9 de julio de 17

Las Armas De La Luz

Isa’as 20-21

Introducci—n

 

Hoy tenemos dos cap’tulos breves otra vez en el libro de Isa’as.  Como en muchos de los profetas antiguos, el pueblo de Dios estaba pasando por tiempos muy oscuros.

 

Hab’an peligros en todos lados y era el trabajo del profeta, guiar al pueblo, dando advertencias de lo que amenazaba, con una visi—n muy clara de lo que Dios estaba haciendo.

 

1)  En el a–o que vino el Tart‡n a Asdod, cuando lo envi— Sarg—n rey de Asiria, y pele— contra Asdod y la tom—;

 

El Tart‡n era un l’der militar, y Asdod era un pueblo de los Filisteos, cerca del mar mediterr‡neo, que tenia una alianza con Egipto, para estar protegido de los Asirios.

 

Pero en el momento del gran peligro, su alianza no val’a nada.  Es que por temor, los de Egipto ni salieron para ayudar.

 

Y esto es lo que Isa’as deseaba ense–ar, que era inśtil buscar la ayuda con otros pa’ses.  Que era inśtil poner tu confianza en el brazo de la carne.

 

1-2)  En el a–o que vino el Tart‡n a Asdod, cuando lo envi— Sarg—n rey de Asiria, y pele— contra Asdod y la tom—;

en aquel tiempo habl— Jehov‡ por medio de Isa’as hijo de Amoz, diciendo: Ve y quita el cilicio de tus lomos, y descalza las sandalias de tus pies. Y lo hizo as’, andando desnudo y descalzo.

 

Para comunicar a un pueblo que realmente no quiso escuchar, Isa’as tuvo que andar desnudo, por un tiempo.  Seguramente esto era bien incomodo para el profeta, y pudo estar peligroso en el sol fuerte, o en el fr’o.

 

Pero Isa’as lo hizo por dos razones.

 

Primeramente los hizo porque era obediente.  Muchos profetas estaban llamados a vestir se de manera extra–a, hasta Juan Bautiza en el nuevo testamento.

 

 

Mateo 3:4 Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y ten’a

un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre.

 

Estudiando a Oseas, vimos como el profeta tenia que casar se con una mujer infiel.

 

Oseas 1:2 El principio de la palabra de Jehov‡ por medio de

Oseas. Dijo Jehov‡ a Oseas: Ve, t—mate una mujer fornicaria, e hijos de fornicaci—n; porque la tierra fornica apart‡ndose de Jehov‡.

 

Y Jerem’as tuvo que emplear un cintur—n extra–o para comprobar otro punto.

 

Era normal en el testamento antiguo ver los profetas haciendo cosas extra–as, pero andar desnudo por uno tres a–os era algo un poco extremo.

 

Muchos creen que no estaba completamente desnudo, sino parcialmente, o tal vez no en cada momento, sino cuando estaba entregando la palabra de Dios.

 

Pero era para llamar la atenci—n del pueblo a un punto clave.

 

3-4) Y dijo Jehov‡: De la manera que anduvo mi siervo Isa’as desnudo y descalzo tres a–os, por se–al y pron—stico sobre Egipto y sobre Etiop’a, as’ llevar‡ el rey de Asiria a los cautivos de Egipto y los deportados de Etiop’a, a j—venes y a ancianos, desnudos y descalzos, y descubiertas las nalgas para vergźenza de Egipto.

 

Vimos en la semana pasada que Egipto en el pasado era un pa’s muy orgulloso.  Ten’an una cultura avanzada ya por milenios, pero pasando los siglos, ya era muy debilitado e iba a caer como otros en las manos de los asirios.

 

Los asirios eran como el estado isl‡mico de hoy.  Empleaban la crueldad como una t‡ctica para inspirar temor.

 

Y durante los siglos oscuros, Dios permit’a estos grupos a prosperar por un tiempo, llevando acabo sus causes secretas.  Afortunadamente, en el mundo moderno, en que hay un poco mas luz, el estado isl‡mico ya est‡ casi aplastado, y estas t‡cticas simplemente no van a estar toleradas ya.

 

5) Y se turbar‡n y avergonzar‡n de Etiop’a su esperanza, y de Egipto su gloria.

ŔCual es el punto de todo esto?  Los jud’os estaban dŽbiles en su fe.  Aunque ten’an el gran profeta Isa’as en medio de ellos, muchos estaban lejos de Dios.

