14 de abril de 18

La Transformaci—n Necesaria

Juan 3:6-7

 

Cuando Cristo Jesœs vino a este mundo, ministrando, se encentraba muchos religiosos que en realidad no estaban bien con Dios.

 

Uno que mas tarde convert’a a le fe, era Nicodemo en el tercer capitulo de San Juan.

 

Juan 3:1-2 Hab’a un hombre de los fariseos que se

llamaba Nicodemo, un principal entre los jud’os.

 

Este vino a Jesœs de noche, y le dijo: Rab’, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas se–ales que tœ haces, si no est‡ Dios con Žl.

 

Ese hombre estaba fascinado con el ministerio de Cristo, y estaba seguro de que Dios estaba con Žl, pero vino por la noche, porque la mayor’a de los religiosos estaban rechazando al Se–or, hundiendo se en sus tradiciones.

 

Pero Cristo, en amor, no contestaba a su pregunta, directamente.

 

Juan 3:3-5 Respondi— Jesœs y le dijo: De cierto, de

cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

 

Nicodemo le dijo: ÀC—mo puede un hombre nacer siendo viejo? ÀPuede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?

 

Respondi— Jesœs: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Esp’ritu, no puede entrar en el reino de Dios.

 

El concepto no era muy claro para Nicodemo, porque era un hombre atrapado en la religi—n, la tradici—n y el poder del hombre.

 

Pero Cristo enfatizaba que una transformaci—n espiritual era completamente necear’a.

Y Cristo estaba dispuesto a explicar esto aun mas.

 

Juan 3:6-7 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo

que es nacido del Esp’ritu, esp’ritu es.

No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.

 

Es que el hombre est‡ nacido con una naturaleza corrompida, que recibi— de su primer padre Ad‡n.  Y con esa naturaleza carnal, es normal par un joven faltar respeto a sus padres, o desear mirar a la pornograf’a, o practicar otra perversi—n sexual.

 

Pero es necesario, pasar por una transformaci—n de esa naturaleza corrompida, de otra manera no habr’a esperanza alguna.

 

Juan 3:8-10    El viento sopla de donde quiere, y oyes su

sonido; mas ni sabes de d—nde viene, ni a d—nde va; as’ es todo aquel que es nacido del Esp’ritu.

 

Respondi— Nicodemo y le dijo: ÀC—mo puede hacerse esto?

 

Respondi— Jesœs y le dijo: ÀEres tœ maestro de Israel, y no sabes esto?

 

Nicodemo era un hombre de la religi—n, era poderoso en la religi—n, pero no entend’a ese punto b‡sico.

 

Pero se deber’a de saber algo de esto, porque era presentado hasta en el testamento antiguo, como en el libro de Ezequiel donde dice...

 

Ezequiel 36:25-26    EsparcirŽ sobre vosotros agua limpia, y

serŽis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ’dolos os limpiarŽ.

 

Os darŽ coraz—n nuevo, y pondrŽ esp’ritu nuevo dentro de vosotros; y quitarŽ de vuestra carne el coraz—n de piedra, y os darŽ un coraz—n de carne.

 

Lo que es claro aqu’, es que esto es obra de Dios y no es obra de ningœn hombre, es don de Dios, no por obras para que nadie se glor’a.

 

Y esto era un tema muy importante en todo el nuevo testamento de la Biblia.  El hombre tiene que pasar por una transformaci—n poderosa, una transformaci—n necesaria, de otra manera, simplemente no hay esperanza.

 

2 Corintios 5:17     De modo que si alguno est‡ en Cristo,

nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aqu’ todas son hechas nuevas.

 

Simplemente unirte a una religi—n jam‡s ser‡ suficiente, si no has recibido esa transformaci—n espiritual.

 

Existan muchas religiones en el mundo, con muchos seguidores sinceros, pero si uno no ha nacido de nuevo, toda su obra religiosa ser‡ en vano.

 

Juan 3:6-7 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo

que es nacido del Esp’ritu, esp’ritu es.

No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.

 

Un hombre, una mujer puede hacer muchas coses religiosas en su carne, pero jam‡s tendr‡ el gozo verdadero, hasta que haya nacido de nuevo.

