30 de junio de 17
Las Artima–as De La Mujer Peligrosa
Proverbios 7:1-27
En esa primera parte del libro de Proverbios,
Salom—n ha dedicado mas instrucci—n sobre un pecado en particular, que
cualquier otro pecado en toda la Biblia.
Pero cuando se vea algo as’ de repetici—n en las
escrituras, no es un accidente, sino que es a prop—sito para establecer con claridad
la magnitud del peligro.
1-2)
Hijo m’o, guarda mis razones, y atesora contigo mis mandamientos. Guarda mis mandamientos y vivir‡s, y mi
ley como las ni–as de tus ojos.
Dice que esa instrucci—n en particular debe de estar
preservada como algo sumamente valiosa, algo que es en realidad un asunto de
vida o de muerte.
3)
L’galos a tus dedos; escr’belos en la tabla de tu coraz—n.
Lo bueno es que en el nuevo testamento, los que
est‡n redimidos en Cristo van a tener la santa ley de Dios escrita en sus coraz—nes por el poder de Dios.
Hebreos 8:10 Por
lo cual, este es el pacto que harŽ con la
casa de Israel despuŽs de
aquellos d’as, dice el Se–or: PondrŽ mis leyes en la mente de ellos, Y sobre
su coraz—n las escribirŽ;
Y
serŽ a ellos por Dios, Y ellos me ser‡n a m’
por
pueblo.
Esto es parte de la raz—n de que adoramos tanto al
Se–or, es que ahora la ley de Dios es mas natural para nosotros, y no es algo
repugnante, como es para muchos del mundo.
4-5)
Di a la sabidur’a: Tœ eres mi hermana, y a la inteligencia llama parienta; Para
que te guarden de la mujer ajena, y de la extra–a que ablanda sus palabras.
As’ que una vez mas, estamos hablando de la mujer peligrosa, y esta vez de sus artima–as. Como son sus t‡cticas normales para traer a la destrucci—n a
un hombre joven, y sin sabidur’a.
6)
Porque mirando yo por la ventana de mi casa, por mi celos’a,
La celos’a era una ventaja antigua, antes de que el
vidrio era normal. Pero se pudiera
observar por medio de estas ventanas antiguas lo que estaba pasando en tu
vecindad.
Y ahora Salom—n, un hombre ocupado con muchas cosas
todo el d’a, estaba llegando a al momento de descansar.
A lo mejor se levantaba muy temprano para atender a
los asuntos importantes, pero como era normal para los ocupados en trabajos
normales, cuando la noche llegaba, estaban en casa descansando.
7-8)
Vi entre los simples, considerŽ entre los j—venes,
A un
joven falto de entendimiento, El cual pasaba por la calle, junto a la esquina, e
iba camino a la casa de ella,
Estaba llegando a la casa de ella. ÀPero quien era esa ella?
Era la mujer
peligrosa, sumamente peligrosa.
Y el joven que es sin experiencia no tiene ningœn concepto de con que
estaba metiendo se.
Cuando la noche estaba llegando, y los hombres
serios estaban retirando se a sus casas para descansar, y para disfrutar tiempo
con sus familias, ese muchacho estaba al borde del suicidio.
Salom—n ya ha mencionado a ese gran peligro en el
capitulo 5.
Proverbios 5:7-8 Ahora
pues, hijos, o’dme,
Y no os apartŽis de las razones de mi
boca.
Aleja de ella tu camino,
Y
no te acerques a la puerta de su casa;
Que bueno que ese padre tom— el tiempo de por lo
menos descargar su deber de instruir a su hijo sobre ese veneno, porque
trabajando en la consejer’a, muchos escuchan la queja de los ca’dos clamando
ÒÀPero porque nadie me dijo nada sobre ese gran peligro, creciendo en esta
cultura yo sent’a que no estaba haciendo nada malo, ni fuera del normal?Ó
9) A
la tarde del d’a, cuando ya oscurec’a, en la oscuridad y tinieblas de la noche.
A la base de todo pecado existe una mentira. El diablo en realidad es un ser derrotado,
mayormente desarmado, pero si el diablo puede convencer te de sus enga–os,
entonces puede devorar te como le—n rugiente.
El enga–o diab—lico aqu’ es que el joven pensaba que
en la noche nadie estar’a enterado de sus acciones. Pero metiendo se con esa, todo el mundo estar‡ observando.
Y por supuesto para Dios, observar por la media
noche es como observar delante del sol brillante.
