4 de febrero de 18
Sin Desanimo
Isa’as 42:1-9
Introducci—n
Cuando Cristo Jesśs vino a este mundo, era el Rey mas potente, mas poderoso
que el planta jam‡s ha conocido.
Los Reyes Magos vinieron buscando un gran rey.
Mateo 2:1-2 Cuando
Jesśs naci— en BelŽn de Judea en d’as
del rey Herodes, vinieron del oriente a JerusalŽn unos magos, diciendo:
ŔD—nde est‡ el rey de los jud’os, que
ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle.
Estos extranjeros vinieron de muy lejos, trayendo sus regalos, no
solamente para honrar al nuevo rey, sino para adorar lo. Mientras en Israel, casi nadie sabia
que ha llegado.
Algo estaba muy extra–o en todo esto.
Cristo estaba anunciado, pero no a los grandes del mundo, sino a unos
pobres pastores de ovejas.
El mundo no estaba acostumbrado a esa forma de liderazgo.
Pero en el libro de Isa’as, si la gente estaban realmente estudiando
lo, bajo la gu’a del Esp’ritu Santo, entender’a mucho sobre el car‡cter, y los
prop—sitos de ese gran rey, siglos antes de su llegada.
1) He aqu’ mi siervo, yo le sostendrŽ;
mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre Žl mi
Esp’ritu; Žl traer‡ justicia a las naciones.
El pueblo estaba destinado a pasar un tiempo duro en Babilonia, pero
antes, recibieron las noticias de Cristo.
Porque solamente en Cristo, puede uno encontrar la esperanza
duradera. Y Cristo no vino como un
l’der mundano, sino que vino como siervo.
Mateo 20:28 Como
el Hijo del Hombre no vino para ser
servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
Y siglos antes de su llegada, tenia la promesa del Padre, que tendr’a
su apoyo completo Ňyo le sostendrŽÓ. Y con Dios a tu lado as’, realmente
no puedes fracasar.
Cristo normalmente estaba muy confiado en su ministerio, pero en la
noche antes de su muerte, todo era mas duro.
Lucas 22:39-43 Y saliendo, se
fue, como sol’a, al monte de
los Olivos; y sus disc’pulos tambiŽn le siguieron.
Cuando lleg— a aquel lugar, les dijo: Orad que no entrŽis en
tentaci—n.
Y Žl se apart— de ellos a distancia como de un tiro de piedra; y
puesto de rodillas or—,
diciendo: Padre, si quieres, pasa de m’ esta copa; pero no se haga mi
voluntad, sino la tuya.
Y se le apareci— un ‡ngel del cielo para fortalecerle.
Cristo era un hombre, aunque era Dios, se dejo su gloria para venir y
servir como un hombre, y lo que vino para hacer era humanamente imposible.
Y por esto, el Padre cumpli— su promesa, mandando ayuda, apoyo, en el
momento necesario. Y con ese
respaldo del cielo Cristo servia sin
desanimo.
1) He aqu’ mi siervo, yo le sostendrŽ;
mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre Žl mi
Esp’ritu; Žl traer‡ justicia a las naciones.
En el capitulo anterior, Dios aplastaba a los ’dolos con sarcasmos y
burlas. Porque la idolatr’a f’sica
era muy comśn, aun en el pueblo de Dios.
Pero aqu’, una vez quitando sus ojos de los ’dolos, dice
ŇHe aqu’ mi siervoÓ, y dice el mismo a
nosotros. Es tiempo de olvidar de
las im‡genes, y fijar nos en Cristo.
Es mas, si examines este verso con cuidado, puedes ver todas las
personas de la trinidad aqu’. El
padre est‡ hablando, el Siervo es el hijo, y el Esp’ritu est‡ prometido. As’ que, el concepto de la trinidad aun
est‡ presente, muy temprano en las escrituras.
