1 de julio de 18
El Poder De La
Santidad
Isa’as 52:1-15
Introducci—n
En el ultimo estudio, vimos claramente como el pueblo de Dios estaba
en un estado muy, pero muy bajo.
Como fue presentado en el ultimo verso.
Isa’as 51:23 Y lo
pondrŽ en mano de tus angustiadores,
que dijeron a tu alma: Incl’nate, y pasaremos por encima de ti. Y tś
pusiste tu cuerpo como tierra, y como camino, para que pasaran.
El pueblo estaba en el polvo, atropellado por sus angustiadores. ŔPero como llegaron a una condici—n tan
bajo?
Es que por siglos, antes de estar arrastrados a Babilonia, el pueblo
de Dios estaba enredado en las practicas del mundo, en sus creencias en sus
idolatr’as, y en su carnalidad.
Y abandonando la vida de la santidad,
perd’a finalmente el poder de la
santidad. Pero esto tenia que
llegar a su fin.
1) Despierta, despierta, v’stete de
poder, oh Sion; v’stete tu ropa hermosa, oh JerusalŽn, ciudad santa; porque
nunca m‡s vendr‡ a ti incircunciso ni inmundo.
Es como que Dios no puede soportar esto, viendo su pueblo tan
derrotado, sin poder alguno. Dios no puede soportar ver su pueblo
burlado y arruinado por los malvados del mundo.
Y hay razones. Es que
Dios tiene su nombre atado a nosotros, y cuando nosotros estamos atropellados
por el mundo, el nombre de Dios est‡ blasfemado.
2) Sacśdete del polvo; lev‡ntate y
siŽntate, JerusalŽn; suelta las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sion.
Dios no quiere ver su pueblo siempre ca’do en el polvo. Pero as’ estamos aun hoy en d’a, en
muchas partes, con grandes nśmeros de hermanos, en este pa’s, mas y mas
enredados en las fascinaciones de este mundo, adoptando su manera de pensar, y
creyendo en su redefinici—n de la ŇmoralidadÓ.
2) Sacśdete del polvo; lev‡ntate y
siŽntate, JerusalŽn; suelta las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sion.
Cuando dice siŽntate, es porque sentado, como en un trono es una
posici—n de reinar, y de ejercer dominio.
Y muchas veces Cristo hablaba as’ con sus disc’pulos.
Lucas 22:28-30 Pero vosotros sois
los que habŽis
permanecido conmigo en mis pruebas. Yo, pues, os asigno un reino, como mi Padre me lo asign— a
m’, para que com‡is y beb‡is a mi mesa en mi reino, y os sentŽis en tronos
juzgando a las doce tribus de Israel.
Caminando fielmente con Cristo, produc’a un poder, el poder de la
santidad, que resulta en posiciones de dominio, y no de la derrota.
TambiŽn en el libro de Apocalipsis, Cristo hablando.
Apocalipsis 2:26-29 Al que
venciere y guardare mis obras
hasta el fin, yo le darŽ autoridad sobre las naciones, y las regir‡
con vara de hierro, y ser‡n quebradas como vaso de alfarero; como yo tambiŽn la
he recibido de mi Padre; y le darŽ la estrella de la ma–ana. El que tiene o’do, oiga lo que el
Esp’ritu dice a las iglesias.
Y as’ Dios quiere ver su pueblo, libre, y reinando.
2) Sacśdete del polvo; lev‡ntate y
siŽntate, JerusalŽn; suelta las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sion.
Claro, en el contexto de Isa’as, est‡ hablando del fin del cautiverio,
pero habla a ti, y a mi hermano, terminando nuestro cautiverio, o sea nuestra
fascinaci—n con este mundo de corrupci—n.
3) Porque as’ dice Jehov‡: De balde
fuisteis vendidos; por tanto, sin dinero serŽis rescatados.
Aqu’ Dios sabe que la libertad de su pueblo, parec’a algo incre’ble, o
algo muy dif’ciles de creer. Por
esto Dios daba sus razones convincentes.
