7 de marzo de 2015

 

ŇLos Publicanos Y Las RamerasÓ

Mateo 21:28-31

 

Nuestro Se–or Cristo Jesśs, tenia una manera muy original, muy creativa, muy impactante, de exponer la hipocres’a.

 

Una vez dio este ejemplo breve.

 

Mateo 21:28-31 Pero ŔquŽ os parece? Un hombre ten’a dos

hijos, y acerc‡ndose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi vi–a.

 

Respondiendo Žl, dijo: No quiero; pero despuŽs, arrepentido, fue.

 

Y acerc‡ndose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo Žl, dijo: S’, se–or, voy. Y no fue.

 

ŔCu‡l de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesśs les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.

 

ŔQuien eran estos publicanos y rameras?  Los publicanos, en el nuevo testamento eran cobradores de impuestos, y normalmente eran bien corruptos, y llenos de avaricia.

 

Por esto nadie querr’a realmente asociar se con ellos. Pasaban su tiempo con otros criminales. Las rameras eran prostitutas. 

 

Mujeres que tentaron a los hombres a romper sus votos matrimoniales, adulterando los sentimientos de los hombres, que deber’an de estar pasando su tiempo con sus esposas.

 

ŔPero como es posible que Cristo dijo que estas personas, las personas mas despreciadas, mas corruptas en la sociedad estaban entrando en el reino de Dios, antes de los religiosos?

 

Miramos otra vez al texto, tratando de entender, ŔQuŽ ventaja ten’an los publicanos, y las rameras, para entrar antes que otos en el reino de Dios?

 

Mateo 21:28-31 Pero ŔquŽ os parece? Un hombre ten’a dos

hijos, y acerc‡ndose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi vi–a.

 

29 Respondiendo Žl, dijo: No quiero; pero despuŽs, arrepentido, fue.

 

30 Y acerc‡ndose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo Žl, dijo: S’, se–or, voy. Y no fue.

 

31 ŔCu‡l de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesśs les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios.

 

Ahora es un poco mas claro.  Existe mucha hipocres’a entre los que hacen una profesi—n de la fe religiosa.

 

Muchos crean que ya est‡n bien, porque una vez supuestamente recibieron al Se–or, o porque vivan en una familia de Cristianos y sus padres son piadosos.

 

O tal vez han sido bautizados, o aun han participado en alguna forma de ministerio.  Pero si aun vivan con sus deseos mas en el mundo que en las cosas de Dios est‡n enga–ados.

 

Si aun vivan para la inmoralidad sexual, para el vicio, para el robo, si son desobedientes a sus padres, faltando les respeto a cada cuando, entonces est‡n en gran peligro.

 

Puede ser que han experimentando una conversi—n falsa, y que solamente andan enga–ando se, y lo que realmente necesitan es nacer de nuevo para vivir como nuevas creaturas.

 

2 Corintios 5:17     De modo que si alguno est‡ en Cristo,

nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aqu’ todas son hechas nuevas.

 

ŔAhora pues, quŽ de los publicanos y las rameras?  ŔC—mo es que ellos ten’an alguna forma de ventaja, entrando en el reino de Dios?

 

 

 

Es que un publicano que andaba robando, una ramera, que ganaba su vida vendiendo su cuerpo, no pudo enga–ar se a si mismo tan f‡cilmente.  Es mas f‡cil para tales personas entender que su vidas son desastres.

 

Y cuando estas oyen del regalo de la salvaci—n que Cristo est‡ extendiendo a todos, estas personas pueden ver que es algo que ellos realmente necesitan, desesperadamente.

 

Ellos saben que ya su vida es un fracaso, y que necesitan una manera de arreglar su situaci—n con Dios.

 

Hay millones de hip—critas que tambiŽn necesitan nacer de nuevo, de convertir se a la fe verdadera, a romper con su amor del pecado, pero ellos no lo hacen, porque crean que ya son buenos, que ya est‡n convertidos, aunque la conversi—n jam‡s ha ocurrido.

 

Cristo andaba contando muchas par‡bolas como esta, porque no querr’a ver a personas queridas, tal vez personas como tu, sorprendidas en el ultimo momento, descubriendo que en realidad no estaban bien con Dios.

 

Que su esperanza era una fantasma, y que jam‡s han sido trasformadas por el esp’ritu Santo.

 

TambiŽn San Pablo ense–aba del mismo cuando dijo.

 

2 Corintios 13:5     Examinaos a vosotros mismos si est‡is

en la fe; probaos a vosotros mismos. ŔO no os conocŽis a vosotros mismos, que Jesucristo est‡ en vosotros, a menos que estŽis reprobados?

