17 de febrero de 2018

 

No Hay Paz Para Los Imp’os

Isa’as 57:20-21

 

En un mundo de cambios constantes, y de econom’as inciertas, hay mucha gente buscando un poco de paz, un poco de la tranquilidad.

 

Y por esto, naturalmente buscamos relaciones con personas confiables, y dignas de nuestra confianza.  Y tambiŽn deseamos trabajos, o negocios que pueden suplir nuestras necesidades b‡sicas.

 

La gente, en el fondo saben que hay una dimensi—n espiritual de la paz y de una vida estable, y muchos buscan y hasta memorizan las promesas de Dios en la Biblia.

 

Pero aprendiendo las promesas de la Biblia, te puedes encontrar promesas buenas y tambiŽn promesas malas.

 

En el libro de Isa’as, en la segunda parte del libro, hay mucho consuelo, pero el consuelo no es para todos.

 

Isa’as 57:20-21 Pero los imp’os son como el mar en

tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo.  No hay paz, dijo mi Dios, para los imp’os.

 

Esto tambiŽn es una promesa de Dios.  Los que viven en sus pecados, los que aman sus vidas de pecado, tienen la promesa de que ser‡n atormentados en sus conciencias.

 

Esto es evidente con las mujeres que han tenido abortos, que han asesinado a sus propios hijos, con las cl’nicas que est‡n en todos lados aqu’.  O tambiŽn sus amantes que normalmente han pagado por estos abortos.

 

Esto no es algo que te puedes olvidar f‡cilmente, y esto es algo que f‡cilmente puede robar la paz de uno.

 

Isa’as 57:20-21 Pero los imp’os son como el mar en

tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo.  No hay paz, dijo mi Dios, para los imp’os.

 

 

 

Aun si uno puede ganar mucho dinero, y estar muy exitoso en su trabajo, o en su negocio, no se puede escapar tan f‡cilmente de tu conciencia.

 

Otra manera f‡cil de perder la paz es por la inmoralidad sexual.  Hombres que han sido infieles con sus esposas, o esposas que han tenido amantes secretos.

 

Hebreos 13:4   Honroso sea en todos el matrimonio, y el

lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adœlteros los juzgar‡ Dios.

 

Y por supuesto, Cristo ense–aba que simplemente con una mirada te pudieras empezar con este pecado.

 

Mateo 5:27-28  O’steis que fue dicho: No cometer‡s

adulterio.  Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulter— con ella en su coraz—n.

 

Y esto es una ofensa que se puede cometer hasta con la computadora, o hasta el telŽfono, por medio de la pornograf’a.   Viviendo en tales habitos, es muy f‡cil de perder tu paz y convertir te en un imp’o.

 

Isa’as 57:20-21 Pero los imp’os son como el mar en

tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo.  No hay paz, dijo mi Dios, para los imp’os.

 

Y bajo las influencias de las escuelas del gobierno, muchos j—venes ya tienen menos respeto para el consejo sabio de sus padres.

 

Y si un joven vive mintiendo a sus padres, o faltando respeto a su madre, f‡cilmente se puede convertirse en un impio.

 

ƒxodo 20:12    Honra a tu padre y a tu madre, para que tus

d’as se alarguen en la tierra que Jehov‡ tu Dios te da.

 

Efesios 6:1-3  Hijos, obedeced en el Se–or a vuestros

padres, porque esto es justo.  Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.

 

 

Proverbios 30:17     El ojo que escarnece a su padre

Y menosprecia la ense–anza de la madre,

Los cuervos de la ca–ada lo saquen,

Y lo devoren los hijos del ‡guila.

 

Tal vez un joven, en su vida emocionante de la juventud no va a pensar mucho en esto, pero pasando el tiempo, esto no va a escapar de tu conciencia, y tendr‡ la gran capacidad de robar te de tu tranquilidad.  Vas a pensar ÒC—mo he maltratado a mi madre, c—mo he faltado el respeto a mi padre, a mis abuelos?

 

Y nuestra promesa B’blica va a cumplirse.

 

Isa’as 57:20-21 Pero los imp’os son como el mar en

tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo.  No hay paz, dijo mi Dios, para los imp’os.

 

Pensando lo un poquito, amigo, hay muchas maneras de robar.  Comprando DVDs y CDs que son de la pirater’a, uno sabe, en el fondo que est‡ robando, contribuyendo al crimen organizado. 

 

O si uno anda quitando materiales de su trabajo, puede parecer como algo peque–o, pero aun la cosas peque–as pueden agarrar a tu conciencia, robando te de la paz.

 

ÁO f’jate por un momento en como muchos de nosotros robamos a Dios del honor de su nombre, repitiendo su nombre una y otra vez diciendo Ay Dios m’o..., o oh my GodÓ.

