5 de mayo de 17

Orando Los Salmos

Salmos 119:11

 

Durante toda la historia de la iglesia, los hermanos, las hermanas fuertes en la fe, han orado los salmos.  Ahora que hemos llegado al fin del libro, quiero tomar unos momentos en esta noche especial, para explorar ese gran tema.

 

Es que los salmos no solamente son buenos para estudiar, sino tambiŽn para cantar.  Yo he conocido iglesias en donde esto es toda su alabanza.  Se cantan los Salmos y nada mas que los Salmos.

 

La gran mayor’a de las iglesias cantan algunos de los salmos, pero no todos.  Pero muchos de los hermanos bien entregados al Se–or han orado los salmos.  ÀQue quiero decir con esto, orar los salmos?

Por ejemplo, muchos han tenido este salmo memorizado para emplear en el momento de una gran tentaci—nÉ

 

Salmos 119:11  En mi coraz—n he guardado tus dichos,

Para no pecar contra ti.

 

Muchos est‡n de acuerdo en que es bueno, cuando uno est‡ orando citar la palabra que Dios nos ha dado.

 

Pero los que han estado con nosotros por todos los Salmos, se saben que en los Salmos, hay una controversia.  Porque en muchos de los Salmos, David oraba por la justicia, en contra de los enemigos del reino.

 

Hablamos mucho de esto, a–o tras a–o, pasando por esa gran libro.  Lo bueno es que David no tomaba una venganza personal pero si oraba que la venganza de Dios se caiga sobre los implacables.

 

Pero siempre ha habido hermanos que sent’an que esto era realmente en contra del esp’ritu de Cristo que dijo que era correcto amar a nuestros enemigos y hasta orar para ellos.

 

Pero lo que quiero proponer en esta noche es el uso de estos Salmos de imprecaci—n en contra de nuestros enemigos verdaderos.  O sea usar los contra los principados y los potestades, que andan detr‡s de los ataques humanos en contra de los hermanos de la fe.

 

 

Pablo ense–aba que nuestra lucha, en realidad no es con sangre y carne, o sea con seres humanos que pueden al fin de cuentas estar salvados por Cristo, sino que...

 

Efesios 6:12   Porque no tenemos lucha contra sangre y carne,

sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

 

Dios nos ha dado armas en contra de ellos, porque con ellos realmente es la batalla.  Y aun Cristo Jesœs nos ha dado un ejemplo de c—mo es la lucha.

 

Mateo 4:1-11   Entonces Jesœs fue llevado por el Esp’ritu al

desierto, para ser tentado por el diablo.

 

Y despuŽs de haber ayunado cuarenta d’as y cuarenta noches, tuvo hambre.

 

Y vino a Žl el tentador, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.

 

El respondi— y dijo: Escrito est‡: No s—lo de pan vivir‡ el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.

 

Entonces el diablo le llev— a la santa ciudad, y le puso sobre el pin‡culo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, Žchate abajo; porque escrito est‡:

 

    A sus ‡ngeles mandar‡ acerca de ti, y,

    En sus manos te sostendr‡n,

    Para que no tropieces con tu pie en

    piedra.

 

Jesœs le dijo: Escrito est‡ tambiŽn: No tentar‡s al Se–or tu Dios.  Otra vez le llev— el diablo a un monte muy alto, y le mostr— todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te darŽ, si postrado me adorares.

 

 

Entonces Jesœs le dijo: Vete, Satan‡s, porque escrito est‡: Al Se–or tu Dios adorar‡s, y a Žl s—lo servir‡s.

El diablo entonces le dej—; y he aqu’ vinieron ‡ngeles y le serv’an.

 

Esto era una lucha verdadera, y el diablo, astuto como es, vino a Cristo cuando el Se–or estaba debilitado por el ayuno extendido.

 

Pero Cristo nos dio un ejemplo de c—mo luchar con el gran adversario, empleando la palabra de Dios.  Pero los que no conocen la palabra, no tienen armas agudas con que se pueden responder.

