23 de febrero de 18
Civilizando La Cultura
Proverbios 24:17-34
Cuando Salom—n estaba reinando, sus dominios eran
enormes.
1 Reyes 4:20-25 Jud‡
e Israel eran numerosos, como la
arena que est‡ junto al
mar en multitud, comiendo, bebiendo y alegr‡ndose.
Y Salom—n se–oreaba sobre
todos los reinos desde el Eufrates hasta la tierra de los filisteos y el l’mite
con Egipto; y tra’an presentes, y sirvieron a Salom—n todos los d’as que vivi—.
Y la provisi—n de Salom—n
para cada d’a era de treinta coros de flor de harina, sesenta coros de harina, diez
bueyes gordos, veinte bueyes de pasto y cien ovejas; sin los ciervos, gacelas,
corzos y aves gordas.
Porque Žl se–oreaba en
toda la regi—n al oeste del Eufrates, desde Tifs‡ hasta Gaza, sobre todos los
reyes al oeste del Eufrates; y tuvo paz por todos lados alrededor.
Y Jud‡ e Israel viv’an
seguros, cada uno debajo de su parra y debajo de su higuera, desde Dan hasta
Beerseba, todos los d’as de Salom—n.
Todos estos dominios estaban debajo de Salom—n, pero
no dice que estaban bajo una tiran’a, sino que hab’a seguridad y prosperidad.
La cultura
en sus d’as era diferente. Todo
funcionaba mejor.
A lo mejor muchos ven’an como inmigrantes, y estaban
bien recibidos. Hab’a mucho
trabajo.
Se pudiera decir que con su sabidur’a divina, estaba
civilizando la cultura, con justicia y con bondad.
Y en cualquier cultura
en que se toman en serio esa sabidur’a, esa justicia social, se puede
reproducir algo de sus beneficios.
17-18)
Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes, y cuando tropezare, no se alegre tu
coraz—n; no sea que Jehov‡ lo mire, y le desagrade, y aparte de sobre Žl su
enojo.
Aqu’ est‡ hablando de nuestros enemigos, nuestros
enemigos personales. No est‡
hablando de los enemigos de Dios, o los enemigos del reino.
Y Cristo mismo nos ense–— a amar nuestros enemigos.
Mateo 5:43-44 O’steis
que fue dicho: Amar‡s a tu pr—jimo, y
aborrecer‡s a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros
enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y
orad por los que os ultrajan y os persiguen.
Si est‡s orando por tus enemigos, tratando de
evangelizar los, no vas a regocijar cuando ellos se caigan.
Y muchos creen que esto era una doctrina nueva, que
vino por primera ve por la boca de Cristo, pero en realidad, como con casi
todo, esto tambiŽn estaba en el testamento antiguo.
ƒxodo 23:4-5 Si
encontrares el buey de tu enemigo o su asno
extraviado,
vuelve a llev‡rselo. Si vieres el
asno del que te aborrece
ca’do debajo de su carga, Àle dejar‡s sin ayuda? Antes bien le ayudar‡s a
levantarlo.
En una crisis, tenemos que ayudar hasta a nuestros enemigos
personales. Esto se pudiera
aplicar a personas heridas en un accidente automovil’stico. Si puedes hacer algo para ayudar, sin
da–ar a ti mismo, hazlo.
19)
No te entremetas con los malignos, ni tengas envidia de los imp’os; Porque para
el malo no habr‡ buen fin, y la l‡mpara de los imp’os ser‡ apagada.
Esto hemos visto ya muchas veces. De hecho es la segunda vez en este
capitulo. Pero esto puede ser una
tentaci—n constante para algunos.
Los que vivan en culturas muy pobres, y vean que solamente los hombres que trabajan
en los carteles andan prosperando, hay una tentaci—n de unirse con ellos. Y tal vez el diablo dir‡ que solamente
ser‡ para un tiempo breve. Pero
hay que resistir la tentaci—n, y esto puede ayudar en civilizar la cultura.
