29 de junio de 18
La Bandera Del Amor
Cantares 2:1-17
Recordamos que estamos estudiando la canci—n
suprema. Salom—n escribi— muchas
canciones, pero solamente esta ha sido grabada en las escrituras.
1 Reyes 4:30-32 Era
mayor la sabidur’a de Salom—n que la
de todos los orientales, y
que toda la sabidur’a de los egipcios.
Aun fue m‡s sabio que
todos los hombres, m‡s que Et‡n ezra’ta, y que Hem‡n, Calcol y Darda, hijos de
Mahol; y fue conocido entre todas las naciones de alrededor.
Y compuso tres mil
proverbios, y sus cantares fueron mil cinco.
Salom—n escribi— mil cinco cantares pero solamente Žsta
lleva el nombre, Cantar de los cantares.
Y como cuando hablamos del Se–or de los se–ores o del Rey de los reyes,
estamos hablando de algo supremo, algo śnico.
1) Yo soy la rosa de Sar—n, y el lirio de
los valles.
Es normal para Cristo empezar un anuncio con el ŇYo
SoyÓ.
Yo
soy el pan de vida
Yo
soy la luz del mundo
Yo
soy la puerta
Yo
soy la resurrecci—n y la vida
Yo
soy la vid, vosotros los p‡mpanos
Y todo esto solamente del libro de San Juan, para
comunicar ciertos puntos por medio de par‡bolas, o comparaciones con cosas
comunes y entendibles.
Y por esto, hemos concluido como muchos por toda la
historia de la iglesia que este libro de Cantares, aunque habla del amor entre
un hombre y su mujer, tambiŽn por par‡bola, habla del amor entre Cristo y su
iglesia.
1) Yo soy la rosa de Sar—n, y el lirio de
los valles.
No cualquiera rosa, sino una rosa especial,
fragrante, de belleza y del color de la sangre.
2)
Como el lirio entre los espinos, as’ es mi amiga entre las doncellas.
Ese hombre reconoce que su novia, su amiga tiene
muchos espinos en su alrededor.
Hemos visto ya en el capitulo uno como ella tenia problemas de familia.
Cantares 1:6 No
reparŽis en que soy morena,
Porque el sol me mir—.
Los hijos de mi madre se
airaron contra m’;
Me pusieron a guardar las
vi–as;
Y mi vi–a, que era m’a, no
guardŽ.
Ella era insegura de su apariencia, por haber estado
quemado en el sol, trabajando tanto afuera, que era normal en el caso de una
persona pobre.
Pero su amante notaba algo especial en ella.
2)
Como el lirio entre los espinos, as’ es mi amiga entre las doncellas.
Podemos llegar a Cristo como personas da–adas, por
haber vivido en un mundo oscuro, maldecido, como lleva el sentido de la palabra
ŇespinosÓ en GŽnesis.
GŽnesis 3:17-18 Y
al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a
la voz de tu mujer, y
comiste del ‡rbol de que te mandŽ diciendo: No comer‡s de Žl; maldita ser‡ la
tierra por tu causa; con dolor comer‡s de ella todos los d’as de tu vida.
Espinos y
cardos te producir‡, y comer‡s plantas del campo.
Muchos hermanos, hermanas, j—venes y hasta ni–os
vienen a Cristo, ya da–ados por su ambiente de espinos, pero no importa, Cristo
muri— para rescatar nos de la maldici—n.
G‡latas 3:13-14 Cristo
nos redimi— de la maldici—n de la
ley, hecho por nosotros
maldici—n (porque est‡ escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero,
para que en Cristo Jesśs
la bendici—n de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe
recibiŽsemos la promesa del Esp’ritu.
Y as’ est‡ la iglesia en los ojos de Cristo, es algo
sumamente bello, pero casi atrapada entre los espinos.
Pero ella no va a morar entre los espinos para
siempre, y avanzando en la santificaci—n, estos espinos tendr‡n cada vez menos
impacto sobre ella.
3)
Como el manzano entre los ‡rboles silvestres,
As’
es mi amado entre los j—venes; bajo la sombra del deseado me sentŽ, y su fruto
fue dulce a mi paladar.
