27 de abril de 18

La Integridad Como H‡bito

Proverbios 28:14-28

 

Hemos visto ya, en este libro de Proverbios, doctrinas y preceptos que pueden producir grandes bendiciones en la vida de uno.

 

Dios quiere bendecir a su pueblo, a sus hijos, y por esto nos ha dado toda la informaci—n necesaria par caminar en su luz.

 

En el libro de Isa’as, Dios mismo lamentaba sobre la manera en que su pueblo tenia lo que necesitaba para evitar grandes problemas, pero, lastimosamente, simplemente no querr’an escuchar y aplicar los preceptos preciosos del pacto.

 

Isa’as 48:18-19 !!Oh, si hubieras atendido a mis

mandamientos! Fuera entonces tu paz como un r’o, y tu justicia como las ondas del mar.

 

Fuera como la arena tu descendencia, y los renuevos de tus entra–as como los granos de arena; nunca su nombre ser’a cortado, ni ra’do de mi presencia.

 

ÒSi hubieras atendidoÓ, pausa el pacto de Dios es real, y el pacto de Dios es condicional.

 

As’ que vale la pena agarrar la sabidur’a de este libro y poner la en practica, formando en nosotros, la integridad, como h‡bito.

 

14) Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios;

Mas el que endurece su coraz—n caer‡ en el mal.

 

Mirando a esto por primera vez, parece que el verso est‡ contradiciendo a si mismo.

 

ÀQue dice, la persona que vive en temor es la persona feliz?

Pero as’ es.  Esto es el hombre que conoce a Dios, y sobre todo no quiere ofender a su Padre Celestial.

 

Ese hombre conoce los preceptos de Dios, y c—mo atender a ellos.  Por esto, en su vida puede evitar casi todas las irritaciones que sigan los errores.

 

Es que Dios, siendo justo, tiene que responder a las transgresiones de su ley.  Vimos c—mo la gran trasgresi—n de David, le cost— mucha tristeza en su familia despuŽs.

 

Y vimos como las esposas de Salom—n, y sus errores con ellas, trastornaron el reino, dividiendo lo en dos.

 

Y como estamos estudiando en Domingo, por medio de los profetas, el pueblo entero tenia que regresar otra vez a la esclavitud, por romper pacto con Dios una y otra vez.

 

Pero aprendiendo la integridad como un h‡bito, viviendo constadamente en la luz de la palabra, podemos dar un gran testimonio a nuestra generaci—n.

 

14) Bienaventurado el hombre que siempre teme a Dios;

Mas el que endurece su coraz—n caer‡ en el mal.

 

Y claro, el hombre que decide endurecer su coraz—n delante de todo esto, o que responde con la indiferencia que es tan comœn ahora, caer‡ en el mal, y posiblemente, muchas veces.

 

15) Le—n rugiente y oso hambriento Es el pr’ncipe imp’o sobre el pueblo pobre.

 

Cuando existan lideres, o tiranos en el gobierno que realmente no entiendan los preceptos de la integridad, es como estar en la presencia de una bestia salvaje.

 

Un le—n rugiente es un terror a todos por el poder de su fuerza.  Un oso hambriento anda abriendo todo lo que puede encontrar, como se saben los que van camping en sus vacaciones.

 

Y la palabra de Dios est‡ llena de principios sobre el liderazgo, sobre el gobierno de los pa’ses, de los negocios, de familias y de iglesias.

 

Hay muchos documentos y peri—dicos del tiempo de la fundaci—n de este pa’s, y el libro mas citado, entre los fundadores, era la Biblia.

 

Citaron a los griegos tambiŽn y los fil—sofos de la historia, pero mas que todo, se citaron las escrituras. 

ÀPero que libro de las escrituras agarraba mas su atenci—n? 

No era el libro de los Proverbios, sino el libro de Deuteronomio, el libro del pacto.  Y su obra ha permanecido hasta el d’a de hoy.

Y aun hay gente que arriesgan sus vidas tratando de establecer se aqu’, y vivir en medio de un poco de seguridad, un poco de oportunidad, y prosperidad.

 

Pero que diferente somos ahora.  Casi nadie en el gobierno tiene el mas m’nimo interŽs en el libro de Deuteronomio.

 

Es que la integridad ahora, no es gran prioridad en el gobierno, y por esto vivimos en peligro.

 

16) El pr’ncipe falto de entendimiento multiplicar‡ la extorsi—n; Mas el que aborrece la avaricia prolongar‡ sus d’as.

 

Cuando MoisŽs se organiz— su trayectoria por el desierto, su suegro Jetro, le dio un consejo muy bueno.

 

ƒxodo 18:21    Adem‡s escoge tœ de entre todo el pueblo

varones de virtud, temerosos de Dios v14, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y ponlos sobre el pueblo por jefes de millares, de centenas, de cincuenta y de diez.

