1 de sept. de 17
El Enga–o Del Orgullo
Proverbios 13:1-12
En el libro de Hebreos, se habla del enga–o del
pecado. Y esto siempre ha sido un
tema interesante para mi.
Hebreos 3:12-13 Mirad,
hermanos, que no haya en ninguno
de vosotros coraz—n malo
de incredulidad para apartarse del Dios vivo; antes exhortaos los unos a los
otros cada d’a, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se
endurezca por el enga–o del pecado.
Habla del enga–o del pecado, y est‡ hablando a los
hermanos. Empieza con Òmirad
hermanosÓ, que quiere decir que nosotros mismos, podemos estar enga–ados, por
el pecado.
Hemos hablado ya, de Salom—n, el autor de ese gran
libro, quien en su vejez, estaba enga–ado, precisamente por esto, el pecado, de
la idolatr’a.
As’ que estamos hablando de un peligro verdadero. ÀSi algo semejante pudo pasar con
Salom—n, el sabio, Àcuanto mas somos nosotros susceptibles a las acechanzas del
enemigo?
Y en el mensaje de hoy, estaremos observando el
enga–o de un pecado especifico, el
enga–o del orgullo.
1) El
hijo sabio recibe el consejo del padre;
Mas
el burlador no escucha las reprensiones.
A veces un joven puede llegar a la conclusi—n de
pensar as’, ÒBueno, mis padres no entiendan los tiempos en que estamos
viviendo, mis padres son de otra Žpoca, son de otra cultura.Ó
Si el joven piense as’, es la evidencia de un enga–o
por la soberbia radical. Los
padres que uno tiene no son un accidente.
Y especialmente cuando uno tiene padres Cristianos, que est‡n tratando
de crecer en la gracia y en el conocimiento del Se–or.
El hijo sabio pensar‡, ÒBueno, no entiendo porque mis
padres mandan esto, pero Dios ha puesto ellos sobre mi, y no estarŽ viviendo
bajo su autoridad por muchos a–os mas, mejor escuchar y obedecer los, para la
paz de la familia, y para la paz de mi conciencia.
2)
Del fruto de su boca el hombre comer‡ el bien;
Mas
el alma de los prevaricadores hallar‡ el mal.
La persona humilde, va a pensar antes de hablar,
pensando en los sentimientos de todos en su alrededor.
Para el malvado, por su soberbia, delante de Dios y
delante de su pr—jimo, no le importa como sus palabras afectan a otros, como
hemos visto en el capitulo doce.
Proverbios 12:18 Hay
hombres cuyas palabras son como
golpes de espada; Mas la
lengua de los sabios es medicina.
ÀPero porque hay personas as’ que golpean a otros
con sus palabras? Es que son
ciegos, que han ca’do bajo el enga–o del
orgullo.
Sus vidas ser‡n dif’ciles, llenas de contiendas,
pero la raz—n, para ellos, ser‡ misterioso, porque no pueden ver su propio
problema, por el gran enga–o del pecado.
3) El
que guarda su boca guarda su alma;
Mas el
que mucho abre sus labios tendr‡ calamidad.
En la fe Cristiana, es siempre bueno escuchar
mucho. Escuchando a otro es una
forma de amor. Es mostrar que
realmente tienes respeto y cari–o por otro.
Pero hablar mucho, mucho es casi siempre un mal
idea.
3) El
que guarda su boca guarda su alma;
Mas
el que mucho abre sus labios tendr‡ calamidad.
El apostre Santiago realmente entendi— esto.
Santiago 3:6 Y
la lengua es un fuego, un mundo de maldad.
La lengua est‡ puesta
entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la
creaci—n, y ella misma es inflamada por el infierno.
ÀPorque habl— as’ tan dr‡sticamente de la lengua
humana? A lo mejor ha tenido que
tratar y calmar muchas contiendas, ha tenido que extinguir chismes y rumores
hasta dentro de las iglesias.
Y a lo mejor estaba un poco harto de todo esto.
Hasta San Pablo trataba de reconciliar dos hermanas
fuertes en el libro de Filipenses.
Filipenses 4:1-3 As’
que, hermanos m’os amados y deseados,
gozo y corona m’a, estad
as’ firmes en el Se–or, amados. Ruego
a Evodia y a S’ntique, que
sean de un mismo sentir en el Se–or.
