3 de junio de 17

Fuertes Vientos De Apostas’a

Isa’as 17:1-14

Introducci—n

 

Tenemos delante de nosotros aqu’ en Isa’as, otro anuncio de juicio.  Pero esta vez es un poco diferente, y f‡cil de adaptar a nuestras vidas modernas, y a los tiempos en que nosotros estamos viviendo.

 

1) Profec’a sobre Damasco. He aqu’ que Damasco dejar‡ de ser ciudad, y ser‡ mont—n de ruinas.

 

Bueno, Damasco ser‡ destruida, pero ŔquŽ es Damasco?

 

Damasco era el capital de Siria.  Y cuando los profetas hablan as’, hablan de todo el pa’s, mencionando la cuidad principal.

 

Para entender el contexto de lo que pas— en el libro importante de Isa’as, tenemos que recordar que el pueblo de Dios estaba dividido en dos.

 

Jud‡, a quien Isa’as hablaba, estaba guiada por los descendientes de David.  Y por esto, ten’an que estar preservados, porque Cristo iba de salir de ellos.

 

Pero esto no quiere decir que se pudieron olvidar de Dios con impunidad.

 

Israel, o como est‡ llamado aqu’ Efra’n, o a veces Jacob, era muy apartado de Dios, lejos del templo, y compuestos de diez tribus, todas cayendo mas y mas en la apostacia.

 

Tan fuertes estaban soplando los vientos fuertes de apostas’a, que Efra’n en el norte, se un’a con Siria, un pa’s pagano, para atacar a Jud‡, que tenia el remanente, de la familia de David.

 

Un poquito de historia es necesario, o ser‡ casi imposible seguir lo que est‡ pasando en este breve capitulo.

 

2) Las ciudades de Aroer est‡n desamparadas, en majadas se convertir‡n; dormir‡n all’, y no habr‡ quien los espante.

 

Aroer era parte de Asiria, grandemente poblada, pero iba estar vac’a, un lugar para reba–os de chivos o de borregos, que estar’an viviendo all‡ tranquilamente.

El problema es que los vientos fuertes de apostas’a estaban soplando.  Hemos visto ya como Isa’as llamaba los de Jud‡ con nombres como Sodoma y Gomorra, pero los de Efra’n en el norte eran mil veces peores.

 

El pueblo de Dios, en el norte o en el sur, estaba bien apartados del redentor. 

 

Pero los de norte, mostraban un gran respeto, y admiraci—n por Siria.  Siria daba la impresi—n de que estaba fuerte, que estaba prosperando.

 

As’ que Efra’n se formaba una alianza con Siria, con Damasco, porque deseaba compartir en su prosperidad.

 

ŔQue tiene de malo todo esto?

 

Es que su confianza ya no estaba en su Dios.  Su confianza estaba en el hombre, como en el d’a de hoy, para mucha gente.

 

Efra’n, que antes era pueblo de Dios, Efra’n siendo uno de los hijos de JosŽ en Egipto, era tan entregado al mundo, que se un’a con Siria para atacar a sus hermanos de Jud‡.

 

3) Y cesar‡ el socorro de Efra’n, y el reino de Damasco; y lo que quede de Siria ser‡ como la gloria de los hijos de Israel, dice Jehov‡ de los ejŽrcitos.

 

El juicio de este capitulo est‡ en contra de Siria, pero como Efra’n ha puesto su confianza en Siria, en vez de en su Dios, ellos han ganado el derecho de participar en los mismos juicios.

 

Y esto es un buen punto sobre la apostas’a.  Hermano, si tu te apartas de Dios, para unirte con el mundo, no importa lo que digas con tus labios, sobre tu fe.  Lo que realmente crees ser‡ evidente por tu vida, por tu manera de vivir.  Uniendo te con el mundo, puedes participar en los juicios del mundo.

 

Muchos creen que se pueden escapar de la autoridad de Dios, pero sin embargo pueden disfrutar la protecci—n de Dios.

 

Pero no es cierto, cuando abandones a la autoridad de Dios sobre tu vida, puedes perder la protecci—n de tu Dios, al mismo tiempo.

 

 

4) En aquel tiempo la gloria de Jacob se atenuar‡, y se enflaquecer‡ la grosura de su carne.

 

Cuando dice Jacob, est‡ hablando de Israel, pero el nombre Jacob es mas justo, porque esto era su nombre primero.  Es tambiŽn Efra’n, el mismo.