 

Para gobernar bien, el hombre, o en estos tiempos bajos, la mujer, tiene que odiar a la avaricia.

 

ÀPero cuantas veces se vea en las noticias ahora, diferentes personas del gobierno, acusadas de la corrupci—n, y hasta pasando tiempo en la c‡rcel, por su avaricia?

 

Y por esto la extorsi—n, entre los delincuentes empieza a multiplicar se, hasta que la gente de tales lugares buscan otra parte del mundo en donde se pueden vivir en paz.

 

Ahora todo esto ha llegado a Cancœn, por ejemplo, en la pen’nsula de Yucat‡n, donde millones de turistas han viajado. 

Pero ahora, con la violencia apareciendo casi cada semana, poco a poco, la gente est‡n empezando a seleccionar otro destino, para llevar sus familias. 

 

Y hablando de los sicarios, o los asesinosÉ

17) El hombre cargado de la sangre de alguno huir‡ hasta el sepulcro, y nadie le detendr‡.

 

Esto est‡ diciendo al magistrado que no se puede extender la misericordia al asesino.  La pena de la muerte para el asesino empez— antes de la ley de MoisŽs.  Se empez— en el tiempo de NoŽ.

Saliendo de la barca, y confirmando su pacto, dijo DiosÉ

 

GŽnesis 9:6    El que derramare sangre de hombre, por el

hombre su sangre ser‡ derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre.

 

Precisamente porque el hombre matado estaba en el imagen de Dios, la pena de la muerte estaba ordenada.

 

Y bajo las leyes mas amplias del tiempo de MoisŽsÉ

 

Nœmeros 35:31-33     Y no tomarŽis precio por la vida del

homicida, porque est‡ condenado a muerte; indefectiblemente morir‡.

 

Ni tampoco tomarŽis precio del que huy— a su ciudad de refugio, para que vuelva a vivir en su tierra, hasta que muera el sumo sacerdote.

 

Y no contaminarŽis la tierra donde estuviereis; porque esta sangre amancillar‡ la tierra, y la tierra no ser‡ expiada de la sangre que fue derramada en ella, sino por la sangre del que la derram—.

 

En la uni—n Europea, ningœn pa’s puede aplicar la pena de la muerte, porque segœn ellos, era una barbaridad.  Pero poco a poco observando su cultura, est‡n gradualmente pasando por un proceso de de-civilizaci—n.

 

Especialmente en Londres, que ahora no es parte de la uni—n, pero ahora ellos tienen mas asesinos que Nuevo York.

 

Y las violaciones de mujeres en toda Europa est‡ subiendo. Precisamente ayer, un grupo de hombres estaban condenado por violar una mujer en Pamplona Espa–a.

 

Y hay protestas en todos lados porque estaban condenado por abuso sexual y no por violaci—n. 

 

Hay mas y mas testimonios de personas dejando a Europa, porque ya no es tan seguro como antes.

 

Y no es nada sorprendente.  Abandonado a los preceptos de Dios, no puedes esperar vivir en las bendiciones del pacto.

 

18) El que en integridad camina ser‡ salvo; mas el de perversos caminos caer‡ en alguno.

 

La integridad es lo que mas necesitamos en este mundo moderno.  Pero mientras grandes cantidades de la gente, rechazan a la Biblia, como una colecci—n de fabulas, ni se pueden definir quŽ es la integridad.

 

Por esto el mundo moderno est‡ cada vez mas perdido.

 

19) El que labra su tierra se saciar‡ de pan; mas el que sigue a los ociosos se llenar‡ de pobreza.

 

Ahora estamos regresando a lo b‡sico, la diligencia.  Es normal que se hablan en tŽrminos de la agricultura, pero esto es algo que se puede aplicar a cualquier ocupaci—n.

 

Labrando a tu tierra es como prestar atenci—n, a tu trabajo.   O es como atender muy cuidadoso a tu negocio.

 

Hoy en d’a te puedes observar algo muy interesante.  En las tiendas, en las oficinas, a veces en los restaurantes, se puede notar personas haciendo algo con sus celulares, mientras deben de estar trabajando.

 

Esto es un gran problema para los empleadores.  Siempre hemos tenido las distracciones, pero ahora se han multiplicado.

 

19) El que labra su tierra se saciar‡ de pan; mas el que sigue a los ociosos se llenar‡ de pobreza.

 

Llegando al trabajo, tenemos que estar diligentes, para el nombre de Cristo, y para nuestros testimonios como personas de integridad.

 

Uno que simplemente no puede concentrar en su trabajo, siempre perdiendo su enfoque, puede terminar como dice aqu’, lleno de pobreza.

