10 de marzo de 18

La Divisi—n

Isa’as 59:1-2

 

Entrando ya en la primavera, es una temporada maravillosa para muchos, dejando atr‡s el invierno con su fr’o y sus lluvias.

 

Y para muchos es una temporada magnifica en que recordamos y celebramos la vida, la muerte y la resurrecci—n de Cristo Jesœs, y c—mo se dio su vida en rescata de muchos.

 

Pero para algunos, la vida no es tan alegre, sino que sus vidas ya est‡n muy complicadas, con las consecuencias de las decisiones que han tomado, ignorando lo que Dios ha mandado en su palabra.

 

Rechazando todo consejo de Dios, uno puede, al fin, vivir con cada vez mas frustraci—n y trisaza, aun en la primavera. 

 

Te puedes sentir como que ni Dios te puede ayudar en tu vida pŽsima.   Esto no es completamente cierto, pero tiene algo de verdad, como dice en el libro de Isa’as.

 

Isa’as 59:1-2  He aqu’ que no se ha acortado la mano de

Jehov‡ para salvar, ni se ha agravado su o’do para o’r; pero vuestras iniquidades han hecho divisi—n entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no o’r.

 

Como casi siempre, el problema es el pecado.  Rechazando el consejo de Dios, y la instrucci—n de su palabra, tu vida puede andar bien por un rato, pero tarde o temprano, las consecuencias del pecado van a venir.

 

Romanos 6:23   Porque la paga del pecado es muerte, mas la

d‡diva de Dios es vida eterna en Cristo Jesœs Se–or nuestro.

 

El pecado siempre viene con su pago, cobrando, y no es nada barato.  El pecado puede traer la muerte de tus relaciones, la muerte de tu familia, de tu trabajo, la muerte de todo lo que es importante en tu vida, especialmente la ayuda de tu Dios omnipotente.

 

 

Isa’as 59:1-2  He aqu’ que no se ha acortado la mano de

Jehov‡ para salvar, ni se ha agravado su o’do para o’r; pero vuestras iniquidades han hecho divisi—n entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no o’r.

 

El problema grave del pecado viene del poder estricto de la Santa Ley de Dios.  La ley de Dios es muy exigente, cuando condena la muerte, tambiŽn condena a los abortos, y hasta el odio.

 

1 Juan 3:15    Todo aquel que aborrece a su hermano es

homicida; y sabŽis que ningœn homicida tiene vida eterna permanente en Žl.

 

Y la ley de Dios no ser‡ contenta con una obediencia parcial, sino que exige una obediencia completa y perfecta.

 

Cuando la ley condena el adulterio, condena al mismo tiempo toda forma de perversi—n sexual, y toda forma de fornicaci—n y hasta condena la pornograf’a, como dijo Cristo Jesœs..

Mateo 5:27-28  O’steis que fue dicho: No cometer‡s

adulterio.  Pero yo os digo que cualquiera

que mira a una mujer para codiciarla, ya

adulter— con ella en su coraz—n.

 

Simplemente empleando el nombre de Dios como algo comœn y corriente puede provocar una gran consecuencia, como con los que dicen ÒOh my GodÓ, o ÒDios m’oÓ todo el d’a.

 

ƒxodo 20:7 No tomar‡s el nombre de Jehov‡ tu Dios en

vano; porque no dar‡ por inocente Jehov‡ al que tomare su nombre en vano.

 

Y lo duro de la Santa Ley de Dios es que ha prometido maldici—n para los que andan rompiendo estos mandamientos santos, y esa maldici—n puede venir como un matillo rompiendo una mesa de vidrio en mil pedazos, arruinando todo.

 

Deuteronomio 27:26   Maldito el que no confirmare las

palabras de esta ley para hacerlas. Y dir‡ todo el pueblo: AmŽn.

 

Y cuando viene esas consecuencias, uno puede sentir que no hay esperanza, y que ni Dios te puede ayudar.  Pero no es cierto, no completamente.

Isa’as 59:1-2  He aqu’ que no se ha acortado la mano de

Jehov‡ para salvar, ni se ha agravado su o’do para o’r; pero vuestras iniquidades han hecho divisi—n entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no o’r.

 

Dios tiene todo el poder necesario para ayudar te, pero hay maneras de venir a Dios, que el ha aprobado.

 

No tiene sentido venir a Dios rogando ayuda, si aun est‡s enamorado con tu vida de pecado, si aun est‡s faltando respeto a tus padres, o robando tiempo o materiales en tu trabajo.  Como casi siempre, el problema es el pecado, tu pecado.

 

Pero tu pecado tiene una gran soluci—n, si tienes o’dos para o’r.  La ley de Dios exige una obediencia perfecta o la muerte, que viene en muchas formas.

 

Pero hay otra manera de satisfacer esa ley estricta.  Con un sustituto, tomando tu lugar en el castigo, te puedes salir no solamente de los castigos del pecado, sino que te puedes acabar con el poder del pecado, la corrupci—n del pecado en tu vida.

