24 de noviembre de 17
No JuzguŽis
Proverbios 18:13-24
ŔQue es un hombre espiritual, cuales son sus
caracter’sticas?
La respuesta puede ser un poco sorprendente, y est‡
presentada en el primero de Corintios.
1 Corintios 2:14-16 Pero
el hombre natural no percibe las
cosas que son del Esp’ritu
de Dios, porque para Žl son locura, y no las puede entender, porque se han de
discernir espiritualmente.
En cambio el espiritual juzga todas las cosas;
pero Žl no es juzgado de nadie.
Porque ŔquiŽn conoci— la
mente del Se–or? ŔQuiŽn le instruir‡? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.
El hombre espiritual, anda juzgando todas las cosas.
Esto es la naturaleza de la
madurez Cristiana y est‡ confirmado en otro lugar, en Hebreos.
El autor deseaba explicar cosas sobre Melquisedec
pero no era tan f‡cil, y daba sus razones.
Hebreos 5:11-14 Acerca
de esto tenemos mucho que decir,
y dif’cil de explicar, por
cuanto os habŽis hecho tardos para o’r.
Porque debiendo ser ya
maestros, despuŽs de tanto tiempo, tenŽis necesidad de que se os vuelva a
ense–ar cu‡les son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habŽis
llegado a ser tales que tenŽis necesidad de leche, y no de alimento s—lido.
Y todo aquel que participa
de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es ni–o; pero el
alimento s—lido es para los que han alcanzado madurez, para los que por
el uso tienen los sentidos ejercitados en el
discernimiento del bien y del mal.
El hermano maduro, y la hermana madura, andan juzgando, discriminando entre lo que es
bueno, y lo que es malo.
Esto es inevitable, esto es parte de la madurez
deseable.
13)
Al que responde palabra antes de o’r, le es fatuidad y oprobio.
Aqu’ hay alguien que quiere juzgar, que es
inevitable, pero no est‡ juzgando
bien, porque no se escucha bien.
Para juzgar
bien, hay que tomar el tiempo, hay que tener la paciencia de realmente escuchar
lo uno est‡ diciendo.
Y Dios nos ha dado ejemplos de esto en todos lados
en su palabra. Cuando Ad‡n peco,
Dios vino preguntandoÉ
GŽnesis 3:8-13 Y
oyeron la voz de Jehov‡ Dios que se paseaba
en el huerto, al aire del
d’a; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehov‡ Dios entre
los ‡rboles del huerto.
Mas Jehov‡ Dios llam— al
hombre, y le dijo: ŔD—nde est‡s tś? Y Žl respondi—: O’ tu voz en el huerto,
y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escond’.
Aunque Dios, por supuesto, sabia todo lo que pas—,
no vino juzgando, sino preguntando.
Y Dios le dijo: ŔQuiŽn te
ense–— que estabas desnudo? ŔHas comido del ‡rbol de que yo te mandŽ no
comieses?
Y el hombre respondi—: La
mujer que me diste por compa–era me dio del ‡rbol, y yo com’.
Entonces Jehov‡ Dios dijo a
la mujer: ŔQuŽ es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me enga–—, y
com’.
Aqu’ Dios va a juzgar,
pero antes va a investigar, para darnos un ejemplo.
Mas tarde, despuŽs del primer asesino, vino Dios
preguntando.
GŽnesis 4:8-9 Y
dijo Ca’n a su hermano Abel: Salgamos al
campo. Y aconteci— que
estando ellos en el campo, Ca’n se levant— contra su hermano Abel, y lo mat—.
Y Jehov‡ dijo a Ca’n: ŔD—nde est‡ Abel tu hermano? Y Žl
respondi—: No sŽ. ŔSoy yo acaso guarda de mi hermano?
Antes de pronunciar juicio alguno, Dios vino investigando, tomando el tiempo, mostrando
la paciencia, aunque Dios ya sabia todo.
Siempre es necesario dejar que la otra persona hable, dando su lado de
lo que pas—.
Esto era cierto aun en la historia de Sodoma y
Gomorra.