Asimismo te ruego tambiŽn a ti, compa–ero fiel, que ayudes a Žstas
que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente tambiŽn y los dem‡s
colaboradores m’os, cuyos nombres est‡n en el libro de la vida.
El contexto era de gozo, entre hermanos, pero Pablo
recordaba a dos hermanas que ten’an una forma de conflicto, a lo mejor por
palabras duras, palabras como espadas.
Ojala, nadie aqu’ en esta noche est‡ pasando por
algo semejante, pero si es as’, hay que buscar la reconciliaci—n ya, viendo que
la Santa Cena ya est‡ llegando, en dos d’as.
4) El
alma del perezoso desea, y nada alcanza;
Mas
el alma de los diligentes ser‡ prosperada.
Hasta en ese tema de la diligencia, podemos observar
el enga–o del orgullo.
La persona orgullosa, puede tener muchos deseos,
pero no quiere humillar se al estudio, o al trabajo duro.
Tampoco quiere escuchar el buen aviso, o la
instrucci—n valiosa de otros. Siempre
anda creyendo que sabe todo lo necesario ya.
Y si sus planes fracasan, siempre busca otra persona
pobre sobre quien se puede echar la culpa.
Su vida, sus relaciones con otros ser‡n un desastre
constante, pero no sabr‡ porque, porque aun andar‡, ciego en su soberbia.
5) El
justo aborrece la palabra de mentira;
Mas
el imp’o se hace odioso e infame.
Uno de los nombres de Cristo es Òla verdadÓ, y por
esto amamos la verdad y aborrecemos la mentira.
Pero para la persona orgullosa, la mentira no es gran
cosa. No le importa si da–e a
otros, y por supuesto no tiene consideraci—n por la Santa Ley de Dios.
Por esto tal persona se hace odioso e infame.
Es como el Fara—n, en los tiempos de MoisŽs.
ƒxodo 5:2 Fara—n
respondi—: ÀQuiŽn es Jehov‡, para que yo
oiga su voz y deje ir a
Israel? Yo no conozco a Jehov‡, ni tampoco dejarŽ ir a Israel.
Esto es la soberbia Sat‡nica que reside en todo
pecado. Uno se trata de decir que
no conoce a Dios, y por lo tanto no tiene que obedecer su voz.
Job tambiŽn mencionaba estos monstruos de la
infamia.
Job 21:15 ÀQuiŽn
es el Todopoderoso, para que le sirvamos?
ÀY
de quŽ nos aprovechar‡ que oremos a Žl?
Esto es el puro enga–o
del orgullo, porque en el fondo todos los hombre conocen a Dios.
Romanos 1:21 Pues
habiendo conocido a Dios, no le
glorificaron como a Dios,
ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio
coraz—n fue entenebrecido.
Hasta Cristo habl— de estos, explicando la
naturaleza de los que rechazaban a su reino.
Lucas 19:12-14 Dijo,
pues: Un hombre noble se fue a un pa’s
lejano, para recibir un
reino y volver. Y llamando a diez
siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo: Negociad entre tanto que vengo. Pero sus conciudadanos le aborrec’an, y
enviaron tras Žl una embajada, diciendo: No queremos que Žste reine sobre
nosotros.
El imp’o es un mentiroso, tratando que fingir, o que
no conoce a Dios, o si Dios existe, que no tiene que estar atento a sus
leyes. Vimos esto tambiŽn en el
Salmo dos.
Cuando se escuchan de los preceptos de Dios
responden as’.
Salmos 2:3-5 Rompamos
sus ligaduras,
Y echemos de nosotros sus
cuerdas.
El que mora en los cielos
se reir‡;
El Se–or se burlar‡ de
ellos.
Luego
hablar‡ a ellos en su furor,
Y
los turbar‡ con su ira.
As’ que por el
enga–o del orgullo, muchos caigan en el suicidio espiritual, destruyendo se
a ellos mismos, de la manera mas fea.
6) La
justicia guarda al de perfecto camino;
Mas
la impiedad trastornar‡ al pecador.
El pecador, la persona rebelde tendr‡ su camino
trastornado, pero tristemente, no sabr‡ porque. Es que est‡ enga–ado.
ÁNo entiende!
Ha perdido su raz—n, por el
enga–o de la soberbia.
Anda pensando que se puede salir con la suya, que es
muy listo, pero jam‡s ha aprendido el gran precepto del libro de G‡latas.
