23 de septiembre de 17

 

ÀConque Dios Os Ha Dicho?

GŽnesis 3:1

 

Estamos viviendo en un mundo de mucho sufrimiento, mucha escasez y mucha frustraci—n.  Existan guerras, econom’as que no funcionan, colas largas para comprar productos b‡sicos en lugares como Venezuela.

 

Y es natural preguntar, Àpor que el mundo es tan trastornado?  Si los seres humanos somos tan inteligentes, para producir computadoras, telŽfonos incre’bles, y hasta mandar hombres a la luna en naves espaciales y regresar los seguros y salvos, ÀPor quŽ no podemos corregir estos problemas cr—nicos?

 

Es una buena pregunta.  Pero para entender la respuesta, tenemos que regresar a otra pregunta, una pregunta primitiva, una pregunta que fue puesta en las primeras paginas de la Biblia.

 

GŽnesis 3:1    Pero la serpiente era astuta, m‡s que todos

los animales del campo que Jehov‡ Dios hab’a hecho; la cual dijo a la mujer: ÀConque Dios os ha dicho: No com‡is de todo ‡rbol del huerto?

 

ÁEsta es la pregunta que empez— nuestro cat‡strofe! ÀConque Dios os ha dicho?

 

Es claro, amigo, se–ora, que Dios tenia su revelaci—n desde muy temprano en la historia de la humanidad.  Cuando Dios hizo el mundo, los animales, y el hombre, pausa, y todo muy bueno, no hab’a ni enfermedad ni escasez ni la muerte exist’a, Dios dio al hombre su palabraÉ

 

GŽnesis 2:16-17 Y mand— Jehov‡ Dios al hombre,

diciendo: De todo ‡rbol del huerto podr‡s comer; mas del ‡rbol de la ciencia del bien y del mal no comer‡s; porque el d’a que de Žl comieres, ciertamente morir‡s.

 

En aquel entonces, esto era la Santa Ley de Dios, era la base de toda moralidad humana, y era muy f‡cil de entender y de obedecer.

 

Pero vino el enemigo de repente, como est‡ presentado en el tercero de GŽnesis preguntandoÉ

 

GŽnesis 3:1    ÀConque Dios os ha dicho: No com‡is de todo

‡rbol del huerto?

 

Ese ataque primitivo es el mismo ataque que el diablo est‡ usando en nuestros tiempos.  La Santa Ley de Dios es clara.  Dios nos ha hablando claramente en su palabra. 

 

Pero viene el enemigo y dice ÀConque Dios os ha dicho?

 

El diablo siempre viene buscando maneras de inspirar dudas sobre la palabra de Dios.

 

Por ejemplo, en las escuelas del gobierno, aun est‡n ense–ando la fabula de la evoluci—n.  Y esto es como la voz de la serpiente diciendo ÀConque Dios os ha dicho que ha hecho los animales en un acto de creaci—n?  Todo esto apareci— durante un proceso largo y natural.

 

Esto es el principio del ataque pero no es el fin.  La santa ley de Dios dice, por ejemploÉ

 

ƒxodo 20:17    No codiciar‡s la casa de tu pr—jimo, no

codiciar‡s la mujer de tu pr—jimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu pr—jimo.

 

Y aunque esto est‡ muy claro, viene la serpiente de repente preguntando, ÀConque Dios os ha dicho no codiciaras?Ó

 

Que tiene de malo la codicia, o la avaricia, si no tienes un poco de codicia y avaricia, Àcomo vas a prosperar?

 

Y otra vez el hombre empieza a dudar la palabra de Dios.

 

O en el caso de noveno mandamiento.

 

ƒxodo 20:16    No hablar‡s contra tu pr—jimo falso

testimonio.

 

Y viene la serpiente pidiendo, ÀConque Dios os ha dicho no mentir‡s? ÀQuŽ va?  Esa es solamente una mentira piadosa, y no va da–ar a nadie.

 

 

 

 

Y se pudiera multiplicar los ejemplos mas y mas, pero es la consecuencia de dudar la santa palabra de Dios, y la consecuencia de dudar la palabra de Dios siempre es un larga seria de miserias.

 

Como Dios dijo a Adan y Eva.

