14 de julio de 17
Amando Lo Prohibido
Proverbios 9:1-18
Salom—n, el gran autor de este libro de proverbios,
ha presentado mucho, simb—licamente, o metaf—ricamente por medio de diferentes
mujeres.
Hemos aprendido por medio de la ilustraci—n de la
mujer peligrosa, y hasta de la compa–era ideal.
Pero en este capitulo, veremos las dos mujeres a la
vez en una gran competencia.
Viendo lo que cada una puede ofrecer, parece que
seria muy f‡cil decidir con quien uno deshar’a comer. Pero en realidad, no es tan simple.
1) La
sabidur’a edific— su casa, labr— sus siete columnas.
Primeramente tenemos la mujer sabidur’a, la buena,
que construyo su propia casa. Es
que ella sabia algo de la arquitectura, y hasta de la construcci—n.
Su casa es fuerte, muy s—lida, tiene columnas para la
seguridad y la estabilidad. Es
grande, para invitar a muchos a su gran banquete.
2)
Mat— sus v’ctimas, mezcl— su vino, y puso su mesa.
Esa se–ora ya ha invertido algo en su gran
preparaci—n. Ha gastado tiempo
y dinero en la preparaci—n de animales, para la carne.
2)
Mat— sus v’ctimas, mezcl— su vino, y puso su mesa.
Ha sacado el mejor vino, para un evento
especial. Ha puesto su mesa de
manera esplendida. Y esa
ilustraci—n aparece mucho en las escrituras. Por ejemplo enÉ
Isa’as 25:6 Y
Jehov‡ de los ejŽrcitos har‡ en este monte a
todos los pueblos banquete
de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuŽtanos y de
vinos purificados.
Est‡ hablando de algo excelente. Una gran invitaci—n que pudo provocar
insultos si uno no respondiera por lo menos.
3)
Envi— sus criadas; Sobre lo m‡s alto de la ciudad clam—.
No solamente invirti— mucho en la preparaci—n de su
gran banquete, sino que empleaba sus criadas para ir se anunciando a todo el
mundo que ya estaba preparada.
4-5)
Dice a cualquier simple: Ven ac‡. A los faltos de cordura dice: Venid, comed mi
pan, y bebed del vino que yo he mezclado.
La invitaci—n es especialmente para los que saben
que, por su edad tal vez, o por su car‡cter humilde, saben que son ingenuos en
ciertos temas importantes.
Solamente los orgullosos son tan cerrados en sus
mentes que no pueden aprender nada.
Pero los que pueden estar instruidos en los asuntos
sumamente importantes de la vida, tendr’an una buena oportunidad llegando a su
banquete.
4-6)
Dice a cualquier simple: Ven ac‡. A los faltos de cordura dice: Venid, comed mi
pan, y bebed del vino que yo he mezclado.
Dejad las simplezas, y vivid, y andad por el camino de la inteligencia.
Esa mujer tiene mucho que ofrecer. Y no es como las universidades modernas
que cobran mucho, pongan sus estudiantes en grandes deudas, a aun as’ no pueden
asegurar una buena carrera, sino que los consejos de esa son garantizados, y
completamente gratis.
Solamente tienes que venir con un nivel de humildad
y el deseo de recibir la instrucci—n buena.
Lo que ella ha anunciado debe de ser irresistible,
porque es una oferta incre’ble.
Pero hay un problema. Ella
tiene competencia.
Veremos en unos momentos que hay otra mujer, que tambiŽn
est‡ llamando a los hombres a su banquete.
Pero antes de llegar a la segunda mujer, hay unos
principios que se debe de seguir, tratando de ofrecer esa gran sabidur’a.
Porque en realidad, no todos est‡n dispuestos a
escuchar.
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7) El
que corrige al escarnecedor, se acarrea afrenta; El que reprende al imp’o, se
atrae mancha.
Aqu’ se reconoce que no es posible instruir a
todos. No todos los hombres, no
todas las mujeres, y no todos los ni–os son iguales.
Y empleando la sabidur’a, tenemos que aprender c—mo distinguir
entre los con quien se puede hablar, y los que no.