 

Y por esto se buscaban su ayuda en el brazo de la carne.  Se pusieron su confianza, su fe en la protecci—n de otros pueblos, en pueblos paganos que ni conocieron a Dios.

 

Por esto Isa’as estaba dispuesto a cooperar con Dios llamando la atenci—n de la gente y a ese gran error.

 

6) Y dir‡ en aquel d’a el morador de esta costa: Mirad quŽ tal fue nuestra esperanza, a donde nos acogimos por socorro para ser libres de la presencia del rey de Asiria; Ŕy c—mo escaparemos nosotros?

 

B‡sicamente la desnudez de Isa’as tenia este prop—sito.  En vez de confiar en Egipto y en Etiopia, como ’dolos de confianza, habr’a una se–al vivo dentro de todos, en la vida de Isa’as diciendo que esto seria un desastre.

 

Y esto es todo, del capitulo veinte.  ŔPero que tiene esto que ver con nosotros?

 

No creo que Dios va a llamar a nadie a la desnudez para llamar la atenci—n, aunque es comśn en nuestros tiempos en las protestas de una cosa u otra.

 

Pero cuando est‡s alcanzando a los que no conocen a Cristo, cuando est‡s presentando las verdades B’blicas a los nuevos, como muchos estar‡n haciendo en la semana que viene, te puedes encontrar te en situaciones incomodas.

 

Pero todo esto vale la pena por dos razones.  Primeramente porque estamos obedientes a Cristo y su mandato de la gran comisi—n, y tambiŽn lo hacemos por amor, ayudando una generaci—n a poner su confianza en Dios, y no en los ’dolos modernos en que muchos conf’an.

 

En un sentido, en esta semana, nuestros hermanos y hermanas estar‡n vestidos en las armas de la luz.

 

Romanos 13:11-12 Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sue–o; porque ahora est‡ m‡s cerca de nosotros nuestra salvaci—n que cuando cre’mos.   La noche est‡ avanzada, y se acerca el d’a. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vist‡monos las armas de la luz.

 

Ahora el capitulo veinte uno.

 

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1)  Profec’a sobre el desierto del mar. Como torbellino del Neguev, as’ viene del desierto, de la tierra horrenda.

 

Aqu’ Isa’as pudo ver otras cosas qui iban a venir de lejos y afectar a muchos.

 

Va a hablar de un lugar con el nombre de Elam, que es una parte de Ir‡n ahora que est‡ en el desierto y tambiŽn al lado del mar.  Y el mar de que se habla es el golfo pŽrsico.

 

Los Medos y los de Persia iban a levantar se como el gran poder despuŽs de Babilonia.

 

Esto era el segundo imperio en la gran estatua del libro de Daniel, que era un sue–o que revelaba la manera en que Dios ha organizado la historia del mundo en aquellos siglos oscuros.

 

2) Visi—n dura me ha sido mostrada. El prevaricador prevarica, y el destructor destruye. Sube, oh Elam; sitia, oh Media. Todo su gemido hice cesar.

 

Es un poco oscuro, pero es entendible.  Los de Babilonia eran mentirosos y enga–adores.  Pero los de Persia iban a venir con enga–os superiores y con mentiras mas sofisticadas, para derrumbar el impero de Babilonia.

 

La noche en que Babilonia se ca’a, unos de sus generales mas altos se desertaban a su pa’s para unir se con los de Persia.  Y por esto Babilonia se ca’a mas r‡pidamente.

 

2) Visi—n dura me ha sido mostrada. El prevaricador prevarica, y el destructor destruye. Sube, oh Elam; sitia, oh Media. Todo su gemido hice cesar.

 

El profeta estaba bien afectado por esa visi—n.  Es que se pudo sentir la miseria que todos iban a experimentar.  Aunque vio la ca’da de los que eran enemigos del pueblo de Dios, no lo tomaba con gozo sino con espanto.

 

Y esto tambiŽn tiene aplicaci—n para nosotros. 

 

 

 

 

Si tu pudieras actualmente ver y sentir el fin de los perdidos que vivan alrededor de ti, como ellos iban a caer en la ira y la justicia estricta de Dios, tal vez tendr’as mas coraz—n de evangelista, en vez de simplemente vivir en la indiferencia.

 

3) Por tanto, mis lomos se han llenado de dolor; angustias se apoderaron de m’, como angustias de mujer de parto; me agobiŽ oyendo, y al ver me he espantado.