 

Y esto es lo que celebramos en esta semana que viene, que Dios, en amor, mand— un remedio una soluci—n a la plaga, la maldici—n del pecado.

 

G‡latas 3:13-14 Cristo nos redimi— de la maldici—n de

la ley, hecho por nosotros maldici—n (porque est‡ escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero, para que en Cristo Jesœs la bendici—n de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiŽsemos la promesa del Esp’ritu.

 

Viendo c—mo Cristo quito la maldici—n de la ley para muchos se puede entender mas bien el verso sobre el amor de Dios.

 

Juan 3:16 Porque de tal manera am— Dios al mundo, que ha

dado a su Hijo unigŽnito, para que todo aquel que en Žl cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

 

Hay vida en Cristo, hay vida en abundancia, porque en Cristo, podemos escapar del pecado, pero lejos de Cristo solamente hay desesperanza.

Isa’as 59:1-2  He aqu’ que no se ha acortado la mano de

Jehov‡ para salvar, ni se ha agravado su o’do para o’r; pero vuestras iniquidades han hecho divisi—n entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no o’r.

 

El primer momento de esperanza en cuando uno puede realmente entender quŽ feo, quŽ asqueroso es su propio pecado.

 

La palabra de Dios no ayude a entender que aunque el mundo dice que estamos bien, sabemos en nuestras conciencias que no es as’.

 

Como dice la palabra, nuestros corazones est‡n corrompidos, lejos de Cristo.

 

Jerem’as 17:9  Enga–oso es el coraz—n m‡s que todas las

cosas, y perverso; ÀquiŽn lo conocer‡?

 

La condici—n del hombre es much’simo mas severo que se imagine, y su condici—n es hasta peligrosa si se muere en esa condici—n de corrupci—n.  Pero hay una soluci—n que muchos, machismos van a estar celebrando en esa Semana Santa.

 

En Cristo Jesœs, recibir‡s un coraz—n nuevo.

Ezequiel 36:25-27    EsparcirŽ sobre vosotros agua limpia, y

serŽis limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ’dolos os limpiarŽ.

 

Os darŽ coraz—n nuevo, y pondrŽ esp’ritu nuevo dentro de vosotros; y quitarŽ de vuestra carne el coraz—n de piedra, y os darŽ un coraz—n de carne.

 

Y pondrŽ dentro de vosotros mi Esp’ritu, y harŽ que andŽis en mis estatutos, y guardŽis mis preceptos, y los pong‡is por obra.

 

Esto est‡ disponible en Cristo, la promesa est‡ confiable, y esto ha sido la experiencia de millones que han venido a Cristo en arrepentimiento y en fe.  Porque en Cristo hay expiaci—n de pecado.  Pero esto solamente est‡ disponible en Cristo Jesœs.  Aparte de Cristo solamente hay separaci—n y divisi—n entre tu, y tu Dios.

Isa’as 59:1-2  He aqu’ que no se ha acortado la mano de

Jehov‡ para salvar, ni se ha agravado su o’do para o’r; pero vuestras iniquidades han hecho divisi—n entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no o’r.

 

ÀAmigo, se–ora, joven quŽ momento mejor de venir a Cristo, o de regresar a Cristo si has apartado por los enga–os de este mundo?

 

Estamos entrando en la primavera, la Semana Santa, la Pascua que celebra la resurrecci—n de los muertos.

 

Y tu puedes tambiŽn resucitar de una vida arruinada por el pecado, y tal vez Cristo est‡ llamando te ya, como llamaba a uno en el Evangelio de San Juan.

 

Juan 11:43 Y habiendo dicho esto, clam— a gran voz:

!!L‡zaro, ven fuera!

 

O como Cristo promet’a a otros que estaban atrapados en vidas ya pŽsimas, dolorosas y corrompidasÉ

 

Mateo 11:28-30 Venid a m’ todos los que est‡is trabajados y

cargados, y yo os harŽ descansar.

 

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de m’, que soy manso y humilde de coraz—n; y hallarŽis descanso para vuestras almas;  porque mi yugo es f‡cil, y ligera mi carga.

 

Yo se que hay muchas objeciones.  Muchos han escuchado historias de iglesias abusivas que solamente deseaban sacar dinero de la gente.  Y francamente estas cosas pasan, y es obra del diablo.  Pero crŽeme amigo, no todas las iglesias est‡n as’.

 

Y no nos vamos a cerrar las farmacias, simplemente porque algunos abusan a las drogas

 

Existe una fe verdadera, y una comunidad de hermanos verdaderos que est‡n dispuestos a ayudar te a empezar, a acabar con esa divisi—n terrible entre tu y tu Dios, guiando te en algo totalmente nuevo, que puede ser la primavera de tu vida.  Y si esto es tu deseo, acercan se, hay hermanos, hermanos verdaderos aqu’ que pueden ayudar te.

Amen