 

Pero los diez tribus del norte eran bastante ricos y poderosos.  Esto era su gloria.  Por muchos siglos antes, caminaban con el Se–or.

 

Esto es como Los Estados unidos hoy, o Ingalaterra, o Europa.  Somos poderosos, prosperos, porque antes caminabamos mucho con el Se–or.

 

Pero ahora, con los fuertes vientos de apostas’a soplando, todo esto puede cambiar, y r‡pidamente.

 

5) Y ser‡ como cuando el segador recoge la mies, y con su brazo siega las espigas; ser‡ tambiŽn como el que recoge espigas en el valle de Refaim.

 

Cuando se hablan de los juicios en la Biblia, muchas veces est‡n comparados con una cosecha.  Es que en una cosecha, todo el fruto, o el grano se desaparece r‡pidamente.  Pero por ley de Dios, se dejaban un poquito, que era para los pobres.

 

Y vimos esa comparaci—n, aun en el libro de Apocalipsis.

 

Apocalipsis 14:15    Y del templo sali— otro ‡ngel, clamando

a gran voz al que estaba sentado sobre la nube: Mete tu hoz, y siega; porque la hora de segar ha llegado, pues la mies de la tierra est‡ madura.

 

Y as’ aqu’, el juicio, est‡ visualizado con la analog’a de la cosecha.

 

6) Y quedar‡n en Žl rebuscos, como cuando sacuden el olivo; dos o tres frutos en la punta de la rama, cuatro o cinco en sus ramas m‡s fruct’feras, dice Jehov‡ Dios de Israel.

 

Israel del norte, iba a sufrir un gran juicio, pero al fin de cuentas, no tocar’a a todos.  Los enemigos iban a agarrar todo de valor, todos los que se pudieron vender como esclavos en los mercados, y dejar unos pocos que simplemente no eran posibles cosechar. 

 

Esto dijo Isa’as para consolar a los pocos fieles que aun estaban entre ellos.

 

7) En aquel d’a mirar‡ el hombre a su Hacedor, y sus ojos contemplar‡n al Santo de Israel.

 

A veces, cuando los fuertes vientos de apostas’a est‡n soplando, esto es lo que Dios tiene que hacer.  Era una disciplina fuerte, un golpe duro, pero eficaz.

 

Y si alguien aqu’ decide abandonar a su Dios, uniendo te con el mundo, no te sorprendes si algo semejante empieza a pasar en tu vida.  Ser‡ evidencia del amor de Dios. Como aprendimos en viernes en..

 

Proverbios 3:11-12   No menosprecies, hijo m’o, el castigo

de Jehov‡, Ni te fatigues de su

correcci—n; porque Jehov‡ al que ama

castiga, Como el padre al hijo a quien

quiere.

 

Pero si Dios te deje, con los mundanos, lejos de su autoridad y por supuesto lejos de su protecci—n, pausa, peor para ti.

 

8) Y no mirar‡ a los altares que hicieron sus manos, ni mirar‡ a lo que hicieron sus dedos, ni a los s’mbolos de Asera, ni a las im‡genes del sol.

 

Cuando empezamos a poner nuestra confianza en cosas del mundo, como el dinero, o la educaci—n, o el gobierno, mas que en nuestro Dios, lo que est‡ pasando es que estamos haciendo ’dolos de estas cosas.

 

Y a veces con un golpe duro de disciplina, podemos estar curados de esas formas de idolatr’a, para regresar a la vida santa.

 

Por esto dice en el texto que no mirar‡n mas a sus altares que eran paganos, o a sus im‡genes, o sus s’mbolos de Asera, que era una diosa, sucia en el extremo, que se celebraban con rituales sexuales, de fertilidad.

 

ÁTambiŽn otros, hasta estaban adorando el sol!

 

8) Y no mirar‡ a los altares que hicieron sus manos, ni mirar‡ a lo que hicieron sus dedos, ni a los s’mbolos de Asera, ni a las im‡genes del sol.

 

Lo que pasa es, cuando se empiezan a olvidar de su Dios, los hermanos empiezan a buscar cualquier grupo que parece ser fuerte o prospero.  Por esto, Efra’n estaba uniendo se con Siria.

 

9) En aquel d’a sus ciudades fortificadas ser‡n como los frutos que quedan en los renuevos y en las ramas, los cuales fueron dejados a causa de los hijos de Israel; y habr‡ desolaci—n.