 

Cristo era el mas grande de todos los profetas, y en un sentido el tambiŽn estaba dispuesto a pasar por un tiempo desnudo, aunque probablemente no era completamente desnudo.

 

Mateo 27:28-30 Y desnud‡ndole, le echaron encima un manto

de escarlata, y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una ca–a en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de Žl, le escarnec’an, diciendo: !!Salve, Rey de los jud’os!

Y escupiŽndole, tomaban la ca–a y le golpeaban en la cabeza.

 

Isa’as en todo esto era un tipo o una representaci—n simb—lica de Cristo.  Cristo tambiŽn se sent’a algo del pavor de los perdidos cayendo en la llamas de la ira de Dios.  Cristo sabia quŽ espantoso seria, y por esto estaba dispuesto a sacrificar a si mismo.

 

Bueno, Isa’as no pudo expiar los pecados de nadie, pero si pudo anunciar con su vida, algo de los sentimientos de Cristo.

 

4) Se pasm— mi coraz—n, el horror me ha intimidado; la noche de mi deseo se me volvi— en espanto.

 

No es irrazonable concluir que Cristo se sent’a algo semejante viendo en el futuro tu juicio, delante de Dios, y el efecto de tus siglos de tormento, y por esto se desnud— de su gloria para salvar te para siempre.

 

Filipenses 2:5-8     Haya, pues, en vosotros este sentir que

hubo tambiŽn en Cristo Jesśs, el cual, siendo en forma de Dios, no estim— el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despoj— a s’ mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;

 

y estando en la condici—n de hombre, se humill— a s’ mismo, haciŽndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

 

5) Ponen la mesa, extienden tapices; comen, beben. !!Levantaos, oh pr’ncipes, ungid el escudo!

 

Es como que Isa’as pudo ver aquella noche cuando Belsasar, en el libro de Daniel estaba celebrando, comiendo y bebiendo, hasta abusando los vasos de oro y plata del templo sagrado, no sabiendo que su imperio iba a caer aquella misma noche.

 

Daniel 5:1-6   El rey Belsasar hizo un gran banquete a mil

de sus pr’ncipes, y en presencia de los mil beb’a vino.

 

Belsasar, con el gusto del vino, mand— que trajesen los vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre hab’a tra’do del templo de JerusalŽn, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus concubinas.

 

Entonces fueron tra’dos los vasos de oro que hab’an tra’do del templo de la casa de Dios que estaba en JerusalŽn, y bebieron en ellos el rey y sus pr’ncipes, sus mujeres y sus concubinas.

 

Bebieron vino, y alabaron a los dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra.

 

En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escrib’a delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey ve’a la mano que escrib’a.

 

Entonces el rey palideci—, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra.

 

Es que por sus visiones, Isa’as ve’a y hasta se sent’a todo esto, muchos a–os antes.

Y por esto los jud’os que estaban de la fe, como Daniel, ten’an un concepto de c—mo Dios ha organizado la historia de aquellos tiempos.

 

6-8) Porque el Se–or me dijo as’: Ve, pon centinela que haga saber lo que vea.  Y vio hombres montados, jinetes de dos en dos, montados sobre asnos, montados sobre camellos; y mir— m‡s atentamente, y grit— como un le—n: Se–or, sobre la atalaya estoy yo continuamente de d’a, y las noches enteras sobre mi guarda;

 

El profeta estaba siempre mirando para los peligros que ven’an.  Siempre dispuesto a anunciar al pueblo lo que Dios estaba haciendo, para darle la oportunidad de escapar se de los peligros.

 

9) y he aqu’ vienen hombres montados, jinetes de dos en dos. DespuŽs habl— y dijo: Cay—, cay— Babilonia; y todos los ’dolos de sus dioses quebrant— en tierra.

 

Se repitan mucho las profec’as sobre la ca’da de Babilonia.  Y no solamente en el testamento antiguo, sino hasta en el libro de Apocalipsis dicen el mismo. 

 

ŔPero por que tanta repetici—n?

 

Es que como pueblo de Dios, el diablo quiere plantar en nuestras mentes, el enga–o de que nuestros enemigos est‡n invencibles.  Pero esto es pura mentira.

 

Aun cuando nosotros somos dŽbiles, y nuestros enemigos aparecen como gigantes, nosotros como David podemos vencer a cualquier Goliat, siempre y cuando estamos con nuestro Dios.

 

10) Oh pueblo m’o, trillado y aventado, os he dicho lo que o’ de Jehov‡ de los ejŽrcitos, Dios de Israel.