GŽnesis 18:20-21 Entonces
Jehov‡ le dijo: Por cuanto el
clamor contra Sodoma y
Gomorra se aumenta m‡s y m‡s, y el pecado de ellos se ha agravado en extremo, descenderŽ
ahora, y verŽ si han consumado su obra segśn el clamor que ha venido hasta m’;
y si no, lo sabrŽ.
Estas declaraciones, claramente son metaf—ricas,
pero nos ense–an algo. Cuando Dios
viene en su juicio, no est‡
precipitando, sino que est‡ actuando con justicia.
Y toca a nosotros hacer el mismo.
13)
Al que responde palabra antes de o’r, le es fatuidad y oprobio.
Es inevitable que vas a juzgar lo que te oyes, pero por lo menos escucha todo, antes de juzgar.
14)
El ‡nimo del hombre soportar‡ su enfermedad;
Mas
ŔquiŽn soportar‡ al ‡nimo angustiado?
Cuando hemos juzgado
mal, cuando hemos equivocado gravemente, esto puede afectar nos negativamente,
hasta impactando a nuestra salud.
Al contrario, he visto hermanos, hermanas, sufriendo
enfermedades graves, pero con el buen animo, porque entraron en sus
enfermedades con el poder de la conciencia tranquila.
Por esto luchamos para la vida santa, para que
cuando viene la crisis, la tomamos con calma.
15)
El coraz—n del entendido adquiere sabidur’a;
Y el
o’do de los sabios busca la ciencia.
Para juzgar
bien, y todos juzgan, es necesario
estar bien informados. Como vimos
en el libro de Hebreos, el ap—stol deseaba abrir ciertos temas, pero los
oyentes no ten’an la madurez.
ŔSabes que los de Barea actualmente juzgaban a San Pablo, y por esto
estaban llamados los mas nobles?
Hechos 17:10-11 Inmediatamente,
los hermanos enviaron de
noche a Pablo y a Silas
hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los jud’os.
Y Žstos eran m‡s nobles
que los que estaban en Tesal—nica, pues recibieron la palabra con toda
solicitud, escudri–ando cada d’a las Escrituras para ver si estas cosas eran
as’.
Estos de Barea, eran maduros. Escucharon la palabra de Silas, y
seguramente de Pablo, y despuŽs se buscaban en las escrituras, juzgando si era
cierto.
Y no me malentiendan. Cuando digo que se juzgaban a Pablo, esto no quiere decir
que se condenaron a Pablo. No,
sino que simplemente estaban evaluando lo que dijo, en la luz de las escrituras. Esto siempre es nuestra obligaci—n, si
seremos entre los mas nobles, llegando a la madurez.
16)
La d‡diva del hombre le ensancha el camino
Y le
lleva delante de los grandes.
Hemos hablado mucho ya del cohecho, malo y bueno,
pero creo que esto es algo un poco diferente.
JosŽ en Egipto tenia dones, de administraci—n, y del
entendimiento de los sue–os. Estos
dones lo puso delante de hombres mas y mas grandes, hasta que estaba gobernando
gran parte del imperio.
Algo semejante pas—, con Daniel. ŔCu‡l es el punto?
Si Dios te ha dado dones, hermano, hermana, hay que
desarrollar estos dones, sea de mśsica, de la palabra o de los negocios, o lo
que sea.
Pero hay que recordar siempre, que estos dones no
son en ti solamente para bendecir a tu vida, o la de tu familia, sino que si
tienes dones excepcionales, los tienen para bendicir el reino de Dios, y para
glorificar su santo nombre.
17)
Justo parece el primero que aboga por su causa;
Pero
viene su adversario, y le descubre.
Esto es mas sobre el la inevitabilidad de juzgar. Tenemos que juzgar,
y esto constantemente, pero tenemos que juzgar
bien. Cuando Cristo sanaba en el d’a
de reposo, los fariseos deseaban juzgar lo, pero no se juzgaban bien.
Juan 7:23-24 Si
recibe el hombre la circuncisi—n en el d’a
de reposo, para que la ley
de MoisŽs no sea quebrantada, Ŕos enoj‡is conmigo porque en el d’a de reposo
sanŽ completamente a un hombre?
No juzguŽis segśn las
apariencias, sino juzgad con justo
juicio.
Vamos a regresar, por un momento a la vida de JosŽ
en Egipto.
