28 de abril de 18
Restaurando La
Paz
Isa’as 48:1-22
Introducci—n
Uno de los dones mas bellos, que Cristo quiere dar a sus disc’pulos es
la paz. Viviendo d’a tras d’a en la paz aun puede mejorar tu salud, la paz tiene esa capacidad.
Pero hasta los del mundo saben, que no todos los que profesan la fe
Cristiana tienen esa paz.
Y esto ser‡ nuestro tema de hoy, la paz. Y como est‡
perdida, y como puede estar restaurada.
1) O’d esto, casa de Jacob, que os
llam‡is del nombre de Israel, los que salieron de las aguas de Jud‡, los que
juran en el nombre de Jehov‡, y hacen memoria del Dios de Israel, mas no en
verdad ni en justicia;
El capitulo empieza con la palabra o’d, porque esto era el
problema, con el pueblo durante la vida de Isa’as, la gran mayor’a, no deseaban
escuchar.
Su deseo realmente no era, entender lo que Dios estaba revelando, y
aun menos deseaban implementar el precepto de Dios, en sus vidas.
1) O’d esto, casa de Jacob, que os
llam‡is del nombre de Israel, los que salieron de las aguas de Jud‡, los que
juran en el nombre de Jehov‡, y hacen memoria del Dios de Israel, mas no en
verdad ni en justicia;
Ellos realmente eran el pueblo escogido de Dios. Ellos realmente eren los descendientes
de Jacob, sin duda. Hasta se
hablaban de Dios, y juraban por su nombre.
Pero no era en verdad, ni en justicia, y por esto estaban perdiendo su
pa’s. Por esto, iban a perder su
templo, y por esto iban a estar arrastrados a Babilonia.
1-2) O’d esto, casa de Jacob, que os
llam‡is del nombre de Israel, los que salieron de las aguas de Jud‡, los que juran
en el nombre de Jehov‡, y hacen memoria del Dios de Israel, mas no en verdad ni
en justicia; porque de la santa ciudad se nombran, y en el Dios de Israel
conf’an; su nombre es Jehov‡ de los ejŽrcitos.
El primer punto es, que siempre hay personas que forman parte del
pueblo de Dios, antes circuncidados, ahora bautizados, pero incapaz de vivir en
la paz, hasta que por fin se
empiezan a escuchar.
3) Lo que pas—, ya antes lo dije, y de
mi boca sali—; lo publiquŽ, lo hice pronto, y fue realidad.
Aqu’, en amor, Dios estaba ayudando a su pueblo a confiar en Žl. Estaba ayudando les a confiar en su
palabra, porque hist—ricamente ha sido infalible.
Y para este punto solamente voy a dar un ejemplo, lo que Dios dijo a
Abraham.
GŽnesis 15:13 Entonces
Jehov‡ dijo a Abram: Ten por cierto
que tu descendencia morar‡ en tierra ajena, y ser‡ esclava all’, y
ser‡ oprimida cuatrocientos a–os.
Abraham sab’a detalles sobre la esclavitud en Egipto, antes de que
JosŽ aun estaba nacido.
Y en estŽ libro de Isa’as, ya sab’an muchos detalles sobre la
esclavitud de Babilonia, siglos antes.
Para los que tienen la capacidad de escuchar, y de meditar un poco, se pueden
entender de que est‡ pasando, y por quŽ.
4) Por cuanto conozco que eres duro, y
barra de hierro tu cerviz, y tu frente de bronce,
Por muchos siglos, el pueblo de Dios era compuesto de hombres, mujeres
y j—venes que eran duros, ten’an cabezas duras, no querr’an escuchar y aun
menos deseaban atender a lo que Dios estaba diciendo.
MoisŽs hablando con el pueblo dijo enÉ
Deuteronomio 9:7 AcuŽrdate,
no olvides que has provocado
la ira de Jehov‡ tu Dios en el desierto; desde el d’a que saliste de
la tierra de Egipto, hasta que entrasteis en este lugar, habŽis sido rebeldes a
Jehov‡.
