30 de septiembre de 17

 

 

 

Completamente Esclavizado

Juan 8:31-34

 

Cuando Cristo Jesśs, andaba en carne sobre este mundo, nos ense–— algo importante sobre la relaci—n del hombre con el pecado.

 

Juan 8:31-34   Dijo entonces Jesśs a los jud’os que hab’an

cre’do en Žl: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, serŽis verdaderamente mis disc’pulos; y conocerŽis la verdad, y la verdad os har‡ libres.

 

Le respondieron: Linaje de Abraham somos, y jam‡s hemos sido esclavos de nadie. ŔC—mo dices tś: SerŽis libres?

 

34 Jesśs les respondi—: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.

 

El hombre en su estado natural, es tan acostumbrado a pecar, d’a y noche, sin dar cuenta de lo que hace, que se puede decir B’blicamente que es un eslavo del pecado.

 

Es como que el pecado era su due–o.  Y tan fuerte son las cadenas, que el pobre pecador no puede cambiar se, aun si quer’a buscar una vida mejor.

 

Jerem’as 13:23 ŔMudar‡ el et’ope su piel, y el leopardo sus

manchas? As’ tambiŽn, ŔpodrŽis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?

 

El estado del hombre es triste, y es tr‡gico, desde el tiempo de Ad‡n e Eva, cuando rebelaron en el huerto, ya andan, normalmente, en un estado de suma corrupci—n.

 

El mundo no era corrupto cuando Dios lo hizo originalmente.

Era un para’so, todo bien y todo en orden, ni hab’a sufrimiento, ni enfermedad, ni muerte.

GŽnesis 1:31   Y vio Dios todo lo que hab’a hecho,

y he aqu’ que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la ma–ana el d’a sexto.

 

Dios no hizo un mundo lleno de corrupci—n ni de delincuencia, sino que Dios hizo el mundo limpio, puro y sin mancha.  El hombre tambiŽn estaba creado recto, como dijo el rey Salom—n.

 

EclesiastŽs 7:29     He aqu’, solamente esto he hallado:

que Dios hizo al hombre recto, pero ellos buscaron muchas perversiones.

 

Ahora, el hombre est‡ completamente esclavizado a estas corrupciones.  No puede hacer mas que pecar, continuamente, aun con su mente, como en el tiempo del gran diluvio.

 

GŽnesis 6:5    Y vio Jehov‡ que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del coraz—n de ellos era de continuo solamente el mal.

 

El hombre puede estar pecando aun cuando no piense que est‡ pecando.  El hombre natural, puede pecar aun cuando piense que hace algo bueno y correcto.   Porque lo hace con malas intenciones, pensando que puede con esto, comprar merito con el Dios todo poderoso.

 

Mientras la salvaci—n del alma, es don de Dios, es un regalo soberano de su gracia.  No est‡ a la venta.

 

Por esto, es correcto lo que dijo Cristo Jesśs, que el hombre en su estado ca’do, en su naturaleza de Ad‡n el primero, vive en la esclavitud, y servicio al pecado.

 

Y todo esto es muy triste porque el pecado es sumamente  destructivo, y el pecado puede alejar te del reino de Dios por toda la eternidad.

 

1 Corintios 6:9-10   No sabŽis que los injustos no heredar‡n

el reino de Dios? No errŽis; ni los fornicarios, ni los id—latras, ni los adślteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,

ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredar‡n el reino de Dios.

 

As’ que esta es la tragedia, que hay billones de personas alrededor del mundo atrapados en el pecado, esclavos del pecado, y no se pueden jam‡s liberarse ellos mismo de esa terrible esclavitud.

Y si no se interponga la gracia soberana de Dios, con un milagro de la conversi—n, el fin de los cuales ser‡ horrible.

 

Apocalipsis 21:8     Pero los cobardes e incrŽdulos, los

abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los id—latras y todos los mentirosos tendr‡n su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda.

