25 de mayo de 18

Conociendo Tus Debilidades

Proverbios 30:1-17

 

En actualidad, los proverbios de Salom—n se terminaron con el ultimo capitulo.  Este capitulo treinta, con el treintiuno vienen de otros sabios de los cuales sabemos muy poco.

 

1) Palabras de Agur, hijo de JaquŽ; la profec’a que dijo el var—n a Itiel, a Itiel y a Ucal.

 

Y se creen que llamando esto una profec’a, es mas que las meditaciones de un sabio antiguo, sino que es algo que es actualmente la pura palabra de Dios.

 

Salom—n era el mas sabio de todos, en la antigŸedad, pero el mundo conoci— otros sabios de renombre.

 

1 Reyes 4:29-31 Y Dios dio a Salom—n sabidur’a y

prudencia muy grandes, y anchura de coraz—n como la arena que est‡ a la orilla del mar.

 

Era mayor la sabidur’a de Salom—n que la de todos los orientales, y que toda la sabidur’a de los egipcios.

 

Aun fue m‡s sabio que todos los hombres, m‡s que Et‡n ezra’ta, y que Hem‡n, Calcol y Darda, hijos de Mahol; y fue conocido entre todas las naciones de alrededor.

 

Pero ahora regresando a AgurÉ

2-3) Ciertamente m‡s rudo soy yo que ninguno,

Ni tengo entendimiento de hombre.  Yo ni aprend’ sabidur’a,

Ni conozco la ciencia del Santo.

 

Ese hombre conoc’a suficiente de las profundidades del conocimiento, que se pudo percibir la magnitud de su ignorancia.

 

Este hombre conoc’a sus limitaciones y conoc’a sus debilidades.

 

Su manera de hablar tiene algo en comœn con el ap—stol San Pablo.  San Pablo viv’a una vida de constante dedicaci—n, y de santidad, pero hablando de si mimo dijoÉ

1 Timoteo 1:15 Palabra fiel y digna de ser recibida por

todos: que Cristo Jesœs vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.

 

Y claro cuando habl— de si mismo como el primero o mas grande de los pecadores, hablaba de su estado antes, cuando persegu’a a las iglesia.

 

1 Corintios 15:9     Porque yo soy el m‡s peque–o de los

ap—stoles, que no soy digno de ser llamado ap—stol, porque persegu’ a la iglesia de Dios.

 

Todo el mundo sabia que San Pablo era el ap—stol mas productivo mas energŽtico, mas doctrinal que todos.  Pero hablando de si mismo se pudo hablar en tŽrminos muy bajos.

 

Como este sabio, AgurÉ

 

2-3) Ciertamente m‡s rudo soy yo que ninguno,

Ni tengo entendimiento de hombre.  Yo ni aprend’ sabidur’a,

Ni conozco la ciencia del Santo.

 

Este hombre era en realidad muy avanzado, avanzado en la sabidur’a, como en el conocimiento de Dios.

 

Pero conociendo que ampli— es la palabra, que profundo es la naturaleza de nuestro Dios, se sent’a como que apenas estaba empezando.

 

ÀPero como podemos aplicar esto?

 

Estudiando la biblia, muchos hermanos con tiempo en el Se–or, se aburran.  Se creen, ÒYa se todo esto.  Ya se lo que el pastor va a decir, seguramente no hay nada para mi en este estudio porque ya lo se.Ó

 

Esto fue la actitud de una iglesia entera en el libro de..

 

Apocalipsis 3:14-17  Y escribe al ‡ngel de la iglesia en

Laodicea: He aqu’ el AmŽn, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creaci—n de Dios, dice esto:  Yo conozco tus obras, que ni eres fr’o ni caliente. !!Ojal‡ fueses fr’o o caliente!  Pero por cuanto eres tibio, y no fr’o ni caliente, te vomitarŽ de mi boca.

 

Porque tœ dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tœ eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.

 

El arrogante ya cree que no se falta nada, pero el sabio siempre est‡ dispuesto a aprender mas, por esto dice Agur..

 

4) ÀQuiŽn subi— al cielo, y descendi—?

ÀQuiŽn encerr— los vientos en sus pu–os?

ÀQuiŽn at— las aguas en un pa–o?

ÀQuiŽn afirm— todos los tŽrminos de la tierra?

ÀCu‡l es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?

 

Ese hombre conoc’a algo de la grandeza de Dios, pero viendo la grandeza infinita, sabia que apenas estaba empezando.