Esto era simplemente la verdad.
Pero tenemos que entender, viviendo as’, no tendremos paz, sino que estaremos viviendo en las
correcciones, y las aflicciones, para curarnos de nuestra rebeli—n.
5) te lo dije ya hace tiempo; antes
que sucediera te lo advert’, para que no dijeras: Mi ’dolo lo hizo, mis
im‡genes de escultura y de fundici—n mandaron estas cosas.
Dios estaba revelando el futuro a ellos por muchas razones, pero una
era porque Dios sab’a que en su rebeli—n, cuando vino los eventos ellos iban a
atribuir todo a sus ’dolos.
Como que en la historia de la iglesia, la gente han dado crŽdito a los
Santos o a Mar’a, cuando Dios hizo algo.
O como entre los incrŽdulos, vean la complejidad bella del universo, o
de los animales, y dicen que todo esto aparec’a por accidente, que los animales
se levantaron por medio de la evoluci—n.
El hombre rebelde siempre quiere dar crŽdito a sus ’dolos, y no a su
Dios.
6) Lo o’ste, y lo viste todo; Ày no lo
anunciarŽis vosotros? Ahora, pues, te he hecho o’r cosas nuevas y ocultas que
tœ no sab’as.
Dios quiere escuchar nos hablando de Žl, hablando de lo que Žl ha
hecho en nuestras vidas. A la
manera en que nos ha sacado de la miseria, o de la esclavitud de nuestras
Babilonias personales.
7) Ahora han sido creadas, no en d’as
pasados, ni antes de este d’a las hab’as o’do, para que no digas: He aqu’ que
yo lo sab’a.
Dios estaba revelando a ellos, como iban a pasar tiempo en Babilonia,
y despuŽs salir, victoriosamente a JerusalŽn, y empezar sus vidas de nuevo.
Y esto no era revelaci—n antigua sino nueva. Porque Dios sabe que con los rebeldes, es normal, decir,
ÒÁAh! Esto ya lo sab’a, y por lo tanto no tengo que escuchar mas.Ó
8) S’, nunca lo hab’as o’do, ni nunca
lo hab’as conocido; ciertamente no se abri— antes tu o’do; porque sab’a que
siendo desleal hab’as de desobedecer, por tanto te llamŽ rebelde desde el
vientre.
Cuando dice desde el vientre, est‡ hablando del principio del pueblo
antiguo. Saliendo de Egipto, se
empezaron con un becerro de oro.
Su rebeld’a apareci— en poco tiempo, y andaban muchos murmurando,
quejando de la providencia de Dios.
Otras vez, MoisŽs dijoÉ
Deuteronomio 9:24 Rebeldes
habŽis sido a Jehov‡ desde el
d’a que yo os conozco.
ÀPero que tiene que ver todo esto con nosotros? pausa
Es que en la iglesia del nuevo testamento la rebeld’a existe. A veces viene para con los que tienen
muchos a–os en el Se–or. A
veces viene con los j—venes de padres Cristianos, que han escuchado de Dios
todas sus vidas, y ya no tienen interŽs, sino que est‡n fascinados con las
Babilonias modernas.
Pero esto no es el camino a la paz.
9) Por amor de mi nombre diferirŽ mi
ira, y para alabanza m’a la reprimirŽ para no destruirte.
Cuando estamos salvados del pecado, cuando estamos mantenidos en la
fe, no es como resultado de nuestros meritos, sino que Dios est‡ protegiendo su
pueblo, para su propia gloria.
Dios est‡ protegiendo su propio nombre.
Hubiera sido justo, cortar para siempre el pueblo antiguo en su
rebeli—n, no merec’an ni revelaci—n, ni redenci—n, ni protecci—n.
Pero Dios tenia que continuar con ellos, porque su nombre estaba
involucrado.
