12 de agosto de 17
Alcanzando La Misericordia
Proverbios 28:13
La vida de Cristo Jesśs, era un gran ejemplo de la misericordia de
Dios. Aunque los hombres han
rebelado, han vivido despreciando la Santa Ley de Dios, como est‡ expresada en
los diez mandamientos, Dios estaba dispuesto a mandar un remedio para todo
esto.
Dios mand— a su hijo para pagar la deuda de nuestros pecados, muriendo
en la cruz. Pero tambiŽn Dios
mand— el poder para destruir la corrupci—n del pecado que nos arrastraba una y
otra vez a la trasgresi—n.
Por esto, se ve la llamada al arrepentimiento, en todas partes de la
Biblia.
Proverbios 28:13 El
que encubre sus pecados no
prosperar‡; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzar‡
misericordia.
La misericordia divina, viene con esa condici—n. Estamos llamados a
reconocer que nuestro pecado es destructivo, y que es una ofensa al Dios tres
veces santo.
Y hay muchos que se confundan precisamente en este punto. Es que hay algunos que creen que se pueden
venir a Cristo, pero continuar en sus mismos pecados. Esto es el gran error de nuestros tiempos.
Un ‡ngel vino a JosŽ antes de la primera navidad, explicando el
prop—sito de la vida de Cristo diciendo.
Mateo 1:21 Y dar‡ a luz un hijo,
y llamar‡s su nombre
JESňS, porque Žl salvar‡ a su pueblo de sus pecados.
Y n—talo amigo, dice que Cristo salvar’a a su pueblo Ňde su
pecadoÓ no dice que salvar‡ a su
pueblo ŇenÓ su pecado, para continuar en el mismo, sino que Cristo vino para
salvar su pueblo de su
pecado, del pago del pecado, pero tambiŽn de la corrupci—n del pecado. As’ queÉ.
Proverbios 28:13 El
que encubre sus pecados no
prosperar‡; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzar‡
misericordia.
Es como que Cristo sabia que muchos iban a enga–ar a si mismos
precisamente en este punto, y por lo tanto se dio muchas ilustraciones y muchas
par‡bolas clarificando precisamente este auto enga–o.
Mateo 7:24-27 Cualquiera,
pues, que me oye estas palabras,
y las hace, le compararŽ a un hombre prudente, que edific— su casa sobre la
roca.
Descendi— lluvia, y vinieron r’os, y soplaron vientos, y golpearon
contra aquella casa; y no cay—, porque estaba fundada sobre la roca.
Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararŽ
a un hombre insensato, que edific— su casa sobre la arena; y descendi— lluvia,
y vinieron r’os, y soplaron vientos, y dieron con ’mpetu contra aquella casa; y
cay—, y fue grande su ruina.
Cristo sabia que muchos iban a enga–ar se, solamente oyendo algo sobre
la palabra de Dios, haciendo tal vez una forma de profesi—n, pero despuŽs
continuar, en sus pecados secretos, como de un vicio tal vez, o una relaci—n
inmoral, o como en nuestros tiempos, algo como la pornograf’a.
Pero viviendo en un pecado secreto siempre es algo peligroso, y por
esto tenemos tantas amonestaciones.
Proverbios 28:13 El
que encubre sus pecados no
prosperar‡; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzar‡
misericordia.
Aun hablando del d’a de la resurrecci—n, y el juicio que ser‡ gran
parte de el, Cristo hablaba de la manera en que hemos vivido nuestras vidas.
Juan 5:28-29 No os
maravillŽis de esto; porque vendr‡
hora cuando todos los que est‡n en los sepulcros oir‡n su voz; y los
que hicieron lo bueno, saldr‡n a resurrecci—n de vida; mas los que hicieron lo
malo, a resurrecci—n de condenaci—n.
Cristo sabia que muchos iban a tomar su nombre, pero no tomar su crus
al mismo tiempo, pero no negar a ellos mismos. Y por esto nos daba mucha
ense–anza sobre c—mo alcanzar la misericordia.
Mateo 25:31-46 Cuando el Hijo del
Hombre venga en su
gloria, y todos los santos ‡ngeles con Žl, entonces se sentar‡ en su
trono de gloria,
y ser‡n reunidas delante de Žl todas las naciones; y apartar‡ los unos
de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.
Y pondr‡ las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dir‡ a los de su
derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros
desde la fundaci—n del mundo.
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de
beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis;
enfermo, y me visitasteis; en la c‡rcel, y vinisteis a m’.
Entonces los justos le responder‡n diciendo: Se–or, Ŕcu‡ndo te vimos
hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?
ŔY cu‡ndo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te
cubrimos? ŔO cu‡ndo te vimos
enfermo, o en la c‡rcel, y vinimos a ti?
Y respondiendo el Rey, les dir‡: De cierto os digo que en cuanto lo
hicisteis a uno de estos mis hermanos m‡s peque–os, a m’ lo hicisteis.
