31 de marzo de 18

Sangre y Agua

Juan 19:32-34

 

Alrededor del mundo, en estas temporadas, muchos celebran, o por lo menos recuerdan la manera en que Cristo Jesśs estaba cruelmente matado, crucificado como un criminal comśn y corriente.

 

Aunque era un hombre conocido por su amor, por su bondad y su deseo de ayudar y hasta sanar a los estaban sufriendo, el mundo lo odiaba.

 

Cristo respondi— a sus propios hermanos, cuando ni ellos creyeron en el..

 

Juan 7:7  No puede el mundo aborreceros a vosotros; mas a

m’ me aborrece, porque yo testifico de Žl, que sus obras son malas.

 

Cristo vino para morir, pero no como m‡rtir, sino que hab’a algo mucho mas importante involucrado, como fue anunciado, siglos antes.

 

Isa’as 53:6    Todos nosotros nos descarriamos como ovejas,

cada cual se apart— por su camino; mas Jehov‡ carg— en Žl el pecado de todos nosotros.

 

Dios tenia un gran plan, en que los pecados de muchos serian expiados, para una satisfacci—n complete de la santa e estricta ley de Dios, y para cumplir toda justicia.

 

Cristo llevaba los pecados del mundo, cuando estaba colgado en la cruz.  Sufri— muchas aflicciones, la traici—n de Judas, la negaci—n de Pedro, la corona de espina, los golpes y los latigazos, y las burlas de muchos.

 

Pero encima de todo esto algo peor, Cristo sufri— la ira y el abandono de su Padre.

 

Por esto en medio de su agon’a gritaba.

 

Mateo 27:46    Cerca de la hora novena, Jesśs clam— a gran

voz, diciendo: El’, El’, Ŕlama sabactani? Esto es: Dios m’o, Dios m’o, Ŕpor quŽ me has desamparado?

 

Cristo llevaba no solamente la vergźenza del pecado, sino que se llevaba la maldici—n del pecado.

 

G‡latas 3:13   Cristo nos redimi— de la maldici—n de la

ley, hecho por nosotros maldici—n (porque est‡ escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero.

 

2 Corintios 5:21     Al que no conoci— pecado, por nosotros

lo hizo pecado, para que nosotros fuŽsemos hechos justicia de Dios en Žl.

 

La historia parece muy tr‡gica, pero de esa muerte terrible e injusta, ha salido una buena nueva.

 

Un evangelio, o sea una buena nueva ha salido de esa muerte terrible, porque por medio de esa muerte de Cristo, tu, amigo, puedes escapar de una muerte eterna, y esto es una buena nueva.

 

Juan 3:16 Porque de tal manera am— Dios al mundo, que ha

dado a su Hijo unigŽnito, para que todo aquel que

en Žl cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

 

Cristo no muri— como un m‡rtir, o como un religioso en su causa perdida.  Esto s’ que no.  La gente sigan celebrando y recordando lo que pas— durante la primera Semana Santa, porque estos eventos han cambiado al mundo.

 

Isa’as 53:10   Con todo eso, Jehov‡ quiso quebrantarlo,

sujet‡ndole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiaci—n por el pecado, ver‡ linaje, vivir‡ por largos d’as, y la voluntad de Jehov‡ ser‡ en su mano prosperada.

 

En las santas escrituras, hay muchos detalles sobre los eventos de la muerte de Cristo, que estaban escritos siglos antes de su nacimiento.

 

Y esto era para comprobar que la muerte de Cristo Jesśs, no era un accidente, no era simplemente algo humanamente tr‡gico, sino que en la mente de Dios, Cristo era el Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo

 

Y pensando en esto por un momento, ver‡s que muchos beneficios salieron de esa muerte terrible.

 

 

Jehov‡, Dios Padre estaba bien servido en todo esto.

 

El Padre recibi— una satisfacci—n de su santa justicia.  Ningśn pecado jam‡s escapar‡ con impunidad.

 

Nuestros pecados estaban completamente pagados, en la muerte de Cristo.

 

Y los que mueren sin Cristo, van a experimentar, por toda la eternidad los horrores del pecado visibles en la muerte de Cristo.  Mientras los creyente llevan un yugo f‡cil y una carga ligera, los incrŽdulos llevar‡n su yugo de hierro.

 

As’ que Dios puede salvar a su pueblo sin que nadie queja de que era injusto.