G‡latas 6:7-8 No
os enga–Žis; Dios no puede ser burlado:
pues todo lo que el hombre
sembrare, eso tambiŽn segar‡.
Porque el que siembra para
su carne, de la carne segar‡ corrupci—n; mas el que siembra para el Esp’ritu,
del Esp’ritu segar‡ vida eterna.
Y si el mensaje de hoy parece un poco duro, entiendo
como uno pudiera preguntar ÒDonde est‡ el amor de Dios en todo esto?Ó.
Pero el amor de Dios est‡ en medio de esa forma de
instrucci—n. Es que entendiendo el
peligro, viendo como el orgullo in particular y el pecado en general puede
enga–ar a uno, Dios te ense–a a preparar para evitar esa forma de trampa.
7)
Hay quienes pretenden ser ricos, y no tienen nada;
Y hay
quienes pretenden ser pobres, y tienen muchas riquezas.
Normalmente en estos proverbios, una caracter’stica
es deseable y la otra indeseable.
Pero aqu’, parece que tenemos dos caracter’sticas indeseables.
7)
Hay quienes pretenden ser ricos, y no tienen nada;
Y hay
quienes pretenden ser pobres, y tienen muchas riquezas.
Primero es el que realmente es pobre, pero por el enga–o del orgullo, se piense que
tiene que tener un caro impresionante, un telŽfono del ultimo, y la ropa mas
costosa.
Es que en su orgullo,
su imagen es muy importante.
Pero en actualidad no tiene el dinero para todo
esto, y para mantener su estilo de vida, o tiene que vivir con cada vez mas
deudas, o tiene que robar.
Y el otro tiene otra forma de tristeza.
7)
Hay quienes pretenden ser ricos, y no tienen nada;
Y hay
quienes pretenden ser pobres, y tienen muchas riquezas.
Existan personas que tienen los recursos, pero jam‡s
emplean sus recursos para disfrutar la vida. Uno ha recibido bendiciones de prosperidad, pero este, y su
familia no pueden saborear nada de esa prosperidad, porque el hombre no gasta
para nada.
Y si ni va a gastar con su familia, aun menos se va
a gastar con los necesitados.
Efesios 4:28 El
que hurtaba, no hurte m‡s, sino trabaje,
haciendo con sus manos lo
que es bueno, para que tenga quŽ compartir con el que padece necesidad.
Para el hermano humilde, es natural, ayudar a otros
con algo. Y por esto est‡
presentado aqu’, como parte de la raz—n de trabajar. Pero esto es casi incomprensible, para la persona muy taca–a.
En tiempo se puede caer, bajo el juicio de Dios,
como dice en..
EclesiastŽs 6:1-2 Hay
un mal que he visto debajo del cielo,
y muy comœn entre los
hombres: El del hombre a quien Dios da riquezas y bienes y honra, y nada le
falta de todo lo que su alma desea; pero Dios no le da facultad de disfrutar de
ello, sino que lo disfrutan los extra–os. Esto es vanidad, y mal doloroso.
8) El
rescate de la vida del hombre est‡ en sus riquezas;
Pero
el pobre no oye censuras.
Esto es otro proverbio para los muy taca–os que
vivan bajo el enga–o del orgullo.
En muchas partes, los delincuentes buscan a las
familias ricas, para robar, o hasta para secuestrar a un ser querido.
Si tienen mucho dinero, seguramente se pueden pagar
un rescate en poco tiempo.
Esto es simplemente unos de los costos de vivir como
un rico, en un lugar de carteles y de delincuentes.
Pero el pobre, que solamente tiene a su familia, y
su trabajo, ni tiene que preocupar se por nada de esto, porque nadie va a
gastar tiempo secuestrando a los suyos, cuando vean que apenas hay dinero para
comer y pagar la renta.
9) La
luz de los justos se alegrar‡;
Mas
se apagar‡ la l‡mpara de los imp’os.
Por su orgullo, tarde o temprano, la soberbia ser‡
la ruina del hombre. A veces
pierdan trabajos, o negocios por su falta de cordura.
A veces se faltan respeto a la polic’a, u otros
poderosos del gobierno.
De una forma u otra, su l‡mpara estar‡ apagada.
Los justos van a continuar disfrutando sus vidas,
con mucho o con poco, materialmente hablando. Pero la libertad, y la prosperidad del orgulloso vendr‡n a su
fin.
Vimos esto tambiŽn al fin del Salmo 112.