Y no me mal entiende, amigo, todos los evangŽlicos saben que hemos
sido redimidos por la sangre de Cristo, y no por ningśn merito humano. Pero los que realmente est‡n redimidos,
van a tener vidas transformadas.
2 Corintios 5:17 De
modo que si alguno est‡ en Cristo,
nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aqu’ todas son hechas
nuevas.
Pero para alcanzar la misericordia, es necesario entender la
importancia del arrepentimiento, del abandono de los pecados viejos. Cristo empez— su ministerio hablando de
estoÉ
Marcos 1:14-15 DespuŽs que Juan
fue encarcelado, Jesśs vino
a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El
tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepent’os, y creed en el evangelio.
Cuando San Pablo predicaba en Grecia, se dio el mismo mensaje, no como
sugerencia, sino como mandato.
Hechos 17:30 Pero
Dios, habiendo pasado por alto los
tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo
lugar, que se arrepientan.
Y tal vez hay alguien escuchando pensando, Ňpero esto es precisamente
mi problema, no puedo, he tratado de abandonar este vicioÓ, o aquella
inmoralidad, o el habito de robar en el trabajo, o de buscar la pornograf’a en
el Internet.
Pero amigo, tienes que creer en la promesa de Dios. Si Cristo te est‡ llamando al
arrepentimiento, Cristo tambiŽn te dar‡ el poder de hacer lo. Pero toca a ti, confesar y no seguir
negando tu participaci—n en todo esto.
Proverbios 28:13 El
que encubre sus pecados no
prosperar‡; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzar‡
misericordia.
Cristo sabia que muchos, bajo el enga–o del diablo, iban a demorar,
tal vez diciendo que cre’an en Dios, pero todo el tiempo quedando se en sus
pecados de siempre, por esto se animaba a la gente a forzar se a empezar.
Lucas 13:23-27 Y alguien le dijo:
Se–or, Ŕson pocos los que
se salvan? Y Žl les dijo:
Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos
procurar‡n entrar, y no podr‡n. DespuŽs que el padre de familia se haya
levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecŽis a llamar a la puerta,
diciendo: Se–or, Se–or, ‡brenos, Žl respondiendo os dir‡: No sŽ de d—nde sois.
Entonces comenzarŽis a decir: Delante de ti hemos comido y bebido, y en
nuestras plazas ense–aste. Pero os
dir‡: Os digo que no sŽ de d—nde sois; apartaos de m’ todos vosotros, hacedores
de maldad.
Cristo tenia que dar ejemplos as’, de espanto, porque sabia que muchos
iban a continuar en sus pecados y no buscar el arrepentimiento con toda
prisa. En otro lugar dijoÉ
Mateo 7:13-14 Entrad por la
puerta estrecha; porque ancha
es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdici—n, y muchos
son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino
que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.
Muchos entran, de una forma, trayendo todas sus rebeliones, pero es
solamente una forma de auto enga–o.
Proverbios 28:13 El
que encubre sus pecados no
prosperar‡; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzar‡
misericordia.
Cristo siempre ense–aba as’ provocando la urgencia en los que ten’an
o’dos para o’r. En otra parte
dijoÉ
Mateo 25:1-12 Entonces el
reino de los cielos ser‡
semejante a diez v’rgenes que tomando sus l‡mparas, salieron a recibir
al esposo.
Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus l‡mparas,
no tomaron consigo aceite;
mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus
l‡mparas.
Y tard‡ndose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oy— un clamor:
!!Aqu’ viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas
aquellas v’rgenes se levantaron, y arreglaron sus l‡mparas. Y las insensatas dijeron a las
prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras l‡mparas se apagan.
Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a
nosotras y a vosotras, id m‡s bien a los que venden, y comprad para vosotras
mismas.
Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban
preparadas entraron con Žl a las bodas; y se cerr— la puerta.
DespuŽs vinieron tambiŽn las otras v’rgenes, diciendo: !!Se–or, se–or,
‡brenos! Mas Žl, respondiendo,
dijo: De cierto os digo, que no os conozco.
En todos estos casos hab’an personas enga–adas, pensando que se pudieron
jugar y jugar con el pecado hasta el ultimo momento, y despuŽs tener una
oportunidad de poner sus vidas en orden, con Dios.
Pero era siempre un error.
Esa ultima oportunidad no llegaba, y los que jugaban as’ estaban
excluidos, eternamente.
Amigo, si tu quieres poner tu vida en orden, con Dios ahora, hay
personas aqu’ que pueden guiar te, personas que pueden orar contigo, y
contestar a tus preguntas.
Pero no lo dejas para otro d’a, porque Cristo ense–aba que esto es lo
mas peligroso.
Y por supuesto, no trates de seguir negando o escondiendo tu gran
rebeli—n, porque no est‡ enga–ando a nadie aparte de ti mismo.
Proverbios 28:13 El
que encubre sus pecados no
prosperar‡; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzar‡
misericordia.
Cristo vino para darte la seguridad, aqu’ y ahora, no pierdas esa gran
oportunidad.
Amen.