Babilonia no pagaba nada por estos esclavos robados, del pueblo de
Dios. Y seria completamente justo
para Dios, traer los otra vez a la gloriosa libertad.
4) Porque as’ dijo Jehov‡ el Se–or: Mi
pueblo descendi— a Egipto en tiempo pasado, para morar all‡, y el asirio lo
cautiv— sin raz—n.
Otra vez el Esp’ritu de Dios estaba recordando la esclavitud de
Egipto, y comparando esto con sus problemas del momento.
Y da el nombre asirio, a lo que iba a pasar en Babilonia, porque el
reino de Babilonia, salio de los asirios.
En Egipto, la familia de Jacob ya estaba all’, vinieron voluntariamente
para escapar de una gran hambre.
Pero estos asiros, simplemente robaron el pueblo de su lugar.
ŔCual es el punto? Dios
estaba diciendo ŇNo hay nada justo para detener me de un rescate r‡pidoÓ. Y todo esto era para animar el pueblo
que estaba, por el momento, como las iglesias ahora, en el polvo, hablando
culturalmente.
5) Y ahora ŔquŽ hago aqu’, dice
Jehov‡, ya que mi pueblo es llevado injustamente? Y los que en Žl se
ense–orean, lo hacen aullar, dice Jehov‡, y continuamente es blasfemado mi
nombre todo el d’a.
Ahora vamos a encontrar muchos pasajes en este capitulo, citados en el
nuevo testamento. ŔPero como
estaba el nombre de Dios, blasfemado en Babilonia?
Es que los hebreos ten’an escrituras que hablaban de un gran Dios, un
Dios de rescates gloriosos. Pero
ahora ellos estaban aplastados, esclavos, atropellados mas y mas.
Y por esto sus angustiadores pudieron burlar de ellos, preguntando,
ŇŔY tu gran Dios, donde est‡ ahora?Ó
Y vimos esto tambiŽn en los salmos.
Salmos 137:3 Y los
que nos hab’an llevado cautivos nos
ped’an que cant‡semos, Y los que nos hab’an desolado nos ped’an
alegr’a, diciendo: Cantadnos algunos de los c‡nticos de Sion.
Es como que se burlaban diciendo, ŇŔAcaso ustedes no tienen canciones
sobre ese gran Dios, ese Dios que ya no existe, porque no se cantan unos de
estos Salmos santos de este Dios fantasma, que ha perdido todo su poder?Ó
Y el mundo moderno puede hacer el mismo con nosotros.
ÁOiga! ŔDonde est‡ este
gran Dios de que hablas? No vez
como que ustedes dan luz a muchos hijos sin estar casados, no vez que tu
j—venes en muchos casos pertenecen a nosotros, que creen nuestras ense–anzas,
uno dice que es homosexual, otra lesbiana y otra mas quiere cambiar su genero? ŔY los que ya est‡n en las drogas?
ŔD—nde est‡ ese gran Dios de que hablas, y porque Žl no puede dar un
poco mas protecci—n a tus hijos, si aun existe?Ó
Pero este verso tambiŽn est‡ citado en el nuevo testamento.
5) Y ahora ŔquŽ hago aqu’, dice
Jehov‡, ya que mi pueblo es llevado injustamente? Y los que en Žl se
ense–orean, lo hacen aullar, dice Jehov‡, y continuamente es blasfemado mi
nombre todo el d’a.
Pablo observaba en el libro de Romanos, que muchos jud’os hablaban de
la ley de Dios, pero el poder de la
santidad no estaba en sus vidas, y por esto el nombre de Dios estaba
blasfemado.
Romanos 2:23-24 Tś que te jactas
de la ley, Ŕcon
infracci—n de la ley deshonras a Dios?
Porque como est‡ escrito, el nombre de Dios es blasfemado entre los
gentiles por causa de vosotros.
Y otra vez podemos ver, que en
la santidad hay poder pero enredando nos en el mundo, hay cautiverio, hay servidumbre,
y blasfemia del santo nombre de Dios.
6) Por tanto, mi pueblo sabr‡ mi
nombre por esta causa en aquel d’a; porque yo mismo que hablo, he aqu’ estarŽ
presente.
