27
de enero de 17
Hijos
Del Infierno
Salmos
140:1-13
Las ense–anzas de Cristo sobre como debemos de amar
a nuestros enemigos y como tenemos que dar la otra mejilla son ya famosas.
Mateo 5:43-44 O’steis
que fue dicho: Amar‡s a tu pr—jimo,
y
aborrecer‡s a tu enemigo. Pero yo
os digo:
Amad a vuestros
enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y
orad por los que os ultrajan y os persiguen.
Lucas 6:29-30 Al
que te hiera en una mejilla, presŽntale
tambiŽn
la otra; y al que te quite la capa, ni
aun
la tśnica le niegues. A cualquiera
que te
pida,
dale; y al que tome lo que es tuyo, no
pidas
que te lo devuelva.
Estas doctrinas nos ayuden a sentir que la venganza
no est‡ en nuestro poder. Y que en
las contiendas personales, a veces es simplemente mejor perder que entrar en un
gran esc‡ndalo.
Pero Cristo mismo tenia otra manera de hablar con
los que eran sumamente malvados, que no eran sus enemigos personales, sino
horribles enemigos de Dios.
Mateo 23:14-15 !!Ay
de vosotros, escribas y fariseos,
hip—critas!
porque devor‡is las casas de las
viudas,
y como pretexto hacŽis largas
oraciones;
por esto recibirŽis mayor
condenaci—n.
!!Ay de vosotros,
escribas y fariseos, hip—critas! porque recorrŽis mar y tierra para hacer un
prosŽlito, y una vez hecho, le hacŽis dos veces m‡s hijo del infierno que vosotros.
Estas eran palabras my fuertes, casi como que Cristo
estaba maldiciendo a estos religiosos falsos, llamando les, hijos del infierno.
Y en el Salmo de hoy, veremos que David, como
Cristo, tenia sentimientos fuertes para los que eran intensamente depravados.
1)
L’brame, oh Jehov‡, del hombre malo; Gu‡rdame de hombres violentos,
En muchas sociedades modernas, se creen que los
seres humanos realmente no son malos.
Que los malvados, los delincuentes, los asesinaos, lejos de ser
culpables realmente son victimas de una sociedad que no est‡ funcionando
correctamente.
Pero en la Biblia, recibimos otra perspectiva. La perspectiva correcta es la realidad
de que la maldad est‡ dentro del hombre.
Una vez Cristo estaba en unas de sus luchas con los
fariseos sobre las costumbres sobre comida y dijoÉ
Marcos 7:18-23 ŔTambiŽn vosotros
est‡is as’
sin entendimiento? ŔNo entendŽis que todo lo de fuera que entra en el
hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su coraz—n, sino en el
vientre, y sale a la letrina? Esto dec’a, haciendo limpios todos los alimentos.
Pero dec’a, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque de dentro, del coraz—n de los
hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los
homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el enga–o, la lascivia, la
envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al
hombre.
Y en Mateo dijoÉ
Mateo 15:11 No
lo que entra en la boca contamina al
hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre.
La maldad est‡ dentro del hombre. Y una vez entendiendo esto, lo que pasa
en este mundo tendr‡ mas sentido para ti.
1)
L’brame, oh Jehov‡, del hombre malo; Gu‡rdame de hombres violentos,
David viv’a en peligros primero de Saśl, que deseaba
matar lo por envidia, mas tarde Ahitofel un consejero muy cerca, se puso en su
contra, en la rebeli—n de Absal—n, cuando el propio hijo de David deseaba matar
lo.
Y tambiŽn David tenia mucha experiencia con los filisteos,
un pueblo que se portaba como los modernos de estado Isl‡mico.
David entend’a muy bien la maldad extrema del
coraz—n del ser humano.
1-2)
L’brame, oh Jehov‡, del hombre malo; Gu‡rdame de hombres violentos, Los cuales
maquinan males en el coraz—n, cada d’a urden contiendas.