21-22)
Teme a Jehov‡, hijo m’o, y al rey; no te entremetas con los veleidosos; Porque
su quebrantamiento vendr‡ de repente; Y el quebrantamiento de ambos, ÀquiŽn lo
comprende?
Bueno antes que nada, tuve que preguntar Àque son
los veleidosos?
Son personas dadas a cambios, o de inestabilidad. Esto podemos aplicar a los
revolucionarios, que tratan de implementar cualquier cosa para producir
cambios.
Cuando los Cristianos vivan bajo gobiernos
corruptos, pueden orar por ellos, y hasta intentar avanzar reformas cuando sea
posible.
Pero la desobediencia abierta al gobierno es muy
raro para nosotros. Solamente
cuando las autoridades exijan cosas en contra de la palabra, o cuando proh’ban
que predicamos en el nombre de Cristo, podemos desobedecer. Pero aun en esto hay que tomar mucho
cuidado, evaluando los riesgos, empleando la sabidur’a.
23-25)
TambiŽn estos son dichos de los sabios: hacer acepci—n de personas en el juicio
no es bueno. El que dijere al
malo: Justo eres, los pueblos lo maldecir‡n, y le detestar‡n las naciones; mas
los que lo reprendieren tendr‡n felicidad,
Y
sobre ellos vendr‡ gran bendici—n.
Hacer acepci—n de personas es la base de mucha
corrupci—n. Si hay criminales que
reciban misericordia, porque tienen familia en la corte, o en el gobierno, esto
es una infamia.
Esto es una destrucci—n de la justicia. Por esto es esencial que se tengan
personas de moralidad impecable en el gobierno.
Mi esposa y yo estuvimos mirando las noticias que
vienen de Perœ y es un poco alarmante.
Un hombre polic’a, hace una semana, estaba robando celulares de
diferentes muchachas. Y cuando por
fin la infamia era publica las muchachas quejaban, ÒÀQuien va a velar, o cuidar
de nosotras, si los polic’as est‡n tan corruptos?Ó
En otro reporte un capit‡n de la polic’a sali— de su
casa borracho, y empez— a disparar a diferentes j—venes. No estoy solamente reprendiendo a Perœ,
pero estas cosas pasan, y por lo menos estaban bien condenados por la prensa en
Perœ.
Pero cuando hay mucha corrupci—n en el gobierno, la cultura es menos civilizada.
23-25)
TambiŽn estos son dichos de los sabios: hacer acepci—n de personas en el juicio
no es bueno. El que dijere al
malo: Justo eres, los pueblos lo maldecir‡n, y le detestar‡n las naciones; mas
los que lo reprendieren tendr‡n felicidad,
Y
sobre ellos vendr‡ gran bendici—n.
Hacer acepci—n de personas est‡ tambiŽn condenada en
el nuevo testamento, en el contexto de la iglesia.
Santiago 2:1-4 Hermanos
m’os, que vuestra fe en nuestro
glorioso Se–or Jesucristo
sea sin acepci—n de personas.
Porque si en vuestra
congregaci—n entra un hombre con anillo de oro y con ropa esplŽndida, y tambiŽn
entra un pobre con vestido andrajoso, y mir‡is con agrado al que trae la ropa
esplŽndida y le dec’s: SiŽntate tœ aqu’ en buen lugar; y dec’s al pobre: Estate
tœ all’ en pie, o siŽntate aqu’ bajo mi estrado;
Àno hacŽis distinciones
entre vosotros mismos, y ven’s a ser jueces con malos pensamientos?
En la Biblia, y para producir una cultura civilizada, es necesario no
tomar en cuenta si uno es rico ni pobre.
Lev’tico 19:15 No
har‡s injusticia en el juicio, ni
favoreciendo al pobre ni
complaciendo al grande; con justicia juzgar‡s a tu pr—jimo.