Un ‡rbol de manzana era algo raro en el medio
oriente, simplemente no ten’an agua suficiente para esa forma de fruto.
Cuando eran presentes eran normalmente en la
propiedad de un rico. Para un pobre
ser’a imposible traer el agua necesaria para tal lujo.
Pero conociendo mas y mas de Cristo, por medio de su
palabra, y tambiŽn por medio de a–os de experiencia con Žl, descubrimos mas y
mas aspectos sorprendentes de su persona.
Descubrimos que es fiel a sus promesa, que contesta
nuestras oraciones, aunque no siempre en la manera o en el tiempo que hemos
esperado.
Descubrimos que es paciente, pero firme cuando tiene
que corregir nos.
Descubrimos que realmente es capaz de suplir todas
nuestras necesidades, aun las mas profundas.
Filipenses 4:19 Mi
Dios, pues, suplir‡ todo lo que os
falta conforme a sus
riquezas en gloria en Cristo Jesśs.
Y aprendiendo a confiar en todo esto, nosotros de
repente seremos diferentes, menos sujetados a los temores como los del
mundo. Y en esto, hay una
atracci—n en nosotros, y el nombre del Se–or est‡ glorificado.
4) Me
llev— a la casa del banquete, y su bandera sobre m’ fue amor.
En el amor de este libro, se hablan mucho la pareja comiendo
juntos. Y entre los jud’os,
solamente se com’an con personas conocidas, del mismo pacto.
Comer juntos era una forma de compa–erismo
santo. Y es propio, reconociendo
que el primer pecado tenia algo que ver con la comida.
Y por supuesto la iglesia ha visto en este
simbolismo, una referencia a la Santa Cena, con los del mismo pacto, como algo
intimo, de la mejor cercan’a que podemos alcanzar en esto mundo de espinos.
4) Me
llev— a la casa del banquete, y su bandera sobre m’ fue amor.
Cuando el pueblo de Dios andaba por el desierto, las
tribus andaban con los suyos. Los
de Reuben ten’an su propio campamento, los de Zabul—n se quedaban en otro.
Para un ni–o seria f‡cil perder se entre las muchas
tribus, pero sobre cada campamento hab’a una bandera grande con el nombre de la
tribu.
Y el ni–o aprend’a identificar se con esa gran
familia.
Pero para nosotros, los de la fe en Cristo, tenemos
una bandera mas esplendida, la bandera
del amor.
5)
Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas;
Porque
estoy enferma de amor.
Ella aqu’, estaba en el noviazgo pero aun no era
casada. Pero era enferma de
amor. Ella deseaba estar con su
novio, completamente, pero aun no era tiempo. Se tenia que esperar.
Tenia que aguantar se con los dones, que su novia ha
mandado.
Cristo tambiŽn ha mandado dones
Efesios
4:11-12 Y Žl mismo
constituy— a unos, ap—stoles;
a otros, profetas; a
otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los
santos para la obra del ministerio, para la edificaci—n del cuerpo de Cristo.
Y nosotros que aun vivan como lirios entre los
espinos, tenemos que conformarnos con los Dones del Se–or, los medios de
nutrici—n que nos han mandado, la palabra, los sacramentos, del bautismo y la
santa cena, la oraci—n y el ayuno, y sobre todo el compa–erismo con otros
hermanos sinceros.
6) Su
izquierda estŽ debajo de mi cabeza, y su derecha me abrace.
Hab’a algo de cari–o entre ellos, pero como pareja,
es muy probable que todo esto era en publico, y no en privado. Porque como siempre era correcto
esperar la noche de la boda, y no ceder a las tentaciones antes.
7) Yo
os conjuro, oh doncellas de JerusalŽn,
Por
los corzos y por las ciervas del campo,
Que
no despertŽis ni hag‡is velar al amor,
Hasta
que quiera.
Ella estaba enterada de los peligros, de las
tentaciones, y hablaba de esto entre las otras doncellas.
Porque en la antigźedad, la comunidad entera ayudaba
a los novios de no caer en la tentaci—n, si aun no eran casados.
8)
!!La voz de mi amado! He aqu’ Žl viene
Saltando
sobre los montes, brincando sobre los collados.