 

Es que tanto Cristo como San Pablo trabajaba entre personas Cristianas, que pensaron que ya estaban bien con Dios, pero era evidente a todo el mundo que su conversi—n era falsa.

 

Y es dif’cil reconocer esto, cuando uno est‡ lleno de orgullo y de su auto estima.  Una piensa as’É

 

ŇŔQue? ŔYo tengo que arrepentir me ya?  ŔAcaso estoy apenas empezando con el Se–or?Ó 

 

ŇYo pensŽ que ya era una persona buena, claro no soy perfecto, tengo mis fornicaciones y mis vicios pero Dios conoce mi coraz—nÓ

 

 

Y as’ se enga–an a sus propios corazones, dejando el trabajo del auto reexaminaci—n y el arrepentimiento a otro tiempo, pensando que ya est‡n bien, mas o menos.

 

Es un estado sumamente peligroso, y mantenido por el orgullo y por el amor secreto del pecado.

 

Por esto Cristo ense–aba mucho, sobre las personas que iban a venir al gran d’a del juicio sorprendidos del estado actual de sus almas.

 

Mateo 7:21-23  No todo el que me dice: Se–or, Se–or,

entrar‡ en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que est‡ en los cielos.

 

Muchos me dir‡n en aquel d’a: Se–or, Se–or, Ŕno profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

 

Y entonces les declararŽ: Nunca os conoc’;

apartaos de m’, hacedores de maldad.

 

Esto ser‡ un p‡nico horrible, llagar al ultimo momento, pensando que estabas bien, hasta llamando el Juez, Se–or, Se–or, solamente para descubrir que has sido reprobado para toda la eternidad.

 

Y Cristo no solamente hablaba as’ aqu’, sino en el libro de Lucas.

Lucas 13:22-28 Y alguien le dijo: Se–or, Ŕson pocos los que

se salvan? Y Žl les dijo:

 

Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurar‡n entrar, y no podr‡n.

 

DespuŽs que el padre de familia se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecŽis a llamar a la puerta, diciendo: Se–or, Se–or, ‡brenos, Žl respondiendo os dir‡: No sŽ de d—nde sois.

 

Entonces comenzarŽis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas ense–aste.  Pero os dir‡: Os digo que no sŽ de d—nde sois; apartaos de m’ todos vosotros, hacedores de maldad.

 

Otra vez, la gran sorpresa, cuando no hay tiempo de corregir nada.  El tiempo de corregir es ahora.

En el tiempo de NoŽ, sabemos que hab’a mas lugar en su barca, despuŽs de meter todos las parajes de animales, pero los malvados no escucharon, no prestaban atenci—n ni a las palabra de Noe, ni al ejemplo de su vida.

 

A lo mejor muchos se burlaban del viejo, como muchos burlan hoy d’a de la palabra de Dios.

 

Pero finalmente se empez—, el gran diluvio, y era muy tarde, porque Dios mismo cerr— la puerta, y despuŽs de esto no habr’a remedio alguno.

 

GŽnesis 7:15-17 Vinieron, pues, con NoŽ al arca, de dos

en dos de toda carne en que hab’a esp’ritu de vida.

 

Y los que vinieron, macho y hembra de toda carne vinieron, como le hab’a mandado Dios; y Jehov‡ le cerr— la puerta.

 

Y fue el diluvio cuarenta d’as sobre la tierra; y las aguas crecieron, y alzaron el arca, y se elev— sobre la tierra.

 

Una vez viendo la puerta cerrada, es muy tarde recapacitar, solamente quedaba el juicio.

 

ŔComo est‡ contigo amigo, se–ora, joven, en este d’a? ŔEs posible que estas enga–ando te a ti mismo?  ŔPensando que ya estas bien con tu Dios mientras jam‡s ha sido realmente convertido de veras, cuando jam‡s has nacido de nuevo?

 

Nosotros predicamos de estos temas inc—modos, solamente porque esto era el tema en la boca de Cristo Jesśs en todos los evangelios.  Esto fue el tema de casi todas las par‡bolas.

 

Como dice en el libro de HebreosÉ

 

Hebreos 12:14  Seguid la paz con todos, y la santidad, sin

la cual nadie ver‡ al Se–or.

 

Si tu aun no estas seguro, de tu estado eterno, hay hermanos aqu’ dispuestos a orar contigo, y guiar te en el principio de aquella seguridad.   

 

Amen.