’a una hermana que
se llamaba Mar’a, la cual, sent‡ndose a los pies de Jesśs, o’a su palabra.
Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y
acerc‡ndose, dijo: Se–or, Ŕno te da cuidado que mi hermana me deje servir sola?
Dile, pues, que me ayude.
Respondiendo Jesśs, le
dijo: Marta, Marta, afanada y turbada est‡s con muchas cosas.
Pero s—lo una cosa es
necesaria; y Mar’a ha escogido la buena parte, la cual no le ser‡ quitada.
Mar’a estaba haciendo algo sumamente importante, a
los pies de Cristo, pero para Marta, todo era trabajo y servicio.
ŔY tu hermana? Tienes tu tiempo intimo con
Cristo? ŔO estas siempre ocupada
con tus trabajos?
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Otra cosa que hemos visto en este capitulo es que
hay un peligro de simplemente no responder a la llamada del Se–or.
Lucas 14:15-20 Oyendo esto uno de los que estaban
sentados
con Žl a la mesa, le dijo:
Bienaventurado el que coma pan en el reino de Dios.
Entonces Jesśs le dijo: Un
hombre hizo una gran cena, y convid— a muchos.
Y a la hora de la cena
envi— a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo est‡ preparado.
Y todos a una comenzaron a
excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te
ruego que me excuses.
Otro dijo: He comprado
cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses.
Y otro dijo: Acabo de
casarme, y por tanto no puedo ir.
Estos son como los pretextos de la mujer del capitulo de hoy.
Pero por lo menos ella se arrepent’a, con rapidez, y
regresaba a su amor por su Se–or.
Los pretextos de ella eran
los pretextos de una verdadera en la
fe.
Lo triste es que hay personas que sigan con sus pretextos todas sus vidas, confiando,
presumiendo que siempre habr‡ mas tiempo de hacer su compromiso con Cristo,
ÁdespuŽs!
Y como el novio vino con su cabeza cubierta de
roc’o, Cristo viene, despuŽs de la corona de espinas, con su cabeza rociada con
sangre.
Vers’culo
2 Porque mi cabeza
est‡ llena de roc’o,
Mis
cabellos de las gotas de la noche.
Los que sigan rechazando a ese amado, caigan en gran
peligro.
Y si esto ha sido tu situaci—n, y si est‡s viviendo
en esa forma de peligro, queremos orar para ti, terminando el servicio.
Vamos
a orar