18 de febrero de 18

M’o Eres Tœ

Isa’as 43:1-13

Introducci—n

 

Estamos ahora entrando mas y mas en las doctrinas del consuelo para el pueblo de Dios.  Y es necesario, recordar quŽ fue la condici—n del pueblo, en el tiempo de Isa’as.

 

Las diez tribus del norte ya han sido perdidas, Jud‡ aun estaba en su libertad, pero recibieron profec’as de que Babilonia iba a levantar se y conquistar a ellos y que iban a morar setenta a–os lejos de sus hogares.

 

En aquellos momentos se necesitaban esa consolaci—n, porque era f‡cil desanimar se, bajo las burlas de otras naciones que pudieron preguntar, ÒÀQue forma de Dios tienen ustedes, si siempre est‡n perdiendo en sus guerras, y siempre est‡n robados de todo lo que tienen?Ó

 

Y es una pregunta que el mundo moderno pudiera poner a nosotros en los estados unidos, en Europa o en Canad‡, donde las iglesias parecen cada vez mas dŽbiles, y con menos influencia en la cultura.

 

1) Ahora, as’ dice Jehov‡, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redim’; te puse nombre, m’o eres tœ.

 

Es muy claro que aqu’ estamos hablando del amor de Dios.

 

Es un tema popular.  Aun entre los del mundo, no se molestan mucho cuando se proclame el amor de Dios.  Ellos pueden pensar ÒNo me hablas de la ley, ni de los juicios, ni de la soberan’a de Dios, yo quiero escuchar de su amor.Ó

 

Y la doctrina es aceptable a los mundanos, si decimos que Dios ama a todos, de la misma manera.  Pero esto no es lo que veremos en este capitulo.

 

1) Ahora, as’ dice Jehov‡, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redim’; te puse nombre, m’o eres tœ.

 

Cuando habla aqu’ de estar creados, no est‡ hablando de la creaci—n de gŽnesis, sino de un pueblo especial, nuevas creaturas, redimidos por el Santo Esp’ritu de Dios.

 

Eran redimidos espiritualmente, por la gracia de Dios, pero tambiŽn f’sicamente estaban redimidos de la esclavitud de Egipto siglos antes.

 

Y la historia del ƒxodo de Egipto es otra ilustraci—n del amor particular de Dios.  Porque Dios no amaba a Egipto, como amaba a su pueblo.

 

En todas las plagas, pero especialmente en la ultima, esto era muy explicito.

ƒxodo 11:6-7   Y habr‡ gran clamor por toda la tierra de

Egipto, cual nunca hubo, ni jam‡s habr‡.   Pero contra todos los hijos de Israel, desde el hombre hasta la bestia, ni un perro mover‡ su lengua, para que sep‡is que Jehov‡ hace diferencia entre los egipcios y los israelitas.

 

El mundo quiere escuchar que Dios ama a toda la gente de la misma manera.  Pero esto no es lo que encontramos en las escrituras.

 

En un sentido, es cierto que Dios tiene un amor para todos.

 

Mateo 5:44-45  Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos,

bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que se‡is hijos de vuestro Padre que est‡ en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.

 

Esto es una prueba de que Dios es bueno con todos.  Pero el amor especial, el amor profundo que Dios tiene para su pueblo es muy diferente.

 

Hay que considerar la manera en que Israel estaba presentada como la esposa de Dios, o como la iglesia es la novia de Cristo.

 

Un hombre puede tener un amor general para toda la humanidad, para todas las mujeres.  Pero el amor que tiene para su esposa, es muy diferente, muy especial, muy particular.

 

1) Ahora, as’ dice Jehov‡, Creador tuyo, oh Jacob, y Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redim’; te puse nombre, m’o eres tœ.

Cuando habla de estos dos nombres, Jacob e Israel, habla de la manera en que Jacob estaba transformado en una creatura nueva, con una nueva naturaleza.  Y todo esto pas— para la gloria de nuestro Dios.

 

Los redimidos tienen un amor intimo con Dios que los no redimidos no pueden experimentar en su estado sucio.

 

2) Cuando pases por las aguas, yo estarŽ contigo; y si por los r’os, no te anegar‡n. Cuando pases por el fuego, no te quemar‡s, ni la llama arder‡ en ti.

 

Antes que nada, hay que observar que no dice ÒSi te pasas por las aguas, sino cuando pasas por las aguasÓ.

 

Como Santiago dijo

 

Santiago 1:2   Hermanos m’os, tened por sumo gozo cuando os

hallŽis en diversas pruebas.

 

Esto es una refutaci—n de mucha doctrina falsa.  Cuando escuches predicaciones que dicen que en Cristo tu vida ser‡ sin problemas, siempre caminando en las riquezas o en la salud, sabes que es algo falso.