 

Hay gente en todos lados siguiendo diferentes doctrinas, por temor o por obligaci—n, o por costumbre, pero sin el nuevo nacimiento, sus obras est‡n vanas.

 

Tito 3:4-5 Pero cuando se manifest— la bondad de Dios

nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,

 

nos salv—, no por obras de justicia que nosotros hubiŽramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneraci—n y por la renovaci—n en el Esp’ritu Santo,

 

El nuevo nacimiento no es algo que se puede ganar por sus propios meritos, es don de Dios, esto viene por su misericordia y su gracia.

 

Efesios 2:8-9  Porque por gracia sois salvos por medio de

la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se glor’e.

 

La triste realidad es que el hombre no puede cambiar a si mismo, una vez nacido en la carne, anda atrapado en su carne, con deseos carnales, y una inclinaci—n al pecado.

 

Jerem’as 13:23 ÀMudar‡ el et’ope su piel, y el leopardo sus

manchas? As’ tambiŽn, ÀpodrŽis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?

 

Sin la gran transformaci—n, la transformaci—n necesaria, el  hombre continuar‡ como es, aun con toda su religi—n.

 

Juan 3:6-7 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo

que es nacido del Esp’ritu, esp’ritu es.

No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.

 

El profeta Jerem’as, aun hablando con gente religiosa dijoÉ

 

Jerem’as 17:9  Enga–oso es el coraz—n m‡s que todas las

cosas, y perverso; ÀquiŽn lo conocer‡?

 

Pero Cristo Jesœs s’ conoce el coraz—n humano, y Cristo vino dispuesto a transformar la gente, dando su sangre preciosa, en rescate de muchos.

 

Atrapado en la carnalidad, caminando con un coraz—n de piedra, es imposible escapar, aparte de la realidad de Cristo Jesœs, que est‡ dispuesto a salvar para siempre, los que vienen a Žl en fe, y en arrepentimiento.

 

ÀAmigo, como est‡ contigo en esta tarde?  ÀAndas aun en la naturaleza que has recibido de Ad‡n, tu primer padre?  ÀEst‡s muy lejos de la santidad, sin la cual nadie ver‡ a Dios como dice en el libro de Hebreos?

 

Hebreos 12:14  Seguid la paz con todos, y la santidad,

sin la cual nadie ver‡ al Se–or.

 

En el gran d’a del juicio, no importar‡ si tenias religi—n, sino que lo importante ser‡ si has pasado por la transformaci—n necesaria.

 

Juan 3:6-7 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo

que es nacido del Esp’ritu, esp’ritu es.

No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.

 

 

 

Hasta San Pedro ense–aba sobre esto, porque es un tema constante en el nuevo testamento.

 

1 Pedro 1:3    Bendito el Dios y Padre de nuestro Se–or

Jesucristo, que segœn su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrecci—n de Jesucristo de los muertos.

 

ÀComo est‡ contigo, amigo, se–ora, tienes tu el gozo de Cristo en tu coraz—n, o eres simplemente otro religioso, participando en muchas actividades, pero aun atrapado en la naturaleza corrompida que recibiste por herencia?

 

Lo muy triste de todo esto es que Cristo ense–aba que muchos iban a encontrar una sorpresa terrible llegando al d’a del juicio, aunque han hecho mucho en la religi—n, aun si han hecho cosas, maravillas en el nombre de Cristo.

 

Mateo 7:21-23  No todo el que me dice: Se–or, Se–or,

entrar‡ en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que est‡ en los cielos.

 

Muchos me dir‡n en aquel d’a: Se–or, Se–or, Àno profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?

 

Y entonces les declararŽ: Nunca os conoc’; apartaos de m’, hacedores de maldad.

 

O mi querido amigo, en esto no debes de equivocarse.

 

Juan 3:6-7 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo

que es nacido del Esp’ritu, esp’ritu es.

No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.

 

Es tiempo de peder a Dios, por tu transformaci—n actual, y no continuar simplemente con una cantidad de actividades muy religiosas.

 

Y si esto es tu deseo, hay hermanos aqu’ que pueden orar contigo, y orientar te en una relaci—n actual con Cristo Jesœs, que es bastante diferente de simplemente segur a otra religi—n humana.

 

Amen