5 de marzo de 17

El Temor Equivocado

Isa’as 7:1-25

 

Introducci—n

 

En todos los profetas, se hablan de Cristo, indirectamente, en sombras y tipos, pero en Isa’as, y especialmente en los cap’tulos pr—ximos, se hablan de Cristo, como el Mes’as, abiertamente.

 

1)  Aconteci— en los d’as de Acaz hijo de Jotam, hijo de Uz’as, rey de Jud‡, que Rez’n rey de Siria y Peka hijo de Remal’as, rey de Israel, subieron contra JerusalŽn para combatirla; pero no la pudieron tomar.

 

Las profec’as de Cristo, vienen de una historia.  Y para entender lo que est‡ pasando, es necesario entender un poco del contexto.  El pueblo de Dios estaba dividi— en dos partes.

 

Primero, Jud‡ es la casa de David. 

Secundo, Israel o Efra’n era muy apartado de Dios lejos del templo.

 

Siria era un pa’s pagano, que estaba formando una alianza con Israel en contra de Jud‡, hermano estaba peleando contra hermano.

 

Finalmente asiria, era un nuevo poder en la regi—n.

 

Otra vez, hay cuatro grupos.

Jud‡, Israel, Siria, y Asiria.

 

2) Y vino la nueva a la casa de David, diciendo: Siria se ha confederado con Efra’n. Y se le estremeci— el coraz—n, y el coraz—n de su pueblo, como se estremecen los ‡rboles del monte a causa del viento.

 

La casa de David es Jud‡.  Ya estaban viviendo en temor.  Iban a estar atacados por Israel, supuestamente sus hermanos, descendientes tambiŽn de Jacob.

 

Pero en vez de confiar en su Dios, los dos lados estaban confiando en sus locuras pol’ticas, formando alianzas con sus vecinos, cosa que estaba estrictamente prohibido por Dios.

3) Entonces dijo Jehov‡ a Isa’as: Sal ahora al encuentro de Acaz, tś, y Sear-jasub tu hijo, al extremo del acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador,

 

En el capitulo anterior, en la presencia de Dios, Isa’as dijo Ňheme aqu’, m‡ndame a miÓ, y ahora est‡ mandado.  Pero no olvides como hemos aprendido que las palabras de Isa’as iban a endurecer a muchos para su ruina.

 

El rey Acaz no era un tonto,  estaba inspeccionando el agua para su fortaleza, tratando de preparar para un asedio, un tiempo largo durante la cual nadie pudo ni entrar ni salir de las murallas.

 

4) y dile: Guarda, y rep—sate; no temas, ni se turbe tu coraz—n a causa de estos dos cabos de tiz—n que humean, por el ardor de la ira de Rez’n y de Siria, y del hijo de Remal’as.

 

B‡sicamente, Isa’as estaba ofreciendo a Acaz el escudo de la fe, para apagar estos dos dardos de fuego que estos grupos representaban.

 

Dijo que se pudo calmar se, confiando en su Dios, porque esto dos grupos, aunque han atacado antes, no iban a tener la bendici—n de Dios en sus ataques.

 

La casa de Jud‡ tenia la protecci—n de Dios, porque se llevaba todas las promesas de David.  En otras palabras ellos eran indestructibles, aunque se pudiera sufrir la disciplina. 

 

En un sentido eran como nosotros, llevamos a Cristo con nosotros, pero por la desobediencia, podemos sufrir las aflicciones.

 

5) Ha acordado maligno consejo contra ti el sirio, con Efra’n y con el hijo de Remal’as, diciendo:  Vamos contra Jud‡ y aterroricŽmosla, y repart‡mosla entre nosotros, y pongamos en medio de ella por rey al hijo de Tabeel.

 

Isa’as estaba enterado de todo.  Los Enemigos deseaban quitar el reino de Acaz, descendiente de David, y poner otro en su lugar, uno que se pudiera controlar en sus locuras pol’ticas.

 

7) Por tanto, Jehov‡ el Se–or dice as’: No subsistir‡, ni ser‡.

El profeta de Dios vino al rey de Jud‡ para calmar le, para dar consuelo, diciendo que estos planes en su contra simplemente no iban a pasar.

 

Y esto era un gran misericordia de parte de Dios.

 

8) Porque la cabeza de Siria es Damasco, y la cabeza de Damasco, Rez’n; y dentro de sesenta y cinco a–os Efra’n ser‡ quebrantado hasta dejar de ser pueblo.

