30 de junio de 17
La Compa–era Ideal
Proverbios 8:1-36
En estos cap’tulos introductorios, Salom—n ha
hablado mucho sobre las personas con que andas. Sabiendo que esto puede ser un tropiezo para muchos j—venes.
En el capitulo uno hablaba de los delincuentes, y
despuŽs mas tarde de las mujeres infieles, hasta de la adultera, que era la
mujer mas peligrosa del capitulo anterior.
Pero hoy tenemos un tema un poco diferente. Hoy, sigue motivando al joven, y a los
no tan j—venes, a continuar estudiando el contenido profundo de este libro, hablando
de la compa–era ideal.
ŔPero como ser‡ la compa–era ideal?
La mujer peligrosa era una ruidosa, dijo que era
alborotadora y rencillosa.
ŔPero como ser‡ la compa–era ideal?
ŔAcaso ser‡ muy joven?
La mujer peligros pudo llevarte r‡pidamente a la
banca rota. ŔPero la compa–era ideal,
como ser‡ andar con ella?
ŔQuien ser‡n sus amigos y sus enemigos?
ŔSer‡ necesaria realmente escuchar la y prestar bien
la atenci—n a ella?
Sabiendo que el joven tiene la tendencia de pensar
mucho en tŽrminos de una compa–era,
se continuaba hablando en alegor’as, como en la historia del peregrino.
1-2)
ŔNo clama la sabidur’a, Y da su voz la inteligencia?
En
las alturas junto al camino, a las encrucijadas de las veredas se para;
Ella tambiŽn sabe como comunicar sus invitaciones,
pero no como la otra en secreto, sino que sus llamadas est‡n muy publicas.
Tan publicas est‡n que nadie pudiera decir que no
estaba enterado de lo que ella deseaba ofrecer.
3) En
el lugar de las puertas, a la entrada de la ciudad,
A la
entrada de las puertas da voces:
Esto es como Cristo que siempre busc— un lugar en
donde pudo proclamar su mensaje a todos, sea en una barca a la orilla del lago,
o sobre un monte, o dentro de las sinagogas.
Su mensaje era muy publico, porque realmente no
tenia nada de esconder.
Juan 18:20 Jesśs
le respondi—: Yo pśblicamente he hablado
al mundo; siempre he ense–ado
en la sinagoga y en el templo, donde se reśnen todos los jud’os, y nada he
hablado en oculto.
4) Oh
hombres, a vosotros clamo; Dirijo mi voz a los hijos de los hombres.
Esa compa–era
ofrec’a su mensaje a todos, no importa si eran ricos o pobres, hombres de
muchos estudios, o hombres sin preparaci—n alguna. A todos tenia algo que ofrecer.
5)
Entended, oh simples, discreci—n; y vosotros, necios, entrad en cordura. O’d, porque hablarŽ cosas excelentes, y
abrirŽ mis labios para cosas rectas.
Esa daba la impresi—n de que habr’a esperanza para
cualquier hombre, siempre y cuando estaba dispuesto a prestar atenci—n.
Esto nos lleva a la conclusi—n de que no hay falta
de instrucci—n, sino que cuando la gente sigan en su ignorancia, y en su necedad,
es por falta de voluntad de aprovechar del consejo que est‡ ofrecido.
7)
Porque mi boca hablar‡ verdad, y la impiedad abominan mis labios.
La mujer en el capitulo anterior, hablaba en
mentiras y en enga–os. Dijo al
joven que se pudiera venir a su casa, cuando el esposo estaba viajando y habr’a
pura impunidad, que se ha llevado una gran bolsa de dinero y no iba a regresar
por muchos d’as.
Pero en realidad, el adulterio jam‡s puede prometer
la impunidad, siempre hay consecuencias.
Si el diablo te lleva a una ca’da, habr‡ a la base
de tu gran pecado, una mentira, que has cre’do, separando te de la verdad.
7)
Porque mi boca hablar‡ verdad, y la impiedad abominan mis labios.
Eso en si seria suficiente para poner esa en la
categor’a de la compa–era ideal,
porque sabemos ya, que en la guerra espiritual, la verdad es todo.
8)
Justas son todas las razones de mi boca; no hay en ellas cosa perversa ni
torcida.
Esa compa–era
puede llevar te al Žxito, y por esto vale la pena fijar te en ella.
8-9)
Justas son todas las razones de mi boca; no hay en ellas cosa perversa ni
torcida. Todas ellas son rectas al que entiende, y razonables a los que han
hallado sabidur’a.
