11 de febrero de 18

Magnificando La Ley

Isa’as 42:10-25

Introducci—n

 

Es f‡cil creer que el evangelismo empez— con el nuevo testamento, con el evangelio de Cristo Jesœs, que tiene que ir a todo rinc—n de mundo, brillando su luz en los lugares mas oscuros.

 

Pero aun antes, en los tiempos de MoisŽs, el pueblo de Dios estaba llamada a brillar la luz, la sabidur’a a otras naciones.

 

Deuteronomio 4:5-7   Mirad, yo os he ense–ado estatutos y

decretos, como Jehov‡ mi Dios me mand—, para que hag‡is as’ en medio de la tierra en la cual entr‡is para tomar posesi—n de ella.

 

Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabidur’a y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oir‡n todos estos estatutos, y dir‡n: Ciertamente pueblo sabio y entendido, naci—n grande es esta.

 

Porque ÀquŽ naci—n grande hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo est‡ Jehov‡ nuestro Dios en todo cuanto le pedimos?

 

En el contexto de Isa’as, podemos ver que el pueblo fracasaba en esto.  No pudieron manifestar la belleza de la ley, los preceptos de Dios, porque hace tiempo, ellos mismos han abandonado los preceptos de Dios.

 

Y pensando en esto, ojala, podemos entender lo que el profeta est‡ diciendo en este pasaje de hoy.

 

10) Cantad a Jehov‡ un nuevo c‡ntico, su alabanza desde el fin de la tierra; los que descendŽis al mar, y cuanto hay en Žl, las costas y los moradores de ellas.

 

Esto es una continuaci—n de la semana pasada, que hablaba de Cristo Jesœs, viniendo para traer la justicia no solamente a los de Jacob, sino a todo el mundo.

Isa’as 42:3-4  No quebrar‡ la ca–a cascada, ni apagar‡ el

p‡bilo que humeare; por medio de la verdad traer‡ justicia.

 

No se cansar‡ ni desmayar‡, hasta que establezca en la tierra justicia; y las costas esperar‡n su ley.

 

Lo que oramos en el Padre Nuestro, va a cumplirseÉ

 

Mateo 6:10 Venga tu reino. H‡gase tu voluntad,

como en el cielo, as’ tambiŽn en la tierra.

 

As’ que en el testamento antiguo, se celebraban a Cristo, como nosotros en el nuevo testamento.

 

11) Alcen la voz el desierto y sus ciudades, las aldeas donde habita Cedar; canten los moradores de Sela, y desde la cumbre de los montes den voces de jœbilo.

 

Estaba invitando la gente de todas partes, en cada direcci—n, a celebrar la obra de Cristo Jesœs. Cuando habla de Cedar y de Sela, eran pueblos entre los çrabes, que no han sido antes parte del pueblo de Dios.

 

Pero tenemos que recordar el contexto de toda esa consolaci—n.  El pueblo de Jud‡ era muy bajo.  Fue anunciado que iban a estar arrastrados a Babilonia, como consecuencia de su pecado, pero el mensaje del Mes’as, vino para plantar en sus corazones, una gran esperanza.

 

12) Den gloria a Jehov‡, y anuncien sus loores en las costas.

 

La obra de Cristo es algo de celebrar, y no solamente en una parte del mundo, sino en todos lados.

 

13) Jehov‡ saldr‡ como gigante, y como hombre de guerra despertar‡ celo; gritar‡, vocear‡, se esforzar‡ sobre sus enemigos.

 

Lo que el profeta anunciaba parec’a algo imposible, y por esto era necesario hablar un poco del poder de Dios.  Habr’a resistencia, claro, pero Dios es mas grande que toda la resistencia.

 

Cuando era tiempo para su pueblo a regresar a sus tierras, Dios iba a mover los corazones de reyes grandes, para hacer todo posible.

Proverbios 21:1 Como los repartimientos de las aguas,

As’ est‡ el coraz—n del rey en la mano de Jehov‡; A todo lo que quiere lo inclina.

 

Y hemos visto ya, como el rey de Persia, de repente deseaba soltar al pueblo para que regrese a JerusalŽn para reconstruir el templo.