 

San Pablo fue levantado al tercer cielo y regresando ni pudo mencionar lo que pas— all‡.

 

2 Corintios 12:2-4   Conozco a un hombre en Cristo, que hace

catorce a–os (si en el cuerpo, no lo sŽ; si fuera del cuerpo, no lo sŽ; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo.

 

Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sŽ; Dios lo sabe), que fue arrebatado al para’so, donde oy— palabras inefables que no le es dado al hombre expresar.

 

Desde los cielos, Cristo puede ver todo, sabe c—mo todo va a terminar.  Aqu’ nosotros tenemos informaci—n muy limitada y por lo tanto tenemos que confiar, y caminar por fe y no por vista.

 

El conocimiento del hombre es sumamente limitado, pero confiando en la pura palabra de Dios, como ni–os, podemos tener acceso a algo de la grandeza.

 

Pero siempre ser‡ algo inescrutable, conociendo nuestros debilidades en todo esto.  Como veremos pronto en Isa’asÉ

 

 

 

Isa’as 55:8-9  Porque mis pensamientos no son vuestros

pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehov‡.

 

Como son m‡s altos los cielos que la tierra, as’ son mis caminos m‡s altos que vuestros caminos, y mis pensamientos m‡s que vuestros pensamientos.

 

Conocer algo con certeza es imposible para el hombre si no puede conocer todo.  Pero esa verdad tiene una excepci—n.  Si uno tiene revelaci—n de parte de uno que si sabe todo, entonces es posible, para nosotros, los seres limitados, es posible para nosotros saber cosas con seguridad absoluta.

 

5-6) Toda palabra de Dios es limpia; El es escudo a los que en Žl esperan.  No a–adas a sus palabras, para que no te reprenda, Y seas hallado mentiroso.

 

Es claro que ese sabio entend’a algo del valor de la palabra de Dios, y como es necesario recibir y aceptar todo, como viniendo con autoridad.  Como dijo CristoÉ

 

Mateo 4:4 No s—lo de pan vivir‡ el hombre, sino de toda

palabra que sale de la boca de Dios.

 

O como dijo San PabloÉ

 

2 Timoteo 3:16-17    Toda la Escritura es inspirada por Dios,

y œtil para ense–ar, para redarguir, para corregir, para instruir en justicia,

a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

 

ÀPero que hacen muchos hermanos en nuestros tiempos?

 

Dicen ÒSi, la Biblia contiene la palabra de Dios, pero no se puede creer todoÓ.

 

ÒClaro no se puede creer todo lo que dice sobre la creaci—nÓ.

 

ÒY no se puede aceptar las leyes antiguas y b‡rbaras que dijeron que la homosexualidad era un crimenÓ.

 

ÒPodemos creer la palabra, si, pero solamente en parteÓ.

 

 

Pero Agur no era as’, sino que tenia una gran reverencia por la palabra de Dios en su totalidad.

 

5-6) Toda palabra de Dios es limpia; El es escudo a los que en Žl esperan.  No a–adas a sus palabras, para que no te reprenda, Y seas hallado mentiroso.

 

Y ahora, vamos aprender algo de las oraciones de este sabio.  Y esto puede ser una sorpresa para algunos.  Y te puedes preguntar, ÒÀAcaso he orado as’ una vez en mi vida?Ó

 

7) Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera:

 

Su oraci—n tendr‡ dos partes, y hay algo de urgencia.  Este hombre conoce sus debilidades, y quiere alcanzar algo, antes de su muerte.

 

7-8) Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera: Vanidad y palabra mentirosa aparta de m’;

No me des pobreza ni riquezas; MantŽnme del pan necesario;

 

ÀHermano, alguna vez has pedido a Dios, no me des riqueza?

Tampoco desea la pobreza, sino que lo que es adecuado, porque ese sabio conoce sus debilidades.

 

Muchos pueden ver en las oraciones de este hombre, el Padre Nuestro que Cristo dio a sus disc’pulos.  Cristo, el œnico que era mas sabio que Salom—n.

 

Mateo 6:9-11   Vosotros, pues, orarŽis as’: Padre nuestro que

est‡s en los cielos, santificado sea tu nombre.

 

Venga tu reino. H‡gase tu voluntad, como en el cielo, as’ tambiŽn en la tierra.

 

El pan nuestro de cada d’a, d‡noslo hoy.