Aun Cristo Jesśs avisaba a sus seguidores a dejar en
paz a los Fariseos.
Mateo 15:10-14 Y
llamando a s’ a la multitud, les dijo: O’d,
y
entended: No lo que entra en la
boca
contamina al hombre; mas
lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.
Entonces acerc‡ndose sus
disc’pulos, le dijeron: ŔSabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron
esta palabra?
Pero respondiendo Žl,
dijo: Toda planta que no plant— mi Padre celestial, ser‡ desarraigada.
Dejadlos; son
ciegos gu’as de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caer‡n en el hoyo.
Existan personas que simplemente son ciegos, y no
vale la pena hablar mas con ellos.
Puedes seguir orando por ellos si quieres, pero hablar mas con ellos
simplemente no es sabio.
Cristo mostr— esto con su vida, cuando fue llevado a
Herodes y no tenia nada que decir a Žl.
Lucas 23:6-9 Entonces
Pilato, oyendo decir, Galilea,
pregunt— si el hombre era
galileo. Y al saber que era de la
jurisdicci—n de Herodes, le remiti— a Herodes, que en aquellos d’as tambiŽn
estaba en JerusalŽn.
Herodes, viendo a Jesśs,
se alegr— mucho, porque hac’a tiempo que deseaba verle; porque hab’a o’do
muchas cosas acerca de Žl, y esperaba verle hacer alguna se–al. Y le hac’a muchas preguntas, pero Žl
nada le respondi—.
Cristo no tenia nada que decir a este rey, a este
descendiente de Esaś. Con Poncio
Pilato se hablaba por no menos unas palabras. Pero con este, nada.
Porque Cristo ya sab’a que este hombre era un burlador.
8) No
reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca;
Corrige
al sabio, y te amar‡.
Hay hombres que pueden recibir la instrucci—n, hasta
la correcci—n. Pero para otros es
imposible.
Aprendimos hace poco en los SalmosÉ
Salmos 141:5 Que
el justo me castigue, ser‡ un favor,
Y que me reprenda ser‡ un
excelente b‡lsamo.
Saliendo con el evangelio, nuestro tiempo siempre
est‡ limitado, y la semilla es preciosa.
Cuando la gente tienen interŽs, hay que aprovechar la oportunidad. Si se burlan, no tiene sentido pasar
mas tiempo con ellos.
Mateo 10:11-15 Mas
en cualquier ciudad o aldea donde entrŽis,
informaos quiŽn en ella
sea digno, y posad all’ hasta que salg‡is.
Y al entrar en la casa,
saludadla. Y si la casa fuere
digna, vuestra paz vendr‡ sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz se
volver‡ a vosotros.
Y si alguno no os
recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid
el polvo de vuestros pies.
De cierto os digo que en
el d’a del juicio, ser‡ m‡s tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de
Gomorra, que para aquella ciudad.
Es muy claro que estos que rechazan el mensaje van a
rendir cuentas a Dios por su manera de responder.
Pero nosotros tambiŽn rendiremos cuentas sobre c—mo
hemos empleado nuestro tiempo valioso, repartiendo la semilla valiosa.
9) Da
al sabio, y ser‡ m‡s sabio; Ense–a al justo, y aumentar‡ su saber.
Una vez mas, hay personas que pueden recibir la
instrucci—n, y hay otras que simplemente no pueden.
10)
El temor de Jehov‡ es el principio de la sabidur’a, y el conocimiento del
Sant’simo es la inteligencia.
Esto se repita mucho en este libro. No hay limite de c—mo se puede avanzar,
cuando vives en el temor de Dios.
Pero los que no conocen el temor de Dios, pueden
estar f‡cilmente enga–ados, y atrasados en su progreso..
10-11)
El temor de Jehov‡ es el principio de la sabidur’a, y el conocimiento del
Sant’simo es la inteligencia.
Porque
por m’ se aumentar‡n tus d’as, y a–os de vida se te a–adir‡n.
Es normal para los sabios vivir mas a–os, y
disfrutar los a–os que vivan. No
solamente saben c—mo a–adir a–os a sus vidas, sino que saben a–adir vida a sus
a–os.