El anuncio aqu’ es que esto no puede continuar. No solamente por amor a nosotros, sino
lo mas importante que todo por la gloria de Dios, y la honra de su nombre.
Y Dios dice que su nombre ser‡ conocido como poderoso y glorioso. Otra vez llegamos a un verso bien
conocido.
7) !!Cu‡n hermosos son sobre los
montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que
trae nuevas del bien, del que publica salvaci—n, del que dice a Sion: !!Tu Dios
reina!
En el libro de Romanos, San Pablo aplicaba esto a la predicaci—n del
evangelio. ŔPero que est‡ diciendo
aqu’?
Cuando llegaba el momento de la libertad del cautiverio, esto iba a ser
una gran noticias. TambiŽn esto
est‡ en los salmos.
Salmos 126:1-3 Cuando Jehov‡
hiciere volver la cautividad
de Sion, seremos como los que sue–an.
Entonces nuestra boca se llenar‡ de risa,
Y nuestra lengua de alabanza;
Entonces dir‡n entre las naciones:
Grandes cosas ha hecho Jehov‡ con Žstos.
Es que los enemigos del reino no pudieron burlar para siembre, sino
que el nombre de Dios iba a estar restaurado.
La salvaci—n en Cristo es algo maravillosa para nosotros, una vida
nueva, libertad de las cadenas, y en algunos caso libertad de vicios, pero esto
no es lo mas importante.
Lo mas importante es el impacto sobre el santo nombre de Dios, que
est‡ glorificado en todo esto.
7) !!Cu‡n hermosos son sobre los
montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que
trae nuevas del bien, del que publica salvaci—n, del que dice a Sion: !!Tu Dios
reina!
ŔY que es esto de los pies hermosos? Es que las noticias iban a llegar hasta a los que moraban en
las ruinas de JerusalŽn, de que el pueblo iba a regresar para reconstruir.
Y los pies en aquellos tiempos eran sucios por el polvo, pero llegando
con esa noticias iban a proclamar, hasta sus pies ser’an hermosos.
Y los pies tambiŽn representan tu manera de caminar, en santidad, tus pies ya no te llevan a
los lugares de carnalidad como antes.
Marcos 9:45 Y,
si tu pie te hace pecar, c—rtatelo. M‡s
te vale entrar en la vida cojo que ser arrojado con los dos pies al
infierno.
Es que por la restauraci—n de la santidad,
iban a experimentar una restauraci—n
de poder.
8) !!Voz de tus atalayas! Alzar‡n la
voz, juntamente dar‡n voces de jśbilo; porque ojo a ojo ver‡n que Jehov‡ vuelve
a traer a Sion.
Participo en un estudio B’blico con lideres de otras iglesias, y
siempre digo que el Žxodo de Babilonio es mas glorioso que el Žxodo de Egipto.
Y algunos no vean esto.
Algunos hablan de las plagas, y el mar rojo, y la muerte de los soldados
de Egipto y dicen que Dios estaba mas glorificado en el primer Žxodo.
Pero los que tienen mas tiempo en la palabra est‡n de acuerdo conmigo,
que este segundo Žxodo es mas glorioso porque es una transici—n a la llegada de
Cristo como veremos aun en este capitulo.
No olvidan, hermanos, estamos ya en el capitulo 52 de Isa’as y el
capitulo 53 que sigue solamente habla de Cristo Jesśs, sus sufrimientos y sus
Žxitos.
9) Cantad alabanzas, alegraos
juntamente, soledades de JerusalŽn; porque Jehov‡ ha consolado a su pueblo, a
JerusalŽn ha redimido.
Esto est‡ diciendo que su tiempo de la derrota ha pasado. Que otra vez iban a experimentar
seguridad y prosperidad. Pero esto
solamente puede estar mantenido, cuando el pueblo de Dios anda en la santidad.
Otra vez enredando se en el mundo, menospreciando la palabra de Dios,
pueden experimentar otra vez la derrota.
