4 de abril de 18

Las Dos Humanidades

Proverbios 29:1-14

 

Cuando Cristo Jesśs vino a este mundo, ense–ando, dijo en una parteÉ

 

Mateo 12:30    El que no es conmigo, contra m’ es;

y el que conmigo no recoge, desparrama.

 

Y b‡sicamente estaba dividiendo el mundo en dos humanidades.  Y yo se que pensar as’, puede hacer uno sentir un poco incomodo, pero esto realmente es la manera de pensar B’blicamente.

 

Por ejemplo, el ultimo verso de este capitulo de hoy dice.

 

Proverbios 29:27     Abominaci—n es a los justos el hombre

inicuo; Y abominaci—n es al imp’o el de caminos rectos.

 

Es que hay dos humanidades, y estas dos humanidades van a tener sus diferencias fuertes.

 

En gŽnesis, despuŽs de la ca’da, Dios mismo dijo, hablando a la serpienteÉ

 

GŽnesis 3:15   Y pondrŽ enemistad entre ti y la mujer, y

entre tu simiente y la simiente suya; Žsta te herir‡ en la cabeza, y tś le herir‡s en el calca–ar.

 

Tan temprano en la historia, hab’an dos humanidades, y en poco tiempo se ten’an sus diferencias, que se ve en la manera en que Ca’n, que era simiente de la serpiente, mat— a Abel, que era simiente de la mujer.

 

Y esto era algo que los hijos de Salom—n ten’an que entender, porque iban a vivir su vidas en el gobierno.

 

Y con esto podemos continuar al vers’culo uno.

 

1) El hombre que reprendido endurece la cerviz,

De repente ser‡ quebrantado, y no habr‡ para Žl medicina.

 

Esto es una promesa terrible.  Est‡ hablando de uno que ha sido reprendido por la palabra, pero sabe que no har‡ caso.

Otro, tal vez ha sido reprendido sobre su manera de comer, o de beber. 

 

Otros pueden ser j—venes o hijos que reciban la instrucci—n buena de parte de sus padres, pero solamente se ponen duros, y rechazan la buena instrucci—n.

 

Nuestro Dios es paciente, pero su paciencia tiene su limite.

 

NoŽ predicaba por mucho tiempo, simplemente en la construcci—n de su arca.

 

Hebreos 11:7   Por la fe NoŽ, cuando fue advertido por Dios

acerca de cosas que aśn no se ve’an, con temor prepar— el arca en que su casa se salvase; y por esa fe conden— al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe.

 

2 Pedro 2:5    Y si no perdon— al mundo antiguo, sino que

guard— a NoŽ, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los imp’osÉ

 

Es que mientras NoŽ pregonaba la justicia con su obediencia, la otra humanidad, a lo mejor se burlaban de Žl, hasta que vino su gran tragedia, de repente, y en un momento.

 

1) El hombre que reprendido endurece la cerviz,

De repente ser‡ quebrantado, y no habr‡ para Žl medicina.

 

Para muchos, se reciban reprendas constante por medio de sus conciencias.  Pero siempre buscan maneras de silenciar la.

 

2) Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra;

Mas cuando domina el imp’o, el pueblo gime.

 

Esto es otro ejemplo de c—mo el mundo se divide entre los justos, y los imp’os.  Esto s’ es la manera de pensar B’blicamente.

 

A veces en la iglesia moderna pensamos en tŽrminos de los salvados y los perdidos, o los que conocen a Dios y los que todav’a no tienen esa fe.

 

Pero es mas normal, en la Biblia hablar de los justos y los imp’os, o sea, las dos humanidades.

 

 

2) Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra;

Mas cuando domina el imp’o, el pueblo gime.

 

Por esto oramos por gobiernos buenos, por candidatos de integridad.  Como dice San Pablo, esto es para dar nos la oportunidad de vivir en paz, avanzado el reino de Cristo sin estorbo.