 

Aqu’ Dios anunciaba que Žl mismo era el poder detr‡s de la formaci—n o la destrucci—n de naciones.

 

Siria pudo ocupar se con su propio territorio, Damasco.

Efra’n por su gran apostas’a a la idolatr’a iba estar quebrantado.  Ninguno de los dos iban a tener el poder de atacar.  Acaz ni tenia que preocupar se.

 

9) Y la cabeza de Efra’n es Samaria, y la cabeza de Samaria el hijo de Remal’as. Si vosotros no creyereis, de cierto no permanecerŽis.

 

Ahora vino una advertencia. Isa’as vino con buenas nuevas, pero si el rey, y sus oficiales no querr’an creer lo que Dios estaba anunciando por medio del profeta, su posici—n, s’ estar’a muy inestable.

 

10) Habl— tambiŽn Jehov‡ a Acaz, diciendo: Pide para ti se–al de Jehov‡ tu Dios, demand‡ndola ya sea de abajo en lo profundo, o de arriba en lo alto.

 

Esto era muy pero muy especial, el permiso, o sea una orden, de pedir una confirmaci—n, con un milagro extra–o.

 

A veces los reyes pudo estar tentados a creer que la palabra del profeta era simplemente palabra de un hombre.

Pero Isa’as dijo que Dios estaba dispuesto a comprobar su palabra con algo extraordinario.

 

12) Y respondi— Acaz: No pedirŽ, y no tentarŽ a Jehov‡.

 

Acaz no quiso ninguna confirmaci—n, porque no estaba escuchando.  Se daba una respuesta que so–aba piadosa, pero era un enga–o.

 

12) Y respondi— Acaz: No pedirŽ, y no tentarŽ a Jehov‡.

 

Ese rey no iba a confiar en Dios, sino que iba a confiar en sus propias locuras pol’ticas. 

Iba a formar una alianza pagando a Asiria, uno de los cuatro grupos, para proteger lo.  Y esto confirma lo que Dios dijo a Isa’as en el capitulo anterior.

 

Isa’as 6:9-10  Anda, y di a este pueblo: O’d bien,

y no entend‡is; ved por cierto, mas no comprend‡is.

 

Engruesa el coraz—n de este pueblo, y agrava sus o’dos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus o’dos, ni su coraz—n entienda, ni se convierta, y haya para Žl sanidad.

 

Aunque ese rey Acaz era de la casa de David, era un malvado.  Estaba dedicado a la idolatr’a Žl mismo, y a lo mejor estaba controlado por demonios.

 

2 Cr—nicas 28:1-5    De veinte a–os era Acaz cuando comenz—

a reinar, y diecisŽis a–os rein— en JerusalŽn; mas no hizo lo recto ante los ojos de Jehov‡, como David su padre.

 

Antes anduvo en los caminos de los reyes de Israel, y adem‡s hizo im‡genes fundidas a los baales.

 

Quem— tambiŽn incienso en el valle de los hijos de Hinom, e hizo pasar a sus hijos por fuego, conforme a las abominaciones de las naciones que Jehov‡ hab’a arrojado de la presencia de los hijos de Israel.

 

 

Asimismo sacrific— y quem— incienso en los lugares altos, en los collados, y debajo de todo ‡rbol frondoso.

 

Por lo cual Jehov‡ su Dios lo entreg— en manos del rey de los sirios, los cuales lo derrotaron, y le tomaron gran nśmero de prisioneros que llevaron a Damasco. Fue tambiŽn entregado en manos del rey de Israel, el cual lo bati— con gran mortandad.

 

 

Ese rey ya ha sufrido mucho por su maldad, pero cuando vino la oferta de protecci—n, de parte de Dios, la rechazaba rotundamente, con una respuesta de hipocres’a.

 

Cuando uno est‡ entregado a los ’dolos, est‡ abierto al control y la manipulaci—n de los demonios, porque sin saber lo, andan adorando a los demonios.

 

1 Corintios 10:20    Antes digo que lo que los gentiles

sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hag‡is part’cipes con los demonios.

 

Por esto, la buena palabra de Isa’as, no iba a tener otro efecto sino sellar lo en su dureza y adelantar su ruina.

 

13) Dijo entonces Isa’as: O’d ahora, casa de David. ŔOs es poco el ser molestos a los hombres, sino que tambiŽn lo se‡is a mi Dios?

 

Isa’as vino al rey en son de paz, pero con su respuesta de hipocres’a, el rey se provoc— ya la guerra con el profeta y su Dios.