 

Nosotros, los creyentes, recibimos una salvaci—n gloriosa, por la gracia de Dios, que no merec’amos.  Y tenemos la promesa de que Dios va a suplir nuestras necesidades siempre.

 

Romanos 8:32        El que no escatim— ni a su propio Hijo,

sino que lo entreg— por todos nosotros, Ŕc—mo no nos dar‡ tambiŽn con Žl todas las cosas?

 

Dios recib’a mucho en la muerte de Cristo, y nosotros, los creyentes tambiŽn.

 

ŔPero que es lo que Cristo recib’a, por todo sus sufrimientos?  pausa

 

Antes que nada estaba sumamente exaltado.

 

Filipenses 2:6-11 El cual, siendo en forma de Dios, no estim— el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despoj— a s’ mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condici—n de hombre, se humill— a s’ mismo, haciŽndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.  Por lo cual Dios tambiŽn le exalt— hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesśs se doble toda rodilla de los que est‡n en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;

 

y toda lengua confiese que Jesucristo es el Se–or, para gloria de Dios Padre.

 

Y encima de esto Cristo recibi— un pueblo, un pueblo redimido que va a estar sirviendo lo, alabando lo adorando lo por todos los siglos.

 

As’ que amigo, lo que estamos celebrando es mucho mas que un hombre, muriendo, tr‡gicamente como un criminal sobre una cruz.

 

Es mas, esa temporada de la Semana Santa, jam‡s ser‡ olvidada, porque Cristo no se qued— en la tumba.

 

Exactamente como Žl mismo profetiz—, se resucitaba del tercer d’a, comprobando que su sacrificio por nuestros pecados estaba recibido y aprobado.

 

Y si esto es algo dif’cil de creer para ti, tienes que saber que entre los propios disc’pulos de Cristo, era dif’cil de creer.

 

Juan 20:24-29  Pero Tom‡s, uno de los doce, llamado D’dimo,

no estaba con ellos cuando Jesśs vino.

 

Le dijeron, pues, los otros disc’pulos: Al Se–or hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la se–al de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creerŽ.

 

Ocho d’as despuŽs, estaban otra vez sus disc’pulos dentro, y con ellos Tom‡s. Lleg— Jesśs, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.

 

Luego dijo a Tom‡s: Pon aqu’ tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y mŽtela en mi costado; y no seas incrŽdulo, sino creyente.

 

Entonces Tom‡s respondi— y le dijo: !!Se–or m’o, y Dios m’o!

 

Jesśs le dijo: Porque me has visto, Tom‡s, cre’ste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.

 

Amigo, tu puedes ser uno de estos bienaventurados que cree la palabra, sin ver con tus propios ojos.  Tu puedes ser uno que puede ser justificado por la fe, en el mensaje de la cruz, que para otros ser‡ pura locura.

 

La crucifixi—n de Cristo en la Cruz de Calvario era algo feo, algo brutal, pero de en medio de todo esto ha salido un mensaje de gozo y de grande esperanza.

 

Y se puede presentar ese gran gozo, metaf—ricamente por la sangre y el agua.

 

Los Romanos eran muy eficientes en sus ejecuciones de los criminales, y para asegurar su extinci—n, se quebraron sus piernas, para que con un colapso f’sico, ni se pudieran respirar.

 

Juan 19:32-34  Vinieron, pues, los soldados, y quebraron

las piernas al primero, y asimismo al otro que hab’a sido crucificado con Žl.

 

Mas cuando llegaron a Jesśs, como le vieron ya muerto, no le quebraron las piernas.

 

Pero uno de los soldados le abri— el costado con una lanza, y al instante sali— sangre y agua.

 

ŔPorque sangre y agua?  En esto hay gran simbolismo.  Por la sangre de Cristo el pecado est‡ perdonado.

 

Hebreos 9:22   Y casi todo es purificado, segśn la ley, con

sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisi—n.

 

ŔY el agua? El agua representa el lavamiento de tu vida presente, un escape de la corrupci—n, o sea el poder del pecado en tu vida.

 

Tito 3:3-5 Porque nosotros tambiŽn Žramos en otro

tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciŽndonos unos a otros.  Pero cuando se manifest— la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres,  nos salv—, no por obras de justicia que nosotros hubiŽramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneraci—n y por la renovaci—n en el Esp’ritu Santo.

 

Amigo, esto es la buena nueva para ti, en Cristo, por su muerte, tu mismo puedes escapar del pago, y tambiŽn del poder de tu pecado.

Amen