Pero es normal que los que andan hundiendo se por
los vicios, de la droga o de la bebida fuerte por ejemplo, es normal que se
mueren mas j—venes. Y los
borrachos a veces se mueren de manera muy fea, en un hotel, por ejemplo, con
las botellas en todos lados.
Los que se dedican a las perversiones sexuales,
tambiŽn tienen vidas mas cortas, estad’sticamente.
12)
Si fueres sabio, para ti lo ser‡s; y si fueres escarnecedor, pagar‡s tś solo.
Esto es simplemente para recordar a todos, que
rechazando la sabidur’a, no hay impunidad. Hemos visto ya por nueve cap’tulos que los que no quieren escuchar
esa mujer, sabidur’a, van a pagar muy duramente.
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Bueno, hemos visto ya las primeras dos partes de
este capitulo. Y ahora viene la
otra mujer, la competencia, para la mujer sabidur’a.
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13)
La mujer insensata es alborotadora; es simple e ignorante.
La otra, la primera, era muy inteligente. Su casa estaba bien adornada y
preparada con cosas y comidas costosas.
Pero esa no.
14-15)
Se sienta en una silla a la puerta de su casa, en los lugares altos de la
ciudad, para llamar a los que pasan por el camino, que van por sus caminos
derechos.
Ella tambiŽn est‡ llamando. Esta no manda a sus criadas, porque
ella no tiene riquezas. No tiene
los fondos necesarios ni para pagar criadas, ni para preparar un buen banquete.
Es que ella no entiende el dinero, porque es
ignorante, como dice en el vers’culo 13.
16-17)
Dice a cualquier simple: Ven ac‡.
A los faltos de cordura dijo: Las aguas hurtadas son dulces, y el pan
comido en oculto es sabroso.
La otra tenia la comida bien preparada, animales
matados y preparados, como la vaca gorda, preparada con cuidado en una cocina
de criadas bien preparadas. Con
todo limpio y correcto.
Pero esa, solamente ofrece pan, y agua. Como en una c‡rcel o en una prisi—n.
Y dice que ella est‡ all‡ para tentar los que van
por el camino, por el camino derecho.
Est‡ buscando a los ingenios, tal vez de la familia
Cristiana. J—venes que realmente
jam‡s aprendieron, aunque sus padres gastaban tiempo con ellos.
Pero es bien misterioso, pensar que alguien
actualmente pudiera escoger a esa, cuando la mujer de gran calidad estaba llamando,
al mismo tiempo.
Pero veremos ya, en el ultimo vers’culo, que habr‡
hombres, muchos hombres que escojan a esa mujer, aunque ella tiene muy poco que
ofrecer.
18) Y
no saben que all’ est‡n los muertos; que sus convidados est‡n en lo profundo
del Seol.
Esa mujer segunda est‡ invitando a los hombres, (y
se puede aplicar el mismo a las mujeres, especialmente en neutra cultura ahora)
pero esa persona, est‡ invitando a muchos a la destrucci—n. Y lo triste, lo casi imposible de
entender, es Ŕporque la gente van con ella?
-------------------------- Doctrina
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Muchos van a ir con la segunda mujer, aunque ella no
tiene realmente casi nada que ofrecer, pero est‡ ofreciendo algo.
16-17)
Dice a cualquier simple: Ven ac‡.
A los faltos de cordura dijo: Las aguas hurtadas son dulces, y el pan
comido en oculto es sabroso.
Esa mujer siempre puede encontrar invitados, porque
muchos simples en este mundo, vivan
amando lo prohibido.
Los simples, muchas veces caigan en el adulterio,
simplemente porque, para ellos, lo prohibido es muy fascinante. Si uno es un necio, es natural pensar
as’.
Cuando habla aqu’ de Ňaguas hurtadasÓ est‡ hablando
de la inmoralidad sexual, como hemos visto en un capitulo anterior.
Proverbios 5:15-18 Bebe
el agua de tu misma cisterna,
Y los raudales de tu
propio pozo.
ŔSe derramar‡n tus fuentes
por las calles, Y tus corrientes de aguas por las plazas? Sean para ti solo, Y no para los
extra–os contigo. Sea bendito tu
manantial, Y alŽgrate con la mujer de tu juventud.