Y aunque aun estaban en el noviazgo, ten’an deseos
apasionados de estar en la presencia de su amor.
El amado va a venir, no importa los obst‡culos,
tiene un deseo fuerte de ver a su amada.
9) Mi
amado es semejante al corzo, O al cervatillo.
Helo
aqu’, est‡ tras nuestra pared, Mirando por las ventanas,
Atisbando
por las celos’as.
Estos animales son venados, que pueden mover con
gran rapidez, escapando de todo peligro y saltando sobre obst‡culos para llegar
a su destino.
Y cuando Cristo vino por su amada, tampoco le
importaba los obst‡culos, sean golpes, sean insultos, sean clavos, o espinas, o
lanzas. Vino por su amor, y no hab’a poder que pudiera detener lo.
10)
Mi amado habl—, y me dijo: Lev‡ntate, oh amiga m’a, hermosa m’a, y ven.
Ahora podemos ver que era la temporada. Era la temporada del amor, en que todos
los animales pensaban en el mandamiento de fructificad y multiplicaos.
11-12)
Porque he aqu’ ha pasado el invierno, se ha mudado, la lluvia se fue; se han
mostrado las flores en la tierra,
El
tiempo de la canci—n ha venido, y en nuestro pa’s se ha o’do la voz de la
t—rtola.
La t—rtola era un p‡jaro, que no estaba presente
todo el a–o.
Su presencia era se–al de la primavera.
Aqu’ donde vivimos las sazones no son muy
diferentes, pero en otras partes, es un gran alivio, salir del invierno, para
disfrutar otra vez la naturaleza.
Y claro esto est‡ hablando de un hombre y su novia,
pero regresando a la par‡bola, muchos hermanos durante los siglos, han agarrado
este estudio, en sus ultimas mesas de la vida, sabiendo que estaban ya
llamados, por su amado.
13)
La higuera ha echado sus higos, y las vides en cierne dieron olor; lev‡ntate,
oh amiga m’a, hermosa m’a, y ven.
Hay hermanos que mueren sufriendo por diferentes
enfermedades, tambiŽn llenos de drogas.
Pero otros mueren en paz, sabiendo que han peleado
la buena batalla, que han guardado la fe.
Y con pasajes como este, esperan su salida.
14)
Paloma m’a, que est‡s en los agujeros de la pe–a, en lo escondido de escarpados
parajes, muŽstrame tu rostro, hazme o’r tu voz; porque dulce es la voz tuya, y
hermoso tu aspecto.
A veces nosotros podemos sentir el deseo de venir a
la iglesia para alabar, para recibir lo nutritivo en el compa–erismo y en la
palabra.
Pero tienes que entender hermana, hermano, que si tu
tienes el deseo de estar en la presencia de tu Se–or, que Žl tambiŽn est‡
esperando el mismo. Y puede ser
para Žl una tristeza, si esto no sea una prioridad para ti. O si vienes sin agradecimiento, y
pasi—n.
15)
Cazadnos las zorras, las zorras peque–as, que echan a perder las vi–as; porque
nuestras vi–as est‡n en cierne.
El libro hablar‡ mucho de frutas. Y las uvas en cierne son muy delicadas. Son casi listas.
Y por esto vienen las zorras, que pueden destruir
mucho.
Esto es algo que podemos aplicar a la pareja, y a
nuestra relaci—n con Cristo tambiŽn.
A veces en la relaci—n de una pareja, uno o los dos
ya est‡n sumamente ocupados en algo.
Y ni tiene que ser algo malo.
Puede ser un trabajo importante, o hasta un ministerio.
Pero devorando todo tu tiempo, estas actividades,
estas zorras peque–as pueden da–ar la vid, estorbando el fruto.
O cuando todo se convierta en una rutina, y el
esposo y la esposa se toman todo por sentado, perdiendo la magia, el
agradecimiento de la relaci—n, perdiendo el primer amor, es evidencia que otras
zorras peque–as han entrado.
15)
Cazadnos las zorras, las zorras peque–as, que echan a perder las vi–as; porque
nuestras vi–as est‡n en cierne.
Y por supuesto las zorras peque–as pueden da–ar tu
relaci—n con Cristo. Unas de las
mas destructivas te lleva a la fascinaci—n con este mundo.