 

Hechos 14:22   Confirmando los ‡nimos de los disc’pulos,

exhort‡ndoles a que permaneciesen en la fe, y diciŽndoles: Es necesario que a travŽs de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios.

 

La fe Cristiana no contiene promesas de que no tendr‡s que parar por las aguas o los fuegos, sino que dice que Dios estar‡ a tu lado, pasando por estas aflicciones.

 

Y por supuesto esto pas— literalmente en el libro de Daniel cuando los tres muchachos estaban en el fuego de Nabucodonosor, y Cristo estaba a su lado.

 

Daniel 3:23-25 Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-

nego, cayeron atados dentro del horno de

fuego ardiendo.

 

Entonces el rey Nabucodonosor se espant—, y se levant— apresuradamente y dijo a los de su consejo: ÀNo echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey.

 

Y Žl dijo: He aqu’ yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningœn da–o; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses.

 

Esto pas— literalmente con ellos confirmando esta profec’a, pero metaf—ricamente, esto pasa con todos los amados de Dios.  El fuego y las aguas siendo simb—licos de todas nuestras aflicciones.

 

2) Cuando pases por las aguas, yo estarŽ contigo; y si por los r’os, no te anegar‡n. Cuando pases por el fuego, no te quemar‡s, ni la llama arder‡ en ti.

 

Por el amor de Dios, que ha sido prometido a nosotros, no tenemos que vivir en temor de nada.

 

3) Porque yo Jehov‡, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiop’a y a Seba por ti.

 

Ahora estamos entrando en ejemplos del amor particular, o sea el amor especifico.  Esto es algo que el mundo no puede soportar.

 

3) Porque yo Jehov‡, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiop’a y a Seba por ti.

 

Esto est‡ diciendo que Dios estaba dispuesto a sacrificar, a destruir otras naciones, para rescatar a su pueblo amado.

 

Siglos antes, Dios destru’a gran parte de Egipto, como parte gloriosa de la redenci—n.

 

Y en el tiempo de Isa’as, cuando el rey de Asiria deseaba atacar a JerusalŽn, Dios lo llevaba a otras partes para que se ataque a Etiop’a o a Egipto u otros para la protecci—n de su pueblo amado.

 

Hermana, el amor que Dios tiene para ti, es tan intensa que est‡ dispuesta a sacrificar naciones para ti, o mas aun, estaba dispuesto a sacrificar a su propio hijo, para el rescate de tu alma.

 

4) Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amŽ; darŽ, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida.

 

En el testamento antiguo Dios estaba dispuesto a sacrificar naciones enteras para expresar su amor por su pueblo. 

 

Teniendo el gran Dios a su lado, el pueblo era honorable, especialmente cuando caminaba en sus grandes preceptos de la ley gloriosa.

 

El pueblo tenia que meditar algo en esto para tener las fuerzas, la determinaci—n de sobrevivir sus aflicciones.  Y con nosotros tambiŽn, pedemos estar confiados, de que Dios nos dar‡ la consolaci—n adecuada, de superar cada aflicci—n, incluyendo el momento de la murete.

 

5) No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traerŽ tu generaci—n, y del occidente te recogerŽ.

 

Aunque el pueblo de Dios puede sufrir, siempre tenemos un futuro.  La iglesia es indestructible.  Como Cristo dijoÉ

 

Mateo 16:18    EdificarŽ mi iglesia; y las puertas del

Hades no prevalecer‡n contra ella.

O

 

Mateo 28:20    He aqu’ yo estoy con vosotros todos los

d’as, hasta el fin del mundo.

 

5-6) No temas, porque yo estoy contigo; del oriente traerŽ tu generaci—n, y del occidente te recogerŽ. DirŽ al norte: Da ac‡; y al sur: No detengas; trae de lejos mis hijos, y mis hijas de los confines de la tierra.

 

Esto fue una promesa del regreso de su sufrimiento en Babilonia.  Pero Cristo empleaba esa forma de expresi—n hablando de los que eran llamados en el nuevo testamento.

 

Mateo 8:11-12  Y os digo que vendr‡n muchos del oriente y

del occidente, y se sentar‡n con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;  mas los hijos del reino ser‡n echados a las tinieblas de afuera; all’ ser‡ el lloro y el crujir de dientes.

 

Aqu’ hablaba de los creyente llamados de lejos, de toda naci—n y lengua, mientras los jud’os que rechazaban a Cristo serian excluidos.

 

7) todos los llamados de mi nombre; para gloria m’a los he creado, los formŽ y los hice.