En una cultura
civilizada, hay que tirar a un lado todo respeto de personas, de tu
parentesco, de tus amigos, ignorando la nacionalidad de uno, y solamente
enfocar en los meritos del caso.
De otra manera estar‡s menos
civilizado, rechazando la Santa Le de Dios para tus preferidos.
26)
Besados ser‡n los labios del que responde palabras rectas.
No es nada f‡cil juzgar con equidad y con
imparcialidad en un mundo oscuro y corrupto. Pero esto es lo que Salom—n ense–aba a la cultura de su reino, y la prosperidad
era enorme como consecuencia.
Era evidente que Žl tenia esa capacidad, cuando
empez— con dos rameras.
Hubiera sido muy f‡cil para Žl, declarar que no tuvo
tiempo para estas dos delincuentes, pero era un asunto de justicia, y era un
caso dif’cil.
1 Reyes 3:16-28 En
aquel tiempo vinieron al rey dos
mujeres rameras, y se
presentaron delante de Žl. Y dijo
una de ellas: !!Ah, se–or m’o! Yo y esta mujer mor‡bamos en una misma casa, y
yo di a luz estando con ella en la casa.
Aconteci— al tercer d’a
despuŽs de dar yo a luz, que Žsta dio a luz tambiŽn, y mor‡bamos nosotras
juntas; ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en la casa.
Y una noche el hijo de
esta mujer muri—, porque ella se acost— sobre Žl. Y se levant— a medianoche y tom— a mi hijo de junto a m’,
estando yo tu sierva durmiendo, y lo puso a su lado, y puso al lado m’o su hijo
muerto.
Y cuando yo me levantŽ de
madrugada para dar el pecho a mi hijo, he aqu’ que estaba muerto; pero lo
observŽ por la ma–ana, y vi que no era mi hijo, el que yo hab’a dado a luz.
Entonces la otra mujer
dijo: No; mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra volvi— a
decir: No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. As’ hablaban delante
del rey.
El rey entonces dijo: Esta
dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto; y la otra dice: No, mas
el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive.
Nota lo como antes de hacer algo, el rey deseaba
asegurar que entendi— todo correctamente.
Y con esto pudo juzgar.
Y dijo el rey: Traedme una
espada. Y trajeron al rey una espada.
En seguida el rey dijo:
Partid por medio al ni–o vivo, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la
otra.
En aquellos tiempos hab’an muchos reyes impacientes
que har’an algo tan b‡rbaro, entonces no se sospechaban la prueba.
Entonces la mujer de quien
era el hijo vivo, habl— al rey (porque sus entra–as se le conmovieron por su
hijo), y dijo: !!Ah, se–or m’o! dad a Žsta el ni–o vivo, y no lo matŽis. Mas la
otra dijo: Ni a m’ ni a ti; partidlo.
Entonces el rey respondi—
y dijo: Dad a aquŽlla el hijo vivo, y no lo matŽis; ella es su madre.
Y todo Israel oy— aquel
juicio que hab’a dado el rey; y temieron al rey, porque vieron que hab’a en
Žl sabidur’a de Dios para juzgar.
Esto era el principio de un largo proceso de civilizaci—n en el la cultura del pueblo de Dios, que produc’a
seguridad y prosperidad para todos.
27)
Prepara tus labores fuera, y disponlas en tus campos,
Y
despuŽs edificar‡s tu casa.
Para entender esto, tienes que recordar que casi
todos en aquellos tiempos trabajaban en la agricultura.
Pero esto tiene grandes aplicaciones para nuestros
tiempos tambiŽn.
Antes de pensar en un caro costoso, antes de comprar
una pantalla muy grande de la televisi—n, antes de considerar los viajes
costosos, un joven, o una pareja joven, tienen que enfocar en sus negocios, o
sus estudios, o sea su manera de ganar el dinero.
27)
Prepara tus labores fuera, y disponlas en tus campos,
Y
despuŽs edificar‡s tu casa.
