27 de enero de 2018
Las Cisternas Rotas
Jerem’as 2:13
En este gran pa’s, de los estados unidos, la mayor’a de la personas
que vivan aqu’, han sido bautizadas en unas de las tradiciones de la fe Cristiana.
El nœmero de personas que identifican como ateos, jam‡s ha sido una
mayor’a. Y es aun mas bajo en la
comunidad latina.
Pero esto no quiere decir que todos est‡n siguiendo los preceptos de
Dios, o viviendo como Dios ha mandado en su palabra.
La realidad es, que aunque la gran mayor’a han sido bautizados en unas
de la tradiciones Cristianas, se han apartado de su Dios mas y mas.
Esto tambiŽn estaba pasando en los tiempos del gran profeta Jerem’as,
y Žl tenia una buena manera de expresar lo. Hablando con autoridad, para su Dios, dijo..
Jerem’as 2:13 Porque dos
males ha hecho mi pueblo: me
dejaron a m’, fuente de agua viva, y cavaron para s’ cisternas,
cisternas rotas que no retienen agua.
Dios est‡ presentado aqu’ como una fuente de agua vida. Porque viviendo debajo su protecci—n y
su bendici—n, esta vida puede ser maravillosa, aunque tiene sus tristezas.
Todo tiene sentido, y uno no tiene que preocupar se por lo que va a
pasar despuŽs de la muerte, ni tampoco en el gran d’a del juicio.
Pero apartando te mas y mas de tu Dios, te entras en el mundo de la pura
vanidad y su frustraci—n.
Puede ser que tus ’dolos te dan algœn placer por un rato, pero esto no
va a continuar.
Jerem’as 2:13 Porque dos
males ha hecho mi pueblo: me
dejaron a m’, fuente de agua viva, y cavaron para s’ cisternas,
cisternas rotas que no retienen agua.
La vida de la persona que va corriendo tras las vanidades de este
mundo, es como uno que ha cavado una cisterna, una cisterna rota que no puede
retener el agua.
Unos se dedican con toda avidez al dinero, haciendo esto la prioridad
de su vida. ÀPero que dijo Cristo?
Mateo 6:31-33 No os
afanŽis, pues, diciendo: ÀQuŽ
comeremos, o quŽ beberemos, o quŽ vestiremos?
Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre
celestial sabe que tenŽis necesidad de todas estas cosas.
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os ser‡n a–adidas.
Los que saben algo sobre el Dios verdadero, el Dios actual, que se ha
revelado a si mismo por su palabra, saben que este Dios quiere ser el primero,
en la vida de los suyos.
Como Cristo mismo ense–aba.
Mateo 22:37-38 Amar‡s al Se–or tu
Dios con todo tu coraz—n,
y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande
mandamiento.
Pero mas y mas en este pa’s, los que han sabido algo sobre el Dios
verdadero, est‡n apartando se del amor por Žl para amar y buscar con toda
avidez, las vanidades de este mundo.
Y no es nada nuevo, esto ha pasado muchas veces en la historia del
mundo, pero es algo peligroso.
Romanos 1:25 Ya que
cambiaron la verdad de Dios por la
mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador,
el cual es bendito por los siglos. AmŽn.
En su ignorancia, o tal vez en su rebeli—n, mas y mas personas, con
creencias Cristianas ya est‡n regresando al mundo. Per es un desastre.
Jerem’as 2:13 Porque dos
males ha hecho mi pueblo: me
dejaron a m’, fuente de agua viva, y cavaron para s’ cisternas,
cisternas rotas que no retienen agua.
En muchos casos, los que no est‡n siguiendo la avaricia, que es una
forma de la idolatr’a, pongan toda su confianza en la educaci—n de las
universidades estatales.
Pero esto tambiŽn puede ser una ilusi—n que puede apartar et mas y mas
del Dios bendito. Como San Pablo
ense–aba a las iglesias primeras.
Colosenses 2:8 Mirad que nadie os
enga–e por medio de
filosof’as y huecas sutilezas, segœn las tradiciones de los hombres,
conforme a los rudimentos del mundo, y no segœn Cristo.
Pablo dijo esto a la gente de las iglesias, porque sab’an que muchos
estaban siendo, como en nuestros tiempos, estaban siendo enga–ados por las
filosof’as huecas de las universidades.
Y en otro lugar dijo casi el mismo.