 

13) Jehov‡ saldr‡ como gigante, y como hombre de guerra despertar‡ celo; gritar‡, vocear‡, se esforzar‡ sobre sus enemigos.

 

Podemos aplicar esto tambiŽn a la llegada de Cristo Jesœs, cuando Herodes deseaba eliminar lo, matando todos los ni–os debajo de dos a–os de edad.

 

Pero era imposible estorbar el plan de Dios, porque Dios estaba esforzando se sobre sus enemigos.  Y no lo dudes hermano, en este mundo Dios s’ tiene enemigos.

 

13) Jehov‡ saldr‡ como gigante, y como hombre de guerra despertar‡ celo; gritar‡, vocear‡, se esforzar‡ sobre sus enemigos.

 

Hay enemigos que no quieren ver el evangelio, los mandamientos de Cristo avanzando, pero ni modo, poco a poco nosotros vamos a avanzar, y ganar.

 

14) Desde el siglo he callado, he guardado silencio, y me he detenido; darŽ voces como la que est‡ de parto; asolarŽ y devorarŽ juntamente.

 

Dios no tiene que estar aplastando a sus enemigos e cada momento.  A veces parece que Dios no est‡ haciendo nada.

 

Y es f‡cil para los dŽbiles pensar que Dios ha olvidado de nosotros.  Pero no es cierto, Dios tiene su plan, y es un plan que no puede estar resistido por el hombre.

 

Vimos algo semejante en el car‡cter de JosŽ en Egipto, cuando sus hermanos vinieron, y JosŽ al principio estaba detenido, por razones justas.

 

No se revel— su identidad inmediatamente a sus hermanos, hasta el momento preciso, y despuŽs sus sentimientos eran muy claros.

 

 

GŽnesis 45:1-3 No pod’a ya JosŽ contenerse delante de

todos los que estaban al lado suyo, y clam—: Haced salir de mi presencia a todos. Y no qued— nadie con Žl, al darse a conocer JosŽ a sus hermanos.

 

Entonces se dio a llorar a gritos; y oyeron los egipcios, y oy— tambiŽn la casa de Fara—n.

 

Y dijo JosŽ a sus hermanos: Yo soy JosŽ; Àvive aœn mi padre? Y sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban turbados delante de Žl.

 

JosŽ, por su gran sabidur’a, guardaba silencia por un tiempo.  Pero en el momento preciso, se revel— su coraz—n.

 

Y nuestro Dios, con la sabidur’a infinita, puede dar tambiŽn la impresi—n de est‡ detenido.  Pero sus promesas se cumplir‡n en su debido tiempo.

 

15) ConvertirŽ en soledad montes y collados, harŽ secar toda su hierba; los r’os tornarŽ en islas, y secarŽ los estanques.

 

Aqu’, metaf—ricamente, Dios dijo a su pueblo que iba a usar todo el poder necesario, para regresar los a sus tierras.

 

DespuŽs de unos setenta a–os, esto a lo mejor parecer’a algo imposible.  Los pueblos no se soltaban de repente a sus esclavos para regresar y levantar su religi—n.  Esto era algo que simplemente no pasaba.  Pero abriendo el libro de EsdrasÉ

 

Esdras 1:1-2   En el primer a–o de Ciro rey de Persia, para

que se cumpliese la palabra de Jehov‡ por boca de Jerem’as, despert— Jehov‡ el esp’ritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y tambiŽn por escrito por todo su reino, diciendo:

 

As’ ha dicho Ciro rey de Persia: Jehov‡ el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en JerusalŽn, que est‡ en Jud‡.

 

Hermanos, no hay nade imposible, ni dif’cil para Dios.

16) Y guiarŽ a los ciegos por camino que no sab’an, les harŽ andar por sendas que no hab’an conocido; delante de ellos cambiarŽ las tinieblas en luz, y lo escabroso en llanura. Estas cosas les harŽ, y no los desampararŽ.

 

Pasando los a–os, una nueva generaci—n de j—venes iba a salir de Persia, para regresar a JerusalŽn.  Pero ellos ni conocieron el camino. 