 

Aqu’ Isa’as dice que no estaba inventando nada, ni a–adiendo nada de su propia opini—n, sino que todo esto era importante, porque era la pura palabra de Dios.

 

11) Profec’a sobre Duma. Me dan voces de Seir: Guarda, ŔquŽ de la noche? Guarda, ŔquŽ de la noche?

 

Los de Duma eran descendientes de Abraham por medio de Ismael, ‡rabes, que tambiŽn iban a estar afectados por todo esto.  Es que como ahora, cuando algo grave pasaba en el medio oriente, todo el mundo estaba afectado.

11-12) Profec’a sobre Duma. Me dan voces de Seir: Guarda, ŔquŽ de la noche? Guarda, ŔquŽ de la noche?  El guarda respondi—: La ma–ana viene, y despuŽs la noche; preguntad si querŽis, preguntad; volved, venid.

 

Cuando se preguntaban ŔquŽ de la noche? era como que deseaban saber la hora, y cuando el sol iba a salir.

 

Metaf—ricamente estaban viviendo todos, en tiempos oscuros.

El pueblo de Dios estaba apartado de la santidad, y por esto todos estaban sufriendo.  Mas o menos como en nuestros tiempos.

 

La respuesta era que la ma–ana iba a venir, pero ten’an que prepararse para otra noche.

 

As’ que iban a sufrir una seria de guerras, y no seria f‡cil encontrar un tiempo extendido de la paz.

 

13) Profec’a sobre Arabia. En el bosque pasarŽis la noche en Arabia, oh caminantes de Ded‡n.

 

Esto hablaba de refugiados que estar’an moviendo de un lugar a otro para escapar.  Y el mismo est‡ pasando ahora en estas regiones.  Aunque parece que las cosas pueden calmar pronto, con la destrucci—n del estado isl‡mico.  Todos ya est‡n cansados de tanto conflicto, y tanta destrucci—n.

 

14-15) Salid a encontrar al sediento; llevadle agua, moradores de tierra de Tema, socorred con pan al que huye.  Porque ante la espada huye, ante la espada desnuda, ante el arco entesado, ante el peso de la batalla.

 

Estos juicios iban a afectar a todos, hasta los ‡rabes que estaban mas o menos lejos de los conflictos.

 

Es como que ahora en Europa, aunque est‡n lejos del medio oriente, y lejos de la çfrica, ellos tambiŽn est‡n afectados con los miles de refugiado que llegan cada d’a a sus fronteras.

 

16-17) Porque as’ me ha dicho Jehov‡: De aqu’ a un a–o, semejante a a–os de jornalero, toda la gloria de Cedar ser‡ deshecha; y los sobrevivientes del nśmero de los valientes flecheros, hijos de Cedar, ser‡n reducidos; porque Jehov‡ Dios de Israel lo ha dicho.

 

 

Ismael era conocido como un buen flechero.  Pero hasta los ‡rabes iban a estar bien afectados por lo que estaba pasando en los grandes juicios de Dios.

======================== Conclusi—n =====================

ŔBueno, que podemos concluir de estos dos cap’tulos oscuros de Isa’as?

 

Cuando el pueblo de Dios es tibia, indiferente, entregado al mundo, todos van a terminar sufriendo.

 

Cristo no dijo que nosotros debemos de vivir como la luz y la sal del mundo, sino que somos la luz y la sal del mundo, esto es parte de nuestra identidad.

 

Mateo 5:13-16  Vosotros sois la sal de la tierra; pero si

la sal se desvaneciere, Ŕcon quŽ ser‡ salada? No sirve m‡s para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.

 

Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.

 

Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que est‡n en casa.

 

As’ alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que est‡ en los cielos.

 

Y en estas temporadas de la escuela b’blica de vacaciones, tenemos la oportunidad de realmente vivir estos pasajes.

 

En vez de ir con la corriente de este mundo en la indiferencia, escondiendo nos en nuestras vidas privadas, podemos, por medio de un sacrificio de tiempo o de dinero, impactar las vidas de muchos, saliendo vestidos de las armas de la luz.

 

Romanos 13:11-12     Y esto, conociendo el tiempo, que es ya

hora de levantarnos del sue–o; porque ahora est‡ m‡s cerca de nosotros nuestra salvaci—n que cuando cre’mos.   La noche est‡ avanzada, y se acerca el d’a. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vist‡monos las armas de la luz.   Vamos a orar!