1) He aqu’ mi siervo, yo le sostendrŽ;
mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre Žl mi
Esp’ritu; Žl traer‡ justicia a las naciones.
En el bautismo de Cristo muchos vieron el Esp’ritu descendiendo como
paloma, y el Padre confirmaba que en Cristo tenia gran contentamiento.
Mateo 3:16-17 Y Jesśs, despuŽs
que fue bautizado, subi—
luego del agua; y he aqu’ los cielos le fueron abiertos, y vio al
Esp’ritu de Dios que descend’a como paloma, y ven’a sobre Žl.
Y hubo una voz de los cielos, que dec’a: Este es mi Hijo amado, en
quien tengo complacencia.
Y si tu aun no ha sido bautizado, el d’a de la pascua se acerca, y
Dios puede decir tambiŽn de ti, cuando est‡s formalmente en Cristo, este es mi hijo
o mi hija amada, en quien tengo complacencia.
Y hay una cosa mas en este primer vers’culo: Žl traer‡ justicia a las naciones.
Y esto aun est‡ pasando.
Aun hay muchos lugares en que Cristo no est‡ conocido. Y por esto el ministerio de las
misiones aun est‡ muy activo, alrededor del mundo.
2) No gritar‡, ni alzar‡ su voz, ni la
har‡ o’r en las calles.
Cristo no vino, como los reyes mundanos, o como los cŽsares de Roma. No vino con desfiles, con muchos
caballos o caros, ni con trompetas y grandes anuncios.
Cuando hizo sus milagros, y sus sanidades, mandaba que estas no sea
publicadas.
Cuando Cristo resucitaba una muchacha muerta dice.
Lucas 8:56 Y sus padres estaban
at—nitos; pero Jesśs
les mand— que a nadie dijesen lo que hab’a sucedido.
Sanando a dos ciegos, el mismo pas—É
Mateo 9:30 Y los ojos de ellos
fueron abiertos.
Y Jesśs les encarg— rigurosamente, diciendo: Mirad que nadie lo sepa.
Y hay muchos ejemplos semejantes. Cristo no estaba buscando la publicidad.
Tampoco vino para demandar sus derechos. En su v’a dolorosa, cuando se le pusieron una corona de
espinas, y escupieron en su cara, no dijo nada.
Todo tenia que pasar as’, porque Cristo estaba cumpliendo estas
profec’as de Isa’as. Y al mismo
tiempo, Cristo ense–aba el mundo de una nueva forma de liderazgo.
2) No gritar‡, ni alzar‡ su voz, ni la
har‡ o’r en las calles.
Cristo tra’a una nueva forma de humildad al mundo.
Mateo 11:28-30 Venid a m’ todos
los que est‡is trabajados y
cargados, y yo os harŽ descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de m’, que soy
manso y humilde de coraz—n; y hallarŽis descanso para vuestras almas;
porque mi yugo es f‡cil, y ligera mi carga.
3) No quebrar‡ la ca–a cascada, ni
apagar‡ el p‡bilo que humeare; por medio de la verdad traer‡ justicia.
Hay que recordar que estamos en la porci—n de Isa’as, que da al pueblo
su gran consolaci—n. Y este verso,
es seguramente de la consolaci—n.
3) No quebrar‡ la ca–a cascada, ni
apagar‡ el p‡bilo que humeare; por medio de la verdad traer‡ justicia.
ŔDe que est‡ hablando? La
ca–a cascada, est‡ da–ada. Y
durante una cosecha, tal vez seria desechada, siendo no tan deseada en el
mercado.
El p‡bilo que humeare, es como el hilo en una vela que est‡ al punto
de apagarse, que en vez de producir las luz, solamente est‡ echando el humo
molest’simo.
Pero Cristo est‡ hablando de personas, de los hermanos de la fe, que
aman a Cristo, pero tienen sus grandes luchas. Tal vez se caigan en una debilidad de pecado, aunque es su
deseo estar libre, y estar limpio.