En la casa, descansamos. En la casa disfrutamos el entretenimiento, o los aparatos
electr—nicos que siempre est‡n mejorando se.
Pero ese proverbio dice que el sabio, va a desear
primero, su capacitaci—n para ganar.
Si tiene poca experiencia va a estudiar, va a encontrar algo que puede
producir ganancias, para cuando tiene una familia.
No todos tienen que ir a la universidad, pero todos
s’ tienen que encontrar su campo de trabajo. Y para la gloria de Dios, tienen que ser mejores que la
competencia.
27)
Prepara tus labores fuera, y disponlas en tus campos,
Y
despuŽs edificar‡s tu casa.
Mas tarde, cuando ya est‡s establecido en tu buen
trabajo, puedes considerar tus preferencias en aparatos elŽctricos, o en caros
mas costosos, o en viajes de vacaci—n, pero antes tienes que establecer te en
tu capacidad de ganar bien, sea lo que sea tu profesi—n.
Si quieres trabajar en la construcci—n, o en la
plomer’a, o en la electricidad hay que buscar uno que est‡ prosperando en esto,
y pedir si hay lugar en su negocio para uno que quiere aprender, aplicando se
con toda solicitud.
Si quieres una profesi—n profesional, ganando un
titulo en la universidad, hazlo con cuidado, no perdiendo tu fe por las huecas
sutilezas, ni tampoco acumulando montones de deudas.
Pero esto tiene que ser la prioridad para los
j—venes, antes de construir su casa o su hogar, tienen que estar establecidos,
econ—micamente, lo mas pronto posible. ÀAmen?
27)
Prepara tus labores fuera, y disponlas en tus campos,
Y
despuŽs edificar‡s tu casa.
El problema en este pa’s ahora, que est‡ poco a poco
abandonando su civilizaci—n, es que
muchos creen que merecen todos los lujos, todos los aparatos costosos, antes de
estar establecidos.
Y por esto muchos no tienen ahorros, sino que tienen
grandes deudas, y esto no es la bendici—n de una cultura civilizada, como hemos visto en los cap’tulos anteriores de
los proverbios..
28-29)
No seas sin causa testigo contra tu pr—jimo,
Y no
lisonjees con tus labios. No
digas: Como me hizo, as’ le harŽ; DarŽ el pago al hombre segœn su obra.
En la civilizaci—n
Cristiana, dejamos las venganzas a Dios, y a los magistrados civiles, y no
tratamos nunca de tomar una venganza personal.
Romanos 12:19-21 No
os venguŽis vosotros mismos, amados
m’os, sino dejad lugar a
la ira de Dios; porque escrito est‡: M’a es la venganza, yo pagarŽ, dice el
Se–or.
As’ que, si tu enemigo
tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo
esto, ascuas de fuego amontonar‡s sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal.
Cuando veas a los carteles en todos lados, tomando
sus venganzas por esa u otra ofensa, es evidencia de que est‡s en una cultura, cada vez menos civilizada.
30-31)
PasŽ junto al campo del hombre perezoso, y junto a la vi–a del hombre falto de
entendimiento; Y he aqu’ que por toda ella hab’an crecido los espinos, Ortigas
hab’an ya cubierto su faz, y su cerca de piedra estaba ya destruida.
Yo recuerdo hace muchos a–os en mi primer trabajo
despuŽs de graduar me de la universidad, trabajaba con unos jud’os. Y no se porque, pero ellos sent’an la
obligaci—n de ense–ar me muchas cosas sobre el mundo de negocios.
Y con un gran jefe, caminamos entre diferentes
edificios, y un negocio tenia la frente en un poco de desorden. La cŽsped era muy seca, y hab’an
espinos empezando de aparecer, y el jefe me dijoÉ
ÒCuando veas que los jardines, y el cŽsped est‡n
descuidados, esto quiere decir que hay problemas en el negocio, o si es una
casa, la familia tiene problemas.Ó
Y seguramente ese los jud’o, juzgaba los asuntos por
este pasaje.