 

Cristo nos instru’a pedir lo adecuado, para servir y avanzar en su reino.  Pero ahora Agur dar‡ sus razones.

 

7-8) Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera: Vanidad y palabra mentirosa aparta de m’;

No me des pobreza ni riquezas; MantŽnme del pan necesario;

No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ÀQuiŽn es Jehov‡? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.

 

Ahora dice que no quiso blasfemar el nombre de Dios, apartando se de los caminos de la santidad.

 

Conoc’a sus debilidades.  En la gran riqueza se pudo olvidar de su Dios, sintiendo independiente.  En la pobreza extrema pudo caer en la tentaci—n de robar, tomando el nombre de su Dios en vano.

 

Estas son las oraciones de un sabio.

 

Y tambiŽn pide la protecci—n de la vanidad y de la mentira. 

 

Hermanos, grandes cantidades de los cat‡strofes sociales que tenemos ahora, es porque la gente creen en las mentiras, y en las vanidades.

 

Si miras a unos diez minutos de la televisi—n modera con discernimiento, puedes contar cientos de mentiras, hasta en los comerciales.

 

Los que andan confundidos sobre su genero, han abandonado la doctrina de la creaci—n.  Si Dios te ha creado como un hombre y no una mujer, Dios tenia sus razones.

 

Nosotros estamos bombardeados con mentiras y con vanidades mas que en cualquier otra Žpoca de la historia humana. ÀPero cuantos de nosotros oramosÉ?

 

Vanidad y palabra mentirosa aparta de m’

 

Este hombre deseaba estar preservado en la santidad, como Cristo nos ordenaba orarÉ

 

Mateo 6:13 Y no nos metas en tentaci—n, mas l’branos del mal.

 

Hay muchos paralelos aqu’ entre Cristo y Agur.

 

Y no es accidente que esa forma de sabidur’a estaba reservada hasta el fin, despuŽs de meses en la sabidur’a de Salom—n, porque en el principio no Žramos preparados para esto.

 

Tal vez algunos aun no est‡n preparados para esto.  Y si esto es tu caso, quiero orar para ti terminando el servicio.

 

10) No acuses al siervo ante su se–or, No sea que te maldiga, y lleves el castigo.

 

 

Una falsa acusaci—n de un siervo, un trabajador a su empleador, puede ser sumamente costoso.  Cuidado en lo que dices, cuando el empleo de uno est‡ en juego.

 

Bueno, es claro ya, que Agur era un hombre que entend’a sus limitaciones, y por esto se confiaba en Dios y era entre los muy sabios.

 

Pero ahora se va a hablar de una generaci—n que no es as’.  Va a hablar de una generaci—n que tiene un concepto muy alto de si mismo.

 

11-14) Hay generaci—n que maldice a su padre y a su madre no bendice.   Hay generaci—n limpia en su propia opini—n,

Si bien no se ha limpiado de su inmundicia.  Hay generaci—n cuyos ojos son altivos Y cuyos p‡rpados est‡n levantados en alto. Hay generaci—n cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, Para devorar a los pobres de la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres.

 

Y si no has notado hermano, estamos viviendo en medio de una generaci—n as’ de corrompida.  Vivimos en medio de una generaci—n que odia a la palabra de Dios.

 

Una generaci—n que demanda el derecho de matar a sus hijos, por medio del aborto.

 

Una generaci—n que cree que es virtuoso ayudar la gente a dudar su genero, o de su orientaci—n sexual.

 

Todo esto ahora est‡ con nosotros.

 

11-14) Hay generaci—n que maldice a su padre y a su madre no bendice.   Hay generaci—n limpia en su propia opini—n,

Si bien no se ha limpiado de su inmundicia.  Hay generaci—n cuyos ojos son altivos Y cuyos p‡rpados est‡n levantados en alto. Hay generaci—n cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, Para devorar a los pobres de la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres.

 

Entre los j—venes que apartan de la fe, se pueden despreciar las creencias de su padres, hablando mal de ellos, detras de sus espaldas.

 

Y estos, por su Òeducaci—nÓ entre comillas, por su educaci—n estatal, del estado, se sientan de alguna manera superior, que los pobres diablos que aun creen en el libro antiguo y anticuado.

11-14) Hay generaci—n que maldice a su padre y a su madre no bendice.   Hay generaci—n limpia en su propia opini—n,

Si bien no se ha limpiado de su inmundicia.  Hay generaci—n cuyos ojos son altivos Y cuyos p‡rpados est‡n levantados en alto. Hay generaci—n cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, Para devorar a los pobres de la tierra, y a los menesterosos de entre los hombres.