Est‡ hablando de hermanos, de hermanas que cometan sus errores, tal
vez enojando se, o cayendo en los chismes, aun cuando es su deseo vivir de otra
manera, de una manera mas santa.
Pero aqu’ recibimos todos, un gran consuelo.
3) No quebrar‡ la ca–a cascada, ni
apagar‡ el p‡bilo que humeare; por medio de la verdad traer‡ justicia.
Para los hermanos mas dŽbiles, que aun tienen mucho para cambiar en
sus vidas, tienes que saber que Cristo no va a tirarte a la basura, jam‡s.
Sino que tienes la invitaci—n de continuar avanzando en la verdad, y
el te ayudar‡.
Y sabemos que esto est‡ hablando de Cristo porque dice en Mateo 12,
despuŽs de sanar un hombre de una mano seca.
Mateo 12:15-21 Sabiendo esto
Jesśs, se apart— de all’;
y le sigui— mucha gente, y sanaba a todos, y les encargaba
rigurosamente que no le descubriesen; para que se cumpliese lo dicho por el profeta
Isa’as, cuando dijo:
He aqu’ mi siervo, a quien he escogido;
Mi Amado, en quien se agrada mi alma;
PondrŽ mi Esp’ritu sobre Žl,
Y a los gentiles anunciar‡ juicio.
No contender‡, ni vocear‡,
Ni nadie oir‡ en las calles su voz.
La ca–a cascada no quebrar‡,
Y el p‡bilo que humea no apagar‡,
Hasta que saque a victoria el juicio.
Y en su nombre esperar‡n los gentiles.
Exactamente nuestro texto, est‡ aplicado a Cristo en el libro de
Mateo. Y es incre’ble que muchos
de los jud’os no entendieron esto, porque vino claramente cumpliendo todo lo
que dijo Isa’as.
Juan 3:19 Y esta es la
condenaci—n: que la luz vino al
mundo, y los hombres amaron m‡s las tinieblas que la luz, porque sus
obras eran malas.
4) No se cansar‡ ni desmayar‡, hasta
que establezca en la tierra justicia; y las costas esperar‡n su ley.
Cristo jam‡s ca’a en el desanimo, durante su vida, ni tampoco
se siente el desanimo ahora.
Cristo dijo cuando estaba aqu’.
Mateo 16:18 EdificarŽ
mi iglesia; y las puertas del
Hades no prevalecer‡n contra ella.
Y nada ha cambiado.
DespuŽs de su resurrecci—n, dijoÉ
Mateo 28:18-19 Toda potestad me
es dada en el cielo y en la
tierra. Por tanto, id, y haced disc’pulos
a
todas las naciones, bautiz‡ndolos en
el
nombre del Padre, y del Hijo, y del
Esp’ritu
Santo.
Cristo no tiene que sentir
el desanimo jam‡s, porque el
proyecto de Cristo no puede fracasar.
Durante su vida, se parec’a dŽbil, con seguidores dŽbiles.
Y hoy en d’a, las iglesias parecen debilites.
Pero estamos ganando, y el reino de Cristo jam‡s caer‡, sino que la
victoria es nuestra.
4) No se cansar‡ ni desmayar‡, hasta
que establezca en la tierra justicia; y las costas esperar‡n su ley.
Cuando dice que las costas
esperar‡n su ley, quiere decir que la gente que vivan en los lugares mas oscuros,
donde no saben casi nada del evangelio, est‡n anticipando algo.
Los misioneros regresan con testimonios de musulmanes que han tenido
visiones de Cristo, y mas tarde se llegan a la fe.
Conozco hermanos de una iglesia en el Crown Vally, que dicen que una
familia de Ir‡n, musulmanes, vinieron un domingo a su iglesia y la madre
preguntaba ŇŔComo puedo ser Cristiana, ahora mismo?Ó
Ahora, a–os mas tarde, toda la familia est‡ en aquella iglesia, todos
bautizados y miembros.