10) Jehov‡ desnud— su santo brazo ante
los ojos de todas las naciones, y todos los confines de la tierra ver‡n la
salvaci—n del Dios nuestro.
Aunque los angustiadores en Babilonia burlaban, esto no pudo
continuar, sino que habr’a evidencia de que nuestro Dios reina. Y que su poder es siempre infinito.
Pero aun el brazo de Dios no es simplemente poderoso, sino que es un
brazo santo. Hasta en Dios hay poder, porque hay santidad. Y esto nunca va a cambiar porque Dios
siempre es santo. Tres veces
santo.
11) Apartaos, apartaos, salid de ah’,
no toquŽis cosa inmunda; salid de en medio de ella; purificaos los que llev‡is
los utensilios de Jehov‡.
Esto es tanto una llamada al poder,
como es una llamada a la santidad. Babilonia, como el mundo presente, era
un lugar sucio, espiritualmente hablando.
Daniel y sus amigos, a lo mejor leyendo este capitulo, deseaban
mantener se separados de toda aquella suciedad.
Daniel 1:5-8 Y les se–al—
el rey raci—n para cada d’a, de
la provisi—n de la comida del rey, y del vino que Žl beb’a; y que los
criase tres a–os, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey.
Entre Žstos estaban Daniel, Anan’as, Misael y Azar’as, de los hijos de
Jud‡.
A Žstos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar;
a Anan’as, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azar’as, Abed-nego.
Y Daniel propuso en su coraz—n no contaminarse con la porci—n de la
comida del rey, ni con el vino que Žl beb’a; pidi—, por tanto, al jefe de
los eunucos que no se le obligase a contaminarse.
Y en toda la vida de Daniel, podemos reconocer gran poder, Ŕpero porque? La vida de Daniel era poderosa porque la vida de Daniel era santa.
11) Apartaos, apartaos, salid de ah’, no
toquŽis cosa inmunda; salid de en medio de ella; purificaos los que llev‡is los
utensilios de Jehov‡.
Y otra vez este pasaje aparece en el nuevo testamento cuando San Pablo
hablaba de los peligros del yugo desigual.
2 Corintios 6:14-18 No os
un‡is en yugo desigual con los
incrŽdulos; porque ŔquŽ compa–erismo tiene la justicia con la
injusticia? ŔY quŽ comuni—n la luz con las tinieblas?
ŔY quŽ concordia Cristo con Belial? ŔO quŽ parte el creyente con el
incrŽdulo?
ŔY quŽ acuerdo hay entre el templo de Dios y los ’dolos? Porque
vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo:
HabitarŽ y andarŽ entre ellos, Y serŽ
su Dios, Y ellos ser‡n mi pueblo.
Por lo cual, Salid de en medio de
ellos, y
apartaos, dice el Se–or,
Y no toquŽis lo
inmundo; Y yo os
recibirŽ, Y serŽ para vosotros por
Padre, Y vosotros me serŽis hijos e
hijas, dice el Se–or Todopoderoso.
Una y otra vez, es evidente que el poder de Dios viene con la separaci—n, o sea con la santidad de Dios.
12) Porque no saldrŽis apresurados, ni
irŽis huyendo; porque Jehov‡ ir‡ delante de vosotros, y os congregar‡ el Dios
de Israel.
Saliendo de Egipto ten’an que irse con algo de prisa, porque el fara—n
iba a cambiar su mente en el ultimo momento, y seguir los.
Pero saliendo de Babilonia, o sea de Persa despuŽs de la derrota de
Babilonia seria diferente. Dios
iba a inclinar el gran emperador, a pagar por todo, y a proteger el regreso del
pueblo de Dios.
Y ahora, vamos a hacer la transici—n, comprobando que el Žxodo de un
poder terrenal es simb—lico del gran Žxodo, del poder del mundo y su pecado.
Porque desde aqu’, y en todo el capitulo que sigue, Isa’as va a hablar
solamente de Cristo Jesśs.
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13) He aqu’ que mi siervo ser‡
prosperado, ser‡ engrandecido y exaltado, y ser‡ puesto muy en alto.