Cuando JosŽ estaba acusado por la esposa de Potifer,
la acusaci—n parec’a ver’dica.
DespuŽs de todo, la esposa nefaria tenia la tunica del acusado en su
mano.
JosŽ fue mandado inmediatamente a la c‡rcel, a la
prisi—n, por muchos a–os. Pero mas
tarde era evidente que todo era una mentira, y ese jefe, Potifar tenia que
tratar de dormir, con la conciencia atormentada.
El punto es el mismo que hemos visto en el vers’culo
13.
13)
Al que responde palabra antes de o’r, le es fatuidad y oprobio.
Toca a nosotros tomar el tiempo, ejercer la
paciencia de escuchar todo el asunto, y hasta orar tambiŽn, antes de formar una
opini—n sobre un asunto tan grave.
18)
La suerte pone fin a los pleitos,
Y
decide entre los poderosos.
Cuando llegaron el pueblo de Dios a la tierra
prometida, dividieron las tierras por suerte. pausa ŔPero
porque?
JosuŽ 14:1-2 Esto,
pues, es lo que los hijos de Israel
tomaron por heredad en la
tierra de Cana‡n, lo cual les repartieron el sacerdote Eleazar, JosuŽ hijo de
Nun, y los cabezas de los padres de las tribus de los hijos de Israel.
Por suerte se les dio su
heredad, como Jehov‡ hab’a mandado a MoisŽs que se diera a
las nueve tribus y a la media tribu.
Las tierras son sumamente valiosas. Y las tribus, aunque eran el pueblo de
Dios y estudiaron, ojala la palabra de Dios, eran susceptibles a la envidia.
Seguramente los muy fuertes iban a tratar de agarrar
las tierras mejores.
Pero para producir la paz, Dios mandaba que todo sea
distribuido por suerte. Y esto con
la creencia de que la providencia de Dios aun dirige las suertes tiradas.
Como hemos visto ya en un capitulo anterior.
Proverbios 16:33 La
suerte se echa en el regazo;
Mas de Jehov‡ es la
decisi—n de ella.
Pero esto no es algo que se puede convertir en una
practica de superstici—n.
Diferentes lideres han hecho esto en la historia de la iglesia y ha sido
un desastre.
Ahora nosotros tenemos toda la palabra de Dios, y
como maduros, estamos entrenados en c—mo juzgar.
Es preferible consultar la palabra orar y hablar
sobre el asunto, y solamente emplear algo como suertes, cuando simplemente no
hay nada claro.
19)
El hermano ofendido es m‡s tenaz que una ciudad fuerte,
Y las
contiendas de los hermanos son como cerrojos de alc‡zar.
Si hemos juzgado
mal en algo, si hemos hablado sin investigar primero, es f‡cil ofender a un
hermano carnal, o hasta a un hermano de la fe.
Dice aqu’ que su reconciliaci—n despuŽs puede ser
sumamente dif’cil. Cuando Jacob
oraba toda la noche, hasta luchando con un ‡ngel, saliendo herido, era
precisamente por esto.
Jacob buscaba la reconciliaci—n con su hermano Esaś,
despuŽs de a–os de resentimientos sobre la herencia.
Toca a nosotros vivir en el Esp’ritu, y no juzgar las cosas sin evaluar con
paciencia.
Y sobre todo, toca a nosotros ejercer el cuidado
sobre como usamos neutras bocas.
20) Del
fruto de la boca del hombre se llenar‡ su vientre;
Se
saciar‡ del producto de sus labios.
Esto es una extra–a manera de hablar. Es que cuando hablamos mal, nuestra
conciencia puede empezar a notificar nos.
Y esto puede causar una estrŽs, que actualmente puede impactar el
vientre, o sea las entra–as.
As’ que se puede responder con prisa, con unas
palabras afiladas, y despuŽs lamentar tu comentario por semanas.
Ojala poniendo todo en orden antes que viene el fin
de semana, de la Santa Cena.
Salom—n habla mucho de esto, y aqu’ viene otro
proverbio, sobre el mismo.
21)
La muerte y la vida est‡n en poder de la lengua,
Y el
que la ama comer‡ de sus frutos.