Salmos 112:9-10 Reparte,
da a los pobres;
Su
justicia permanece para siempre;
Su
poder ser‡ exaltado en gloria.
Lo
ver‡ el imp’o y se irritar‡;
Crujir‡
los dientes, y se consumir‡.
El
deseo de los imp’os perecer‡.
Sabiendo como funcionan estas promesas, es f‡cil
tener un poco de optimismo para este mundo podrido. Es que poco a poco los imp’os van a recibir lo suyo. Los orgullosos van a recibir su ruina,
aun en esta vida, como Cristo dijo.
Mateo 5:5 Bienaventurados
los mansos,
porque
ellos recibir‡n la tierra por heredad.
El diablo quiere dar la impresi—n de que nosotros
siempre somos los perdedores, pero no es cierto, es puro enga–o.
Es pura mentira.
10)
Ciertamente la soberbia concebir‡ contienda;
Mas
con los avisados est‡ la sabidur’a.
Cuando existe una contienda, o una persona, o las
dos personas han ca’do en el enga–o del
orgullo. Si los padres de familia andan peleando
en frente de todos, es porque alguien no puede entender el valor de la
humildad.
Una mujer se quejaba a su medico. Dijo que su esposo siempre se entraba
en una rabia, gritando y casi llegando a golpes con ella. Y ella simplemente no sabia que hacer.
El medico, como persona sabia, dijo ÒTal vez te
tengo un remedioÓ.
Dijo que cada vez que el esposo empezaba a gritar y a
perder las estribas, que ella tenia que tomar media tasa de agua en su boca,
por unos ocho o hasta diez minutos, moviendo el agua de un lado a otro. DespuŽs se pudo escupir esa agua, y
todo saldr’a bien.
Ella no entend’a nada, pero en su desesperaci—n
decidi— intentar lo. DespuŽs de un
mes, la mujer regresaba al medico, gozosa de c—mo ese remedio ha funcionado.
Pero por el
enga–o de la soberbia, no pudo entender lo que estaba pasando, y se rogaba,
ÒÁDoctor, expl’came ese remedio m‡gico, no entiendo nada!Ó
Como ella insist’a tanto, el medico respond’a,
ÒSe–ora, querida, no es muy complicado, todo est‡ saliendo bien, porque usted
ha tenido su boca cerrada por unos ocho o hasta diez minutos.Ó
11)
Las riquezas de vanidad disminuir‡n;
Pero
el que recoge con mano laboriosa las aumenta.
Hay muchas formas de vanidad. Algunos ganan a veces en Las Vegas,
otros en la loter’a.
Otros buscan la manera de ganar mucho dinero no
haciendo casi nada.
Pero para realmente ganar, bajo la bendici—n de
Dios, tenemos que estar contribuyendo algo valioso a la sociedad.
La construcci—n, el reparo de autos, hasta la
limpieza est‡ contribuyendo algo valioso a otros.
Si uno desea ganar su vida vendiendo las drogas o la
pornograf’a, u otro vicio il’cito, puede ser que ganar‡ algo, por un rato, pero
su dinero ser‡ cubierto con la maldici—n de Dios.
Como hemos visto en el capitulo tres.
Proverbios 3:33 La
maldici—n de Jehov‡ est‡ en la casa
del
imp’o, Pero bendecir‡ la morada de
los
justos.
Y esto no es un mito religioso, esto es una promesa
de Dios.
12)
La esperanza que se demora es tormento del coraz—n;
Pero
‡rbol de vida es el deseo cumplido.
Es bueno tener sue–os, sue–os grandes. Pero para cumplir el sue–o tienes que
tener mucha paciencia, y mucha diligencia.
Para vivir bien, a veces es mejor vivir un d’a a la
vez, y no estar ansioso para la llegada de tus sue–os, muy r‡pidamente.
Dios es fiel, pero Dios no tiene prisa.
12)
La esperanza que se demora es tormento del coraz—n;
Pero
‡rbol de vida es el deseo cumplido.
Pero si puedes trabajar, y esperar, confiando en tu Dios, cuando vienen
estos sue–os, ser‡ como para’so, o sea como el ‡rbol de la vida.
------------------------ Conclusi—n ------------------------
Si tu quieres escapar del enga–o del orgullo, confiando en Dios d’a tras d’a, esperando
su bendici—n en fidelidad, puedes pasar al frente en unos momentos, y oraremos
contigo.
Vamos
a Orar