Y como Dios dijo a David, por hacer sus infamias en
secreto, Dios iba a entregar la retribuci—n en frente de todo el mundo.
Salom—n se crec’a en medio de esas consecuencias, y
por esto pudo ense–ar el tema con algo de su experiencia, y no simplemente como
la moralidad teorŽtica.
10)
Cuando he aqu’, una mujer le sale al encuentro,
Con
atav’o de ramera y astuta de coraz—n.
Ahora entramos en sus t‡cticas, o sea las artima–as de la mujer peligrosa.
Su ropa es ropa de una ramera, o sea una prostituta.
ÀPero como es esto? Bueno la ropa de una prostituta es diferente en diferentes
culturas del mundo.
Pero el prop—sito de esa ropa es agarrar la atenci—n
de un hombre. Va a revelar mucha
carne, y a veces esa ropa ser‡ de colores brillantes tambiŽn.
Es como un vendedor que va por las calles,
anunciando con voz alta, o con un ruido especial para notificar a todos, que
ahora es la oportunidad de comprar, o sea el momento de aprovechar se de la
oferta.
Jam‡s olvidarŽ una vez en Chiapas observŽ en una
ciudad, un ni–o que paseaba por medio de la calle con una campana extra–a,
haciendo un ruido fuerte y feo, y estaba completamente solo.
Como extranjero que era yo, no entend’a nada de lo
que estaba pasando. Pero unos
cinco minutos mas tarde, vino un cami—n agarrando toda la basura.
Es que ellos no ten’an ni un d’a, ni un tiempo para
la basura. Pero cuando vino el
ni–o con su campana, era un anuncio de que era tiempo de sacar la basura, si ten’an
algo de tirar.
10) Cuando he aqu’, una mujer le sale al
encuentro,
Con
atav’o de ramera y astuta de coraz—n.
La
mujer peligrosa es astuta, porque sabe que con esa ropa puede
f‡cilmente excitar a los hombres, que van a responder naturalmente a una mujer
revelando se as’.
La mujeres ingenuas pueden revelar se, pensando que
simplemente est‡n siguiendo la moda moderna, sin concepto de la manera en que
los hombres van a reaccionar.
Hasta el hombre de Dios va a sentir la tentaci—n,
por esto Job dijoÉ
Job 31:1 Hice
pacto con mis ojos;
ÀC—mo, pues, hab’a yo de mirar a una
virgen?
Y Cristo dijoÉ
Mateo 5:27-28 O’steis
que fue dicho: No cometer‡s adulterio.
Pero
yo os digo que cualquiera que mira a una
mujer
para codiciarla, ya adulter— con ella en
su
coraz—n.
Cristo sabia que las tentaciones eran fuertes, y que
un hombre f‡cilmente responder’a a la mujer as’ revelando se.
Ahora bien, la hermana que sabe algo de la modestia,
sabe como vestir se de manera bella, sin revelar tanto, pero la mujer peligrosa se revele de su
cuerpo, porque est‡ intentando llevar a los hombres a su ruina.
11)
Alborotadora y rencillosa, sus pies no pueden estar en casa;
La
mujer peligrosa es muy diferente de la hermana seria.
Se hace mucho ruido, puede ser que anda riendo con
voz muy alta, todo para agarrar la atenci—n de otros.
Es mas, para ella quedar se en casa es algo de
aburrimiento.
Es que a ella le encanta estar en publico, mostrando
se a todos, especialmente en la noche, cuando hay hombres que ya han tomado algo, y est‡n un poco mas
vulnerables.
12)
Unas veces est‡ en la calle, otras veces en las plazas,
Acechando
por todas las esquinas.
A esta, le gusta caminar mucho, siempre buscando sus
oportunidades. En nuestros tiempos
ella estar’a en los centros comerciales, o en los restaurantes finos, o en los
lugares de baile.
Pero tiene que estar en el lugar en que los hombres
estar‡n fijando sus ojos en ella.
13-14)
Se asi— de Žl, y le bes—. Con
semblante descarado le dijo: Sacrificios de paz hab’a prometido, hoy he pagado
mis votos;
Ella es bastante astuta. Encontrando ese muchacho, un hombre joven a lo mejor de
entre dieciocho y veinte ocho a–os de edad, le bes— inmediatamente.
Y despuŽs empieza a declarar que ella es una mujer
de la fe, es, supuestamente una persona creyente.
Acaba de salir de la iglesia, y ahora est‡ hablando
de comida.
Lev’tico 7:15 Y
la carne del sacrificio de paz en acci—n de
gracias se comer‡ en el
d’a que fuere ofrecida; no dejar‡n de ella nada para otro d’a.