 

3) El hombre que ama la sabidur’a alegra a su padre;

Mas el que frecuenta rameras perder‡ los bienes.

 

El pecado siempre es caro, siempre va a costar mucho.  Hablando de las prostitutas aqu’ es como un ejemplo feo, pero tambiŽn el juego de Las Vegas, o la loter’a, puede salir bien caro.

 

Y todos los vicios de drogas, bebidas fuertes y grandes cantidades de comida, pueden costar te, en tiempo.

 

Pero los hijos, los j—venes que caminan bien, amando la sabidur’a producir‡n gran alegr’a en sus padres.

 

Claro, por el gran amor que los padres tienen para sus hijos, pero tambiŽn para no tener que sentir como que han fracasados en el tiempo invertido en la instrucci—n de sus hijos, sabiendo que Dios va a pedir cuentas por esto.

 

4) El rey con el juicio afirma la tierra; Mas el que exige presentes la destruye.

 

Otra vez aqu’, las dos humanidades cuando entran en el gobierno.  Una es de gran bendici—n a su sociedad, castigando la delincuencia, y honrando los que vivan en la integridad.

 

Cuando los magistrados, los jueces, teman a Dios, habr‡ mas temor de Dios en toda su cultura alrededor.

 

Mientras los que vivan en la avaricia y la corrupci—n, levantan un avivamiento de delincuencia.  Como ha pasado, lastimosamente en gran parte del mundo latino, y ahora est‡ levantando aqu’, cuando la gente abandonan a las Santas Escrituras.

 

5) El hombre que lisonjea a su pr—jimo, red tiende delante de sus pasos.

 

No tiene nada de malo complementar uno por un buen trabajo.  Pero lisonjear es otra cosa.

El hombre que lisonjea a su pr—jimo, realmente no habla en sinceridad, sino que est‡ tratando de manipular.  Por esto no est‡ digno de la confianza.

 

Como hemos visto en el capitulo 27

 

Proverbios 27:5-6    Mejor es reprensi—n manifiesta

                     Que amor oculto.  Fieles son las heridas

                     del que ama; Pero importunos los besos

                     del que aborrece.

 

El que lisonjea, est‡ dando besos de aborrecimiento.

 

6) En la transgresi—n del hombre malo hay lazo; mas el justo cantar‡ y se alegrar‡.

 

Hay muchos testimonios que vienen de los misioneros sobre gente dicen que antes de conocer a Cristo, jam‡s cantaban de nada.

 

Pero una vez conociendo al Se–or todos andan cantando cada semana.  Algunos tienen una canci—n en su coraz—n casi diariamente.

 

6) En la transgresi—n del hombre malo hay lazo; mas el justo cantar‡ y se alegrar‡.

 

Los malos realmente no tienen raz—n de cantar.  Tienen sus conciencias constantemente tratando de reprender los, y por esto tienen que buscar maneras de silenciar ese agente de Dios que vive en su ser.

 

El malvado est‡ atrapado en el lazo del diablo, y en muchos casos ni tiene deseos de escapar, porque aun no quiere romper con su pecado querido.

 

Pero como hemos visto en el primer verso, Dios puede mandar lo un golpe inesperado, terminado con todo, en un instante.

 

7) Conoce el justo la causa de los pobres; mas el imp’o no entiende sabidur’a.

 

Otra vez, el justo y el imp’o, pensando B’blicamente estos dos siempre tienen su contraste.

 

7) Conoce el justo la causa de los pobres; mas el imp’o no entiende sabidur’a.

 

El justo sabe que el pobre puede ser, para nosotros, una prueba.  ŔVamos a responder con la compasi—n, o vamos a mostrar nuestra indiferencia?

 

En el gran d’a del juicio, la compasi—n que hemos mostrado, ser‡ una gran prueba de quienes realmente Žramos.

 

Mateo 25:35-40 Porque tuve hambre, y me disteis de comer;

tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis;

 

estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la c‡rcel, y vinisteis a m’.