Esto es gran parte de la bendici—n del pacto. Tu est‡s bautizado, est‡s en comuni—n
con Dios por medio de la Santa Cena, y Dios tiene compromisos contigo.
10) He aqu’ te he purificado, y no
como a plata; te he escogido en horno de aflicci—n.
Hermano, hermana, tu est‡s escogido. Y si tu decides caer otra vez en tus rebeliones, Dios ya
tiene un remedio.
Dios te puede purificar con las aflicciones. Dios puede quitar de ti, por algœn tiempo la paz, para limpiar te de tus escorias.
Dice Òno como la plataÓ, porque no ser‡ una calentura insoportable,
pero s’ ser‡ bastante incomoda, si esto es lo que te necesitas.
11) Por m’, por amor de m’ mismo lo
harŽ, para que no sea amancillado mi nombre, y mi honra no la darŽ a otro.
En la santa ley de Dios diceÉ
ƒxodo 20:7 No tomar‡s el nombre
de Jehov‡ tu Dios en
vano; porque no dar‡ por inocente Jehov‡ al que tomare su nombre en
vano.
Todos los que est‡n en pacto con Dios, llevan su nombre. Y tomar el nombre de Dios en vano no es
simplemente usar su nombre como algo comœn y corriente como los que Dicen,
ÒDios m’o Dios m’oÓ, todo el d’a o en Ingles dicen ÒOh my God, Jesus ChristÓ
esto si es una gran blasfemia, pero hay mas.
Cuando hay Cristianos viviendo en su rebeld’a, y proyectando un mal
testimonio, dando el ejemplo de hipocres’a a sus hijos, el nombre de Dios est‡
amancillado.
Y Dios tiene su remedio, pero estŽ remedio puede costar te, algo de tu
paz.
12) Oyeme, Jacob, y tœ, Israel, a
quien llamŽ: Yo mismo, yo el primero, yo tambiŽn el postrero.
Otra vez dice Oyeme.
ÀPero porque? Es que Dios
sabe que cuando viene su palabra, muchos no est‡n escuchando, sus mentes sigan
sus fascinaciones, con sus Babilonias personales.
12) Oyeme, Jacob, y tœ, Israel, a
quien llamŽ: Yo mismo, yo el primero, yo tambiŽn el postrero.
Pero es Dios que est‡ hablando, el gran due–o de todo, que quiere lo
mejor para ti, y para tu familia, pero para recibir sus dones, en fe, es
necesario escuchar.
13) Mi mano fund— tambiŽn la tierra, y
mi mano derecha midi— los cielos con el palmo; al llamarlos yo, comparecieron
juntamente.
Si Dios es el creador, el omnipotente, el que realmente es el due–o de
todo que existe, Àno debemos de atender su palabra con atenci—n?
Muchas veces si trabajas en un restaurante, un negocio, o para una
fabrica, cuando el due–o habla, la gente trabajando all’ se escuchan.
ÀCuanto mas debemos de escuchar el due–o de todo lo que existe? Y claro nuestra relaci—n con Dios es
diferente de la con un empleador.
Es tu Padre Celestial, pero es no es raz—n de respetar los menos, o de
venir muy tarde a la iglesia cuando no llegas tarde a tu trabajo.
14) Juntaos todos vosotros, y o’d.
ÀQuiŽn hay entre ellos que anuncie estas cosas? Aquel a quien Jehov‡ am—
ejecutar‡ su voluntad en Babilonia, y su brazo estar‡ sobre los caldeos.
Otra vez dice o’d, porque Dios sabia que eran tardos para o’r, sus
mentes estaban en otras cosas.
Pero su pregunta era sobre quienes entre los ’dolos o entre los hechiceros
pudieron anunciar lo que iba a pasar con Ciro, el rey de Persia que iba a estar
levantado para acabar con Babilonia y dar libertad a los Hebreos.