En las costumbres de los jud’os, le daba una parte
del sacrificio al sacerdote, y despuŽs la persona ofreciendo tenia algo que
comer, y lo tenia que comer lo con prisa.
Ahora podemos ver otro enga–o del diablo. Muchos hermanos, que caigan el los
brazos de la mujer peligrosa, est‡n
convencidos de que su amante es una persona buena, porque hace una forma de
profesi—n de la fe.
ÁPero lejos de eliminar la magnitud de la ofensa,
esto actualmente hace todo aun peor, tomando el nombre de Dios en vano en medio
de la transgresi—n!
13-15)
Se asi— de Žl, y le bes—. Con
semblante descarado le dijo: Sacrificios de paz hab’a prometido, hoy he pagado
mis votos; Por tanto, he salido a encontrarte, buscando diligentemente tu
rostro, y te he hallado.
ÁTe he hallado! ÁQue coincidencia! Esto seguramente es la providencia de
Dios. ÁEsto no puede estar malo,
mira como siente tan natural y bueno!
Ella es sumamente astuta, y sumamente peligrosa.
16)
He adornado mi cama con colchas recamadas con cordoncillo de Egipto;
En un momento le bes—, y en el otro momento est‡
hablando de su cama, como tiene sabanas no normales sino muy especiales.
16-17)
He adornado mi cama con colchas recamadas con cordoncillo de Egipto; He
perfumado mi c‡mara con mirra, ‡loes y canela.
ÁEn pocos momentos, no est‡ solamente invitando el
muchacho a su casa, sino a su cama!
Pero sabiendo que todo esto ser’a peligroso, tendr‡
que estar aun mas persuasiva.
18)
Ven, embriaguŽmonos de amores hasta la ma–ana; alegrŽmonos en amores.
Bueno, no hay nada de sutileza en esa mujer. No solamente estaba invitando al
muchacho, a una comida, a una experiencia rom‡ntica, sino que dice que se puede
quedar se, toda la noche.
ÀPero como es esto?
Ella, en su astucia, est‡ anticipando todas las
preocupaciones todas las angustias que el muchacho pudiera imaginar.
Una vez mas, se ve el enga–o del diablo. El diablo ha dado, al joven, por medio
de la mujer peligrosa, el diablo ha
prometido que en todo esto, habr‡ impunidad.
Pero no olvides hermano, el diablo es mentiroso y padre
de mentira.
19-20)
Porque el marido no est‡ en casa; se ha ido a un largo viaje. La bolsa de dinero llev— en su mano; el
d’a se–alado volver‡ a su casa.
No tienes que preocupar te por nada, todo ya est‡
planeado. La carne asada te
espera, y tambiŽn las sabanas especiales en el cuartito perfumado.
21)
Lo rindi— con la suavidad de sus muchas palabras, le oblig— con la zalamer’a de
sus labios.
zalamer’a =
Demostraci—n de cari–o exagerada
Ella es tan astuta, tan practicada en cazar el alma
de un hombre, que estos muchachos ya son f‡ciles para ella.
22)
Al punto se march— tras ella, como va el buey al degolladero, y como el necio a
las prisiones para ser castigado;
Se va con ella, gozoso, no sabiendo que esto es para
su destrucci—n.
Solamente puede imaginar los placeres pasajeros, pero
ya no piense nada de las consecuencias.
23)
Como el ave que se apresura a la red, y no sabe que es contra su vida, hasta
que la saeta traspasa su coraz—n.
Ese hombre solamente cree que va a disfrutar unos momentos
inolvidables, y ser‡n inolvidables como el principio de su ruina.
Dice que la saeta va a traspasar su coraz—n, porque
no tiene puesto la coraza de justicia en la santa armadura de Dios.
Se va a su trasgresi—n fatal, porque que ha
abandonado la verdad, y ahora est‡ viviendo por su confianza en los enga–os de
Satan‡s.
24-25)
Ahora pues, hijos, o’dme, y estad atentos a las razones de mi boca. No se aparte tu coraz—n a sus caminos;
no yerres en sus veredas.
Ahora Salom—n est‡ ofreciendo su amonestaci—n a
todos, a todos que quieren escuchar la sabidur’a del gran sabio.
26)
Porque a muchos ha hecho caer heridos, y aun los m‡s fuertes han sido muertos
por ella.
Ese muchacho era ingenuo, sin experiencia, y no es
sorprendente, el hecho de que se cay—.
