3 de diciembre de 17

Orando Cuando No Hay Esperanza

Isa’as 38:1-22

Introducci—n

 

Existan ocasiones, en que uno puede venir a Dios en oraci—n, cuando en realidad no hay esperanza alguna.

 

Por ejemplo, una mujer, que ni era del pueblo de Dios, vino a Cristo orando por su hija.

 

Mateo 15:21-28 Saliendo Jesśs de all’, se fue a la regi—n

de Tiro y de Sid—n.  Y he aqu’ una mujer cananea que hab’a salido de aquella regi—n clamaba, diciŽndole: !!Se–or, Hijo de David, ten misericordia de m’! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.

 

Pero Jesśs no le respondi— palabra. Entonces acerc‡ndose sus disc’pulos, le rogaron, diciendo: Desp’dela, pues da voces tras nosotros.

 

En este momento, hab’a muy poca esperanza.  Ella rogaba al Se–or, pero el Se–or no mostraba la menor interŽs en su problema.

 

El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

 

Ahora realmente no hab’a esperanza.  La primera palabra que

sal’a de la boca de Cristo era ŇnoÓ.

 

Entonces ella vino y se postr— ante Žl, diciendo: !!Se–or, soc—rreme!  Respondiendo Žl, dijo: No est‡ bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.

 

En este momento, rechazada por Cristo, simplemente no hab’a esperanza.  pausa  Pero ella estaba desesperada.  Posiblemente su hija tenia un demonio, porque ella misma jugaba con la hechicer’a, o con la brujer’a, o la astrolog’a, y ahora, tenia que encontrar una soluci—n.

 

Y ella dijo: S’, Se–or; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.

 

Entonces respondiendo Jesśs, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; h‡gase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.

 

Dios nos ha dado ejemplos, como estŽ, para ayudar nos a entender que aun cuando no hay esperanza visible, pero hay una fe fuerte, y una capacidad de venir a Dios en humildad, las cosas pueden cambiar.

 

En el mensaje de hoy, veremos algo semejante.

 

1)  En aquellos d’as Ezequ’as enferm— de muerte. Y vino a Žl el profeta Isa’as hijo de Amoz, y le dijo: Jehov‡ dice as’: Ordena tu casa, porque morir‡s, y no vivir‡s.

 

Ezequ’as aun estaba joven, tenia menos de cuarenta a–os de edad.  Es mas, no tenia hijo heredero, y estaba en la l’nea directa de los antepasados de Cristo, como puedes comprobar en Mateo uno.

 

Era una sorpresa para Žl, de repente estar tan enfermo, cuando aun tenia mucho que cumplir en su vida.

 

Posiblemente se llamaba por Isa’as, para preguntar, ŇŔQuŽ est‡ pasando?  ŔQue hice, o sea que era el plan de Dios?Ó

 

Pero la respuesta del profeta era muy breve. Ordena tu casa, porque morir‡s, y no vivir‡s.

 

No hab’a esperanza.  Ya tenia palabra de Dios.  No solamente iba a morir, sino que iba a estar muy pronto, y por esto Ezequ’as tenia que poner su casa en orden.

 

Los asuntos del reino ten’an que cambiar, y como con cada ser humano, tenia que preparar se para entrar en la presencia del Dios tres veces santo.

 

Hebreos 9:27   Y de la manera que est‡ establecido para los

hombres que mueran una sola vez, y despuŽs de esto el juicio.

 

En realidad, todos nosotros tenemos que estar preparados por la muerte, porque puede venir en cualquier momento.

 

2) Entonces volvi— Ezequ’as su rostro a la pared, e hizo oraci—n a Jehov‡,

 

No hab’a esperanza.  El profeta Isa’as no se equivocaba. Ezequ’as vio el profeta obrando en la vida de su abuelo, y tambiŽn en la vida de su padre, sabia que su palabra era confiable.

 

ŔPero porque tenia que morir?  ŔY porque ahora, sin hijo, y tan joven? 

 

Aunque no tenia esperanza alguna, Ezequ’as, deseaba apelar la decisi—n a Dios mismo.  Estaba mirando a la pared, para concentrar en su Dios, y para tratar de quitar una gran pared que vino para bloquear los prop—sitos de su vida.