Hab’an muchos que supuestamente anunciaron el futuro, como los que
tiran las cartas hoy d’a, pero nadie estaba anunciando c—mo los imperios del
mundo iban a cambiar, solamente Dios, hablando por medio de sus profetas.
15) Yo, yo hablŽ, y le llamŽ y le
traje; por tanto, ser‡ prosperado su camino.
Dios no solamente sabe lo que va a pasar, sino que Dios es el
arquitecto de lo que va a pasar. Y
esto debe de inspirar confianza en nosotros.
16) Acercaos a m’, o’d esto: desde el
principio no hablŽ en secreto; desde que eso se hizo, all’ estaba yo; y ahora
me envi— Jehov‡ el Se–or, y su Esp’ritu.
Otra vez dice o’d. Esto
pasa muchas veces en el capitulo de hoy, porque Dios quiere darte la paz, si solamente puedes escuchar. O para algunos Dios quiere restaurar
la paz contigo.
17) As’ ha dicho Jehov‡, Redentor
tuyo, el Santo de Israel: Yo soy Jehov‡ Dios tuyo, que te ense–a
provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir.
ÀEst‡s atrapado en algo sucio?
Dios es tu redentor, Cristo te puede sacar de la trampa. Y si puedes escuchar, Dios quiere
ense–ar te provechosamente, para tu prosperidad, pero est‡ hablando de
prosperidad de muchas formas, y no solamente en los asuntos econ—micos.
17) As’ ha dicho Jehov‡, Redentor
tuyo, el Santo de Israel: Yo soy Jehov‡ Dios tuyo, que te ense–a
provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir.
Hermanos, los mandamientos, la Santa Ley de Dios es una bendici—n.
El diablo quiere convencer a muchos que siguiendo los preceptos de
Dios, vas a tener una vida aburrida, sin las diversiones que el mundo te puede
ofrecer. Pero esto es puro enga–o del
diablo.
Es cierto que Dios quiere verte caminando en la santidad, en la
integridad, para su propia gloria, pero es tambiŽn para la gran bendici—n sobre
tu vida.
Y ahora, con el verso que sigue, tu gran invitaci—n a la paz.
18) !!Oh, si hubieras atendido a mis
mandamientos! Fuera entonces tu paz como un r’o, y tu justicia como las
ondas del mar.
La paz es posible, la paz es lo que Dios quiere para ti, y
por esto te ha mandado tanta instrucci—n.
Aun en la gran comisi—n te puedes ver como en el pacto de Dios puedes
entrar en la paz.
Mateo 28:18-20 Y Jesœs se acerc—
y les habl— diciendo: Toda
potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Por tanto, id, y haced disc’pulos a todas las naciones, bautiz‡ndolos
en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Esp’ritu Santo; ense–‡ndoles que guarden todas las
cosas que os he mandado; y he aqu’ yo estoy con vosotros todos los d’as,
hasta el fin del mundo. AmŽn.
Dos cosas aqu’. Primero
el bautismo, los que creen van a empezar con esto. Para los rebeldes, olv’dalo.
Pero despuŽs del bautismo, hay ense–anza en los mandamientos de Dios,
para la gloria de Dios, s’, pero tambiŽn para tu paz, para tu provecho, para la armon’a en tu familia.
18-19) !!Oh, si hubieras atendido a
mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un r’o, y tu justicia como las
ondas del mar. Fuera como la arena
tu descendencia, y los renuevos de tus entra–as como los granos de arena; nunca
su nombre ser’a cortado, ni ra’do de mi presencia.
Israel iba a perder su templo, que era s’mbolo de la presencia de
Dios. Han sufrido guerras y
hambres, en que seguramente no solamente perdieron hombres, sino hijos, ni–os tambiŽn.
Y en la cautiverio, muchos padres ser’an separados de sus hijos,
causando el estrŽs, y la falta de paz.
Por esto Dios dice, por medio de su profeta, Á!Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como
un r’o!!
