13 de abril de 18
La Mayordom’a Prosperada
Proverbios 27:13-27
Ha habido, durante nuestras vidas, muchos
predicadores famosos, que han sacado dinero de la gente por medio de la
televisi—n, o de la radio, con promesas falsas de la prosperidad. Y los resultados han estado
verdaderamente tr‡gicos.
Pero aparte de todos los estafadores, realmente hay
una doctrina de prosperidad en la Biblia.
Aunque no est‡ prometiendo a nadie, grandes riquezas.
Vimos esto por ejemplo en el Salmo uno.
Salmos 1:1-3 Bienaventurado
el var—n que no anduvo en
consejo de malos, ni
estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Sino
que en la ley de Jehov‡ est‡ su delicia, Y en su ley medita de d’a y de noche.
Ser‡ como ‡rbol plantado
junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja no cae; Y
todo lo que hace, prosperar‡.
La prosperidad est‡ prometida, no por mandar dinero
a un predicador que ya est‡ bastante rico, sino por realmente aprender los
preceptos de Dios y vivir conforme a ellos.
Y la prosperidad no es solamente financiera, sino
que incluye muchos otros aspectos de la vida.
El mismo aparece en la Ley de Dios, llegando casi al
fin del libro de Deuteronomio.
Deuteronomio 29:9 GuardarŽis,
pues, las palabras de este
pacto, y las pondrŽis por
obra, para que prosperŽis en todo lo
que hiciereis.
Aqu’, la promesa viene con la fidelidad a los
tŽrminos del pacto sagrado, y tampoco est‡ hablando de asuntos financieros
exclusivamente.
Salom—n era un hombre sumamente prospero. Y con este libro deseaba comunicar lo
que ha aprendido a sus hijos, y tambiŽn bajo la gu’a de Esp’ritu Santo a todos
los hijos de Dios.
13)
Qu’tale su ropa al que sali— fiador por el extra–o;
Y al
que f’a a la extra–a, t—male prenda.
En la ley no se pudiera tomar la ropa de uno como
fianza por un prŽstamo, siendo su ropa tan necesaria para aguantar el fr’o.
Deuteronomio 24:12-13 Y si el hombre fuere pobre, no te
acostar‡s reteniendo aśn
su prenda.
Sin falta le devolver‡s la
prenda cuando el sol se ponga, para que pueda dormir en su ropa, y te bendiga;
y te ser‡ justicia delante de Jehov‡ tu Dios.
Pero aqu’ en este proverbio, dice que siendo esa
persona tan necia, tan falta de conocimiento sobre la mayordom’a, que anda como fiador de extra–os, o para la mujer
extra–a, en este caso, no tienes que mostrar la misericordia normal, porque es
casi seguro, que te vas a perder.
14)
El que bendice a su amigo en alta voz, madrugando de ma–ana, por maldici—n se
le contar‡.
Muy de ma–ana, debemos de estar honrando a Dios, y
dando gracias a Žl, y no tratando de hablar bien de diferentes hombres.
Aun si es un amigo, tienes que tener cuidado en tu
entusiasmo por darle elogios.
15-16)
Gotera continua en tiempo de lluvia y la mujer rencillosa, son semejantes; pretender
contenerla es como refrenar el viento, O sujetar el aceite en la mano derecha.
Hemos tenido esto ya antes, pero aunque Salom—n, era
sumamente sabio, se termin— con muchas mujeres, con que se casaba, formando
alianzas con otros poderes alrededor de su pa’s.
Esto fue un error, un pecado, prohibido por las
leyes de MoisŽs, y nadie puede justificar lo, pero era algo comśn en su
cultura.
Y aqu’, estaba ense–ando de algunas de las
consecuencias de tener estas mujeres en su vida. Se pueden funcionar como una intensa irritaci—n.
15-16)
Gotera continua en tiempo de lluvia y la mujer rencillosa, son semejantes;
pretender contenerla es como refrenar el viento, O sujetar el aceite en la mano
derecha.
Salom—n entend’a c—mo manejar muchos negocios,
muchos asuntos del reino, y todos a la vez, seleccionando hombres capacitados
para ayudar le, y guiando los en la sabidur’a.
Pero con estas mujeres, no se pudiera. Y si te estudies su vida cuidadosamente
puedes ver que estas mujeres eran su ruina.
1 Reyes 11:1-4 Pero
el rey Salom—n am—, adem‡s de la
hija de Fara—n, a muchas
mujeres extranjeras; a las de Moab, a las de Am—n, a las de Edom, a las de
Sid—n, y a las heteas; gentes de las cuales Jehov‡ hab’a dicho a los hijos de
Israel: No os llegarŽis a ellas, ni ellas se llegar‡n a vosotros; porque
ciertamente har‡n inclinar vuestros corazones tras sus dioses. A Žstas, pues,
se junt— Salom—n con amor.
Y tuvo setecientas mujeres
reinas y trescientas concubinas; y sus mujeres desviaron su coraz—n.
Y cuando Salom—n era ya
viejo, sus mujeres inclinaron su coraz—n tras dioses ajenos, y su coraz—n no
era perfecto con Jehov‡ su Dios, como el coraz—n de su padre David.