 

Cristo dijo que el hombre andando en el pecado es esclavo del pecado, Jerem’as dijo que el hombre as’ no puede cambiar se a si mismo.

 

Jerem’as 13:23 ŔMudar‡ el et’ope su piel, y el leopardo sus

manchas? As’ tambiŽn, ŔpodrŽis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal?

 

Su estado es horrible, atrapado en una naturaleza contaminada por la ca’da de Ad‡n, ya no se puede soltar.

 

Pero es aun peor que todo esto, el hombre natural ni quiere escapar se, ni esta enterado de su condici—n mal’sima.

 

1 Corintios 2:14     Pero el hombre natural no percibe las

cosas que son del Esp’ritu de Dios, porque para Žl son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.

 

Es como que el hombre natural estuviera en una jaula, y tambiŽn cubierto de cadenas y cerraduras.  Seria imposible para tal persona escapar, si no fuera por el milagro soberano de Dios.

 

Tan corrupto es el hombre natural, que San Pablo lo puso en palabras bien fuertes en el tres de Romanos..

 

Romanos 3:10-20 Como est‡ escrito:

     No hay justo, ni aun uno;

 

No hay quien entienda,

No hay quien busque a Dios.

 

Todos se desviaron, a una se hicieron inśtiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.

 

Sepulcro abierto es su garganta;

Con su lengua enga–an.  Veneno de ‡spides hay debajo de sus labios;

 

Su boca est‡ llena de maldici—n y de amargura.  Sus pies se apresuran para derramar sangre;  Quebranto y desventura hay en sus caminos;  Y no conocieron camino de paz.

 

No hay temor de Dios delante de sus ojos.

 

Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que est‡n bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios;

 

ya que por las obras de la ley ningśn ser humano ser‡ justificado delante de Žl; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.

 

La condici—n del hombre no regenerado es un desastre, es mas, el hombre no tiene el poder de cambiar a si mismo.

 

Pero se puede pedir el gran regalo de Dios, como un don no merecido.

 

Efesios 2:8-9  Porque por gracia sois salvos por medio de

la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se glor’e.

 

El hombre tiene que encontrar el poder de arrepentirse de una vez, pero hasta el arrepentimiento es un regalo, no merecido, conforme a lo que se ense–e en el libro de Hechos, en la Biblia.

 

Una decisi—n no es suficiente, una oraci—n no es suficiente, asistir a una iglesia de vez en cuando no est‡ adecuado.

 

Lo que el hombre tiene que encontrar es una transformaci—n total, el hombre tiene que nacer de nuevo con otra naturaleza.

 

 

Hablando con un religioso llamado Nicodemo, la Biblia dice..

 

Juan 3:2-7 Este vino a Jesśs de noche, y le dijo: Rab’,

sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas se–ales que tś haces, si no est‡ Dios con Žl.

 

Respondi— Jesśs y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

 

Nicodemo le dijo: ŔC—mo puede un hombre nacer siendo viejo? ŔPuede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer?

 

Respondi— Jesśs: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Esp’ritu, no puede entrar en el reino de Dios.

 

Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Esp’ritu, esp’ritu es.  No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo.

 

La śnica soluci—n, la śnica esperanza para el hombre corrompido, es una nueva naturaleza, una transformaci—n total.  Y esto no es obra del hombre, esto no puede estar producido ni por una iglesia ni por una denominaci—n.

 

Es obra de Dios, es un milagro, soberano.

 

Pero es algo que tenemos que encontrar, sin esto no hay esperanza alguna.   Sin esto, solamente estamos enga–ando a nosotros mismos.  Sin esto, estamos garantizado una eternidad en el infierno, llenos de tormentos y de remordimientos.

 

Si tu quieres rogar a Dios por esa gran transformaci—n, queremos orar por ti.  Una cosa es necesaria, y la transformaci—n es esa cosa śnica.

 

2 Corintios 5:17     De modo que si alguno est‡ en Cristo,

nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aqu’ todas son hechas nuevas.

Amen