La paz est‡ disponible. Pero si solamente pedimos aflicci—n,
porque no queremos escuchar, entonces la paz
tendr‡ que esperar, y puedes preparar te, por la aflicci—n, para tu
purificaci—n.
19) Fuera como la arena tu
descendencia, y los renuevos de tus entra–as como los granos de arena; nunca su
nombre ser’a cortado, ni ra’do de mi presencia.
Esto est‡ recordando las promesas del pacto con Abraham.
GŽnesis 22:17 De cierto te
bendecirŽ, y multiplicarŽ tu
descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que est‡ a
la orilla del mar; y tu descendencia poseer‡ las puertas de sus enemigos.
Los ni–os, son una bendici—n, esto es una verdad B’blica.
Salmos 127:3-5 He aqu’, herencia
de Jehov‡ son los hijos;
Cosa de estima el fruto del vientre.
Como saetas en mano del valiente,
As’ son los hijos habidos en la juventud.
Bienaventurado el hombre que llen— su aljaba de ellos; No ser‡
avergonzado Cuando hablare con los enemigos en la puerta.
Cuando veo las familias con sus hijos, es como que estoy mirando a las
promesas del pacto delante de mis ojos.
Y los que critican a los que tienen muchos hijos, muestran que sus
mentes han sido programadas por las filosof’as de este mundo, y no por la Santa
Palabra de Dios.
Est‡n escuchando, tal vez, a algo, pero no a la palabra.
20) Salid de Babilonia, huid de entre
los caldeos; dad nuevas de esto con voz de alegr’a, publicadlo, llevadlo hasta
lo postrero de la tierra; decid: Redimi— Jehov‡ a Jacob su siervo.
Llegando al fin del cautiverio, se pudiera esperar la libertad otra
vez. Y por esto viene la llamada,
Salid de Babilonia. Y unas
cincuenta mil salieron, para cruzar el desierto y levantar a JerusalŽn.
ÀPero los dem‡s? Muchos
no quer’an salir, sino que se quedaron en su Babilonia, en donde eran ya
c—modos.
Ya no deseaban sufrir la molestia de cruzar el desierto. Es mas, ni estaban escuchando.
21) No tuvieron sed cuando los llev—
por los desiertos; les hizo brotar agua de la piedra; abri— la pe–a, y
corrieron las aguas.
Esto era para ayudar todos a recordar que Dios estaba con ellos cuando
salieron de Egipto. Era dif’cil,
s’, cruzar el desierto para llegar a la tierra prometida, pero val’a la pena,
vivir honrando a Dios, lejos de la idolatr’a.
Pero el profeta sabia que con toda su exhortaci—n, y con toda su
ense–anza buena, muchos simplemente no iban a escuchar, y por esto termina el
capitulo con el verso famosoÉ
22) No hay paz para los malos, dijo
Jehov‡.
Y si tu hermano, hermana, joven, decides permanecer en tu
rebeli—n. Si tu quieres continuar
con barra de hierro para tu cerviz o
con tu frente de bronce, o sea tu
cabeza dura como dice en el vers’culo cuatro.
Pues, Dios tiene una promesa tambiŽn para ti, y para la gloria santa
de su nombre.
No hay paz para
los malos, dijo Jehov‡.
========================= Aplicaci—n ======================
Si tu hermano, joven has perdido tu paz,
Dios te est‡ dando una manera de restaurar esa paz, realmente
entregando te a Cristo con los o’dos abiertos.
Juan 14:27 La
paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la
doy como el mundo la da. No se turbe vuestro
coraz—n, ni tenga miedo.
Y si esto es tu deseo, puedes pasar en unos
momentos, y oraremos contigo.
Pero si aun no quieres salir de tu
Babilonia. si aun deseas coquetear
un poco mas con las atracciones de este mundo, quiero rogar te a quemar esa
promesa en tu mente, y en tu conciencia, que sea imborrable, por toda tu vida.
No hay paz para
los malos, dijo Jehov‡.
Vamos a orar!