 

20) El hombre de verdad tendr‡ muchas bendiciones;

Mas el que se apresura a enriquecerse no ser‡ sin culpa.

 

Poncio Pilato preguntaba delante de CristoÉ

 

Juan 18:38 ÀQuŽ es la verdad?

 

Y aparte de la palabra, esa pregunta es imposible contestar.

 

20) El hombre de verdad tendr‡ muchas bendiciones;

Mas el que se apresura a enriquecerse no ser‡ sin culpa.

 

Como dije empezando, esto es lo que Dios quiere para sus hijos, muchas bendiciones, y de toda forma, incluyendo bendiciones econ—micas, vacaciones buenas, y caros confiables.

 

Pero a veces tenemos que esperar con paciencia, siguiendo fiel en el camino.  Porque los que piensan que se pueden ganar, mucho dinero, y bien r‡pido, pueden caer en pecados groseros.

 

1 Timoteo 6:9  Porque los que quieren enriquecerse caen en

tentaci—n y lazo, y en muchas codicias necias y da–osas, que hunden a los hombres en destrucci—n y perdici—n.

 

Toda esa sabidur’a es el mismo en el Nuevo Testamento.

 

21) Hacer acepci—n de personas no es bueno;

Hasta por un bocado de pan prevaricar‡ el hombre.

 

Esto es un poco interesante, porque est‡ hablando de una progresi—n.

 

Si un juez es muy suave, porque est‡ juzgando el hijo de un amigo, se puede pensar que es solamente una vez.

 

Pero la pr—xima vez ser‡ aun mas f‡cil, distorsionar la justicia por razones personales.

 

Y pasando los a–os, se puede formar un h‡bito no de integridad, sino de la falta de la integridad.

 

Y empezar‡ a da–ar la justicia para uno que simplemente se lleva a un buen restaurante.

 

Y mas tarde aun, por un bocado de pan, se prevaricar‡.

 

Y por supuesto, todo el mundo ser‡ tentado a juntar se con la delincuencia porque dir‡n, ÒÁAqu’ no hay justicia!Ó

 

Pero cuando se vive en una cultura de integridad, los jueces van a regresar una y otra vez a la Santa Palabra que diceÉ

 

 

 

Deuteronomio 1:16-17 Y entonces mandŽ a vuestros jueces,

diciendo: O’d entre vuestros hermanos, y juzgad justamente entre el hombre y su hermano, y el extranjero.

 

No hag‡is distinci—n de persona en el juicio; as’ al peque–o como al grande oirŽis; no tendrŽis temor de ninguno, porque el juicio es de Dios; y la causa que os fuere dif’cil, la traerŽis a m’, y yo la oirŽ.

 

Deuteronomio 16:18-20     Jueces y oficiales pondr‡s en todas

tus ciudades que Jehov‡ tu Dios te dar‡ en tus tribus, los cuales juzgar‡n al pueblo con justo juicio.

 

No tuerzas el derecho; no hagas acepci—n de personas, ni tomes soborno; porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos.

 

La justicia, la justicia seguir‡s, para que vivas y heredes la tierra que Jehov‡ tu Dios te da.

 

ÀLo vez, hermano, porque estableciendo el fundamento de los Estados Unidos, se citaban tantas veces al libro de Deuteronomio?  ÁUn libro que ahora es casi olvidado, aun en las iglesias!

 

22) Se apresura a ser rico el avaro, y no sabe que le ha de venir pobreza.

Sirviendo a tu Dios en fidelidad, tendr‡s mucho, sin problemas, pero apresurando te a ser rico, terminar‡s, en la pobreza. 

 

Parece una contradicci—n, pero es una promesa, una promesa confiable, del pacto de tu Dios.

 

23) El que reprende al hombre, hallar‡ despuŽs mayor gracia

Que el que lisonjea con la lengua.

 

Hemos visto esto antes tambiŽn, pero la repetici—n es necear’a.

El amigo de veras, siguiendo el precepto del Se–or, te va a corregir, en el momento preciso, tal vez en privado, con todo amor.

 

Pero el amigo verdadero no va a permitir te destruir a ti mismo o destruir tu testimonio, o tu reputaci—n.

 

24) El que roba a su padre o a su madre, y dice que no es maldad, compa–ero es del hombre destruidor.

 

Muchos creen que el dinero, la propiedad de su padres, realmente es su propiedad.  Y por esto, justifican en sus mentes que robando a sus padres, no tiene nada de malo.

 

Y hay muchas maneras de robar a los padres.

 

Puedes robar su tiempo, involucrando los en problemas que realmente no son necesarios.

 

Puedes robar su sue–o, en el caso de j—venes que se quedan fuera de la casa muy tarde, cuando ni tienen el permiso de hacer lo.