 

La mayor’a de los que conocieron el JerusalŽn, ya eran muy viejos.  Pero no importa, Dios iba a preparar el camino.  Y podemos decir el mismo de los misioneros j—venes que van a otras partes en el extranjero.

 

17) Ser‡n vueltos atr‡s y en extremo confundidos los que conf’an en ’dolos, y dicen a las im‡genes de fundici—n: Vosotros sois nuestros dioses.

 

La gran tragedia, es que no todos deseaban regresar.  Muchos de los jud’os, se adaptaban a la cultura de Babilonia, y depuse de Persia cuando ellos agarraron el control.

 

Y si no se fijaban en la palabra, en las promesas de Dios se pudieron concluir que los dioses de Babilonia, y otros pa’ses paganos eran mas fuerte que Jehov‡, y era mas provechoso servir a ellos.

 

Y podemos ver el mismo hoy en d’a, con hermanos que dan mas importancia a los ’dolos del dinero, de la sicolog’a secular, u otros aspectos de la educaci—n estatal.

 

El mundo puede reprender te, diciendo que eres un necio por creer en este libro tan antiguo, pero hay una promesa firme que San Pablo repiti— en..

 

Romanos 10:11  Pues la Escritura dice: Todo aquel que en Žl

creyere, no ser‡ avergonzado.

 

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Ahora el tema va a cambiar un poco.  Y es f‡cil de confundirse, porque va a emplear la palabra ÒsiervoÓ, en dos sentidos.

 

En la semana pasada, el siervo, era Cristo, el Mes’as, que iba a traer la justicia al mundo.

 

Pero en estos œltimos versos, el siervo es otro.

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18) Sordos, o’d, y vosotros, ciegos, mirad para ver.

 

Esta manera de hablar era comœn con Isa’as, y tambiŽn con Cristo.  Est‡ hablando de personas que tienen acceso a la revelaci—n de Dios, pero simplemente no se entiendan.

 

De hecho, siempre hay dos grupos en el pueblo de Dios.  Un grupo que realmente est‡ escuchando, tratando de entender lo que Dios est‡ diciendo.  El otro grupo tiene sus mente en otras cosas.

 

Y as’ hablaba Cristo, sobre el prop—sito de las par‡bolas.

 

Mateo 13:10-16 Entonces, acerc‡ndose los disc’pulos, le

dijeron: ÀPor quŽ les hablas por par‡bolas?

 

El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado.   Porque a cualquiera que tiene, se le dar‡, y tendr‡ m‡s; pero al que no tiene, aun lo que tiene le ser‡ quitado.

 

Por eso les hablo por par‡bolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.

 

De manera que se cumple en ellos la profec’a de Isa’as, que dijo:

    De o’do oirŽis, y no entenderŽis;

    Y viendo verŽis, y no percibirŽis.

 

Porque el coraz—n de este pueblo se ha engrosado, Y con los o’dos oyen pesadamente,

Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los o’dos, Y con el coraz—n entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane.

 

Pero bienaventurados vuestros ojos, porque

ven; y vuestros o’dos, porque oyen.

 

Y de all’, sali—, el dicho bello en espa–ol, ÒDichos los ojos que venÓ.

 

19) ÀQuiŽn es ciego, sino mi siervo? ÀQuiŽn es sordo, como mi mensajero que enviŽ? ÀQuiŽn es ciego como mi escogido, y ciego como el siervo de Jehov‡,

 

Ahora es muy claro, que est‡ hablando de otro siervo.  El pueblo de Dios era un mensajero, como mencionŽ en la introducci—n.  Dios dio su ley a ellos para su propio bien, pero tambiŽn para ser testigos a las dem‡s naciones.

 

Pero en esto se fracasaron, poco a poco abandonando la Santa Ley de Dios.  Por un tiempo estaba f’sicamente perdido hasta que fue encontrado en el templo durante el reinado de Jos’as.  La Ley no era importante para ellos.

 

19-20) ÀQuiŽn es ciego, sino mi siervo? ÀQuiŽn es sordo, como mi mensajero que enviŽ? ÀQuiŽn es ciego como mi escogido, y ciego como el siervo de Jehov‡, que ve muchas cosas y no advierte, que abre los o’dos y no oye?