4) No se cansar‡ ni desmayar‡, hasta
que establezca en la tierra justicia; y las costas esperar‡n su ley.
Otros misioneros en las islas remotas del pacifico, han hablado de
tribus que dijeron, ŇSab’amos que tarde o temprano, ustedes iban a llegar,
finalmente, a nosotrosÓ.
Y n—talo, de que ley estaban esperando.
4) No se cansar‡ ni desmayar‡, hasta
que establezca en la tierra justicia; y las costas esperar‡n su ley.
La ley de Cristo, es la ley de Dios, porque Cristo es Dios en carne.
5) As’ dice Jehov‡ Dios, Creador de
los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos;
el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y esp’ritu a los que por ella
andan:
Ahora el profeta nos ayuda a saber que esto no es solamente una
fabula, o un deseo, sino que todo el poder del Dios omnipotente est‡ detr‡s de
estas promesas.
6) Yo Jehov‡ te he llamado en
justicia, y te sostendrŽ por la mano; te guardarŽ y te pondrŽ por pacto al
pueblo, por luz de las naciones,
El poder de Dios est‡ detr‡s de todo esto. Y Cristo fue dado por pacto. Su sangre es la sangre del pacto.
Lucas 22:19-20 Y tom— el pan y
dio gracias, y lo parti— y
les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced
esto en memoria de m’.
De igual manera, despuŽs que hubo cenado, tom— la copa, diciendo: Esta
copa es el nuevo pacto en mi sangre,
que por vosotros se derrama.
Hermanos, Cristo jam‡s sent’a el desanimo,
Cristo viv’a sin desanimo y cuando
tu tomes la Santa Cena hoy d’a, puedes considerar que Dios tambiŽn est‡ a tu
lado, que tu tampoco tienes que vivir en el desanimo. Porque est‡s
en pacto con el Dios soberano.
6-7) Yo Jehov‡ te he llamado en
justicia, y te sostendrŽ por la mano; te guardarŽ y te pondrŽ por pacto al
pueblo, por luz de las naciones, para que abras los ojos de los ciegos, para
que saques de la c‡rcel a los presos, y de casas de prisi—n a los que moran en
tinieblas.
Aqu’ est‡ hablando espiritualmente, o sea metaf—ricamente, sobre los
ojos que no pueden entender las cosas espir’tales. Cristo vino para abrir los ojos de los ciegos.
Cuando habla de personas en las c‡rceles, no est‡ hablando solamente
de los delincuentes condenados, sino de todo ser humano atrapado en un vicio,
que ahora est‡ viviendo en un c‡rcel de Satan‡s, encadenado, por ejemplo en la
pornograf’a, o peor, en la pornograf’a infantil. En Cristo, todo esto tiene remedio.
Y aun los delincuentes, que llegan a Cristo en la c‡rcel, pueden
salir, cumpliendo su tiempo para empezar nuevas vidas, vidas superiores.
7) Para que abras los ojos de los
ciegos, para que saques de la c‡rcel a los presos, y de casas de prisi—n a los
que moran en tinieblas.
Y esto es algo que se puede aplicar a todos los hermanos que trabajan
en un ministerio. No solamente del
pulpito, sino los que ense–an a los j—venes, o a los hijos, o los que
evangelizan en las calles.
Cristo habl— as’ con San Pablo, cuando Pablo estaba llamando al
ministerio.
Hechos 26:16-18 Pero lev‡ntate, y
ponte sobre tus pies;
porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y
testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me aparecerŽ a ti, libr‡ndote
de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te env’o,
para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la
luz, y de la potestad de Satan‡s a Dios; para que reciban, por la fe que es en
m’, perd—n de pecados y herencia entre los santificados.
Esto es algo que podemos aplicar a todos los ministros que caminan en
el Esp’ritu y presentan las escrituras con fidelidad.