Santiago 4:4 !!Oh
almas adślteras! ŔNo sabŽis que la
amistad del mundo es
enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se
constituye enemigo de Dios.
Y por supuesto, Santiago no hablaba de un adulterio
f’sico, sexual, sino, como el hermano carnal de Cristo, entendi— como Cristo
era celoso para los suyos.
15)
Cazadnos las zorras, las zorras peque–as, que echan a perder las vi–as; porque
nuestras vi–as est‡n en cierne.
Y tambiŽn, en tu relaci—n con el Se–or, puedes estar
muy ocupado, tan ocupado que no tienes ni tiempo ni deseo para un tiempo de
devoci—n con tu salvador.
Y para hombres que caigan en la tentaci—n de la
pornograf’a, o el vicio, se abran las puertas a las zorras.
16)
Mi amado es m’o, y yo suya; El apacienta entre lirios.
Pero los que realmente pertenecen al Se–or, van a
declarar la guerra en contra de las zorras peque–as. Y en un sentido se puede llamar esta la guerra espiritual.
Hermano, Ŕest‡s levantando tu escudo de la fe, para
apagar los dardos de fuego que vienen a tu mente, de la arca del enemigo?
ŔEst‡s tomando cautivo cada pensamiento negativo que
el diablo est‡ tratando e meter en tu mente?
ŔEst‡s caminando como un soldado armado, o
desarmado?
2 Corintios 10:3-5 Pues
aunque andamos en la carne, no
militamos segśn la carne; porque
las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la
destrucci—n de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta
contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la
obediencia a Cristo.
Tienes que entender hermano, hermana, que si te avances
mucho en tu relaci—n con Cristo, puedes estar bajo ataques, a veces.
Hay que aprender cazar las zorras, las zorras
peque–as, que echan a perder las vi–as.
Porque tu ni eres due–o de ti mismo, sino como posesi—n del Rey, est‡s
siempre un blanco del enemigo.
1 Corintios 6:19-20 ŔO
ignor‡is que vuestro cuerpo es templo
del Esp’ritu Santo, el
cual est‡ en vosotros, el cual tenŽis de Dios, y que no sois vuestros?
Porque habŽis sido
comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
esp’ritu, los cuales son de Dios.
Hay que tener mucho cuidado en c—mo est‡s empleando
tu tiempo, en esta tierra de espinos.
17)
Hasta que apunte el d’a, y huyan las sombras,
vuŽlvete,
amado m’o; sŽ semejante al corzo, o como el cervatillo Sobre los montes de
Beter.
Ella no estaba negando a su amado, sino que
confirmando que para la intimidad completa tenia que esperar, el tiempo
apuntando, o sea, el tiempo del amor.
------------------------- Conclusi—n ------------------------
En dos d’as, estaremos celebrando la Santa
Cena. Cristo estar‡ aqu’,
disfrutando tu presencia.
Como dice en el vers’culo 9 Žl estar‡ mirando te por
las ventanas. pausa Y los sacramentos son como ventanas, que nos dan una vista al
amado.
Y finalmente, los que andan cerca de Cristo, no van
a vivir en el temor de la muerte.
Porque cuando viene el tiempo, sea temprano o sea muy
lejano, solamente vamos a estar juntos con nuestro Se–or.
San Pablo entend’a esto, y su deseo era ir se, y
estar con Cristo, pero no era aun, su tiempo.
Filipenses 1:21-24 Porque
para m’ el vivir es Cristo, y el
morir es ganancia.
Mas si el vivir en la
carne resulta para m’ en beneficio de la obra, no sŽ entonces quŽ escoger.
Porque de ambas cosas
estoy puesto en estrecho, teniendo deseo
de partir y estar con Cristo, lo cual es much’simo mejor; pero quedar en la
carne es m‡s necesario por causa de vosotros.
Hermano, hermana si tu deseo es vivir en el amor de
Cristo, experimentando lo, no simplemente en doctrinas sino en realidad,
entonces queremos orar para ti.
Y si tu quieres perder todo el temor de la muerte,
venga cuando venga, tambiŽn queremos orar para tu paz, para tu tranquilidad
total.
Vamos
a Orar