 

Parece una cosa peque–a, tal vez porque todo el mundo lo est‡ haciendo lo.  Pero esto tambiŽn puede activar tu conciencia, y robar te de la paz.

 

ƒxodo 20:7 No tomar‡s el nombre de Jehov‡ tu Dios en

vano; porque no dar‡ por inocente Jehov‡ al que tomare su nombre en vano.

 

Imag’nate si has dicho ÒDios m’oÓ o Òoh my GodÓ miles y miles de veces cada a–o, la cantidad de veces que has violado el tercer mandamiento.  ÀY el resultado?

 

Isa’as 57:20-21 Pero los imp’os son como el mar en

tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo.  No hay paz, dijo mi Dios, para los imp’os.

 

Nuestras lenguas pueden acumular deudas espirituales muy r‡pidamente, con chismes, con mentiras y con las blasfemas en contra del santo nombre de Dios.

 

Y sobre esto, Cristo mismo, el gran profeta del amor, y Dios en carne dijoÉ

 

Mateo 12:36    Mas yo os digo que de toda palabra ociosa

que hablen los hombres, de ella dar‡n cuenta en el d’a del juicio.

 

Aunque en el fondo, todos saben que habr‡ justicia y juicio finalmente, normalmente no quieren pensar en esto, y est‡n aun enamorados con sus pecados.  Pero Cristo Jesœs dijo que habr‡ una resurrecci—n de los muertos para todos.

 

Juan 5:28-29   No os maravillŽis de esto; porque vendr‡

hora cuando todos los que est‡n en los sepulcros oir‡n su voz; y los que hicieron lo bueno, saldr‡n a resurrecci—n de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrecci—n de condenaci—n.

 

Amigo, se–ora la semana santa se llegar‡ muy pronto, una semana que termina en la celebraci—n de la resurrecci—n de los muertos, pero no olvides, que el d’a de la resurrecci—n tambiŽn es el d’a del juicio.

 

Hechos 17:30-31 Pero Dios, habiendo pasado por alto los

tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un d’a en el cual juzgar‡ al mundo con justicia, por aquel var—n a quien design—, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.

 

Y pensando un poco en esto, que habr‡ un d’a del juicio para los montones, los grandes montones y montones de pecados, que has cometido a–o tras a–o durante tu vida, es posible perder un poco de tu paz.

 

Isa’as 57:20-21 Pero los imp’os son como el mar en

tempestad, que no puede estarse quieto, y sus aguas arrojan cieno y lodo.  No hay paz, dijo mi Dios, para los imp’os.

 

 

 

Amigo, nuestro prop—sito en traer esa promesa delante de ti en esta tarde no es solamente para desperar tu conciencia.  Sino es para llamar te a algo mejor.

 

Dios en su amor te ha dado un escape de los tormentos de la conciencia, por medio de la sangre de Cristo, que fue derramada por el rescate de muchos.

 

Juan 3:16 Porque de tal manera am— Dios al mundo, que ha

dado a su Hijo unigŽnito, para que todo aquel que en Žl cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

 

Como muchos van a recordar, durante la semana santa, Cristo vino muriendo y derramando su sangre, abriendo una puerta para ti, para escapar de los tormentos de la conciencia.

 

Cristo, hoy en d’a te est‡ invitando a entrar en su paz.

 

Juan 14:27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la

doy como el mundo la da. No se turbe vuestro coraz—n, ni tenga miedo.

 

Hay muchas promesas de paz, para los que han dado sus vidas a Cristo Jesœs en arrepentimiento y en fe.

 

Filipenses 4:7       Y la paz de Dios, que sobrepasa todo

entendimiento, guardar‡ vuestros

corazones y vuestros pensamientos en

Cristo Jesœs.

 

Pero la paz no ser‡ posible, si sigues en una vida entregada al pecado.  Mientras vives en la rebeli—n, el cieno y el lodo van a permanecer.  Pero llegando a Cristo, Žl te dar‡ el poder de hacer los grandes cambios.

 

Por que la paz, est‡ firmemente conectada con la santidad.

 

Hebreos 12:14  Seguid la paz con todos, y la santidad,

sin la cual nadie ver‡ al Se–or.

 

Y si es tu deseo, amigo, empezar una vida seria con Cristo Jesœs, en el poder del Esp’ritu Santo, dejando atr‡s el pecado y la rebeli—n, dejando atr‡s no solamente la culpa del pecado sino el poder del pecado en tu vida, hay hermanos aqu’, dispuestos a orar contigo, y orientar te a una vida libre de los tormentos de la conciencia.

 

Amen