 

2-3) Entonces volvi— Ezequ’as su rostro a la pared, e hizo oraci—n a Jehov‡, y dijo: Oh Jehov‡, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con ’ntegro coraz—n, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y llor— Ezequ’as con gran lloro.

 

Sobre esa oraci—n hay mucha controversia.  Algunos atacan a ese rey joven, por orar, basando su petici—n en sus propios meritos.

 

Pero yo no lo veo as’, sino que Ezequ’as ped’a por la fidelidad del pacto.  El hecho de que tenia fe, el hecho de que estaba reformando el reino era solamente por la gracia de Dios.

 

Pero hab’a una pregunta, ŇŔPorque yo, y porque ahora?Ó

 

ŇSi era malvado como mi padre, seria entendible, Ŕpero acaso no estoy sirviendo te?Ó

 

Y hermanos, ha veces esto pasa.  Dios puede mandar la muerte a un hombre joven que est‡ muy activo en el servicio del Se–or.  pausa Pero esto no quiere decir que no podemos rogar, y pedir, aun cuando no hay esperanza.

 

4-5) Entonces vino palabra de Jehov‡ a Isa’as, diciendo:

Ve y di a Ezequ’as: Jehov‡ Dios de David tu padre dice as’: He o’do tu oraci—n, y visto tus l‡grimas; he aqu’ que yo a–ado a tus d’as quince a–os.

 

Como con la mujer cananea que vino a Cristo, por las lagrimas, y por la desesperaci—n, y la insistencia, Dios respondi—.

 

Y ahora el profeta no solamente est‡ hablando de Dios, sino del Dios de David.  El Dios que hizo promesa eterna a David y por implicaci—n los de su linaje.

 

2 Samuel 7:12  Y cuando tus d’as sean cumplidos, y duermas

con tus padres, yo levantarŽ despuŽs de ti a uno de tu linaje, el cual proceder‡ de tus entra–as, y afirmarŽ su reino.

 

Ezequ’as tambiŽn tenia algo de esa promesa en su petici—n.  Como dije, de la familia de David, iba a venir el Cristo, y de manera muy indirecta, estaba orando en el nombre de Cristo.  Y en Cristo, siempre hay esperanza.

 

6) Y te librarŽ a ti y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararŽ.

 

No solamente iba a tener vida, pero paz.  Este reino de los Asirios no iba a levantar se otra vez para lanzar otros ataques.

 

Es como en el capitulo anterior, Dios promet’a la comida, y cierta prosperidad, despuŽs de la gran victoria sobre Senaquerib.

 

7) Y esto te ser‡ se–al de parte de Jehov‡, que Jehov‡ har‡ esto que ha dicho:  He aqu’ yo harŽ volver la sombra por los grados que ha descendido con el sol, en el reloj de Acaz, diez grados atr‡s. Y volvi— el sol diez grados atr‡s, por los cuales hab’a ya descendido.

 

En aquellos tiempos no ten’an relojes mec‡nicos, sino que se median el tiempo por las sombras de un reloj solar.

 

Y Dios prometi— alterar el reloj del universo, para consolar a este, su hijo amado, o sea para este rey joven, que oraba intensamente, aun cuando no hab’a esperanza alguna.

 

Veremos mas tarde que Ezequ’as ped’a se–al porque no querr’a vivir como su padre malvado que no quiso recibir se–al de Dios.

 

Isa’as 7:10-14 Habl— tambiŽn Jehov‡ a Acaz, diciendo:

Pide para ti se–al de Jehov‡ tu Dios, demand‡ndola ya sea de abajo en lo profundo, o de arriba en lo alto.

 

Y respondi— Acaz: No pedirŽ, y no tentarŽ a Jehov‡.

 

 

El padre de Ezequ’as era muy rebelde, pero Ezequ’as no era as’.

Dijo entonces Isa’as: O’d ahora, casa de David. ŔOs es poco el ser molestos a los hombres, sino que tambiŽn lo se‡is a mi Dios?

