8 de julio de 17
De Dentro Salen
Marcos 7:18-23
Cualquier persona que anda mirando a su mundo y pensando en lo que
puede ver en todos lados, sabe que algo no est‡ bien.
Existe injusticia, hay mucho odio, una falta de respeto para los
padres por parte de los hijos. Hay
robos y violaciones de mujeres, y muchas formas de enga–o.
La maldad es para muchos algo bien misterioso, pero por medio de las
ense–anzas de Cristo Jesśs, el asunto entero es un poco mas claro.
Marcos 7:18-23 El les dijo:
ŔTambiŽn vosotros est‡is as’
sin entendimiento? ŔNo entendŽis que todo lo de fuera que entra en el
hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su coraz—n, sino en el
vientre, y sale a la letrina? Esto dec’a , haciendo limpios todos los
alimentos.
Pero dec’a, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del coraz—n de los
hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los
homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el enga–o, la lascivia, la
envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al
hombre.
Esta es la llave, de dentro
salen. Con esto Cristo nos
ense–— algo sumamente importante sobre los problemas de este mundo. La maldad no es algo fuera del hombre,
sino que viene del profundo del coraz—n humano.
Hay algo malo dentro del hombre, el problema reside en el coraz—n
corrompido, como dijo Jerem’as.
Jerem’as 17:9 Enga–oso es
el coraz—n m‡s que todas las
cosas, y perverso; ŔquiŽn lo conocer‡?
Jerem’as, Cristo, y otros muchos profetas entendieron que los grandes
problemas de la humanidad salen de dentro del coraz—n del hombre.
Y una vez entendiendo la ra’z del problema, podemos empezar a buscar
en serio la soluci—n.
Marcos 7:20-23 Pero dec’a, que lo
que del hombre sale, eso
contamina al hombre. Porque
de dentro, del coraz—n de los hombres, salen los malos pensamientos, los
adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el enga–o, la
lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al
hombre.
Para el hombre no regenerado, lo mas natural es el pecado, el robo, el
orgullo, y toda forma de vicio.
ŔPor que? Porque todo esto de dentro sale.
En el tiempo de NoŽ, antes del gran diluvio, Dios dijo que los
pensamientos del hombre eran como un torrente, constante de malicia.
GŽnesis 6:5 Y
vio Jehov‡ que la maldad de los hombres
era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del
coraz—n de ellos era de continuo solamente el mal.
Y esto provoc— un gran juicio de Dios, uno de los mas grandes grabados
en toda la Biblia, pero despuŽs, el comentario era el mismo.
GŽnesis 8:21 Y
percibi— Jehov‡ olor grato; y dijo Jehov‡
en su coraz—n: No volverŽ m‡s a maldecir la tierra por causa del
hombre; porque el intento del coraz—n del hombre es malo desde su juventud;
ni volverŽ m‡s a destruir todo ser viviente, como he hecho.
Esto es un gran defecto del coraz—n humano, las Santas Escrituras, la
palabra infalible dice que desde su juventud, el hombre tiene problemas del coraz—n.
Entendiendo esto, todo tiene sentido. Entendiendo esto podemos asimilar lo que est‡ pasando, sin
caer en una confusi—n o una perplejidad.
Lo que dijo Cristo ha clarificado mucho.
Marcos 7:20-23 Pero dec’a, que lo
que del hombre sale, eso
contamina al hombre. Porque
de dentro, del coraz—n de los hombres, salen los malos pensamientos, los
adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el enga–o, la
lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al
hombre.
Hasta Salom—n, el hombre conocido por su sabidur’a tenia algo que
decir sobre este tema.
EclesiastŽs 7:20 Ciertamente
no hay hombre justo en la
tierra, que haga el bien y nunca
peque.
No dice que entre los hombres unos son buenos y otros malos, sino que
todos est‡n inclinados a la maldad por su naturaleza.
EclesiastŽs 9:3 El coraz—n de los
hijos de los hombres
est‡ lleno de mal y de
insensatez en su
coraz—n durante su vida; y despuŽs de
esto se van a los muertos.
Pensando as’ podemos entender todo mas f‡cilmente, evitando las
confusiones y las conclusiones err—neas.
Dios mandaba luz, para iluminar esa oscuridad del coraz—n, pero el
hombre est‡ tan perdido que normalmente la luz est‡ rechazada.