 

El prop—sito de nuestra salvaci—n, es la gloria de Dios.  Pero esto es tambiŽn un gran consuelo, porque si el nombre de Jehov‡ est‡ involucrado, es algo que no puede fracasar.

 

Siendo obra de Dios, y no obra nuestra, la salvaci—n de nuestras almas es firme.

 

Efesios 2:8-10 Porque por gracia sois salvos por medio de

la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se glor’e.

 

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesœs para buenas obras, las cuales Dios prepar— de antemano para que anduviŽsemos en ellas.

 

8) Sacad al pueblo ciego que tiene ojos, y a los sordos que tienen o’dos.

 

Ahora Dios est‡ regresando a su defensa en contra de los ’dolos.  ÀPero porque?

 

Es parte de la consolaci—n.  En el gran plan de Dios, para la historia del mundo, podemos pasar por tiempos en que las iglesias est‡n peque–as en el mundo, y de poco poder.

 

Y los que rechazan a Dios, y sigan a sus ’dolos parecen muy exitosos.  Y siempre hay una tentaci—n de sentir algo de envidia de ellos.

 

Vimos esto una y otra vez en el estudio de proverbios en viernes.

 

Proverbios 24:1      No tengas envidia de los hombres malos,

Ni desees estar con ellos.

 

Cuando los malvados est‡n ganando, muchos quieren estar con ellos.  Cuando los Cristianos est‡n ganando, en la cultura, muchos desean estar con nosotros.

 

Pero los fieles van a estar con Dios todo el tiempo, como San Pablo dijo a Timoteo..

 

2 Timoteo 4:2  Que prediques la palabra; que instes a

tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.

 

Hay que predicar fielmente cuando el mundo est‡ dispuesto a escuchar, pero tambiŽn cuando realmente no quieren escuchar.

 

9) CongrŽguense a una todas las naciones, y jœntense todos los pueblos. ÀQuiŽn de ellos hay que nos dŽ nuevas de esto, y que nos haga o’r las cosas primeras? Presenten sus testigos, y justif’quense; oigan, y digan: Verdad es.

 

Los malvados iban a triunfar sobre el pueblo de Dios por un tiempo.  Por esto los muy pragm‡ticos iban a estar tentados de unirse con ellos, con los mundanos.

 

Pero el pueblo santo tenia que entender que todo esto era el plan de Dios.  Que Dios anunci— todo esto de antemano.

 

Y la gente idolatra, como los de Babilonia, con sus ’dolos no pudieron decir nada sobre el futuro, ni el pasado, con autoridad.

 

Y ahora Dios va a hablar a su gente diciendoÉ

 

10) Vosotros sois mis testigos, dice Jehov‡, y mi siervo que yo escog’, para que me conozc‡is y cre‡is, y entend‡is que yo mismo soy; antes de m’ no fue formado dios, ni lo ser‡ despuŽs de m’.

 

Nosotros debemos de vivir como los testigos verdaderos de nuestro Dios.  Y si hemos sido redimidos, recatados, puestos en ese amor tan intenso, y si tenemos el mas m’nimo de gratitud, tenemos que hablar con otros sobre esto.

 

10) Vosotros sois mis testigos, dice Jehov‡, y mi siervo que yo escog’, para que me conozc‡is y cre‡is, y entend‡is que yo mismo soy; antes de m’ no fue formado dios, ni lo ser‡ despuŽs de m’.

 

En las supersticiones y las religiones falsas del tiempo de Isa’as, los dioses fuertes formaban otros dioses inferiores.

 

Pero el Dios verdadero es eterno.  Siempre exist’a en el pasado, y siempre ser‡ el mismo en el futuro.  Y ese Dios no puede aprender nada, porque ya sabe todo.  Ese Dios no puede mejorar se, porque ya es perfecto.

 

El punto aqu’ es que si el pueblo de Israel recibi— tanta luz, deber’an de caminar en esa luz, y brillar esa verdad a otros, como testigos verdaderos.

11) Yo, yo Jehov‡, y fuera de m’ no hay quien salve.

 

Es ir—nico, que en un pasaje que habla de testigos de Jehov‡, hay una refutaci—n del grupo que ha tomado este nombre.

 

Dice aqu’ en el vers’culo once que Jehov‡ es el œnico que puede salvar.  Cristo no puede ser el salvador, si no es Jehov‡.

 

Y muchos pastores abren a este capitulo cuando aquel grupo viene tocando a su puerta.

 

Si Jehov‡ es el œnico que puede salvar, Àcomo podemos llamar a Cristo, nuestro salvador, si Cristo no es Dios?

 

Esto es unas de las razones de que invertimos tiempo estudiando toda la Biblia.