Estas son personas que pasan su tiempo tratando de
inventar nuevas maldades. Usan
todo su poder de imaginaci—n para descubrir otras maneras de llevar acabo sus
infamias.
San Pablo ense–aba de los tales, llegando al fin del
primero de RomanosÉ
Romanos 1:28-32 Y
como ellos no aprobaron tener en cuenta
a Dios, Dios los entreg—
a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de
toda injusticia, fornicaci—n, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia,
homicidios, contiendas, enga–os y malignidades; murmuradores, detractores,
aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males,
desobedientes a los padres,
31 necios, desleales,
sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido
el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no
s—lo las hacen, sino que tambiŽn se complacen con los que las practican.
Tenemos que entender que esto est‡ normal para el
hombre natural. ŔQuien fuera el
primer hombre nacido, de manera natural?, sino Ca’n, que en poco tiempo llev—
acabo el primer asesino.
3)
Aguzaron su lengua como la serpiente; veneno de ‡spid hay debajo de sus labios.
Selah
Hay muchas v’boras que son venenosas. Pero aqu’ est‡ aplicado el concepto la
manera en que los hombres emplean sus palabras.
Es como que sus bocas estaban llenas del
veneno.
Y esa ilustraci—n aparece mucho en el nuevo
testamento.
Mateo 12:34 !!Generaci—n
de v’boras! ŔC—mo podŽis hablar
lo bueno, siendo malos?
Porque de la abundancia del coraz—n habla la boca.
En estos momentos mucho hermanos vivan en peligro en
la çfrica, por la maldad de los que practican el yihadismo de Islam. Yo conozco personalmente, pastores que
han sentido el odio de estos malvados, cuando han visitado a çfrica, como
misioneros.
4)
Gu‡rdame, oh Jehov‡, de manos del imp’o; l’brame de hombres injuriosos, que han
pensado trastornar mis pasos.
David, como Cristo, tenia que sufrir, antes de
reinar. En esto David era como un
tipo, o una representaci—n profŽtica de Cristo, siglos atr‡s en el testamento
antiguo.
Y lo que este salmo nos puede ense–ar, es que en
cada generaci—n estos malvados est‡n presentes, y Dios nos ha dado maneras de
orar y de reaccionar a los problemas con ellos, sin caer en la tentaci—n de la
venganza personal.
Romanos 12:17-19 No
paguŽis a nadie mal por mal; procurad
lo bueno delante de
todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de
vosotros, estad en paz con todos los hombres.
No os venguŽis vosotros
mismos, amados m’os, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito est‡:
M’a es la venganza, yo pagarŽ, dice el Se–or.
Aunque la venganza nos est‡ prohibida, Dios nos ha
dado maneras de orar, cuando realmente estamos sintiendo la amenaza de los
malvados.
5)
Me han escondido lazo y cuerdas los soberbios; han tendido red junto a la
senda; me han puesto lazos. Selah
En el libro de Ester, el malvado Am‡n deseaba matar
no solamente a Mardoqueo, sino a todo el pueblo de Dios. Pero con el ayuno, con la oraci—n
intensiva, Dios se interpuso, y la trampa hecha para Mardoqueo, era la ruina de
Am‡n.
Ester 7:6-9 Ester
dijo: El enemigo y adversario es este
malvado Am‡n.
Entonces se turb— Am‡n delante del rey y de la reina.
Luego el rey se levant—
del banquete, encendido en ira, y se fue al huerto del palacio; y se qued— Am‡n
para suplicarle a la reina Ester por su vida; porque vio que estaba resuelto
para Žl el mal de parte del rey.
DespuŽs el rey volvi—
del huerto del palacio al aposento del banquete, y Am‡n hab’a ca’do sobre el
lecho en que estaba Ester. Entonces dijo el rey: ŔQuerr‡s tambiŽn violar a la
reina en mi propia casa? Al proferir el rey esta palabra, le cubrieron el
rostro a Am‡n.