Juan 3:19 Y esta es la
condenaci—n: que la luz vino al
mundo, y los hombres amaron m‡s las tinieblas que la luz, porque sus
obras eran malas.
Pero la situaci—n es aun peor que lo que he presentado. No solamente tiene el hombre un
problema grave con su coraz—n, sino que el poder de cambiar la situaci—n est‡
lejos de su alcance. El
hombre est‡ atrapado en su maldad, en su propio poder no puede escapar.
Jerem’as 13:23 ŔMudar‡ el et’ope
su piel, y el leopardo sus
manchas? As’ tambiŽn, ŔpodrŽis vosotros hacer bien, estando habituados
a hacer mal?
Esto es lo mas triste de todo, aun si el hombre deseaba cambiar y
escapar de su tendencia de la maldad, de su amor por el pecado, no puede. No est‡ en su poder.
Romanos 8:7 Por
cuanto los designios de la carne son
enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni
tampoco pueden.
La Biblia dice que el hombre es incapaz, incapaz de sujetar se a la
ley de Dios. Es mas, ni puede
entender estas cosas.
1 Corintios 2:14 Pero
el hombre natural no percibe las
cosas que son del Esp’ritu de Dios, porque para Žl son locura, y no
las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
Es que el hombre tiene ya un coraz—n que es como la piedra, y por lo
tanto la maldad sale continuamente
de Žl. Como Cristo dijoÉ
Marcos 7:20-23 Pero dec’a, que lo
que del hombre sale, eso
contamina al hombre. Porque
de dentro, del coraz—n de los hombres, salen los malos pensamientos, los
adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el enga–o, la
lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al
hombre.
En otro libro lo expres— as’É
Mateo 15:11 No
lo que entra en la boca contamina al
hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.
Entendiendo todo esto, podemos buscar la soluci—n. Una buena soluci—n est‡ presentada en
el gran libro de Ezequiel.
Si el coraz—n del hombre est‡ completamente corrompido, necesitamos un
acto de Dios, un toque fuerte de su Esp’ritu para arrancar ese fuente de
contaminaci—n y poner en su lugar algo nuevo.
Ezequiel 36:25-27 EsparcirŽ
sobre vosotros agua limpia, y
serŽis limpiados de todas vuestras
inmundicias; y de todos vuestros ’dolos
os limpiarŽ.
Os darŽ coraz—n nuevo, y pondrŽ esp’ritu nuevo dentro de vosotros; y
quitarŽ de vuestra carne el coraz—n de piedra, y os darŽ un coraz—n de carne.
Y pondrŽ dentro de vosotros mi Esp’ritu, y harŽ que andŽis en mis
estatutos, y guardŽis mis preceptos, y los pong‡is por obra.
El primer paso, en todo esto es un toque que viene directamente de
Dios. Tan grave es la situaci—n, tan
desesperada, que solamente Dios puede entregar el remedio.
Pero Dios est‡ dispuesto a darte ese remedio. Por esto mand— a su
hijo. Y despuŽs tu ser‡s como una
criatura nueva.
2 Corintios 5:17 De
modo que si alguno est‡ en Cristo,
nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aqu’ todas son hechas
nuevas.
Ser‡ para ti, como nacer de nuevo. Como empezar tu vida de nuevo, y esto es precisamente la
manera en que Cristo lo present— en el tercer capitulo de libro de Juan.
Juan 3:1-7 Hab’a un hombre de los
fariseos que se
llamaba Nicodemo, un principal entre los jud’os. Este vino a Jesśs de noche, y le dijo:
Rab’, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer
estas
se–ales que tś haces, si no est‡ Dios con Žl.
Respondi— Jesśs y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no
naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ŔC—mo puede un hombre nacer siendo viejo?
ŔPuede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondi— Jesśs: De cierto, de cierto
te digo, que el que no naciere de agua y del Esp’ritu, no puede entrar en el
reino de Dios. Lo que es nacido de
la carne, carne es; y lo que es nacido del Esp’ritu, esp’ritu es. No te maravilles de que te dije: Os
es necesario nacer de nuevo.
Amigo, si esto es tu deseo, empezar,
otra vez, con un coraz—n nuevo, entonces queremos orar para ti.ÁAmen!