 

Entonces los justos le responder‡n diciendo: Se–or, Ŕcu‡ndo te vimos hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?

 

ŔY cu‡ndo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?

 

ŔO cu‡ndo te vimos enfermo, o en la c‡rcel, y vinimos a ti?

 

Y respondiendo el Rey, les dir‡: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos m‡s peque–os, a m’ lo hicisteis.

 

Tu manera de reaccionar a los pobres revela algo de cual de las dos humanidades eres miembro.

 

Y tambiŽn esto est‡ hablando de los jueces.

 

7) Conoce el justo la causa de los pobres; mas el imp’o no entiende sabidur’a.

 

En el Salmo 82, Dios instru’a a los jueces.

 

Salmos 82:3    Defended al dŽbil y al huŽrfano;

Haced justicia al afligido y al menesteroso.

 

El dŽbil, el huŽrfano a veces est‡ vulnerable, porque no tiene ni padres ni abogados para defender sus derechos.

 

Los justos, van a siempre tomar esto en cuenta, evaluando sus casos.

 

 

8) Los hombres escarnecedores ponen la ciudad en llamas;

Mas los sabios apartan la ira.

 

En el libro de hechos, cuando vino el evangelio, a los que vivieron tantas generaciones en la oscuridad, resultaron disturbios, y alborotos.

 

Y hab’a un buen ejemplo de un sabio que sab’a c—mo calmar la situaci—n.

 

Hechos 19:30-40 Y queriendo Pablo salir al pueblo, los

disc’pulos no le dejaron.

 

Pablo siempre estaba dispuesto a predicar, sean que sean los peligros.

 

TambiŽn algunas de las autoridades de Asia, que eran sus amigos, le enviaron recado, rog‡ndole que no se presentase en el teatro.

 

Unos, pues, gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y los m‡s no sab’an por quŽ se hab’an reunido.

 

En otras palabras la cuidad estaba casi en llamas.

 

Y sacaron de entre la multitud a Alejandro, empuj‡ndole los jud’os. Entonces Alejandro, pedido silencio con la mano, quer’a hablar en su defensa ante el pueblo.

 

Pero cuando le conocieron que era jud’o, todos a una voz gritaron casi por dos horas: !!Grande es Diana de los efesios!

 

Entonces el escribano, cuando hab’a apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios, Ŕy quiŽn es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Jśpiter?

 

Parece que ese hombre ni era creyente, aun, pero tenia gran sabidur’a, como hombre del gobierno.

 

Puesto que esto no puede contradecirse, es necesario que os apacigźŽis, y que nada hag‡is precipitadamente.

 

Porque habŽis tra’do a estos hombres, sin ser sacr’legos ni blasfemadores de vuestra diosa.

 

Que si Demetrio y los art’fices que est‡n con Žl tienen pleito contra alguno, audiencias se conceden, y proc—nsules hay; acśsense los unos a los otros.

 

Y si demand‡is alguna otra cosa, en leg’tima asamblea se puede decidir.

 

Porque peligro hay de que seamos acusados de sedici—n por esto de hoy, no habiendo ninguna causa por la cual podamos dar raz—n de este concurso.

 

Hombres, mujeres de la sabidur’a pueden ser una gran bendici—n, cuando todo est‡ casi, fuera del control.

 

9) Si el hombre sabio contendiere con el necio, que se enoje o que se r’a, no tendr‡ reposo.

 

A veces, por el poder del Esp’ritu te puedes encontrar personas dispuestas a escuchar.  Pero si ellos solamente quieren enojar se o burlar de tu fe, es mejor sacudir el polvo de tus zapatos e invertir tu tiempo en otra parte.

 

10) Los hombres sanguinarios aborrecen al perfecto, mas los rectos buscan su contentamiento.

 

Cuando tu eres un ejemplo de la integridad en tu trabajo, en tu cultura, no te sorprendes si haya personas en tu contra.