 

Por tanto, el Se–or mismo os dar‡ se–al: He aqu’ que la virgen concebir‡, y dar‡ a luz un hijo, y llamar‡ su nombre Emanuel.

 

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Bueno, esto es lo pas—. Ezequ’as oraba en esperanza contra esperanza, y Dios le contest—.

 

Pero hab’a mas pasando, en todo esto.  Aun no est‡ claro todo lo que estaba pasando por el coraz—n de este rey joven. 

 

Por esto el Esp’ritu Santo de Dios grab— unos detalles mas que podemos apreciar, en neutra preparaci—n por la santa cena.

 

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9) Escritura de Ezequ’as rey de Jud‡, de cuando enferm— y san— de su enfermedad:

 

Para realmente entender la magnitud de su angustia, era necesario grabar, exactamente lo que pasaba por la mente y el coraz—n desesperado de ese rey joven.

 

10) Yo dije: A la mitad de mis d’as irŽ a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis a–os.

 

La noticia vino como un golpe duro.  En los salmos, se esperaban una vida un poco mas larga, especialmente cuando uno estaba viviendo fielmente a los preceptos de Dios.

 

Salmos 90:10   Los d’as de nuestra edad son setenta a–os;

Y si en los m‡s robustos son ochenta a–os,

Con todo, su fortaleza es molestia y trabajo, Porque pronto pasan, y volamos.

 

Pero no hay garant’a, nadie tiene esto comprado.  Dios puede llevarte cuando quiere.  Si eres joven, o no tan joven.  Por esto debes de estar siempre preparado.

 

 

11) Dije: No verŽ a JAH, a JAH en la tierra de los vivientes; ya no verŽ m‡s hombre con los moradores del mundo.

 

Ezequ’as, se lamentaba, de que no iba a ir mas al templo, para alabar.  No iba a continuar sus reformas, regresando el pueblo a lo que era recto.

 

Todo esto era muy dif’cil para el, asimilar y preparar.

 

12) Mi morada ha sido movida y traspasada de m’, como tienda de pastor. Como tejedor cortŽ mi vida; me cortar‡ con la enfermedad; me consumir‡s entre el d’a y la noche.

 

Como San Pablo, vio a su cuerpo como una tienda que se mov’a de un lugar a otro.  Y a veces se critican a Ezequ’as por no recibir la muerte con gusto, como San Pablo.

 

Filipenses 1:20-21   Conforme a mi anhelo y esperanza de que

en nada serŽ avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora tambiŽn ser‡ magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.

 

Porque para m’ el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.

 

Y as’ tenemos que vivir.  Listos de entrar en cualquier momento a la presencia del Se–or.

 

2 Corintios 5:6-8    As’ que vivimos confiados siempre, y

sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Se–or  (porque por fe andamos, no por vista);

pero confiamos, y m‡s quisiŽramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Se–or.

 

Pero realmente no es justo comparar Ezequ’as, con San Pablo.  Primeramente, en los tiempos de Pablo todos ten’an mas entendimiento de la vida venidera.

 

Pero aparte de esto, Ezequ’as era un rey joven, que aun no tenia su hijo heredero.  As’ que su caso era un poco diferente.

 

13) Contaba yo hasta la ma–ana. Como un le—n moli— todos mis huesos; de la ma–ana a la noche me acabar‡s.

 

El rey estaba en gran dolor, su enfermedad estaba avanzando.  Se pudo sentir la vida saliendo de su cuerpo.

 

Sab’a que d’a tras d’a su vida estaba acabando.  Y sobre todo, el profeta vino para anunciar que no hab’a esperanza alguna, proclamandoÉ

 

Ordena tu casa, porque morir‡s, y no vivir‡s.

 

ÁEsto fue muy duro!

 

14) Como la grulla y como la golondrina me quejaba; gem’a como la paloma; alzaba en alto mis ojos. Jehov‡, violencia padezco; fortalŽceme.

 

Unos ruidos extra–os sal’an de su boca.  No pudo llegar a la resignaci—n.  Por el dolor, por la desesperaci—n, y las oraciones constantes, se llenaba su cuartito con sonidos.