 

12) Yo anunciŽ, y salvŽ, e hice o’r, y no hubo entre vosotros dios ajeno. Vosotros, pues, sois mis testigos, dice Jehov‡, que yo soy Dios.

 

Aqu’ el pueblo tenia que recordar, todas las maravillas de su pasado, todos los milagros que han conocido, y jam‡s hab’a otro dios involucrado.

 

Ten’an que estar preparados y determinados, entrando en el mundo de ’dolos, de Babilonia, de no caer en los errores de ellos.

 

Y vimos en la vida de Daniel, que Žl era un gran testigo, hasta con Nabucodonosor, interpretando a sus sue–os, y llamando le a arrepentir se.

 

Daniel 2:44-46 Y en los d’as de estos reyes el Dios del

cielo levantar‡ un reino que no ser‡ jam‡s destruido, ni ser‡ el reino dejado a otro pueblo; desmenuzar‡ y consumir‡ a todos estos reinos, pero Žl permanecer‡ para siempre,

 

de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuz— el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sue–o es verdadero, y fiel su interpretaci—n.

 

Entonces el rey Nabucodonosor se postr— sobre su rostro y se humill— ante Daniel, y mand— que le ofreciesen presentes e incienso.

 

Daniel predicaba al rey Nabucodonosor, el reino de Cristo.  Y el gran rey, el hombre mas poderoso del mundo, sabia que era la verdad, y se humillo a Daniel, que era simplemente un esclavo, pero un esclavo que conoc’a el poder de Dios.

 

Interpretando otro gran sue–o, Daniel llamaba al rey al arrepentimiento.

 

Daniel 4:27    Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: tus

pecados redime con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos, pues tal vez ser‡ eso una prolongaci—n de tu tranquilidad.

 

A veces pensamos que si somos testigos del poder de Dios, que nadie va a escuchar, sino que se van a burlar de nosotros.

 

Los burladores si existan, paro est‡n en la minor’a, y hay muchos en poder, en los gobiernos, que en su desesperaci—n, ya est‡n dispuestos a o’r, el consejo de Dios.

 

13) Aun antes que hubiera d’a, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ÀquiŽn lo estorbar‡?

 

Cristo ahora est‡ levantando su iglesia.  Dios est‡ extendiendo su reino en el mundo.

 

Y hay muchos que piensan que se pueden estorbar esto.

 

Los musulmanes han echado los Cristianos de algunas partes hist—ricamente, y ahora tratan de tomar control sobre Europa, de Egipto.

 

Los que odian la moralidad B’blica tambiŽn desean acabar con la influencia B’blica en la cultura.

 

Pero esto no es tan f‡cil.  Se pueden avanzar por un rato, pero despuŽs Dios puede responder con gran poder.

 

13) Aun antes que hubiera d’a, yo era; y no hay quien de mi mano libre. Lo que hago yo, ÀquiŽn lo estorbar‡?

 

Hay muchos, ahora en nuestra generaci—n que desean estorbar lo que Cristo est‡ levantando, pero la historia va a revelar una y otra vez, que ellos ser‡n los fracasados, y nosotros, continuaremos, como los testigos, de nuestro gran Dios y Salvador, Cristo Jesœs, el Rey de reyes y el Se–or de se–ores.

 

========================== Doctrina ======================

 

Hemos visto en este pasaje, que aunque el amor de Dios puede ser un tema popular, entrando en el asunto no es lo todos esperan.

 

La Biblia no ense–a que Dios ama a todos de la misma manera.  Al contrario, Dios sacrific— a otras naciones para la protecci—n de los suyos. Esto vimos claramente en este capitulo.

 

Dios destruy— gran parte de Egipto, en el rescate de los Hebreos.

 

Dios se acab— con el mundo entero, en la salvaci—n de NoŽ, y su familia.

 

El amor de Dios es un tema bello, pero es mas profundo que muchos han imaginado.

 

========================= Aplicaci—n ======================

 

Sabiendo que nosotros estamos llamados a experimentar ese gran amor, ese amor profundo e eterno, tenemos que aceptar que nuestras vidas aqu’, van a contener elementos de la aflicci—n. 

 

Juan 16:33 Estas cosas os he hablado para que en m’

teng‡is paz. En el mundo tendrŽis aflicci—n; pero confiad, yo he vencido al mundo.

 

Vivimos en un mundo que est‡ en contra nuestra, pero podemos confiar en la promesa de Cristo, de que este mundo ha sido vencido.

 

Y si tu quieres aprender vivir en esa vida victoriosa, aun en medio de las aflicciones, puedes pasar en unos momentos, y oraremos contigo.

 

                     Vamos a orar!