Pero ella sabe como atrapar a otros tambiŽn, a los fuertes, a los
hombres de buena reputaci—n.
Sans—n era un fuerte, un poderos de Dios, pero se
ca’a a su ruina en las brazos de ella.
Hasta David, el hombre segœn el coraz—n de Dios, no
ofrec’a resistencia alguna, cuando vino el momento de la tentaci—n.
27)
Camino al Seol es su casa, que conduce a las c‡maras de la muerte.
Tal vez hay alguien aqu’, que ha crecido en nuestra
cultura que es bastante peor que la de Sodoma y Gomorra, tal vez todo esto te
parece una exageraci—n.
Pero te digo hermano no es una exageraci—n. La muerte siempre est‡
involucrado. Por ejemploÉ
1) Esto
puede ser la muerte de tu reputaci—n.
2) Puede
ser la muerte del respeto que otros tienen para ti.
3) Esto
puede ser la muerte de tu ministerio.
4) Si el
esposo se entera, puede ser el fin de tu vida.
5) No
presumes que siempre ser‡ f‡cil arrepentir se. Si estas tan enamorado con el pecado, esto puede ser la
muerte de tu alma, o sea tu boleto a la muerte segunda.
Muchos no pueden entender la magnitud de este
pecado, porque no tienen ningœn concepto de quŽ es un pacto.
Para muchos hombres el pacto no es nada, y por esto
se sientan c—modos viviendo con una mujer sin casar se con ella. Pero para Dios el pacto es todo.
Estuve en un estudio B’blico en Lunes con hombres de
otras iglesias y preguntŽ porque Dios estaba matando a los hermanos de la
iglesia de Corinto.
Es que ellos no tomaban en serio, la santidad de la
santa cena, que es la se–al del nuevo pacto.
1 Corintios 11:27-30 De
manera que cualquiera que comiere
este pan o bebiere esta
copa del Se–or indignamente, ser‡ culpado del cuerpo y de la sangre del Se–or.
Por tanto, pruŽbese cada
uno a s’ mismo, y coma as’ del pan, y beba de la copa.
Porque el que come y bebe indignamente,
sin discernir el cuerpo del Se–or, juicio come y bebe para s’.
Por lo cual hay muchos
enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.
Cuando dice que muchos estaban enfermos,
debilitados, o hasta que dorm’an, est‡ ense–ado que Dios tomaba muy en serio su
pacto, y sus s’mbolos.
Hasta Dios estaba quitando las vidas de algunos.
DespuŽs, preguntŽ porque Dios deseaba matar a
MoisŽs.
DespuŽs de una larga pausa, con muchos hombres
j—venes y maduros, un hermano bien instruido en la Biblia dijo que era porque
MoisŽs no quiso circuncidar a sus hijos.
Hasta para MoisŽs, cuando estaba en el desierto,
antes de regresar a Egipto, se tuvo en poco el pacto de Dios.
ƒxodo 4:24-26 Y
aconteci— en el camino, que en una posada
Jehov‡ le sali— al encuentro,
y quiso matarlo.
Entonces SŽfora tom— un
pedernal afilado y cort— el prepucio de su hijo, y lo ech— a sus pies,
diciendo: A la verdad tœ me eres un esposo de sangre.
As’ le dej— luego ir. Y
ella dijo: Esposo de sangre, a causa de la circuncisi—n.
Es que hasta para MoisŽs, el santo pacto era poca
cosa en sus ojos, y no vio urgencia alguna para la circuncisi—n de su hijo.
Como muchos j—venes en la iglesia, en su desprecio
para el bautismo, como que est‡n pensando ÒÀQue es el bautismo, eso no es ninguna
prioridad para mi?Ó
Pero aunque el pacto no es nada, a veces para el
hombre, es todo para Dios.
Y regresando al tema de este capitulo, el adultero
est‡ despreciando el pacto matrimonial.
Vino la promesa en Hebreos.
Hebreos 13:4 Honroso
sea en todos el matrimonio, y el lecho
sin mancilla; pero a los
fornicarios y a los adœlteros los juzgar‡ Dios.
Los que desprecian los pactos de Dios, son ingenuos,
y f‡cilmente pueden caer en los peligros mas feos.
------------------------- Conclusi—n ------------------------
Si es tu deseo vivir en la santidad, bajo la
protecci—n poderosa de tu Dios, si es tu deseo vivir en la verdad y no caer una
y otra vez en las trampas formadas por las mentiras sat‡nicas, puedes pasar
adelante, y queremos orar para ti.
Vamos
a Orar