6 de mayo de 18

Todo Parec’a En Vano

Isa’as 49:1-12

Introducci—n

 

Justamente en tiempo, para preparar nos por la Santa Cena, y no por ningśn plan nuestro, tenemos un capitulo dedicado a la obra de Cristo.

 

1) O’dme, costas, y escuchad, pueblos lejanos. Jehov‡ me llam— desde el vientre, desde las entra–as de mi madre tuvo mi nombre en memoria.

 

Como ver‡s muy pronto, la persona hablando es Cristo Jesśs.  Y si recuerdas el texto de Isa’as 53, casi todos saben, aparte de los jud’os aun en su oscuridad, pero casi todos reconocen que esa parte de Isa’as est‡ revelando mucho sobre la obra de Cristo, siglos antes de su nacimiento.

 

1) O’dme, costas, y escuchad, pueblos lejanos. Jehov‡ me llam— desde el vientre, desde las entra–as de mi madre tuvo mi nombre en memoria.

 

Cuando se hablaban de costas en el testamento antiguo, se hablaban de las naciones muy lejas de Israel.  Israel est‡ al lado del mar Mediterr‡neo, y cuando las barcas ven’an de lejos, ven’an de otra costas.

 

Y cuando una persona dijo que estaba llamada desde el vientre de su madre, era para declarar que no era una persona que vino de usurpar una posici—n de profeta, o de sacerdote, sino que era su destino, en el gran plan de Dios.

 

Al profeta Jerem’as Dios hablaba de la misma manera.

 

Jerem’as 1:5   Antes que te formase en el vientre te

conoc’, y antes que nacieses te santifiquŽ, te di por profeta a las naciones.

 

TambiŽn el ap—stol Pablo dijo algo semejante de si mismo.  Cuando un profeta o un ap—stol dijo esto, era porque iba a decir muchas cosas que no serian tan populares, pero que serian verdades necesarias, para el pueblo de Dios.

 

Es como que dijeron, ŇMira, yo no me levantŽ para hablar con mi propia autoridad, sino que estuve llamado a esto de Dios, que me mandŽ aun antes de nac’Ó.

2) Y puso mi boca como espada aguda, me cubri— con la sombra de su mano; y me puso por saeta bru–ida, me guard— en su aljaba;

 

Todas estas son revelaciones de Cristo Jesśs.

 

En otras partes se habla de la espada de Cristo saliendo de su boca, por ejemplo en el libro de ApocalipsisÉ

 

Apocalipsis 1:16     Ten’a en su diestra siete estrellas; de

su boca sal’a una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.

 

Esto tambiŽn habla de Cristo.  Cristo tiene armas, y Cristo mismo, aqu’ est‡ presentando como una arma.

 

2) Y puso mi boca como espada aguda, me cubri— con la sombra de su mano; y me puso por saeta bru–ida, me guard— en su aljaba;

 

Y aunque Cristo llegaba aqu’ como arma de Dios para pelear y para ganar, estaba escondido, por la mayor’a de su vida.

 

Antes de empezar su ministerio, Cristo viv’a como un don nadie, como el hijo de un carpintero, aunque su destino era de reinar como Rey de reyes y Se–or de se–orea.

 

Y en el taller de su familia, estaba en preparaci—n, por la mayor’a de su vida, como el Rey David que cuidaba ovejas, aunque mas tarde iba a gobernar como un gran rey.

 

2-3) Y puso mi boca como espada aguda, me cubri— con la sombra de su mano; y me puso por saeta bru–ida, me guard— en su aljaba; y me dijo: Mi siervo eres, oh Israel, porque en ti me gloriarŽ.

 

Israel como pueblo tenia una gran tarea como el pueblo santo, que iba a brillar en el mundo oscuro.

 

Pero Israel se fracas— horriblemente.  El primer rey Saśl era un desastre.  David se ca’a en pecados escandalosos.

 

Salom—n era muy sabio, pero aun con su sabidur’a, en tiempo, por sus muchas mujeres, se termin— sirviendo otros dioses.

 

Y se pudiera dar ejemplos semejantes toda la tarde.

 

Tan terrible era el fracaso, que en el contexto de Isa’as, estaban preparando de entrar en otra gran servidumbre, bajo Babilonia, que ser’a la m‡xima vergźenza.

 

Pero Dios no iba a abandonar los, aun que toda sus existencia parec’a en vano, pausa pero Dios promet’a una restauraci—n, que iba a afectar el mundo entero.

 

4) Pero yo dije: Por dem‡s he trabajado, en vano y sin provecho he consumido mis fuerzas; pero mi causa est‡ delante de Jehov‡, y mi recompensa con mi Dios.