 

Pero esta noche estamos hablando de los salmos, y voy a tocar una vez mas los salmos imprecatorios, aunque esto ha sido un tema un poco incomodo por diferentes hermanos, en toda la historia de la iglesia.

 

Y para avanzar, quiero recordarles hermanos, que toda la salvaci—n, viene en un contexto de juicio.  Un grupo est‡ redimido, mientras otro grupo est‡ castigado.  Ha sido as’ desde el principio.

 

El evanelio apreci— por primera vez en el tercer capitulo de GŽnesis.  Dios dijo a la serpienteÉ

 

GŽnesis 3:15   Y pondrŽ enemistad entre ti y la mujer, y

entre tu simiente y la simiente suya; Žsta te herir‡ en la cabeza, y tœ le herir‡s en el calca–ar.

 

Hablando de la victoria de Cristo y la derrota de la serpiente, dice que Cristo y los suyos serian heridos en el calca–ar, pero el diablo ser’a aplastado en la cabeza.

 

Mas tarde en el gran diluvio, NoŽ encontr— gracia con Dios y estaba salvado, mientras al mismo tiempo, en el mismo evento, muchos pecadores estaban eliminados.

 

Lot sal’a de Sodoma en el ultimo momento antes de su destrucci—n, mientras los mundanos, incluyendo su propia esposa llegaron a su fin terrible.

 

My punto es que es inevitable, cuando un grupo est‡ redimido, rescatado, salvado, pausa, otro grupo est‡ juzgado, eliminado, condenado.

En la biblia, no ha salvaci—n, sin perdici—n.

Con esa introducci—n, podemos ahora ver ejemplos de c—mo emplear a los salmos en nuestras oraciones.

 

1) En la conserjer’a, b’blica, en donde no intentan resolver todo con las drogas modernas como en la sicolog’a moderna, hay muchos que luchan para escapar de diferentes vicios.

 

Pueden ser vicios de la pornograf’a, de la droga, de la inmoralidad sexual, o el juego. 

 

Pero cuando uno finalmente ha escapado, el diablo, sabiendo la debilidad de uno puede regresar ofreciendo sus tentaci—n cuando la persona est‡ cansado, o se siente muy solo, o est‡ frustrado por algo.  Los demonios pueden venir sugiriendo que se puede disfrutar esa tentaci—n, solamente esa vez, porque nadie sabr‡, y porque ser‡ algo placentero que su victima realmente ha merecido, etc., etc.

 

Ahora, el hermano, la hermana est‡ en su lucha. 

 

Y se puede emplear nuestro texto como una defensa fuerte.

 

Salmos 119:11  En mi coraz—n he guardado tus dichos,

Para no pecar contra ti.

 

O se puede emplear un texto del nuevo testamento, buscando la salida de su tentaci—n.

 

1 Corintios 10:13    No os ha sobrevenido ninguna tentaci—n

que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejar‡ ser tentados m‡s de lo que podŽis resistir, sino que dar‡ tambiŽn juntamente con la tentaci—n la salida, para que pod‡is soportar.

 

Y con todo esto es muy comœn encontrar una manera de defender se y salir victoriosamente de la lucha.

 

Pero los que realmente est‡n bajo luchas severas, con esp’ritus agresivos pueden emplear otros salmos.

 

Se puede decir cosas que el esp’ritu que ha sido mandado para molestar te, simplemente no quiere escuchar.

 

Salmos 143:12  Y por tu misericordia disipar‡s a mis

               enemigos, Y destruir‡s a todos los adversarios

               de mi alma, Porque yo soy tu siervo.

 

Los esp’ritus inmundos no est‡n acostumbrados a la armadura de ese calibre cuando vienen atacando.  Y muchos hermanos descubran que la tentaci—n se va r‡pidamente.

 

O te puedes sacar, algo por ejemplo del salmo cinco.

 

Salmos 5:10    Cast’galos, oh Dios;

               Caigan por sus mismos consejos;

               Por la multitud de sus transgresiones Žchalos

               fuera, Porque se rebelaron contra ti.