Efesios 4:17-20 Esto, pues, digo
y requiero en el
Se–or: que ya no andŽis como los otros gentiles, que andan en la
vanidad de su mente, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la
vida de Dios por la ignorancia que en ellos hay, por la dureza de su coraz—n;
los cuales, despuŽs que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a
la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza.
Mas vosotros no habŽis aprendido as’ a Cristo.
En otro lugar, dijo que hay tiempos, temporadas en que muchos andan
apartando se de su Dios.
2 Timoteo 3:2-5 Porque habr‡
hombres amadores de s’
mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a
los padres, ingratos, imp’os, sin afecto natural, implacables, calumniadores,
intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, traidores, impetuosos, infatuados,
amadores de los deleites m‡s que de Dios, que tendr‡n apariencia de piedad,
pero negar‡n la eficacia de ella; a Žstos evita.
Y dice aqu’ que estos tienen una apariencia de piedad. No son ateos, tal vez aun asistan a una
iglesia de vez en cuando. Tal vez
van en la Navidad, o durante la Semana Santa, pero sus corazones ya est‡n muy,
pero muy apartados de Dios.
Jerem’as 2:13 Porque dos
males ha hecho mi pueblo: me
dejaron a m’, fuente de agua viva, y cavaron para s’ cisternas,
cisternas rotas que no retienen agua.
Y mi amigo, hermano, esto no es simplemente un proceso interesante en
la cultura de este pa’s, sino que si esto es tu caso, o el caso de tus hijos,
es algo grave, es algo muy serio.
San Pedro dijo que era mejor no saber nada del Dios verdadero, que
conocer algo de la verdad, y despuŽs abandonar la.
2 Pedro 2:21-22 Porque mejor les
hubiera sido no haber
conocido el camino de la justicia, que despuŽs de haberlo conocido,
volverse atr‡s del santo mandamiento que les fue dado.
Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a
su v—mito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.
Se ve por las palabras empleadas quŽ fea es el pecado de la apostas’a,
os sea conocer a Dios y despuŽs apartar se de Žl para servir al mundo.
Se habla de un perro regresando a su vomito. O se habla de un cerdo regresando a su lodo. Pero mi amigo, esto est‡ hablando de
ti, si has conocido el Dios verdadero, pero ahora est‡s apartado, sirviendo la
vanidad, o los vicios de este mundo.
El ap—stol Santiago habl— del mismo, hablando con las iglesias dijoÉ
Santiago 4:4-5 !!Oh almas
adœlteras! ÀNo sabŽis que la
amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que
quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios. ÀO pens‡is que la Escritura dice en
vano: El Esp’ritu que Žl ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?
El Dios verdadero es un Dios celoso, y no va a aguantar tus traiciones. Cristo dijo de Judas Iscariote, ÒBueno
le fuera a ese hombre no haber nacidoÓ.
Y en la Santa Ley, Dios ha declarado que es celoso.
ƒxodo 20:3-6 No
tendr‡s dioses ajenos delante de m’.
No te har‡s imagen, ni ninguna semejanza de lo que estŽ arriba en el
cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.
No te inclinar‡s a ellas, ni las honrar‡s; porque yo soy Jehov‡ tu
Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta
la tercera y cuarta generaci—n de los que me aborrecen, y hago misericordia a
millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
Como est‡ contigo en esta tarde, amigo. ÀEst‡s viviendo con Dios como la prioridad de tu vida, o
est‡s aun corriendo tras las cisternas
rotas?
Jerem’as 2:13 Porque dos
males ha hecho mi pueblo: me
dejaron a m’, fuente de agua viva, y cavaron para s’ cisternas,
cisternas rotas que no retienen agua.
Puede ser que hoy d’a, Cristo est‡ llamando te, a algo mejor, a una
vida que vale la pena, a una vida superior, en muchos sentidos.
Si est‡s cansado de tus cisternas
rotas, es posible que esta invitaci—n es para ti.
Mateo 11:28-30 Venid a m’ todos
los que est‡is trabajados y
cargados, y yo os harŽ descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de m’, que soy
manso y humilde de coraz—n; y hallarŽis descanso para vuestras almas; porque mi
yugo es f‡cil, y ligera mi carga.
Las cisternas rotas, jam‡s
van a darte el yugo f‡cil, ni la carga ligera. Pero por la Sangre de Cristo Jesœs, derramada en la cruz,
puedes entrar en aquella santidad, sin la cual nadie ver‡ al Se–or.
ÁAmen!