 

La frustraci—n y la apariencia de la vanidad son temas constantes en la Biblia.

 

Job era un hombre justo, ejemplar, que viv’a sirviendo a su Dios.  Pero de repente su vida estaba en ruinas.  Y no pudo entender porque.  Pero considerando todo, se lleg— en fe a la conclusi—nÉ

 

Job 13:15-16   He aqu’, aunque Žl me matare, en Žl

esperarŽ; No obstante, defenderŽ delante de

Žl mis caminos, Y Žl mismo ser‡ mi

salvaci—n, Porque no entrar‡ en su presencia

el imp’o.

 

Pero los sufrimientos de Job pasaron, y en tiempo, toda su vida era restaurada.

 

En la vida de David, se serv’a bien como hijo, protegiendo a los reba–os de los leones y de los osos, y mas tarde era ungido como rey, pero Saśl aun estaba all’, tratando de matar lo.

 

Era un tiempo de suma frustraci—n y desanimo.  En una parte David hasta conclu’a que iba a morir a las manos del Rey Saśl.  Todo parec’a en vano.

 

Pero para mas que nadie esto era la historia de Cristo.

 

4) Pero yo dije: Por dem‡s he trabajado, en vano y sin provecho he consumido mis fuerzas; pero mi causa est‡ delante de Jehov‡, y mi recompensa con mi Dios.

 

Cristo jam‡s pec—.  Era obediente a sus padres, aunque era un hijo extraordinario, como estaba revelado en el libro de Lucas.

 

 

Lucas 2:41-49 Iban sus padres todos los a–os a JerusalŽn

en la fiesta de la pascua; y cuando tuvo doce a–os, subieron a JerusalŽn conforme a la costumbre de la fiesta.

 

Al regresar ellos, acabada la fiesta, se qued— el ni–o Jesśs en JerusalŽn, sin que lo supiesen JosŽ y su madre.

 

Y pensando que estaba entre la compa–’a, anduvieron camino de un d’a; y le buscaban entre los parientes y los conocidos; pero como no le hallaron, volvieron a JerusalŽn busc‡ndole.

 

Y aconteci— que tres d’as despuŽs le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyŽndoles y pregunt‡ndoles.

 

Y todos los que le o’an, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas.

 

Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, Ŕpor quŽ nos has hecho as’? He aqu’, tu padre y yo te hemos buscado con angustia.

 

Entonces Žl les dijo: ŔPor quŽ me buscabais? ŔNo sab’ais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar?

 

Dentro o fuera del taller, Cristo siempre estaba en preparaci—n para su gran trabajo, como la arma de padre.

 

Y cuando su tiempo vino, para empezar su ministerio, vino con las doctrinas mas esplendidas de la historia del mundo.

 

Vino sanando enfermos, abriendo los ojos de los ciegos.  Vino sacando mujeres de la trampa de la prostituci—n, o hasta del adulterio.

 

Muchos le segu’an, escuchando sus mensajes y recibiendo la comida gratis, cuando estaban lejos de todo.

 

Pero cuando se entendieron que su doctrina era una llamada a la santidad, Cristo estaba mas y mas rechazado.

 

 

Juan 1:11 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.

 

Era antes que nada, el salvador de los Jud’os, pero los Jud’os, mas y mas empezaron a rechazar lo.

 

Y si tu vayas hoy en d’a para predicar en las calles de JerusalŽn, sobre el amor de Cristo Jesśs, se van a escupir en tu cara.

 

Y no estoy inventando nada, lo puedes investigar en el YouTube, no ahora, despuŽs en casa.  Pero hay Cristianos que predican de Cristo, en las calles en el Israel, y es normal que se vienen escupiendo en la cara del que predica.

 

Aun en el ministerio de Cristo, todo parec’a en vano.

 

Cristo hablando con sus hermanos carnales, antes de que estos cr’an en Žl dijoÉ

 

Juan 7:7  No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a

m’ me aborrece, porque yo testifico de Žl, que sus obras son malas.

 

Y en otra parte dijo a sus disc’pulos, y tambiŽn a ti y a miÉ

 

Juan 15:18-20  Si el mundo os aborrece, sabed que a m’ me

ha aborrecido antes que a vosotros.

 

Si fuerais del mundo, el mundo amar’a lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os eleg’ del mundo, por eso el mundo os aborrece.

 

Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su se–or. Si a m’ me han perseguido, tambiŽn a vosotros os perseguir‡n; si han guardado mi palabra, tambiŽn guardar‡n la vuestra.

 

Cristo vino al mundo, haciendo todo correctamente, pero en vez de estar bien recibido, todo parec’a en vano.