 

Mas comparaci—n metaf—rica comparando el juicio, con la cosecha.  Pero lo podemos tomar como una promesa.  Apartando se del Dios verdadero, siguiendo a las sombras atractivas que presentan en el mundo, esto es lo que nos espera.  La desolaci—n.

 

Objeci—n: Tal vez alguien est‡ pensando: Pero hermano

pastor, yo vine hoy a la iglesia muy alegre, y no he escuchad nada en esta predicaci—n de hoy que no sea muy negra y hasta incomoda.

 

Respuesta: Bueno, confieso, es cierto.  Pero todo esto

est‡ en el texto, y es mas, es muy relevante a nosotros y a nuestros tiempos.

 

En casi todas las iglesias aqu’, si hablan Ingles o Espa–ol, Ŕcuantos j—venes, salgan casando se con muchachas que ni son Cristianas?

 

ŔO peor, cuantas veces has visto una muchacha Cristiana, que no solamente se va con un incrŽdulo, sino que ni casando se, se va viviendo con Žl, y hasta formando una familia con hijos, olvidando, instant‡neamente todo lo que ha aprendido en su vida Cristiana?

 

Este capitulo tiene mucho en comśn con nuestros tiempos en que los fuertes vientos de apostas’a est‡n soplando.

 

10) Porque te olvidaste del Dios de tu salvaci—n, y no te acordaste de la roca de tu refugio; por tanto, sembrar‡s plantas hermosas, y plantar‡s sarmiento extra–o.  El d’a que las plantes, las har‡s crecer, y har‡s que su simiente brote de ma–ana; pero la cosecha ser‡ arrebatada en el d’a de la angustia, y del dolor desesperado.

 

Israel, Efra’n o como quieren llamar le, se olvid— del Dios de su salvaci—n, y el mismo est‡ pasando en nuestros tiempos.

 

Y hermanos, tienen que entender que no importa lo que dicen los apostatas con sus bocas.  Hay millones que, formalmente van a decir que son Cristianos.  Pero la evidencia de lo que realmente creen, est‡ en la manera en que vivan sus vidas.  ŔQue dijo Cristo, nuestro Se–or cuando estaba aqu’?

 

Mateo 15:8-9   Este pueblo de labios me honra;

Mas su coraz—n est‡ lejos de m’.

Pues en vano me honran,

Ense–ando como doctrinas, mandamientos de hombres.

 

Y aun en esto, Cristo estaba simplemente citando este libro de Isa’as.

 

Isa’as 29:13   Dice, pues, el Se–or: Porque este pueblo se

acerca a m’ con su boca, y con sus labios me honra, pero su coraz—n est‡ lejos de m’, y su temor de m’ no es m‡s que un mandamiento de hombres que les ha sido ense–ado.

 

Ahora, preparando nos por la santa cena, tengo que preguntar, ŔEs tu fe Cristiana, simplemente una profesi—n de tu boca, o est‡ manifestada en tu vida, en tu coraz—n?

 

10) Porque te olvidaste del Dios de tu salvaci—n, y no te acordaste de la roca de tu refugio; por tanto, sembrar‡s plantas hermosas, y plantar‡s sarmiento extra–o.  El d’a que las plantes, las har‡s crecer, y har‡s que su simiente brote de ma–ana; pero la cosecha ser‡ arrebatada en el d’a de la angustia, y del dolor desesperado.

 

Los vientos fuertes de la apostas’a est‡n soplando, y podemos ver los resultados.  Hermanos, en estas temporadas de matanzas musulmanas, es f‡cil para mi, sacar ejemplos de los peri—dicos casi cada semana.

 

Hace una semana estuvimos hablando de la matanza en el concierto de Ariana Grande en Inglaterra.   Ni han terminado las velas del luto de aquello, y ahora hay mas matanzas en toda la noticia.

 

Inglaterra que antes era el pueblo mas fuerte del mundo en la fe Cristiana.  De all’ vino el libro, y la historia del peregrino.  Y tienen otros libros bien profundos de teolog’a.

 

Pero han olvidado ya, la roca de su refugio, han olvidado el Dios de su salvaci—n. 

Se pueden hablar de la fe, pero no conforme a la palabra, en la mayor’a de los casos.

 

Poco a poco, se han unido con el mundo, exactamente como Israel en este capitulo.

 

Y el gran enga–o en Inglaterra, que formalmente es pa’s Cristiano, la gran frustraci—n en los pa’ses de Europa, es que desean disfrutar los frutos de una cultura Cristiana, la prosperidad de una cultura Cristiana, la seguridad de una cultura Cristiana, mientras se abandonan las verdades de las escrituras.