Escuchando esa compa–era,
los sabios van a responder luego luego, ŇLa quiero a mi ladoÓ,
10)
Recibid mi ense–anza, y no plata; y ciencia antes que el oro escogido.
Muchos hombres dedican gran parte de sus energ’as, de
sus pensamientos, de su tiempo a sus negocios.
Pero esa, est‡ proclamando que hay algo mas
importante.
Cuando dice Ňy no plataÓ, no est‡ diciendo que
debemos de abandonar a nuestros negocios, sino que mantener los en su lugar
correcto. Es una manera de hablar,
Cristo es expres— de manera semejante.
Juan 6:27 Trabajad,
no por la comida que perece, sino por la
comida que a vida eterna
permanece, la cual el Hijo del Hombre os dar‡; porque a Žste se–al— Dios el
Padre.
No est‡ diciendo que es malo trabajar ganando la
comida. Simplemente dice que en
las prioridades correctas, hay otras cosas mas importantes.
11)
Porque mejor es la sabidur’a que las piedras preciosas;
Y
todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella.
Presentando la sabidur’a como una compa–era, Salom—n estaba ense–ando que
esa es la compa–era mas valiosa, y
hasta incomparable, como la perla preciosa, de que Cristo ense–aba.
Mateo 13:45-46 TambiŽn
el reino de los cielos es semejante a
un mercader que busca
buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendi— todo lo
que ten’a, y la compr—.
12)
Yo, la sabidur’a, habito con la cordura, y hallo la ciencia de los consejos.
Ahora, sabemos algo de los amigos de esa, la cordura,
el consejo, todo lo que uno tiene que poseer para superar se en todas sus
empresas.
En otras palabras, con esa compa–era a tu lado, el Žxito ser‡ normal, e esperado.
13)
El temor de Jehov‡ es aborrecer el mal; la soberbia y la arrogancia, el mal
camino, y la boca perversa, aborrezco.
Si caminas con esa, con esa compa–era ideal a tu lado, no ser‡ suficiente simplemente evitar la
maldad, sino que aprender‡s a aborrecer, a odiar la maldad.
La arrogancia para ti, las cosas perversas, ser‡n
insoportables.
Vimos esto ya en el car‡cter de Lot, el que viv’a en
la ciudad de Sodoma. San Pedro
dijo que Lot era un justo, aunque a veces a nosotros le parece un poco necio
viviendo tan cerca de la maldad.
Pero Pedro vio algo excelente en Žl.
2 Pedro 2:6-8 Y
si conden— por destrucci—n a las ciudades de
Sodoma y de Gomorra,
reduciŽndolas a ceniza y poniŽndolas de ejemplo a los que hab’an de vivir
imp’amente, y libr— al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de
los malvados (porque este justo, que moraba entre ellos, aflig’a cada d’a su
alma justa, viendo y oyendo los hechos inicuos de ellos).
Lot era un justo porque no solamente trataba de
evitar la maldad y la perversi—n, sino que se sent’a afligido, teniendo todo
esto es su presencia. ŔY tu?
ŔTe ha acostumbrado, tanto a las perversiones, que
ya estas cosas ni te molestan?
Con la compa–era
ideal a tu lado, esto no puede pasar.
14)
Conmigo est‡ el consejo y el buen juicio; yo soy la inteligencia; m’o es el
poder.
Mio es el poder. Esto es interesante.
Muchos hombres desean tener algo de poder, de autoridad. Otros llegan a la autoridad pero
abusando sus poderes est‡n odiados.
Pero esa te puede ense–ar c—mo emplear el poder,
para lo bueno, y no para el malo.
ŔQuieres subir en tus negocios, teniendo mas y mas influencia,
creciendo en el dominio, no para exaltar a ti mismo sino para extender el reino
de Dios y su gloria en el mundo?
Si es as’, esa compa–era
es para ti.
15)
Por m’ reinan los reyes, y los pr’ncipes determinan justicia.
Los que pueden gobernar bien, y continuar muchos
a–os en posiciones de influencia han aprendido algo de esa compa–era.
Porque con un error grave, uno puede perder su
posici—n de gobernaci—n. San Pablo
ense–aba de esto, hasta para los que desean gobernar bien en la casa o hasta en
la iglesia.
Hablando de los requisitos de los que gobiernan en
las iglesias dice.