 

Romanos 8:26   Y de igual manera el Esp’ritu nos ayuda en

nuestra debilidad; pues quŽ hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Esp’ritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.

 

15) ŔQuŽ dirŽ? El que me lo dijo, Žl mismo lo ha hecho. AndarŽ humildemente todos mis a–os, a causa de aquella amargura de mi alma.

 

Cuando Dios le contest—, finalmente, se promet’a vivir como persona diferente, mas seria.  Su vida nunca seria la misma, despuŽs de estar tan cerca de la muerte.

 

16) Oh Se–or, por todas estas cosas los hombres vivir‡n, y en todas ellas est‡ la vida de mi esp’ritu; pues tś me restablecer‡s, y har‡s que viva.

 

Poco a poco estaba viendo la luz al fin del tśnel.

 

17) He aqu’, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agrad— librar mi vida del hoyo de corrupci—n; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados.

 

Y esto era gran parte del prop—sito de todo esto.  Cuando vino la noticia de que iba a morir, pudo preguntar ŇŔPero  porque?  ŔQue hice?  ŔAcaso estoy bajo la maldici—n de Dios, y voy a entrar en la eternidad as’?  Estos pensamientos pasan por la mente de uno cerca de la muerte.

Yo recuerdo tanto mi padre como me suegro, cuando llegaron muy cerca del fin se ped’an, ŇCrees tu que yo he sido un buen padre, un buen esposoÓ.

 

La muerte cerca, te hace pensar en todo esto, con seriedad, y ojala unos de ustedes est‡n preguntando el mismo, preparando te para la Santa Cena.

 

18) Porque el Seol no te exaltar‡, ni te alabar‡ la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperar‡n tu verdad.

 

David tambiŽn oraba as’, no entiendo exactamente como estaremos en la presencia del Se–or, instant‡neamente.

 

19) El que vive, el que vive, Žste te dar‡ alabanza, como yo hoy; el padre har‡ notoria tu verdad a los hijos.

 

Hay hermanos que cuando son j—venes, fuertes, se faltan en su asistencia de la iglesia por sus trabajos, por sus negocios.

 

Pero pasando un buen tiempo en la cama de una enfermedad mortal, tu perspectiva ser‡ diferente.

 

Hay padres Cristianos que est‡n muy, pero muy ocupados en sus negocios, sus deportes o lo que sea para instruir a sus hijas, sus hijos en la sabidur’a de la Biblia.

 

Pero con una fuerte enfermedad mortal, y una orden B’blica que dice Ordena tu casa, porque morir‡s, y no vivir‡s, tu postura puede cambiar.

 

ŔEs esto lo que va a tomar para ti hermano?  ŔPara motivar te a finalmente tomar en serio tus obligaciones delante de Dios?  pausa larga Te pido en toda seriedad, mientras nos preparamos, por la Santa Cena.

 

20) Jehov‡ me salvar‡; por tanto cantaremos nuestros c‡nticos en la casa de Jehov‡ todos los d’as de nuestra vida.

Una vez restaurada, ese rey no quiso faltar mas en su asistencia a la casa de Dios.

 

Hebreos 10:24-25     Y considerŽmonos unos a otros para

estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhort‡ndonos; y tanto m‡s, cuanto veis que aquel d’a se acerca.

21) Y hab’a dicho Isa’as: Tomen masa de higos, y p—nganla en la llaga, y sanar‡.

 

En esa sanidad, se empleaba medios, como nosotros podemos recibir la sanidad por medio de los mŽdicos.

 

Dios puede sanar con mŽdicos o sin mŽdicos, pero no toca a nosotros rechazar los medios dados a nosotros por la ciencia.

 

22) Hab’a asimismo dicho Ezequ’as: ŔQuŽ se–al tendrŽ de que subirŽ a la casa de Jehov‡?

 

No era como su padre.  Ped’a se–al, y recibi— se–al, pero mas de esto, se escribi— todo lo que estaba pasando por su coraz—n, para no olvidar jam‡s.  Y para dar unas reflexiones a ti hermano, a ti hermana, para preparar te para la Santa Cena.