 

Ojala te puedes ver, hermanos, que con esto, est‡s usando el salmo imprecatorio, no en contra de un hombre que Dios tal vez va a perdonar, sino que est‡s orando el salmo en contra de un enemigo que Dios jam‡s va a perdonar.

 

2) A veces los padres Cristianos puede ver a sus j—venes queridos en este cultura tan corrompida, empezando a apartar se poco a poco a las atracciones del mundo.

 

Es que el diablo siempre quiere venir para robar, matar y destruir.  Y si uno de los padres, con indignaci—n se sospecha que esto es un ataque sat‡nico, se pueden orar los salmos.

 

Primeramente, por supuesto, se puede orar por la seguridad espiritual de su hijo, defendiendo se, pero despuŽs, se puede estar un poco agresivo.

 

Salmos 140:9-10 En cuanto a los que por todas partes me

                     rodean, La maldad de sus propios labios

                     cubrir‡ su cabeza.

                     Caer‡n sobre ellos brasas;

                     Ser‡n echados en el fuego,

                     En abismos profundos de donde no salgan.

 

Es muy œtil, a veces, recordar a estos esp’ritus, quŽ es exactamente su futuro.  Como dice Santiago, los demonios creen y tiemblan.

 

Mateo 8:28-29  Cuando lleg— a la otra orilla, a la tierra de

los gadarenos, vinieron a su encuentro dos endemoniados que sal’an de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie pod’a pasar por aquel camino.

 

 

Y clamaron diciendo: ÀQuŽ tienes con nosotros, Jesœs, Hijo de Dios? ÀHas venido ac‡ para atormentarnos antes de tiempo?

 

Los esp’ritus inmundos no quieren pensar en estas cosas, as’ que vale la pena citar salmos que les ayudan a reflexionar.

 

Te puede emplear, tal vez, el salmo 7

 

Salmos 7:6 Lev‡ntate, oh Jehov‡, en tu ira;

Alzate en contra de la furia de mis angustiadores, Y despierta en favor m’o el juicio que mandaste.

 

Los demonios no quieren escuchar esto, cuando vienen atacando.  As’ que es bueno defender se en la lucha, pero tambiŽn es bueno mandar los corriendo para que tu caso sea algo bien desagradable para ellos.  Van a decir, ÒPor favor, no me manda a esa hermana, ella es un caso dif’cilÓ.

 

3) A veces te puedes sentir que tu negocio, tu familia, tu iglesia u otro ministerio est‡ bajo ataque, porque ha sido eficaz en su diligencia en avanzar el reino de Dios en el mundo.

 

A veces el enemigo est‡ enojado cuando nosotros estamos exitosos, y se puede venir con un sin fin de ataques.

 

Puede venir con temores, con dolores extra–os, con ininterrupciones, con problemas financieros, o contiendas entre los hermanos.

 

Podemos rogar por la ayuda de Dios, y seguramente Dios nos ayudar‡, pero cuando vienen los sentimientos de desesperanza, podemos hacer un poco mas que defender, ofreciendo un poco de contra ataque al enemigo.

 

Salmos 141:10  Caigan los imp’os a una en sus redes,

               Mientras yo pasarŽ adelante.

 

Dios va a ver con gozo, que tu realmente est‡s en serio, escudri–ado las escrituras, creyendo todo, y sacando granadas y bombas para lanzar a tu enemigo.

 

Salmos 40:14   Sean avergonzados y confundidos a una

Los que buscan mi vida para destruirla.

Vuelvan atr‡s y avergŸŽncense

Los que mi mal desean;

 

Salmos 58:6    Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas;

Quiebra, oh Jehov‡, las muelas de los leoncillos.

 

Hermanos, estas oraciones agresivas no son nada nuevo, sino que los misioneros, en la frontera de la batalla, las han empleado ya por siglos.

 

Pero si estamos viendo el enemigo como mas y mas fuerte, atacando a nuestros hijos, a nuestros j—venes, a nuestros ministerios, es tiempo de sacar algo de la armadura, con mas calibre.