1 Timoteo 3:4-5 Que
gobierne bien su casa, que tenga a
sus hijos en sujeci—n con
toda honestidad
(pues el que no sabe
gobernar su propia casa, Ŕc—mo cuidar‡ de la iglesia de Dios?).
La compa–era
de este capitulo puede ense–ar te c—mo.
15-16)
Por m’ reinan los reyes, y los pr’ncipes determinan justicia. Por m’ dominan los pr’ncipes, y todos
los gobernadores juzgan la tierra.
Si vas a tomar decisiones afectando a muchos, o en
el gobierno, o en el negocio, o hasta en la iglesia, tienes que pasar tiempo,
bastante tiempo, con la compa–era de
este capitulo
17)
Yo amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan.
Hasta aqu’ muchos pueden entender que esa compa–era es deseable, y que tal vez,
unos de estos d’as, cuando actualmente tienen el tiempo, van a aprender algo de
ella.
Pero esto no sirve, tiene que ser ya. Ella dice los que me buscan temprano,
antes que todo, van a hallar me.
Pero si ella no es una prioridad para ti, tu no
ser‡s una prioridad para ella.
18)
Las riquezas y la honra est‡n conmigo; riquezas duraderas, y justicia.
Hablamos mucho, b’blicamente en contra del amor del
dinero, pausa, pero el dinero en si
no es malo. Al contrario, el
dinero puede ser una gran bendici—n, especialmente para ayudar a otros,
especialmente en las misiones.
Y esa compa–era
tiene las riquezas como su amiga, que anda con ella. Y n—talo, no
son las riquezas pasajeras, sino las riquezas duraderas.
En otro lugar, Salom—n hablar‡ de las riquezas que
no se quedan mucho tiempo a tu lado.
Proverbios 23:5 ŔHas
de poner tus ojos en las riquezas,
siendo
ningunas? Porque se har‡n alas
Como alas de ‡guila, y
volar‡n al cielo.
Esto es lo que pasa cuando tu no quieres dar la compa–era ideal su lugar en tu
vida. Pero para los que andan con
ellaÉ
Proverbios 10:22 La
bendici—n de Jehov‡ es la que
enriquece,
Y no a–ade tristeza con ella.
19)
Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado;
Y mi
rŽdito mejor que la plata escogida.
No est‡ diciendo que el oro, el oro refinado y la
plata son despreciables, sino que simplemente hay algo de mejor valor.
20-21)
Por vereda de justicia guiarŽ, por en medio de sendas de juicio, Para hacer que
los que me aman tengan su heredad,
Y que
yo llene sus tesoros.
Hay muchas maneras de perder el dinero, pero con esa
a tu lado, vas a tener una protecci—n divina. En vez de caer en el error, algo te va a guiar, o alguien.
22)
Jehov‡ me pose’a en el principio, ya de antiguo, antes de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde
el principio, antes de la tierra.
Ahora podemos ver que la compa–era ideal no es realmente joven, sino que tiene una edad
majestuosa.
24-25)
Antes de los abismos fui engendrada; antes que fuesen las fuentes de las muchas
aguas. Antes que los montes fuesen
formados, antes de los collados, ya hab’a sido yo engendrada;
Si ella estaba presente durante la creaci—n, esto
quiere decir que no es cosa o persona creada. Por esto muchos te—logos a travŽs de los siglos han pensando
que Salom—n estaba hablando de un tipo de Cristo, un ser divino y eterno.
Pero Salom—n hablaba en esas alegor’as para agarrar
la atenci—n del joven que tiene dificultad fijando su atenci—n en las cosas
importantes.
26-27)
No hab’a aśn hecho la tierra, ni los campos, ni el principio del polvo del
mundo. Cuando formaba los cielos,
all’ estaba yo; cuando trazaba el c’rculo sobre la faz del abismo;
Por eso, la persona de este capitulo tiene tanto
poder. Pero el deseo de Salom—n
era compartir algo de ese gran poder con nosotros. Si solamente estemos dispuestos a escuchar.
Vimos ya el poder y la riqueza en la vida temprana
de Salom—n. Vimos la paz, la
prosperidad, y como constru’a grandes edificios y negocios.
Hasta la construcci—n del templo estaba bajo su
supervisi—n, y no pas— durante el gobierno de David su padre, aunque David lo
tenia en su coraz—n.
Durante la vida de Salom—n, Israel era tan grande
que se llenaba todo lo que era la tierra prometida a Abraham.