 

Se puede robar su reputaci—n, cayendo en diferentes esc‡ndalos, y arrastrando el nombre de la familia por el lodo.

 

Durante la vida de Cristo los fariseos inventaban maneras muy creativas de robar a sus padres.  Porque en la edad avanzada, los hijos deben de recompensar a sus padres, como hemos visto antes.

 

Marcos 7:5-13  Le preguntaron, pues, los fariseos y los

escribas: ÀPor quŽ tus disc’pulos no andan conforme a la tradici—n de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas?

 

Respondiendo Žl, les dijo: Hip—critas, bien profetiz— de vosotros Isa’as, como est‡ escrito:

                   Este pueblo de labios me honra,

                   Mas su coraz—n est‡ lejos de m’.

 

               Pues en vano me honran, Ense–ando como

               doctrinas mandamientos de hombres.

 

     Porque dejando el mandamiento de Dios, os

     aferr‡is a la tradici—n de los hombres:

los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacŽis otras muchas cosas semejantes.

 

Les dec’a tambiŽn: Bien invalid‡is el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradici—n.

 

Porque MoisŽs dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.

 

Pero vosotros dec’s: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corb‡n (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte,

 

y no le dej‡is hacer m‡s por su padre o por su madre, invalidando la palabra de Dios con vuestra tradici—n que habŽis transmitido. Y muchas cosas hacŽis semejantes a estas.

 

Hay muchas maneras de robar a nuestros padres, pero robando en el nombre de la religi—n, puede ser unas de las peores.

 

El d’a de las madres ahora se acerca, y ojala, si tu madre aun est‡ viva, est‡s planeando algo grande para ella.  ÀAmen?

 

25) El altivo de ‡nimo suscita contiendas; mas el que conf’a en Jehov‡ prosperar‡.

 

Las contiendas pueden estar interesantes, pero gastan mucho tiempo y energ’a, que seria mas bien invertida en el avance del reino de Cristo.

 

26) El que conf’a en su propio coraz—n es necio; mas el que camina en sabidur’a ser‡ librado.

 

El coraz—n del hombre realmente no es confiable.

 

Jerem’as 17:9  Enga–oso es el coraz—n m‡s que todas las

cosas, y perverso; ÀquiŽn lo conocer‡?

 

Pero aprendiendo la integridad como h‡bito, no seremos confiando en nuestros corazones, sino que estaremos mas y mas, aprendiendo a responder B’blicamente, sin pensar, ser‡ finalmente natural.

 

Por esto empezamos con la cita famosa de Proverbios 3.

Proverbios 3:5-6     F’ate de Jehov‡ de todo tu coraz—n,

                     Y no te apoyes en tu propia prudencia.

                     Recon—celo en todos tus caminos,

                     Y Žl enderezar‡ tus veredas.

 

Y hay que notar lo que no est‡ diciendo.  No est‡ diciendo que tienes que confiar en cierta iglesia, o en cierta denominaci—n, o especialmente no en cierto hombre.

 

Sino que tienes que confiar en Jehov‡ tu Dios, y en su palabra, y as’ puedes vivir libre de muchos errores.

 

27) El que da al pobre no tendr‡ pobreza; mas el que aparta sus ojos tendr‡ muchas maldiciones.

 

Me encante ese verso por varias razones.  Esto no est‡ diciendo que tienes que dar a cada persona que parece pobre.  Tampoco dice que tienes que dar a los drogadictos o los borrachos para avanzar sus vicios.

 

Pero si trates de mirar en otra discreci—n cuando el pobre verdadero est‡ delante de ti, puedes provocar consecuencias.

 

27) El que da al pobre no tendr‡ pobreza; mas el que aparta sus ojos tendr‡ muchas maldiciones.

 

Pero me encanta ese verso porque aqu’ es muy claro que en el pacto de Dios, hay bendiciones para los fieles, pero tambiŽn hay maldiciones para los que simplemente no quieren o’r, ni atender a lo que Dios est‡ diciendo.

 

Este verso tiene la capacidad de producir el temor de Dios en uno.

 

28) Cuando los imp’os son levantados se esconde el hombre;

Mas cuando perecen, los justos se multiplican.

 

Esta es una de la muchas razones de porquŽ invertimos tiempo aprendiendo la palabra, y evangelizamos, tratando de avanzar el reino de Cristo en el mundo.  Dios quiere bendicir a su pueblo.  Y nos ha dado todo los que necesitamos para recibir esa bendici—n, pero tenemos que escuchar y atender a su voz.

------------------------- Conclusi—n ------------------------

Si es tu deseo, aprender de vivir en la integridad, como un h‡bito natural, respondiendo B’blicamente, casi sin pensar, porque tu mente ser‡ tan llena de la palabra, puedes pasar en unos momentos y oraremos para ti.     Vamos a Orar