30-31)
PasŽ junto al campo del hombre perezoso, y junto a la vi–a del hombre falto de
entendimiento; Y he aqu’ que por toda ella hab’an crecido los espinos, ortigas
hab’an ya cubierto su faz, y su cerca de piedra estaba ya destruida.
Cabe mencionar, metaf—ricamente, que los espinos y
la mala hierba representan la maldici—n.
Y hasta Cristo llevaba una corona de espinas, quitando la maldici—n de
nosotros.
32)
MirŽ, y lo puse en mi coraz—n; lo vi, y tomŽ consejo.
Como aquel jud’o, jefe de negocio sent’a le
necesidad de aconsejar a mi, viendo la frente de un negocio descuidado, Salom—n
tom— consejo para si mismo.
Hab’a algo de aprender, viendo todo ese descuido.
33-34)
Un poco de sue–o, cabeceando otro poco, poniendo mano sobre mano otro poco para
dormir; as’ vendr‡ como caminante tu necesidad, y tu pobreza como hombre
armado.
Es otra exhortaci—n a la diligencia, pero con una
ilustraci—n muy potente. Y nota
lo, la persona floja no va a pedir dos horas mas de sue–o, sino un
poquito.
ÒDeja me dormir, solamente cinco minutos masÓ.
En la ilustraci—n la cerca de piedra estaba
destruida. Hermano cuando tu
tienes propiedad, hay gastos de mantenimiento. Pero esa persona no se cuidaba de su herencia, y era
evidente a todos.
------------------------- Aplicaci—n ------------------------
He enfatizado el impacto de toda esa sabidur’a sobre
la cultura, y como la sabidur’a
divina, tomada en serio, y implementada puede cambiar y mejorar la sociedad.
Pero es mas normal en las iglesias aplicar ese
descuido a los asuntos espirituales.
Hebreos 2:3 ÀC—mo
escaparemos nosotros, si descuidamos una
salvaci—n tan grande?
Cuando veas a una familia Cristiana, en que los
ni–os los j—venes ya est‡n entregados al mundo, abandonando la fe, aparte de
cuando se trata de eventos especiales, es como esa tierra cubierta de espinos,
como una cerca de piedra, destrozada.
Los padres, el liderazgo de la familia, los que
dar‡n cuenta a Dios, estaban muy ocupados en otras cosas.
Les faltaban diligencia en el discipulado de sus
hijos, cuando eran muy j—venes, y dispuestos a asimilar los conceptos
Cristianos.
Pero pasando muchos a–os de descuido, mirando a la
televisi—n, instruidos por sus amigos, aprendiendo por medio del cine, y por
supuesto la influencia de las escuelas del gobierno, se pueden terminar con una
herencia de descuido, como en esta ultima ilustraci—n.
PiŽnsalo esta vez como una familia Cristiana, en que
el discipulado de los ni–os era muy dŽbil, o hasta ausente.
Proverbios 24:30-34 PasŽ
junto al campo del hombre perezoso,
Y junto a la vi–a del
hombre falto de entendimiento;
Y he aqu’ que por toda
ella hab’an crecido los espinos, Ortigas hab’an ya cubierto su faz, Y su cerca
de piedra estaba ya destruida.
MirŽ, y lo puse en mi
coraz—n; Lo vi, y tomŽ consejo.
Un poco de sue–o,
cabeceando otro poco,
Poniendo mano sobre mano
otro poco para dormir; As’ vendr‡ como caminante tu necesidad, Y tu pobreza
como hombre armado.
El hombre armado en este caso, hablando de tu
familia, es el maligno, que siempre est‡ buscando una debilidad en ti, y en tu
familia.
Si es tu deseo, vivir en la energ’a de la
diligencia, por el poder del Esp’ritu Santo, puedes pasar en unos momentos y
oraremos para ti.
Vamos
a Orar