En el libro de Ester, un malvado deseaba matar a
todos los jud’os, por medio de los pecados de su boca. La muerte estaba en su lengua, pero en
la justicia de Dios era la muerte suya.
Algo semejante pas— con Daniel, cuando se trataban
de atrapar lo, sus enemigos, los poderosos empleando sus palabras.
Daniel 6:4-9 Entonces
los gobernadores y s‡trapas buscaban
ocasi—n para acusar a
Daniel en lo relacionado al reino; mas no pod’an hallar ocasi—n alguna o falta,
porque Žl era fiel, y ningśn vicio ni falta fue hallado en Žl.
Entonces dijeron aquellos
hombres: No hallaremos contra este Daniel ocasi—n alguna para acusarle, si no
la hallamos contra Žl en relaci—n con la ley de su Dios.
Entonces estos
gobernadores y s‡trapas se juntaron delante del rey, y le dijeron as’: !!Rey
Dar’o, para siempre vive!
Todos los gobernadores del
reino, magistrados, s‡trapas, pr’ncipes y capitanes han acordado por consejo
que promulgues un edicto real y lo confirmes, que cualquiera que en el espacio
de treinta d’as demande petici—n de cualquier dios u hombre fuera de ti, oh
rey, sea echado en el foso de los leones.
Ahora, oh rey, confirma el
edicto y f’rmalo, para que no pueda ser revocado, conforme a la ley de Media y
de Persia, la cual no puede ser abrogada.
Firm—, pues, el rey Dar’o
el edicto y la prohibici—n.
La muerte estaba en su lengua, pero no era la muerte
de Daniel, sino la muerte suya.
Daniel 6:19-24 El
rey, pues, se levant— muy de ma–ana, y fue
apresuradamente al foso de
los leones.
Y acerc‡ndose al foso
llam— a voces a Daniel con voz triste, y le dijo: Daniel, siervo del Dios
viviente, el Dios tuyo, a quien tś continuamente sirves, Ŕte ha podido librar
de los leones?
Entonces Daniel respondi—
al rey: Oh rey, vive para siempre.
Mi Dios envi— su ‡ngel, el cual cerr— la boca de los leones, para que no
me hiciesen da–o, porque ante Žl fui hallado inocente; y aun delante de ti, oh
rey, yo no he hecho nada malo.
Entonces se alegr— el rey
en gran manera a causa de Žl, y mand— sacar a Daniel del foso; y fue Daniel
sacado del foso, y ninguna lesi—n se hall— en Žl, porque hab’a confiado en su
Dios.
Y dio orden el rey, y
fueron tra’dos aquellos hombres que hab’an acusado a Daniel, y fueron echados
en el foso de los leones ellos,
sus hijos y sus mujeres; y
aśn no hab’an llegado al fondo del foso, cuando los leones se apoderaron de
ellos y quebraron todos sus huesos.
Era justo para ese rey hacer a estos malvados, lo
que ellos deseaban hacer con Daniel, porque as’ est‡ la justicia en la Ley de
Dios.
Pero ese rey se sent’a algo de la culpabilidad. Su conciencia estaba atormentada,
porque Žl mismo firm— un edicto insensato, no tomando el tiempo, o sea la
paciencia de antes considerar sus consecuencias.
22)
El que halla esposa halla el bien,
Y
alcanza la benevolencia de Jehov‡.
Hermano, no te quejas de tu esposa. Dios declara que has encontrado algo bueno
en ella, que ella es para ti, la benevolencia de Jehov‡.
Y si Dios est‡ usando la para humillarte a cada
cuando, esto tambiŽn pude ser una bendici—n, si esto es lo que te falta.
ŔAmen?
23)
El pobre habla con ruegos, Mas el rico responde durezas.
Esto es la realidad de este mundo, pero esto no es
correcto.
Delante de Dios, todos nosotros somos pobres, y la
pobreza de este mundo pude producir una humildad en los que sufren por ella.
Cuando des unas monedas a alguien rogando en la
calle, normalmente se dicen ŇQue Dios te bendigaÓ.
Si el rico cree que puede responder con durezas,
est‡ equivocado, y esto, tarde o temprano puede costar le.