Aun con toda su sabidur’a, Salom—n no pudo manejar
estas mujeres ex—ticas. Y esto es
algo que deseaba comunicar a sus hijos, esperando que no se caigan en el mismo.
17)
Hierro con hierro se aguza; y as’ el hombre aguza el rostro de su amigo.
Entrando ya en el tema de la mayordom’a prosperada, un hombre puede aprender mucho, de sus
amigos, esto si son amigos bien seleccionados.
Es que un hombre puede afilar a otro. Uno tiene experiencia en un tema y el
otro tiene capacidad en otro.
Y es mas, cuando tienes a otros amigos entrenados en
la palabra de Dios esto puede ser un gran gozo, pasando tiempo con ellos.
17)
Hierro con hierro se aguza; y as’ el hombre aguza el rostro de su amigo.
Y por esto, hay razones B’blicas para la hermanas,
de animar a sus esposos a venir a la reuni—n de los hombres.
Yo ya ha asistido a una reuni—n de hombres por mas
de veinte a–os, en los lunes, a las 6:30 de la ma–ana.
Y algunos de estos hermanos reśnan lunes por la
noche para orar tambiŽn, y continuar el santo compa–erismo.
Cada hombre sale edificado, pero tambiŽn gozoso de
haber contribuido a otros, para su crecimiento.
18)
Quien cuida la higuera comer‡ su fruto,
Y el
que mira por los intereses de su se–or, tendr‡ honra.
Esto, aqu’ est‡ hablando del trabajo. Si uno trabaja para otro, o aun si
tienes tu propio negocio, tendr‡s cierto mayordom’a,
sobre los bienes de otros, por lo menos por un tiempo.
Y este capitulo est‡ ense–ando nos que hay una mayordom’a bien prosperada, cuando
somos diligentes, cuando estamos prestando atenci—n, y siempre aprendiendo para
mejorar nuestro trabajo.
Hemos visto como Jacob, cuando trabajaba para su t’o,
multiplic— sus reba–os en gran manera, porque estaba muy cuidadoso.
GŽnesis 30:29-30 Y
Žl respondi—: Tś sabes c—mo te he
servido, y c—mo ha estado
tu ganado conmigo.
Porque poco ten’as antes
de mi venida, y ha crecido en gran nśmero, y Jehov‡ te ha bendecido con mi
llegada; y ahora, Ŕcu‡ndo trabajarŽ tambiŽn por mi propia casa?
Jacob entendi— la
mayordom’a prosperada, y como ni–o JosŽ, observaba esa sabidur’a de su
padre, y avanzaba mas y mas hasta que estaba gobernando sobre todos los tesoros
de Egipto.
Esto es algo bello, y es algo que muchos jud’os han
aprendido a travŽs de los siglos, y han avanzado mucho, econ—micamente.
Pero esa prosperidad puede aplicar tambiŽn a la
familia y a los ministerios de toda forma.
19)
Como en el agua el rostro corresponde al rostro,
As’
el coraz—n del hombre al del hombre.
Para realmente avanzar, el hombre tiene que conocer
a si mismo. Las mujeres en la
antigźedad, no ten’an los espejos modernos como nosotros tenemos, y por esto se
miraban a sus caras en la reflecci—n del agua de un estanque.
Y los hombres tienen que examinar a ellos mismos
mirando a lo que estaba saliendo de sus corazones. O mejor, como dice en el libre de Santiago, comparando se
con la Santa Ley.
Santiago 1:22-24 Pero
sed hacedores de la palabra, y no
tan solamente oidores,
enga–‡ndoos a vosotros mismos.
Porque si alguno es oidor
de la palabra pero no hacedor de ella, Žste es semejante al hombre que
considera en un espejo su rostro natural.
Porque Žl se considera a
s’ mismo, y se va, y luego olvida c—mo era.
Los que escuchan a las ense–anzas b’blicas solamente
como una forma de entretenimiento, y no pongan casi nada en practica, no van a
avanzar en su mayordom’a.
Para avanzar, tenemos que observar problemas,
manchas en nuestros caracteres, y despuŽs intentar cambiar con la ayuda del
Esp’ritu Santo.
20)
El Seol y el Abad—n nunca se sacian; as’ los ojos del hombre nunca est‡n
satisfechos.
Esto es una amonestaci—n en contra de la avaricia
ilimitada, la codicia que es una forma de idolatr’a.
Esto no es el objetivo de este capitulo, sino que
podemos aprender aqu’, c—mo siempre tener lo suficiente.
20)
El Seol y el Abad—n nunca se sacian; as’ los ojos del hombre nunca est‡n
satisfechos.
Los ojos de los codiciosos est‡n comparados con la
muerte o el infierno que jam‡s est‡n saciados.
Mas de ciento cincuenta mil personas mueren cada
d’a, pero la muerte jam‡s va a decir, ŇÁEst‡ bien, ya estoy saciado!Ó
Y tampoco el diablo viendo la gran mayor’a de estas
personas llegando a su infierno, no va a decir, ŇÁEst‡ bien ya, estamos llenos
en estas partes!Ó
Esto jam‡s, aun si el diablo pudiera arrastrar a ti
y toda tu familia, no se celebrar’a por mucho tiempo, sino que inmediatamente
buscar’a mas, que no eran tomando su fe Cristiana en serio.