 

Podemos orar por ejemploÉ

 

Salmos 68:1-2  Lev‡ntese Dios, sean esparcidos sus enemigos,

               Y huyan de su presencia los que le aborrecen.

 

Como es lanzado el humo, los lanzar‡s; Como se derrite la cera delante del fuego, As’ perecer‡n los imp’os delante de Dios.

 

Hermanos, las iglesias han perdido mucho territorio, muchos hijos, en los ultimo cincuenta a–os, porque simplemente no estamos en la batalla.  Dios nos ha dado muchas armas poderosas, pero normalmente estamos muy ocupados en otras vanidades para tomar el tiempo de aprender usar las.

 

En contra de un ataque espiritual se pudiera, por ejemplo, orarÉ

 

Salmos 35:1    Disputa, oh Jehov‡, con los que contra m’

               contienden; Pelea contra los que me combaten.

 

Ningœn esp’ritu inmundo quiere escuchar esto saliendo de tu boca.  O tal vezÉ

 

Salmos 17:13   Lev‡ntate, oh Jehov‡;

Sal a su encuentro, p—strales;

Libra mi alma de los malos con tu espada,

 

O que talÉ

 

Salmos 28:4    Dales conforme a su obra, y conforme a la

               perversidad de sus hechos; Dales su merecido

               conforme a la obra de sus manos.

 

O

 

Salmos 31:17   No sea yo avergonzado, oh Jehov‡, ya que te he

               invocado; Sean avergonzados los imp’os, estŽn

               mudos en el Seol.

 

En fin hermanos, espero que has visto que el estudio de los Salmos no era solamente para aprender unas doctrinas interesantes, sino que hemos encontrado en los salmos un arsenal de municiones para aprender a salir victoriosamente en la guerra espiritual en que estamos involucrado todos los d’as de nuestras vidas.

 

Efesios 6:10-16 Por lo dem‡s, hermanos m’os, fortaleceos

en el Se–or, y en el poder de su fuerza.

 

Vest’os de toda la armadura de Dios, para que pod‡is estar firmes contra las asechanzas del diablo.

 

Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.

 

Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que pod‡is resistir en el d’a malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.

 

Estad, pues, firmes, ce–idos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,  y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.

 

Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que pod‡is apagar todos los dardos de fuego del maligno.

 

Dios nos ha dado todo lo que necesitamos para luchar, y para triunfar, pero toca a nosotros aprender la armadura que nos ha dado.

 

 

 

 

En MiŽrcoles me invitarlo a una iglesia grande en orange, una iglesia de americanos, donde se hablan en ingles, y hable con uno que era encargado de j—venes por mucho tiempo, y el hombre dijo que era sorprendente para el escuchar tantas muchachas Cristinas que vinieron a el diciendo,

 

ÒAh! en mi vida no hay esperanza, las cosas jam‡s van a cambiar, muchas veces siento como que lo mejor para mi es simplemente acabar con mi vidaÓ.

 

ÁHermanos estos pensamientos vienen directamente del diablo, y est‡n cada vez mas comunes en nuestros tiempos, aun dentro de iglesias buenas!

 

Estamos bajo ataque y es tiempo de tomar la guerra en serio.

 

Los j—venes tienen que aprender a controlar los pensamientos que vienen del enemigo, sugiriendo cosas horribles.

 

2 Corintios 10:3-5   Pues aunque andamos en la carne, no

militamos segœn la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucci—n de fortalezas,

 

derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.

 

Esto es lo que tenemos que aprender, llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, para salir victoriosamente de esa batalla.

 

ÁY hermanos, n—talo, en esa batalla, no hay tregua!

 

=========================== Conclusi—n ======================

 

Hermano, hermana, si tu ha sido un poco menos de exitoso en tus luchas, œltimamente, con la carne, con el mundo y con el diablo, puedes pasar en unos momentos, y quiero orar para ti.

 

Nosotros estamos parte del equipo ganador, pero toca a nosotros tomar nuestra armadura, toda nuestra armadura, para realmente salir victoriosamente, de esa batalla.

 

Vamos a Orar