28-30)
Cuando afirmaba los cielos arriba, cuando afirmaba las fuentes del abismo; cuando
pon’a al mar su estatuto, para que las aguas no traspasasen su mandamiento; cuando
establec’a los fundamentos de la tierra, Con Žl estaba yo orden‡ndolo todo, y
era su delicia de d’a en d’a, teniendo solaz delante de Žl en todo tiempo.
Esa gran sabidur’a, est‡ hablando en este capitulo,
y nosotros podemos tener la a nuestro lado, siempre y cuando seamos dispuesto a
aprender de ella.
El problema es que muchos, ya conf’an en ellos
mismos, en su propio criterio, y no desean pedir el consejo de nadie.
Es que muchos, hasta hermanos de las iglesias no han
aprendido lo que o’mos en el capitulo tres.
Proverbios 3:5-6 F’ate
de Jehov‡ de todo tu coraz—n,
Y no te apoyes en tu
propia prudencia.
Recon—celo en todos tus
caminos,
Y Žl enderezar‡ tus
veredas.
31)
Me regocijo en la parte habitable de su tierra; y mis delicias son con los
hijos de los hombres.
Esa compa–era
quiere caminar contigo. Si no est‡
a tu lado, el problema est‡ contigo, no con ella.
32)
Ahora, pues, hijos, o’dme, y bienaventurados los que guardan mis caminos.
Una y otra vez hemos visto que la bendici—n est‡ con
ella.
33-34)
Atended el consejo, y sed sabios, y no lo menospreciŽis. Bienaventurado el hombre que me
escucha, velando a mis puertas cada d’a, aguardando a los postes de mis
puertas.
Si quieres conocer esa compa–era fiel, tienes que atender la, no algśn d’a cuando tienes
mas tiempo, sino que cada d’a a sus puertas.
Evitando la puerta de la mujer peligrosa del
capitulo 7, pero velando a la puerta de la compa–era
ideal.
35-36)
Porque el que me halle, hallar‡ la vida, y alcanzar‡ el favor de Jehov‡. Mas el que peca contra m’, defrauda su
alma; Todos los que me aborrecen aman la muerte.
------------------------- Conclusi—n ------------------------
Vivimos en un mundo en que muchos aborrecen esa compa–era ideal. Por eso muchos mueren de vicios, o de
suicidios, o de violencia entre los delincuencias.
Estamos viviendo en una cultura en que el amor por
la muerte est‡ muy comśn. Por esto
tantas mujeres matan a sus hijos en las cl’nicas del aborto.
Vivimos en una cultura del amor por la muerte, y el
amor de la oscuridad.
Juan 3:19 Y
esta es la condenaci—n: que la luz vino al mundo,
y los hombres amaron m‡s
las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
En este capitulo, Salom—n hablando metaf—ricamente
present— a la sabidur’a divina, como una mujer hablando. Pero esta no es la primera vez que
hemos escuchado de ella.
Ella ha sido hablando desde el primer capitulo de
este libro.
Proverbios 1:20-29
La sabidur’a clama en las
calles, Alza su voz en las plazas; Clama en los principales lugares de reuni—n;
En las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones.
ŔHasta cu‡ndo, oh simples,
amarŽis la simpleza, Y los burladores desear‡n el burlar, Y los insensatos
aborrecer‡n la ciencia? Volveos a
mi reprensi—n;
He aqu’ yo derramarŽ mi
esp’ritu sobre vosotros, Y os harŽ saber mis palabras. Por cuanto llamŽ, y no
quisisteis o’r, Extend’ mi mano, y no hubo quien atendiese, Sino que
desechasteis todo consejo m’o
Y mi reprensi—n no
quisisteis, TambiŽn yo me reirŽ en vuestra calamidad, Y me burlarŽ cuando os
viniere lo que temŽis; Cuando viniere como una destrucci—n lo que temŽis, Y
vuestra calamidad llegare como un torbellino; Cuando sobre vosotros viniere tribulaci—n
y angustia. Entonces me llamar‡n,
y no responderŽ; Me buscar‡n de ma–ana, y no me hallar‡n. Por cuanto
aborrecieron la sabidur’a, Y no escogieron el temor de Jehov‡.
Esa compa–era
no va a perdonar, si andamos ignorando la. Tiene cosas muy importantes que decir nos, en el resto de
este libro, y si tu deseas realmente vivir con ella a tu lado, puedes pasar al
frente en un momento, y oraremos contigo. Vamos
a Orar