 

Pero no est‡ funcionando.  Los musulmanes est‡n garantizando que no van a disfrutar los beneficios de una cultura Cristiana, despuŽs de abandonar las doctrinas de las Santas Escrituras.

 

12) !!Ay! multitud de muchos pueblos que har‡n ruido como estruendo del mar, y murmullo de naciones que har‡n alboroto como bramido de muchas aguas.

 

Los que apartan de Dios, como Efra’n, se conviertan en enemigos en contra de los hermanos verdaderos.

 

Y vienen con sus ruidos y sus amenazas.  Pero aqu’ viene el animo de este capitulo.

 

13) Los pueblos har‡n estrŽpito como de ruido de muchas aguas; pero Dios los reprender‡, y huir‡n lejos; ser‡n ahuyentados como el tamo de los montes delante del viento, y como el polvo delante del torbellino.

 

Los musulmanes pueden venir in nuestra contra, con ellos los ateos, y los hermanos falsos que han apartado de las escrituras.  Pero no importa, Dios los destruir‡ como el polvo delante del torbellino.

 

14) Al tiempo de la tarde, he aqu’ la turbaci—n, pero antes de la ma–ana el enemigo ya no existe. Esta es la parte de los que nos aplastan, y la suerte de los que nos saquean.

 

Ahora Isa’as est‡ animando a los hermanos fieles, o sea a nosotros.  Mas tarde veremos en este libro como Siria vino en contra de JerusalŽn con grandes amenazas, pero en una noche estaban destruidos.

 

En fin, ha sido un capitulo negro, pero se termina animando a nosotros, que la protecci—n de Dios, ser‡ nuestra.

========================= Doctrina ======================

 

El cap’tulo vino con amonestaciones en contra de la apostas’a, porque como en nuestros tiempos los fuertes vientos de apostas’a han estado soplando.

 

Y tenemos que recordar, hermanos que esto no es solamente lo que se dicen en el testamento antiguo, sino que hemos visto mucho de esto hasta en el testamento nuevo.

 

Por ejemplo, en el libro de Apocalipsis, en las cartas a las siete iglesias las mismas amonestaciones aparecen.  No voy a entrar en muchos, sino que, creo que con un ejemplo, ser‡ claro.

 

Apocalipsis 3:1-6

     Escribe al ‡ngel de la iglesia en Sardis:

El que tiene los siete esp’ritus de Dios, y

las siete estrellas, dice esto:

 

Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y est‡s muerto.

 

SŽ vigilante, y afirma las otras cosas que est‡n para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios.

 

AcuŽrdate, pues, de lo que has recibido y o’do; y gu‡rdalo, y arrepiŽntete. Pues si no velas, vendrŽ sobre ti como ladr—n, y no sabr‡s a quŽ hora vendrŽ sobre ti.

 

Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andar‡n conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.

 

El que venciere ser‡ vestido de vestiduras blancas; y no borrarŽ su nombre del libro de la vida, y confesarŽ su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ‡ngeles.

 

El que tiene o’do, oiga lo que el Esp’ritu dice a las iglesias.

 

Hermanos, recibimos esas amonestaciones, en las escrituras, sea del testamento antiguo, o sea del nuevo, pero recibimos estas exhortaciones porque las necesitamos.

 

 

Y recuerde, lo que realmente crees no es evidente por lo que dices, sino que por como vives tu vida.

 

======================== Aplicaci—n =====================

 

Cuando los vientos fuertes de apostas’a est‡n soplando, tenemos que encontrar maneras de proteger a nosotros mismos y a nuestros familias.

 

Se pudiera hablar de c—mo vestir se con la armadura de Dios, pero esto es tema de otra semana.

 

Pero si deseas estar seguro, hay que mantener un poquito de separaci—n entre ti, y el mundo, y aprender a caminar muy cerca de tu Dios.

 

Un tiempo de estudio B’blico, y de oraci—n en casa, como familia realmente puede ayudar en esto.

 

No queremos ver a nadie, arrastrado, tristemente, lejos de Dios, por estos vientos fuertes de apostas’a.

 

Y si tu tienes que reconciliarte con tu Dios, antes de pasar a la santa cena, estaremos disponibles aqu’ en frente por la oraci—n.

 

O si deseas realmente aprender caminar cerca de tu Se–or, tambiŽn esteremos dispuestos a orar para ti.

 

Vamos a orar!