Mas tarde veremos en este mismo libroÉ
Proverbios 30:8-9 Vanidad
y palabra mentirosa aparta de m’;
No me des pobreza ni
riquezas;
MantŽnme del pan
necesario;
No sea que me sacie, y te
niegue, y diga: ŔQuiŽn es Jehov‡? O
que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.
24)
El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo;
Y
amigo hay m‡s unido que un hermano.
No queremos ofender a nuestros amigos, o nuestros
hermanos, porque ellos pueden proteger nos de graves errores, y proteger nos de
decisiones err—neas.
Hay que valorar nuestras amistades, viviendo en amor
y en justicia, no dando o’do a los chismes en su contra, sino como hemos
aprendido en este pasaje, escuchando todo, antes de formar una conclusi—n.
Y un gran amigo que tenemos, que es mas que un
hermano, es Cristo Jesśs.
Y si queremos valorar su amistad, hay que escuchar
lo, y hacer lo que est‡ ordenando, para nuestro propio bien.
Juan 15:15 Ya
no os llamarŽ siervos, porque el siervo no
sabe lo que hace su se–or;
pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que o’ de mi Padre, os
las he dado a conocer.
Juan 14:15 Si
me am‡is, guardad mis mandamientos.
La evidencia de que realmente quieres ser amigo de
Cristo, ser‡ tu deseo de tomar en serio la obediencia a Žl, despuŽs de juzgar bien quŽ es malo y quŽ es
bueno. De otra manera, Žl
realmente ni es tu Se–or.
Lucas 6:46-48 ŔPor
quŽ me llam‡is, Se–or, Se–or, y no hacŽis
lo que yo digo? Todo aquel que viene a m’, y oye mis
palabras y las hace, os indicarŽ a quiŽn es semejante.
Semejante es al hombre que
al edificar una casa, cav— y ahond— y puso el fundamento sobre la roca; y
cuando vino una inundaci—n, el r’o dio con ’mpetu contra aquella casa, pero no
la pudo mover, porque estaba fundada sobre la roca.
La obedeciendo a Cristo es para glorificar a Dios,
pero tambiŽn es para tu propio bien.
Dios te ama mucho y por esto quiere verte llegando a la madurez
Cristiana.
----------------------- Conclusi—n ------------------------
Con toda mi Žnfasis sobre la necesidad de juzgar y de juzgar bien, tal vez alguien ha pensando, ŇŔPero no dice en la
Biblia que no debemos de juzgar?Ó pausa
Es cierto que Cristo mismo dijo esto, y es un verso
que los incrŽdulos normalmente echan en la cara de los hermanos.
Vamos a terminar ahora, considerando este pasaje, en
el principio de Mateo 7.
Mateo 7:1-5 No juzguŽis, para que no se‡is juzgados.
Porque con el juicio con que juzg‡is, serŽis juzgados,
y con la medida con que med’s, os ser‡ medido.
ŔY por quŽ miras la paja
que est‡ en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que est‡ en tu
propio ojo?
ŔO c—mo dir‡s a tu
hermano: DŽjame sacar la paja de tu ojo, y he aqu’ la viga en el ojo tuyo?
!!Hip—crita! saca primero
la viga de tu propio ojo, y entonces ver‡s bien para sacar la paja del ojo de
tu hermano.
La ense–anza no est‡ en contra de toda forma de juicio, sino que est‡ en contra de la hipocres’a. Aun aqu’, dice que te puedes sacar la
paja del ojo de tu hermano, despuŽs de sacar viga de la tuya.
Sacando la viga te tu propio ojo, es un
arrepentimiento, pero para arrepentir te, tienes que juzgar a ti mismo.
El pasaje nos llama a la madurez, al buen juicio, y no a un juicio falso, condenando a otros de lo que nosotros mismos estamos
culpables.
No olvides que en otro lugar, Cristo nos ordenaba a
juzgar.
Juan 7:24 No
juzguŽis segśn las apariencias,
sino
juzgad con justo juicio.
Es inevitable hermano, como persona espiritual, vas
a vivir juzgando, siempre. Y si es tu deseo aprender juzgar bien, y no equivocar te, sino
evaluar todo con paciencia y con equidad, puedes pasar, en unos momentos y
oraremos contigo.
Vamos
a Orar