 

4) Pero yo dije: Por dem‡s he trabajado, en vano y sin provecho he consumido mis fuerzas; pero mi causa est‡ delante de Jehov‡, y mi recompensa con mi Dios.

 

El liderazgo de los jud’os deseaban ver lo muerto, y lo mas r‡pido posible. 

Cristo era una amenaza a su poder, y a sus negocios lucrativos.  Cuando Pilato, un magistrado Romano deseaba soltar lo como un inocente, los jud’os gritaban en su contra.

 

Mateo 27:23-25 Y el gobernador les dijo: Pues ŔquŽ mal ha

hecho? Pero ellos gritaban aśn m‡s, diciendo: !!Sea crucificado!

 

Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hac’a m‡s alboroto, tom— agua y se lav— las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; all‡ vosotros.

 

Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.

 

Todo su ministerio parec’a en vano.  En vez de recibir a Cristo como su Rey, los jud’os respondieron con el m‡ximo rechazo.

 

Juan 19:14-15  Era la preparaci—n de la pascua, y como la

hora sexta. Entonces dijo a los jud’os: !!He aqu’ vuestro Rey!

 

Pero ellos gritaron: !!Fuera, fuera, crucif’cale! Pilato les dijo: ŔA vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos m‡s rey que CŽsar.

 

Rechazar el rey de la gloria, y poner un pagano, como cesar en su lugar, era el rechazo m‡ximo.

 

4) Pero yo dije: Por dem‡s he trabajado, en vano y sin provecho he consumido mis fuerzas; pero mi causa est‡ delante de Jehov‡, y mi recompensa con mi Dios.

 

Los que realmente entendieron las escrituras, los que actualmente meditaban en las profec’as, pudieron entender lo que pasaba en la vida de Cristo.

 

Pero como en nuestros tiempos, la gran mayor’a no hicieron esto, sus mentes estaban en otras cosas.

 

Todo parec’a en vano, pero no era en vano, y por esto estamos aqu’ para celebrar la Santa Cena en esta ma–ana.

5-6) Ahora pues, dice Jehov‡, el que me form— desde el vientre para ser su siervo, para hacer volver a Žl a Jacob y para congregarle a Israel (porque estimado serŽ en los ojos de Jehov‡, y el Dios m’o ser‡ mi fuerza);

dice: Poco es para m’ que tś seas mi siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; tambiŽn te di por luz de las naciones, para que seas mi salvaci—n hasta lo postrero de la tierra.

 

Ahora pueden ver, hermanos, que este capitulo solamente puede estar hablando de Cristo.  Y aunque muchos no entendieron todo esto, no estudiando bien sus Biblias, algunos si entendieron.  Uno era Sime—n, un hombre justo.

 

Lucas 2:25-33  Y he aqu’ hab’a en JerusalŽn un hombre

llamado Sime—n, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolaci—n de Israel; y el Esp’ritu Santo estaba sobre Žl.

 

Y le hab’a sido revelado por el Esp’ritu Santo, que no ver’a la muerte antes que viese al Ungido del Se–or.

 

Y movido por el Esp’ritu, vino al templo. Y cuando los padres del ni–o Jesśs lo trajeron al templo, para hacer por Žl conforme al rito de la ley, Žl le tom— en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo:

 

Ahora, Se–or, despides a tu siervo en paz,

Conforme a tu palabra; Porque han visto mis

ojos tu salvaci—n,

 

La cual has preparado en presencia de todos los pueblos; Luz para revelaci—n a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel.

 

Y JosŽ y su madre estaban maravillados de todo lo que se dec’a de Žl.

 

Aunque es normal que la mayor’a ni estudian sus Biblias, ni escuchan con cuidado, este hombre justo s’, y entendi— mirando a Cristo como ni–o, que estaba cumpliendo las profec’as de nuestro capitulo.

 

Restaurar a los jud’os es una gran tarea, y hasta ahora, hay pocos, relativamente que han venido a Cristo.  Pero esto pasar‡ en el futuro, conforma a lo que San Pablo ense–aba en romanos 11.

Pero Dios dice aqu’ en Isa’as, que restaurar a los Jud’os es muy poco, para Cristo, este siervo es para el mundo entero.

Hechos 1:7-8   Y les dijo: No os toca a vosotros saber los

tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibirŽis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Esp’ritu Santo, y me serŽis testigos en JerusalŽn, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo śltimo de la tierra.

 

Y aun esto no era nada nuevo, porque hasta Abraham tenia la promesa de que seria gran bendici—n a todas las naciones.

 

Durante la vida de Cristo, llegando al fin, todo parec’a en vano.

 

Pero no era en vano, lo que parec’a un fracaso era actualmente el gran Žxito de Dios.

 

Y tu hermano, tu hermana, eres parte de la prueba de esto.