 

ŔQue va a hacer Isa’as ahora?  Va a predicar Cristo, va a dar material para los mensajes de la navidad.  Va a proclamar gozo para el mundo entero, pero no para ese rey apostata.

 

14) Por tanto, el Se–or mismo os dar‡ se–al: He aqu’ que la virgen concebir‡, y dar‡ a luz un hijo, y llamar‡ su nombre Emanuel.

 

Es f‡cil ver que esto estaba hablando de Cristo.

 

Mateo 1:21-23  Y dar‡ a luz un hijo, y llamar‡s su nombre

JESňS, porque Žl salvar‡ a su pueblo de sus pecados.

 

Todo esto aconteci— para que se cumpliese lo dicho por el Se–or por medio del profeta, cuando dijo:

 

He aqu’, una virgen concebir‡ y dar‡ a luz un hijo, Y llamar‡s su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros.

 

 

Cuando Mateo dijo esto, todo el mundo sabia que estaba citando al libro de Isa’as, nuestro pasaje de hoy.

 

15) Comer‡ mantequilla y miel, hasta que sepa desechar lo malo y escoger lo bueno.

 

Esto simplemente dijo que Cristo iba a ser un ser humano.

Iba a venir como Dios, pero Dios en carne, y como un ni–o iba a crecer como otros.

 

Lucas 2:40 Y el ni–o crec’a y se fortalec’a, y se

llenaba de sabidur’a; y la gracia de Dios era sobre Žl.

 

Lucas 2:52 Y Jesśs crec’a en sabidur’a y en estatura, y

en gracia para con Dios y los hombres.

 

Por causa de Cristo, Jud‡ era indestructible.  Dios tenia que proteger el futuro de su pueblo.  Pero reyes como Acaz pudo sufrir terribles castigos.

 

Salmos 89:30-33 Si dejaren sus hijos mi ley,

Y no anduvieren en mis juicios,

 

Si profanaren mis estatutos,

Y no guardaren mis mandamientos,

 

Entonces castigarŽ con vara su rebeli—n, Y con azotes sus iniquidades.

 

Mas no quitarŽ de Žl mi misericordia,

Ni falsearŽ mi verdad.

 

Esto hablaba de la casa de David.  La casa de David, como nosotros, era indestructible por causa de Cristo.  Pero aun as’ pudo sufrir por sus rebeliones.  Y es el mismo con nosotros.

 

16) Porque antes que el ni–o sepa desechar lo malo y escoger lo bueno, la tierra de los dos reyes que tś temes ser‡ abandonada.

 

Esto ahora no est‡ hablando de Cristo, sino de los ni–os del tiempo de Isa’as.  Cristo iba a venir unos cinco siglos mas tarde.  Pero los enemigos de Jud‡ iban a caer pronto.

 

17) Jehov‡ har‡ venir sobre ti, sobre tu pueblo y sobre la casa de tu padre, d’as cuales nunca vinieron desde el d’a que Efra’n se apart— de Jud‡, esto es, al rey de Asiria.

Cuando el pueblo se separ— por los errores del hijo de Salom—n, era terrible.  Pero ahora iba a venir algo igualmente terrible.

 

Y hay un punto importante de aplicaci—n aqu’.  El rey Acaz, en vez de confiar en Dios, se confiaba en Asiria.  Pagaba una gran cantidad de dinero a ellos.

 

Por lo tanto, Asiria iba a ser su ruina.

 

Y es un punto que podemos aplicar generalmente.

 

Si uno busca su consuelo en el vicio, en vez de en su Dios, su vicio puede convertir se en su ruina.

 

Si un hombre busca su consuelo en una amante en vez de en su esposa al cual ha jurado fidelidad, delante de Dios, su amante pude convertirse en su ruina.

 

Si uno busca su ayuda con los hechiceros, en vez de con su Dios, los hechicero pueden convertir se en su ruina.

 

Y se pudiera multiplicar los ejemplos mas y mas.  Tu ’dolo puede convertir se en tu due–o, abriendo te a los demonios.

 

18) Y acontecer‡ que aquel d’a silbar‡ Jehov‡ a la mosca que est‡ en el fin de los r’os de Egipto, y a la abeja que est‡ en la tierra de Asiria;  y vendr‡n y acampar‡n todos en los valles desiertos, y en las cavernas de las piedras, y en todos los zarzales, y en todas las matas.

 

Ese rey Acaz ha provocado ya a Dios, y sus enemigos iban a venir como moscas o como abejas, cubriendo todo.  Todo por consecuencia de su temor falso, y su confianza falsa.