 

ÀPero como es que se roban a los pobres?  Hay muchas maneras.

 

Pero una manera, es, confiando en la inflaci—n como la soluci—n de todo. 

 

Para muchos ahora, su dios, su ’dolo es el gobierno.  La familia no siendo nada, y la iglesia aun menos, todas las soluciones tienen que salir del gobierno.

 

Por esto los gobiernos necesitan el dinero, en cantidades infinitas.  Tanto que no pueden cobrar mas impuestos, ni pedir prestamos, solamente pueden imprimir mas dinero.

 

Y por esto, los precios andan subiendo.  Y los pobres son los mas da–ados.

 

Si andas robando a la gente, esto no ser‡ tolerado por mucho tiempo.  Habr‡ linchamientos.  Pero si solamente robas un poquito, de muchas personas, para que nadie realmente se siente el robo como un golpe, se puede seguir robando por dŽcadas.

 

Y as’ los pobres est‡n dejados sufriendo, como vimos en el principio de Isa’as.

 

Isa’as 3:15    ÀQuŽ pens‡is vosotros que maj‡is mi pueblo y

molŽis las caras de los pobres? dice el Se–or, Jehov‡ de los ejŽrcitos.

 

Esto pasaba cuando el pueblo de Dios estaba en su apostas’a, bajo el juicio de Dios, y nosotros vivimos en tiempos semejantes.

 

15-16) La sanguijuela tiene dos hijas que dicen: !!Dame! !!dame!

Tres cosas hay que nunca se sacian; Aun la cuarta nunca dice: !!Basta! El Seol, la matriz estŽril, La tierra que no se sacia de aguas, Y el fuego que jam‡s dice: !!Basta!

 

Agur aun est‡ hablando de la generaci—n maligna que no conoce sus debilidades.  Esa generaron va a exigir mas y mas. 

Mas perversi—n sexual, mas Sodoma y Gomorra, mas corrupci—n del gobierno, mas desprecio a la palabra de Dios.

 

15-16) La sanguijuela tiene dos hijas que dicen: !!Dame! !!dame! Tres cosas hay que nunca se sacian; Aun la cuarta nunca dice: !!Basta! El Seol, la matriz estŽril, La tierra que no se sacia de aguas, Y el fuego que jam‡s dice: !!Basta!

 

La san sanguijuela es un animalito que chupa la sangre de su victima, y siempre quiere mas.

 

A Agur, como veremos en la pr—xima, a ese hombre le encanta hablar en listas.  Lista de tres o de cuatro.

 

El Seol, es como la tumba que siempre est‡ dispuesta a recibir mas muertos.

 

La matriz estŽril, era como la muerte siempre deseando dar luz, como Raquel que dijoÉ (Cuando los ni–os era una bendici—n, en los ojos de todos).

 

GŽnesis 30:1   Dame hijos, o si no, me muero.

 

Y la tierra seca del desierto puede recibir galones y galones de agua, y aun va a seguir seca.

 

Todo esto es una manera poŽtica de hablar, de la generaci—n maligna que es insaciable en su maldad.

 

Y el punto es hermano, que tenemos que poner un poco de distancia entre esa generaci—n y nosotros y nuestros hijos.

 

1 Juan 2:15-16 No amŽis al mundo, ni las cosas que est‡n en

el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no est‡ en Žl.

 

Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.

 

17) El ojo que escarnece a su padre Y menosprecia la ense–anza de la madre, Los cuervos de la ca–ada lo saquen,

Y lo devoren los hijos del ‡guila.

 

Esto es una promesa que Dios ha dado a los hijos que salgan de sus casas, burlando de sus padres.  Dios har‡ de ellos, trofeos gloriosos de su justicia.

 

Si tus hijos andan en esa direcci—n maligna, es tiempo de asistir siempre a las reuniones de oraci—n.  La paciencia de Dios es grande, pero aun esa paciencia, tiene sus limitaciones.

 

------------------------- Conclusi—n ------------------------

 

Hemos visto la sabidur’a profunda de un hombre humilde, que conoc’a sus limitaciones, sus debilidades.

 

Si es tu deseo ver esa forma de sabidur’a profunda en tu propia vida, y en la de tus hijos, puedes pasar al frente en unos momentos, y oramos por ti, y para los tuyos.

 

Vamos a Orar