8) Yo Jehov‡; este es mi nombre; y a
otro no darŽ mi gloria, ni mi alabanza a esculturas.
Dios conden— a los im‡genes, a todos los ’dolos, en el capitulo
anterior, y ahora dice que tenemos que poner nuestros ojos en Cristo, por medio
de su palabra, no necesitamos ni dibujos ni esculturas, porque todo lo que
ellos representan es mentira.
9) He aqu’ se cumplieron las cosas
primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las harŽ
notorias.
En el contexto de Isa’as, el pueblo iba estar arrastrado a Babilonia,
y esto iba a estar terrible.
Pero mas tarde iban a regresar, y todo esto les daba animo.
Pero hay algo mas glorioso aqu’ que el regreso del pueblo a
Israel. Dios aqu’ est‡ hablando de
uno que iba ser el redentor no solamente de Israel, sino del mundo entero.
Los Hebreos ten’an que regresar de Babilonio no solamente para
regresar, sino para dar luz a uno que iba a cambiar el mundo entero.
Veremos mas tarde en estos cap’tulos de consuelos, Dios hablando otra
vez a su hijo dijo..
Isa’as 49:6 Poco
es para m’ que tś seas mi siervo para
levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de
Israel; tambiŽn te di por luz de las naciones, para que seas mi salvaci—n hasta
lo postrero de la tierra.
Este pasaje estaba revelando el fin del tiempo en que Dios solamente
era con Israel. El pacto viejo iba
llegar a su fin, y en nuevo pacto, sellado en la sangre de Cristo Jesśs, iba a
empezar.
========================= Aplicaci—n ======================
Hermanos, en un Salmo, hemos visto como esta
vida a veces est‡ presentada como un valle de lagrimas.
Salmos 84:6 Atravesando
el valle de l‡grimas lo cambian
en fuente, cuando la lluvia llena los
estanques.
Todos nosotros estamos propensos a las
frustraciones. Pero en este
capitulo de consolaci—n, podemos ver que no tenemos que vivir en el desanimo.
Cuando estamos muertos a nosotros mismos, y
cuando Cristo est‡ viviendo dentro nosotros, por medio de nosotros, la vida sin
desanimo es posible.
Hay que recordar lo que hemos visto en este
pasaje, lo que dicen de Cristo.
4) No se cansar‡ ni desmayar‡, hasta
que establezca en la tierra justicia; y las costas esperar‡n su ley.
Hay gran poder en Cristo, para transformar
el mundo, y este poder est‡ morando en ti, ahora, tambiŽn.
Y ahora pasando a la Santa Cena, estamos
confirmando nuestra participaci—n en este pacto sagrado.
Como vimos en Lucas..
Lucas 22:19-20 Y tom— el pan y
dio gracias, y lo parti— y
les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced
esto en memoria de m’.
De igual manera, despuŽs que hubo cenado, tom— la copa, diciendo: Esta
copa es el nuevo pacto en mi sangre,
que por vosotros se derrama.
No hay nada mas poderosa, en todo el
universo, que la sangre de Cristo Jesśs.
Y esta sangre fue derramada para ti.
Tu tampoco tienes que desmayar en tus
luchas.
Tu tampoco tienes que vivir en el desanimo.
Aunque si has sido dŽbil, aun si has ca’do
en algśn pecado, si aun est‡s con Cristo, el est‡ contigo.
3) No quebrar‡ la ca–a cascada, ni
apagar‡ el p‡bilo que humeare; por medio de la verdad traer‡ justicia.
Cristo no est‡ aqu’ para apagar tus
esperanzas, sino para confirmar tu esperanza, sean lo que sean los problemas de
tu vida.
Y es mi deseo, y el deseo de los miembros de
esta iglesia, que cuando tomes la Santa Cena hoy d’a, entendiendo el poder de
Cristo y de su iglesia, que te salgas de aqu’, lleno de animo, y lleno de nueva
esperanza.
Vamos a orar!