 

El pueblo antiguo vio tantos milagros de protecci—n, tanto cuidado por medio de la providencia de Dios, o hasta por milagros abiertos.

 

Pero a estas alturas, perdieron su amor por la ley, la ley que iba a ser su testimonio a otras naciones.

 

Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabidur’a y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oir‡n todos estos estatutos, y dir‡n: Ciertamente pueblo sabio y entendido, naci—n grande es esta.

 

21) Jehov‡ se complaci— por amor de su justicia en magnificar la ley y engrandecerla.

 

El pueblo antiguo de Dios, como el pueblo moderno de Dios puede olvidar de su santa ley si quieren, pero Dios no va a olvidar, sino que Dios va a engrandecer su ley.  Dios va a magnificar su ley.

 

Y si el pueblo antiguo tenia que ir a Babilonia para magnificar la Santa Ley de Dios, ni modo, as’ sea.

 

22) Mas este es pueblo saqueado y pisoteado, todos ellos atrapados en cavernas y escondidos en c‡rceles; son puestos para despojo, y no hay quien libre; despojados, y no hay quien diga: Restituid.

 

Es que el pueblo de Dios estaba cada vez mas bajo, en los tiempos de Isa’as, y francamente podemos ver algo semejante hoy en d’a, con la influencia de las iglesias modernas.

22) Mas este es pueblo saqueado y pisoteado, todos ellos atrapados en cavernas y escondidos en c‡rceles; son puestos para despojo, y no hay quien libre; despojados, y no hay quien diga: Restituid.

 

La iglesia moderna est‡ perdiendo mas y mas de sus j—venes.  Muchos edificios, muchas escuelas han sido perdidas.  Iglesias enteras han perdido control de sus edificios a grupos de homosexuales, que quieren una Cristiandad pervertida.

 

En muchas partes de Europa, y de Canad‡, ahora, ni se puede predicar el Evangelio, con poder, sino que se van a echar te en la c‡rcel por los cr’menes de odios.

 

Y esto no es una exageraci—n, conozco un hermano que pas— la noche en un c‡rcel en Inglaterra, precisamente por esto.

 

23) ÀQuiŽn de vosotros oir‡ esto? ÀQuiŽn atender‡ y escuchar‡ respecto al porvenir?

 

Aqu’ la queja del profeta es un poco sutil.  Pero el pueblo de antes, y ahora, no quiso reconocer la relaci—n entra su abandono de la ley, y el colapso de su cultura.

 

En vez de ver claramente que sufrimos por abandonar la ley, buscamos otras razones.

 

ÀComo es posible que Dios ha olvidado de nosotros?

 

ÁAhora nuestros enemigos est‡n demasiadamente formidables y por esto no podemos hacer nada!

 

O el favorito, ahora mismoÉ

 

ÁSeguramente estamos en los unimos d’as, y el Se–or regresar‡ en cualquier momento!

 

Para los ciegos, siempre hay mil razones de no arrepentirse.

 

24) ÀQuiŽn dio a Jacob en bot’n, y entreg— a Israel a saqueadores? ÀNo fue Jehov‡, contra quien pecamos? No quisieron andar en sus caminos, ni oyeron su ley.

 

Dios no olvid— de Jacob, sino que Jacob estaba bajo la disciplina. Pero Jacob no quiso considerar esa posibilidad.  Vimos precisamente esto en un capitulo anterior.

 

 

Isa’as 40:27   ÀPor quŽ dices, oh Jacob, y hablas tœ,

Israel: Mi camino est‡ escondido de Jehov‡, y de mi Dios pas— mi juicio?

 

Y lo veremos otra vez mas tarde.

 

Isa’as 49:14   Pero Sion dijo: Me dej— Jehov‡, y el Se–or

se olvid— de m’.

 

ÀCual es el punto?  Cuando nosotros estamos ciegos, y esto puede pasar con cualquier hermano, pero cuando nosotros estamos ciegos, no podemos ver, ni entender la relaci—n entre nuestro abandono de la Santa Ley de Dios, y las consecuencias en nuestra vida.

 

Por esto Pablo tenia que decir..