Esto empieza hablando de la exaltaci—n de Cristo, como fue resucitado
y tom— su lugar a la diestra de Dios.
Pero primeramente tenia que estar humillado, derramando su sangre para
ti, hermano, hermana, joven, para producir en ti el poder de la santidad.
Cristo ahora tiene un nombre que es sobre todo nombre, pero para llegar
a esa exaltaci—n, Žl tenia que estar primeramente sacrificado.
14-15) Como se asombraron de ti
muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura
m‡s que la de los hijos de los hombres, as’ asombrar‡ Žl a muchas naciones; los
reyes cerrar‡n ante Žl la boca, porque ver‡n lo que nunca les fue contado, y
entender‡n lo que jam‡s hab’an o’do.
Esto habla de la manera en que Cristo estaba golpeado, y sangriento
por la corona de espinos. Habla de
c—mo era dŽbil, despuŽs de pasar las noches luchando en la oraci—n.
Pero Cristo hizo lo que tenia que hacer, y lo hizo exitosamente.
La salvaci—n de Cristo ahora va a todas partes del mundo, y sigue
asombrando a los lideres.
En algunas partes la iglesia est‡ baja, como aqu’ en los estados
unidos, pero en otras partes est‡ creciendo de manera asombrosa.
Hasta que hoy en d’a hay pa’ses pobres que mandan sus misioneros aqu’,
a nosotros, un pa’s que en los ojos de muchos hermanos alrededor del mundo , a
un pa’s ciado el en paganismo.
========================== Conclusi—n =====================
El coraz—n del mensaje del evangelio parece
en el vers’culo siete.
7) !!Cu‡n hermosos son sobre los
montes los pies del que trae alegres nuevas, del que anuncia la paz, del que
trae nuevas del bien, del que publica salvaci—n, del que dice a Sion: !!Tu Dios
reina!
Nuestro Dios est‡ reinando. El hombre no tiene el poder de salvar a
si mismo, sino que la salvaci—n es regalo de Dios, como una expresi—n de su poder.
Efesios 2:8-10 Porque por gracia sois salvos por medio de
la fe; y esto no de vosotros, pues es don de
Dios; no por obras, para que nadie se glor’e.
Porque somos hechura suya, creados en Cristo
Jesśs para buenas obras, las cuales Dios prepar— de antemano para que
anduviŽsemos en ellas.
Dios es soberano, y hasta nuestra fe,
salvadora, ha sido un regalo no merecido.
Hasta el arrepentimiento est‡ presentado como don de Dios varias veces
en el libro de Hechos.
Las buenas obras, est‡n importantes, pero
son la consecuencia y no la causa de nuestra posici—n con Dios.
Y entendiendo lo as’, podemos descansar en el
poder de Dios. Nosotros no estamos salvando a nosotros mismos, sino que Dios
est‡ haciendo algo glorioso en nosotros, para la gloria de su nombre.
Y ahora pasando a la Santa Cena, en este
mismo contexto, en el capitulo que sigue, podemos ver mas de los sufrimientos y
del Žxito de Cristo. Leyendo en el mismo contexto.
Isa’as 53:3-6 Despreciado y desechado entre los hombres,
var—n de dolores, experimentado en
quebranto; y como que escondimos de Žl el rostro, fue menospreciado, y no lo
estimamos.
Ciertamente llev— Žl nuestras enfermedades,
y sufri— nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de
Dios y abatido.
Mas Žl herido fue por nuestras rebeliones,
molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Žl, y por su
llaga fuimos nosotros curados.
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas,
cada cual se apart— por su camino; mas Jehov‡ carg— en Žl el pecado de todos
nosotros.
En fin, todo el estudio sobre el escape de
Babilonia era simb—lico de un escape mas glorioso.
Cristo compr— con sus sangre, compr— para
ti, y para mi, un perd—n de neutras rebeliones, y la capacidad de caminar en el
poder de la santidad.
Cristo no vino solamente para destruir la
culpabilidad de tus pecados, sino que muri— para destruir el poder del pecado
en tu vida.
Vamos a orar!