La realidad es que es mejor, bastante mejor, quedar
te con tu pareja, pero por la necedad, el diablo puede convencer a muchos que
lo prohibido es mejor.
16-17)
Dice a cualquier simple: Ven ac‡.
A los faltos de cordura dijo: Las aguas hurtadas son dulces, y el pan
comido en oculto es sabroso.
Otro enga–o del enemigo, es aqu’ hablando del Ňpan
comido en ocultoÓ, dando la impresi—n de que nadie sabr‡. Pero esto siempre es una mentira,
porque jam‡s hay impunidad en estos asuntos.
En fin, la segunda mujer siempre estar‡ enga–ando
los hijos de Ad‡n, porque por la ca’da humana, es natural ahora, pensar que lo prohibido es mejor.
Pero es simplemente una mentira. Una mentira tan vieja que era la misma
que el diablo empleaba con Eva.
GŽnesis 3:1-5 Pero
la serpiente era astuta, m‡s que todos
los animales del campo que
Jehov‡ Dios hab’a hecho; la cual dijo a la mujer: ŔConque Dios os ha dicho: No
com‡is de todo ‡rbol del huerto?
Y la mujer respondi— a la
serpiente: Del fruto de los ‡rboles del huerto podemos comer; pero del fruto
del ‡rbol que est‡ en medio del huerto dijo Dios: No comerŽis de Žl, ni le
tocarŽis, para que no mur‡is.
Entonces la serpiente dijo
a la mujer: No morirŽis; sino que sabe Dios que el d’a que com‡is de Žl,
ser‡n abiertos vuestros ojos, y serŽis como Dios, sabiendo el bien y el
mal.
Desde el principio, el enga–o del diablo era sobre
la naturaleza de Dios. El enemigo
insinuaba que Dios realmente estaba escondiendo lo mejor de nosotros, y para
realmente saborear lo mejor era necesario, vivir amando lo prohibido. Y
as’ empez— las miserias.
------------------------ Conclusi—n ------------------------
La primera mujer realmente estaba ofreciendo lo
mejor, algo de la primera calidad, algo costoso, como el evangelio de Cristo
Jesśs.
Cristo tambiŽn ense–aba de un gran banquete.
Lucas 14:16-24 Entonces
Jesśs le dijo: Un hombre hizo una
gran cena, y convid— a
muchos. Y a la hora de la cena
envi— a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo est‡ preparado.
Y todos a una comenzaron a
excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te
ruego que me excuses.
Otro dijo: He comprado
cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses.
Y otro dijo: Acabo de
casarme, y por tanto no puedo ir. Vuelto
el siervo, hizo saber estas cosas a su se–or. Entonces enojado el padre de
familia, dijo a su siervo: VŽ pronto por las plazas y las calles de la ciudad,
y trae ac‡ a los pobres, los mancos, los cojos y los ciegos.
Y dijo el siervo: Se–or,
se ha hecho como mandaste, y aśn hay lugar. Dijo el se–or al siervo: VŽ por los caminos y por los
vallados, y fuŽrzalos a entrar, para que se llene mi casa.
Porque os digo que ninguno
de aquellos hombres que fueron convidados, gustar‡ mi cena.
En el sacrifico de Cristo, tambiŽn hay un banquete
costoso, y de la primera calidad.
Y cuando el Padre, Creador llama a sus invitados, es amor de lo
prohibido, rechazar a su oferta con pretextos y con excusas.
Pero los que reconocen su necesidad, y su necedad en
como han vivido en el pasado, van a venir a ese gran banquete, para disfrutar
lo mejor, de manjares y de delicias, como hemos visto en el verso de Isa’as.
Isa’as 25:6 Y
Jehov‡ de los ejŽrcitos har‡ en este monte a
todos los pueblos banquete
de manjares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuŽtanos y de
vinos purificados.
Si es tu deseo, vivir entre los sabios, comiendo de
lo mejor, y ignorando los enga–os del diablo y su mujer peligrosa, puedes pasar
en unos momentos, y oraremos para ti.
Vamos
a Orar