 

Es como la manera en que Ca’n no pudo soportar la sinceridad y la honestidad de su hermano Abel.

 

Pero Dios puede levantar poderes para tu protecci—n en el momento preciso.

 

11) El necio da rienda suelta a toda su ira, mas el sabio al fin la sosiega.

 

 

El dominio propio, o lo que a veces se llaman la templanza en las escrituras, es un fruto del Esp’ritu.

 

Aun cuando te sientes el deseo de responder con gran enojo, Dios puede darte la fuerza, la sabidur’a, de responder con la calma.

 

12) Si un gobernante atiende la palabra mentirosa, todos sus servidores ser‡n imp’os.

 

Los que est‡n gobernado en el estado, en la iglesia o hasta en los negocios o las familias, tienen que tratar con sinceridad de saber quŽ es la verdad.

 

Por esto tienen que estudiar las situaciones con cuidado, averiguando si la gente est‡n trayendo verdades o mentiras, pidiendo sus decisiones.

 

Pero creyendo cualquier cosa, sin investigar, puede producir una contaminaci—n de maldad y de mas mentira.

 

13) El pobre y el usurero se encuentran; Jehov‡ alumbra los ojos de ambos.

 

Algunos, por la providencia de Dios estar‡n pobres, otros, sabiendo c—mo manejar el dinero pueden salir mas pr—speros.

 

Pero al fin de cuentas, los dos dar‡n cuenta a Dios por sus vidas, por la manera en que han implementado lo que Dios ha ordenado.

 

Ni el uno es mejor del otro por su situaci—n financiera, lo importante es, Ŕen que de las dos humanidades han vivido?

 

14) Del rey que juzga con verdad a los pobres, el trono ser‡ firme para siempre.

 

Reconociendo los derechos de los pobres, va a producir una bendici—n sobre cualquier gobierno.  Pero ningśn rey hab’a jam‡s que expresaba tanto amor por los pobres, como Cristo Jesus.

 

Es cierto que Salom—n juzgaba el caso de dos rameras que luchaban sobre un hijo, y con esto se hizo famoso.

 

Pero Cristo ayudaba a ciegos, a leprosos, a adulteras, a un hombre muriendo a su lado en otra cruz.

 

Cristo no solamente ayudaba a las prostitutas, sino que se echaba siete demonios de una.

 

Lucas 8:1-3    Aconteci— despuŽs, que Jesśs iba por todas las

ciudades y aldeas, predicando y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce con Žl,

 

y algunas mujeres que hab’an sido sanadas de esp’ritus malos y de enfermedades: Mar’a, que se llamaba Magdalena, de la que hab’an salido siete demonios,

 

Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le serv’an de sus bienes.

 

Si realmente es nuestro deseo vivir como Cristo, tenemos que buscar oportunidades de hacer el mismo.  Y ojala muchos tendr‡n la oportunidad de tocar las vidas de otras, con la Escuela B’blica de Vacaciones, que viene pronto, y que puede ser un alcance de amor, para los que aun est‡n viviendo, fuera del reino.

 

------------------------- Conclusi—n ------------------------

 

Quiero terminar, considerando una vez mas el vers’culo uno.

 

1) El hombre que reprendido endurece la cerviz,

De repente ser‡ quebrantado, y no habr‡ para Žl medicina.

 

Hermano, hermana, la Santa Cena viene en dos d’as.  Y si tu tienes algo que est‡ reprendiendo tu conciencia, algo tal vez que has escuchado en la palabra de DiosÉ

 

O algo que un hermano ha comunicado a ti, o hasta algo que tu pareja te ha informado.  Pero no has reaccionado.  Si has puesto tu coraz—n duro, en vez de considerar tu arrepentimiento, quiero orar para ti. 

 

Porque esto puede resultar peligroso, hasta para un hermano en Cristo.

 

1) El hombre que reprendido endurece la cerviz,

De repente ser‡ quebrantado, y no habr‡ para Žl medicina.

 

Vamos a Orar