 

20) En aquel d’a el Se–or raer‡ con navaja alquilada, con los que habitan al otro lado del r’o, esto es, con el rey de Asiria, cabeza y pelo de los pies, y aun la barba tambiŽn quitar‡.

 

Esto es otra iron’a.  Acaz iba a pagar a los de Asiria, o sea iba a alquilar los.  Pero Dios dice que Žl mismo iba a alquilar los para de ruina de Acaz.

 

En la cultura de los hebreos era una gran vergźenza perder el pelo de la cabeza, la barba y otra partes.  Y esto era exactamente la vergźenza que Dios prometi—.

 

 

21) Acontecer‡ en aquel tiempo, que criar‡ un hombre una vaca y dos ovejas; y a causa de la abundancia de leche que dar‡n, comer‡ mantequilla; ciertamente mantequilla y miel comer‡ el que quede en medio de la tierra.

 

Esto simplemente estaba diciendo que iban a quedar muy poca gente en la tierra de Acaz.  No habr’a ni mercado para vender la leche o la mantequilla.

 

23) Acontecer‡ tambiŽn en aquel tiempo, que el lugar donde hab’a mil vides que val’an mil siclos de plata, ser‡ para espinos y cardos.

 

Toda la tierra cultivada, manten’a por generaciones con orgullo y duro trabajo, pausa, iba a caer a la ruina.

 

24) Con saetas y arco ir‡n all‡, porque toda la tierra ser‡ espinos y cardos.

 

Para escapar de las guerras constantes, los ataques de Babilonia, la gente que quedaban iban a huir a los montes, donde nada estaba desarrollada, y habr’a animales peligroso.

 

25) Y a todos los montes que se cavaban con azada, no llegar‡n all‡ por el temor de los espinos y de los cardos, sino que ser‡n para pasto de bueyes y para ser hollados de los ganados.

 

Lo que antes eran las granjas abundantes serian tierras descuidadas ya.

 

Es profeta usaba muchas expresiones diferentes para presentar la destrucci—n extensa.

 

========================== Doctrina =====================

 

En el vers’culo cuatro Isa’as dijo al rey Ňno temasÓ, que es el mandato mas frecuente en la Biblia.  Porque f‡cilmente caigamos en los temores equivocados, temblando por las circunstancias o por los hombres, en vez de vivir en el temor de Dios.

 

Pero una vez temiendo a Dios, no es necesario vivir en temor ni del hombre, ni de las circunstancias.

 

Y Dios entiende que somos dŽbiles a veces en la fe, y aunque nos ha dado todo lo necesario en su palabra, nos da mas gracia, dando nos hasta se–ales.

Cuando Israel estaba en el desierto la presencia de Dios estaba en una columna de fuego en la noche, y una nube durante el d’a.  Dios dio se–ales, para ayudar la fe de todos.

 

Hasta el man‡, era se–al de que Dios estaba con su pueblo.

 

========================= Aplicaci—n ====================

 

En nuestras vidas, como celebraremos en unos momentos, tambiŽn tenemos se–ales.

 

La Santa Cena es una se–al del amor que Dios tiene para nosotros.  El pan representando el cuerpo de Cristo, y el jugo representando su sangre.

 

Y debemos de tomar las se–ales de Dios en serio.

 

El bautismo tambiŽn es otra se–al visible, de que uno puede voluntariamente entrar en pacto con su Dios, para vivir bajo su consuelo y bajo su protecci—n.

 

Y no toca a nosotros, como Acaz, rechazar, o despreciar las se–ales de Dios, sino recibir las, con humildad y en fe.

 

========================= Conclusi—n ====================

Si tu aun no has sido bautizado, en Cristo, y sabes que ahora es tu tiempo, habr‡ una oportunidad para ti, en el d’a de la pascua.

 

Para Dios, su se–ales son santos y sumamente importantes.

 

1 Corintios 11:27-30 De manera que cualquiera que comiere

este pan o bebiere esta copa del Se–or indignamente, ser‡ culpado del cuerpo y de la sangre del Se–or.

 

Por tanto, pruŽbese cada uno a s’ mismo, y coma as’ del pan, y beba de la copa.  Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Se–or, juicio come y bebe para s’.  Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen.

 

Como hemos aprendido en el mensaje de hoy, Cristo mismo es una se–al de Dios para nosotros, confirmando el amor que el padre, Abba tiene para nosotros, sus hijos.

 

Vamos a orar!