21)
El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro,
Y al
hombre la boca del que lo alaba.
Evaluando a si mismo, uno tiene que observar a si
mismo cuando est‡ recibiendo reconocimientos de otros. ŔTe vas a dar la gloria a Dios? ŔVas a continuar en la humildad, o te
vas a llenar te con el orgullo?
21)
El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro,
Y al
hombre la boca del que lo alaba.
Cuando otros hablan bien de ti, es una prueba, para
descubrir de que madera est‡s construida.
22)
Aunque majes al necio en un mortero entre granos de trigo majados con el pis—n,
no se apartar‡ de Žl su necedad.
No es muy sabio, pensar que te puedes mejorar a un
necio. Abigail era una mujer
bastante inteligente, pero no logr— nada con su primer esposo. Nabal viv’a, y se mor’a como necio.
Si tienes un hijo que se porta como necio, hay
esperanza si tomes cartas en el asunto con urgencia.
Proverbios 22:15 La
necedad est‡ ligada en el coraz—n del
muchacho;
Mas la vara de la correcci—n la
alejar‡
de Žl.
Pero si lo dejes echar ra’ces en sus errores, la
esperanza puede poco a poco desaparecer.
22)
Aunque majes al necio en un mortero entre granos de trigo majados con el pis—n,
no se apartar‡ de Žl su necedad.
Para los que van a avanzar en la mayordom’a, prosperada, tienen que entender esto, haciendo sus
decisiones.
23)
SŽ diligente en conocer el estado de tus ovejas,
Y
mira con cuidado por tus reba–os;
Aqu’ estamos realmente entrando en la mayordom’a prosperada. Est‡ hablando de los reba–os, de la
vida de agricultura, pero son principios aplicables a todo negocio.
Hay que prestar atenci—n, y seguir aprendiendo, y
hablando con tus amigos, si trabajan en el mismo.
23-24)
SŽ diligente en conocer el estado de tus ovejas,
Y
mira con cuidado por tus reba–os; Porque las riquezas no duran para siempre; ŔY
ser‡ la corona para perpetuas generaciones?
Muchas veces, las riquezas se acaban en la segunda o
en la tercera generaci—n de familias formidables.
Puede ser que los abuelos estaban muy cuidadosos en
su trabajo, en sus relaciones, en como se trataban a los clientes, pero pasando
los a–os, los hijos, o los nietos, tal vez eran un poco consentidos, y
prestaban menos atenci—n, y poco a
poco, el negocio se perdi— su reputaci—n.
Y hermanos esto est‡ pasando todo el tiempo, pero como
no muchos estudian los proverbios con cuidado, ni se saben lo que est‡ pasando
con su herencia.
Pero ahora viene la promesa de siempre tener lo
suficiente.
25)
Saldr‡ la grama, aparecer‡ la hierba, Y se segar‡n las hierbas de los montes.
Usando tus negocios, o tu trabajo como Dios quiere,
la abundancia puede siempre continuar.
26)
Los corderos son para tus vestidos, Y los cabritos para el precio del campo;
Usando bien lo que tienes, ahorrando adecuadamente,
puedes aun avanzar en tu mayordom’a,
como veremos en el caso de la mujer virtuosa que viene en pocos cap’tulos.
Esto era algo que Salom—n ense–aba a sus hijos, y
todos los padres Cristianos deben de hacer el mismo.
Los jud’os ten’an tanta experiencia con todo esto
que ten’an un dicho que dec’a, ŇSi los padres no instruyen a sus hijos en una
buena carrera, entonces est‡n ense–ando les a convertir se en ladronesÓ.
Y esto ha pasado en diferentes familias Cristianas,
en que su hijos est‡n ya en drogas, y para intentar satisfacer lo insaciables,
andan robando.
27) Y
abundancia de leche de las cabras para tu mantenimiento, para mantenimiento de
tu casa, y para sustento de tus criadas.
Yo se que en otros pa’ses es normal tener criadas,
los que han avanzado, pueden dar el empleo a los que est‡n menos afortunados. Pasa aqu’ tambiŽn, pero no tanto.
Y Salom—n dice aqu’ que avanzando en tu conocimiento
de la mayordom’a prosperada, siempre
tendr‡s lo suficiente.
No es una promesa de que todos ser‡n ricos, pero si
es una ense–anza sobre c—mo ejercer tu mayordom’a
con sabidur’a, para evitar el estrŽs y la miseria que puede caer sobre los
ignorantes, que ni intentan aplicar la sabidur’a de Dios a sus vidas actuales.
------------------------- Conclusi—n ------------------------
Si es tu deseo hermano, hermana, ser la persona
valiosa, en tu trabajo o en tu negocio.
Si tu quieres dar un buen ejemplo de la mayordom’a, para la gloria de tu Dios, en los negocios, en los
ministerios, en la familia, puedes pasar adelante en unos momentos y oraremos
para te.
Vamos
a Orar