 

=========================== Doctrina ======================

 

Unos puntos breves y podemos pasar a la mesa del Se–or.

 

1) Pidiendo basado en tu fidelidad.

 

Como dije, Ezequ’as no ped’a por sus propios meritos cuando dijo..

 

Oh Jehov‡, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con ’ntegro coraz—n, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos.

 

Otros grandes de la Biblia han hecho el mismo.

 

Estudiando los Salmos, vimos a David orando as’, pero David no era el śnico.

 

Nehem’as 5:19  AcuŽrdate de m’ para bien, Dios m’o, y de

todo lo que hice por este pueblo.

 

Nehem’as 13:14 AcuŽrdate de m’, oh Dios, en orden a esto,

no borres mis misericordias que hice en la casa de mi Dios, y en su servicio.

 

Hay algunos que est‡n inc—modos con esa forma de oraci—n.  Pero no estaba orando basando su petici—n en sus propios meritos, sino en la fidelidad de Dios, honrando sus promesas del pacto.

 

Otro punto que ha causado confusi—n..

 

2) Dios anunciando una cosa, pero cambiando a otra.

 

El profeta dijo que el rey iba a morir, y no vivir, pero despuŽs esto estaba cambiado.  ŔComo es esto?

 

Es que en el anuncio, hab’a una implicaci—n de condicionalidad.  Por ejemplo cuando Jon‡s, profeta de Dios vino a N’nive se proclamaba destrucci—n con toda autoridad.

 

Jon‡s 1:2 Lev‡ntate y ve a N’nive, aquella gran ciudad, y

pregona contra ella; porque ha subido su maldad delante de me.

 

Jon‡s 3:4 Y comenz— Jon‡s a entrar por la ciudad, camino de

un d’a, y predicaba diciendo: De aqu’ a cuarenta d’as N’nive ser‡ destruida.

 

Cuando el profeta anunci— que N’nive seria destruida en carente d’as, b‡sicamente no hab’a esperanza.

 

Pero el rey de N’nive, como el rey Ezequ’as, se puso serio, vino a Dios en humildad y en arrepentimiento, y el anuncio de la destrucci—n estaba retirada.

 

Esto es normal en la Biblia, para Bien o para mal.

 

El’ tenia una promesa de la continuaci—n de su familia en el sacerdocio, pero sus hijos eran tan malvados que la promesa tenia que ser retractada.

 

1 Samuel 2:30  Por tanto, Jehov‡ el Dios de Israel dice: Yo

hab’a dicho que tu casa y la casa de tu padre andar’an delante de m’ perpetuamente; mas ahora ha dicho Jehov‡: Nunca yo tal haga, porque yo honrarŽ a los que me honran, y los que me desprecian ser‡n tenidos en poco.

 

Esto no era una infidelidad de parte de Dios, sino una consecuencia de romper el pacto.

 

Es como una mujer que promete estar casada con su esposo, toda la vida, pero si Žl anda constantemente en traici—n y en infidelidad, esa puede, b’blicamente conseguir un divorcio.  Esto es simplemente la manera en que los pactos funcionen en la palabra de Dios.

 

FinalmenteÉ

 

3) Poniendo tu casa en orden.

 

Hermanos, todos nosotros podemos enfrentar la muerte en cualquier momento.  Las enfermedades vienen cuando menos te espera.

 

As’ que en vez de esperar hasta el ultimo momento, es mejor preparar te ya.

 

ŔY si tu no has profesado tu fe en Cristo, si no has sido bautizado, que te esperes, hasta que un profeta viene a ti proclamando?

 

Ordena tu casa, porque morir‡s, y no vivir‡s.

 

Mejor responder ahora, en vez de esperar a cuando no haya esperanza, y te clamas en p‡nico y en la desesperaci—n.

 

Ahora vamos a la Santa Cena, que es para los que no vivan en la rebeli—n abierta.  De otra manera puede ser peligrosa, como dijo San Pablo.

 

1 Corintios 11:28-30 Por tanto, pruŽbese cada uno a s’

mismo, y coma as’ del pan, y beba de la copa.

 

Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Se–or, juicio come y bebe para s’.

 

Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.

 

Vamos a orar!