 

GŽnesis 3:16-19 MultiplicarŽ en gran

manera los dolores en tus pre–eces; con dolor dar‡s a luz los hijos; y tu deseo ser‡ para tu marido, y Žl se ense–orear‡ de ti.

 

Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del ‡rbol de que te mandŽ diciendo: No comer‡s de Žl; maldita ser‡ la tierra por tu causa; con dolor comer‡s de ella todos los d’as de tu vida.

 

Espinos y cardos te producir‡, y comer‡s plantas del campo.

 

Con el sudor de tu rostro comer‡s el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volver‡s.

 

Amigo, la escasez, las enfermedades, hasta la muerte, y el duro trabajo, todo esto viene de este pregunta nefaria de la serpiente cuando nos pregunt—É

 

ÀConque Dios os ha dicho?

 

Amigo, se–ora, nuestro Dios es un gran Rey,  y su palabra lleva consigo gran autoridad, y dudando su palabra siempre es peligroso.

 

Otro ejemplo, la santa ley de Dios dice.

 

ƒxodo 20:15    No hurtar‡s.

 

Que quiere decir el mismo de ÒNo robaras.Ó

 

Pero viene de repente, la serpiente hablando en tu oreja diciendo, ÀConque Dios os ha dicho no robar‡s? DespuŽs de todo, esto no es un robo, es un prŽstamo.

 

 

O la serpiente dice Òesto no es un robo, sino que es simplemente la distribuci—n de productos de la pirater’a, es un negocio, Àque tiene de malo?

 

Pero ten cuidado amigo, porque est‡ provocando la maldici—n de Dios por romper su santa ley.

 

Oto ejemplo, la Biblia ense–a en muchas partes que para vivir juntos una pareja debe de casar se primero, como dice en HebreosÉ

 

Hebreos 13:4   Honroso sea en todos el matrimonio, y el

lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adœlteros los juzgar‡ Dios.

 

O como dice en É

 

1 Corintios 6:9-10   ÀNo sabŽis que los injustos no

heredar‡n el reino de Dios? No errŽis; ni los fornicarios, ni los id—latras, ni los adœlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,

 

ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredar‡n el reino de Dios.

 

Pero viene la serpiente luego, luego diciendo, ÀConque Dios

os ha dicho que el matrimonio es necesario?  Nada de esto, que tiene de malo, vivir juntos, sin la bendici—n de Dios, despuŽs de todo Áustedes se aman!

 

Una y otra vez, el hombre se produce sus propios problemas porque no quiere escuchar la voz clara de Dios.

 

Y rompiendo la ley, una y otra vez uno empieza a acumular un mont—n de deudas espirituales con su Dios.

 

Romanos 2:5-12 Pero por tu dureza y por tu coraz—n no

arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el d’a de la ira y de la revelaci—n del justo juicio de Dios, el cual pagar‡ a cada uno conforme a sus obras:

 

 

 

 

 

vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad,

pero ira y enojo a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que obedecen a la injusticia;

 

tribulaci—n y angustia sobre todo ser humano que hace lo malo, el jud’o primeramente y tambiŽn el griego,

 

pero gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno, al jud’o primeramente y tambiŽn al griego;  porque no hay acepci—n de personas para con Dios.

 

12 Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley tambiŽn perecer‡n; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley ser‡n juzgados.

 

Amigo, Se–ora, si tu has vivido enga–ado por la serpiente, confundido por sus preguntas constantes que claman..

 

ÀConque Dios os ha dicho?

ÀConque Dios os ha dicho?

ÀConque Dios os ha dicho?

 

Ahora es tu momento de escapar de esa miseria, porque hay un regalo para ti, comprado por la sangre valiosa de Cristo Jesœs, que vino para morir y pagar las deudas de todos los que pongan su fe y su confianza en Žl.

 

Porque Dios tiene gran amor para ti, y ese amor estaba mostrado claramente en la muerte, y en la resurrecci—n de Cristo Jesœs, nuestro Se–or, y Salvador.

 

Juan 3:16 Porque de tal manera am— Dios al mundo, que ha

dado a su Hijo unigŽnito, para que todo aquel que en Žl cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

 

Romanos 5:6    Porque Cristo, cuando aœn Žramos dŽbiles,

a su tiempo muri— por los imp’os.

 

ÁAmen!