 

G‡latas 6:7-8  No os enga–Žis; Dios no puede ser burlado:

pues todo lo que el hombre sembrare, eso tambiŽn segar‡.  Porque el que siembra para su carne, de la carne segar‡ corrupci—n; mas el que siembra para el Esp’ritu, del Esp’ritu segar‡ vida eterna.

 

Pero despuŽs de sembrar a la carne y ver las consecuencias, nosotros mismo podemos responder de la misma manera diciendoÉ

 

ÀComo es posible que Dios ha olvidado de mi?

 

ÀAcaso Dios ha olvidado de su pacto?

 

Y como ciegos, no podemos ver que las consecuencias que sufrimos, a veces, son precisamente las represalias del pacto violado.

 

25) Por tanto, derram— sobre Žl el ardor de su ira, y fuerza de guerra; le puso fuego por todas partes, pero no entendi—; y le consumi—, mas no hizo caso.

 

Es por esto, que la doctrina de Isa’as, aunque es bastante antigua, es aun sumamente relevante a nuestros tiempos.

 

========================== Doctrina ======================

 

Toda forma de reforma espiritual es un regreso a los preceptos, a la santa ley de Dios.

 

Y no voy a dar muchos ejemplos, pero algo.

Cuando Cristo vino a este mundo estaba magnificando y engrandeciendo la Ley de Dios.

 

En el serm—n del monte Cristo dijo.

 

Mateo 5:17-19  No pensŽis que he venido para abrogar la ley

o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.

 

Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasar‡ de la ley, hasta que todo se haya cumplido.

 

De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy peque–os, y as’ ense–e a los hombres, muy peque–o ser‡ llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los ense–e, Žste ser‡ llamado grande en el reino de los cielos.

 

Y en sus luchas con los fariseos, Cristo tenia que reprender por los ataques en contra del quinto mandamiento.

 

Mateo 15:2-6    ÀPor quŽ tus disc’pulos quebrantan la

tradici—n de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando comen pan.

 

     Respondiendo Žl, les dijo: ÀPor quŽ tambiŽn

vosotros quebrant‡is el mandamiento de Dios por vuestra tradici—n?

 

Porque Dios mand— diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.

 

Pero vosotros dec’s: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, ya no ha de honrar a su padre o a su madre. As’ habŽis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradici—n.

 

Los fariseos estaban abandonado la Santa ley de Dios, para levantar sus tradiciones, pero Cristo vino magnificando la Santa Ley de Dios.

 

 

========================= Aplicaci—n ======================

 

Y tal vez alguien est‡ pensando, ÒÀPero pastor, estas diciendo que nosotros, en la iglesia moderna tambiŽn estamos abandonando la Santa Ley de Dios, como estos ciegos?Ó

 

pausa

 

Esto es exactamente lo que estoy diciendo.  Y seria posible dar muchos ejemplos.  Pero creo que uno ser‡ suficiente.

 

En los siglos pasados, casi todo estaba cerrado en domingo, el d’a de reposo.  La gente realmente no querr’an trabajar en domingo, porque ten’an un gran respeto para la ley.

 

ƒxodo 20:8-11  AcuŽrdate del d’a de reposo para

santificarlo.  Seis d’as trabajar‡s, y har‡s

toda tu obra; mas el sŽptimo d’a es

reposo para Jehov‡ tu Dios; no hagas en Žl obra alguna, tœ, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que est‡ dentro de tus puertas.

 

Porque en seis d’as hizo Jehov‡ los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y repos— en el sŽptimo d’a; por tanto, Jehov‡ bendijo el d’a de reposo y lo santific—.

 

Pero ahora, en la iglesia moderna, estamos ya mas sofisticados, y no veamos realmente la necesidad de observar este mandamiento, tan antiguo.

 

Y cuando caigan las consecuencias, muchos ciegos van a preguntar, ÒÀPero que est‡ pasando, acaso Dios ha olvidado de mi, acaso estamos viviendo en los œltimos d’as?Ó

 

Hermano, hermana, si tu quieres vivir con una sensatez para la voluntad de Dios, y no como los ciegos del tiempo de Isa’as, puedes pasar en unos momentos, y oraremos para ti.

 

                     Vamos a orar!