 

7) As’ ha dicho Jehov‡, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de alma, al abominado de las naciones, al siervo de los tiranos: Ver‡n reyes, y se levantar‡n pr’ncipes, y adorar‡n por Jehov‡; porque fiel es el Santo de Israel, el cual te escogi—.

 

Aunque Cristo encontr— rechazo, y fue matado debajo de Herodes, Pilato y indirectamente el Cesar, mas tarde los grandes del mundo iban a levantar en su presencia y adorar lo.

 

Aun durante de la vida de San Pablo un gran gobernador de Roma empez— a creer, viendo el poder de Pablo sobre los hechiceros.

 

Hechos 13:8-12 Pero les resist’a Elimas, el mago (pues as’

se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al proc—nsul.

 

Entonces Saulo, que tambiŽn es Pablo, lleno del Esp’ritu Santo, fijando en Žl los ojos,

 

dijo: !!Oh, lleno de todo enga–o y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ŔNo cesar‡s de trastornar los caminos rectos del Se–or?

 

Ahora, pues, he aqu’ la mano del Se–or est‡ contra ti, y ser‡s ciego, y no ver‡s el sol por algśn tiempo. E inmediatamente cayeron sobre Žl oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano.

 

Entonces el proc—nsul, viendo lo que hab’a sucedido, crey—, maravillado de la doctrina del Se–or.

 

Mas tarde, siglos despuŽs, Constantino, un emperador Romano, reconoci— a Cristo.

 

Y despuŽs de Žl, muchos llegaron a la fe, como el emperador Carlos el quinto.

 

Y en los estados unidos, todos los presidentes juran sobre la santa Biblia cuando toman sus oficios.  Y la gran mayor’a de ellos han sido Cristianos verdaderos, cumpliendo esta profec’a.

 

8) As’ dijo Jehov‡: En tiempo aceptable te o’, y en el d’a de salvaci—n te ayudŽ; y te guardarŽ, y te darŽ por pacto al pueblo, para que restaures la tierra, para que heredes asoladas heredades; para que digas a los presos: Salid; y a los que est‡n en tinieblas: Mostraos. En los caminos ser‡n apacentados, y en todas las alturas tendr‡n sus pastos.

 

Cristo no solamente nos ha tra’do el nuevo pacto, sino que Cristo es el nuevo pacto.  Un pacto confirmado en su sangre.

 

Inaugurando la primera Santa Cena, dice enÉ

 

Mateo 26:27-28 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias,

les dio, diciendo: Bebed de ella todos;  porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisi—n de los pecados.

 

10) No tendr‡n hambre ni sed, ni el calor ni el sol los afligir‡; porque el que tiene de ellos misericordia los guiar‡, y los conducir‡ a manantiales de aguas.

 

Ahora el profeta est‡ regresando a su tema de antes, el rescate de Babilonia, algo que tenia que pasar, porque la salvaci—n del mundo entero depend’a de ese rescate.

 

 

11) Y convertirŽ en camino todos mis montes, y mis calzadas ser‡n levantadas.

 

Juan Bautista conoc’a esa palabra, y citaba esto.

 

Lucas 3:5-6    Todo valle se rellenar‡,

Y se bajar‡ todo monte y collado;

Los caminos torcidos ser‡n enderezados,

Y los caminos ‡speros allanados;

 

Y ver‡ toda carne la salvaci—n de Dios.

 

Cristo tenia que nacer, y en contra de toda oposici—n tenia que cumplir su tarea, diga lo que diga los que rechazaban esa verdad.

 

12) He aqu’ Žstos vendr‡n de lejos; y he aqu’ Žstos del norte y del occidente, y Žstos de la tierra de Sinim.

 

En fin, aunque todo parec’a en vano, durante la vida de Cristo, y antes durante la vida de David, u otros como Job, la salvaci—n de Dios es segura, y en realidad, nada de esto ha sido en vano.

 

========================= Aplicaci—n ======================

 

En unos momentos iremos a la mesa de la Santa Cena, que es para los que honran a Cristo como su Se–or y su Salvador.

 

Pero antes tendremos un tiempo de oraci—n.  Y si tu hermano, hermana, joven has sentido a veces que tu vida, o tu ministerio ha sido en vano, queremos orar par ti, para que te recibas fuerzas por medio de la Santa Cena, celebrando tu uni—n y tu comuni—n con el Se–or de la gloria.

 

Porque es cierto, que tu trabajo para Žl, jam‡s es en vano.

 

1 Corintios 15:58    As’ que, hermanos m’os amados, estad

firmes y constantes, creciendo en la obra del Se–or siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Se–or no es en vano.

 

Vamos a orar!