Y dijo Harbona, uno de
los eunucos que serv’an al rey: He aqu’ en casa de Am‡n la horca de cincuenta
codos de altura que hizo Am‡n para Mardoqueo, el cual hab’a hablado bien por el
rey. Entonces el rey dijo: Colgadlo en ella.
6)
He dicho a Jehov‡: Dios m’o eres tś; escucha, oh Jehov‡, la voz de mis ruegos.
Como Dios ha escuchado las peticiones de Ester, y de
David, Dios tambiŽn escuchar‡ a ti, si tienes que enfrentar a los malvados en
tu caminar en este mundo. ÁNo te
olvides de estos Salmos!
7-8)
Jehov‡ Se–or, potente salvador m’o, tś pusiste a cubierto mi cabeza en el d’a
de batalla. No concedas, oh
Jehov‡, al imp’o sus deseos; no saques adelante su pensamiento, para que no se
ensoberbezca. Selah
Esta es nuestra arma poderos’sima, no la venganza
personal, no un sin fin de quejas o de chismes, sino una determinaci—n de orar
a Dios hasta que hemos sido escuchados.
9)
En cuanto a los que por todas partes me rodean, la maldad de sus propios labios
cubrir‡ su cabeza.
Es una oraci—n por la justicia. Y Dios tiene maneras
muy interesantes de llevar acabo su justicia. Absol—n era un joven muy orgullos
de su pelo.
2 Samuel 14:25-26 Y
no hab’a en todo Israel ninguno tan
alabado por su hermosura
como Absal—n; desde la planta de su pie hasta su coronilla no hab’a en Žl
defecto.
Cuando se cortaba el
cabello (lo cual hac’a al fin de cada a–o, pues le causaba molestia, y por eso
se lo cortaba), pesaba el cabello de su cabeza doscientos siclos de peso real.
El se–orito guapo estaba muy orgulloso de su
cabello. ŔPero cuando se levant—
como malvado, como hijo del infierno,
en contra de su padre, c—mo muri—?
2 Samuel 18:9-14 Y
se encontr— Absal—n con los siervos de
David; e iba Absal—n
sobre un mulo, y el mulo entr— por debajo de las ramas espesas de una gran
encina, y se le enred— la cabeza en la encina, y Absal—n qued— suspendido entre
el cielo y la tierra; y el mulo en que iba pas— delante.
ViŽndolo uno, avis— a
Joab, diciendo: He aqu’ que he visto a Absal—n colgado de una encina.
Y Joab respondi— al
hombre que le daba la nueva: Y viŽndolo tś, Ŕpor quŽ no le mataste luego all’
ech‡ndole a tierra? Me hubiera placido darte diez siclos de plata, y un
talabarte.
El hombre dijo a Joab:
Aunque me pesaras mil siclos de plata, no extender’a yo mi mano contra el hijo
del rey; porque nosotros o’mos cuando el rey te mand— a ti y a Abisai y a Itai,
diciendo: Mirad que ninguno toque al joven Absal—n.
Por otra parte, habr’a
yo hecho traici—n contra mi vida, pues que al rey nada se le esconde, y tś
mismo estar’as en contra. respondi—
Joab: No malgastarŽ mi tiempo contigo.
Y tomando tres dardos en
su mano, los clav— en el coraz—n de Absal—n, quien estaba aśn vivo en medio de
la encina.
En la providencia de Dios, esto era un fin correcto para
uno tan malvado como Absol—n, y tiene elementos de fin de Judas Iscariote, el
que traicion— a Cristo, otro hijo del infierno.
El punto es que s’ hay malvados, y no es correcto
siempre echar la culpa a la sociedad, sino el malvado mismo siempre est‡
responsable por sus cr’menes.
10)
Caer‡n sobre ellos brasas; ser‡n echados en el fuego,
En
abismos profundos de donde no salgan.
Esa poes’a parece mucho la descripci—n del infierno
en el nuevo testamento. Otros
creen que es semejante a lo que pas— con la gente de Sodoma y Gomorra.
10)
Caer‡n sobre ellos brasas; ser‡n echados en el fuego,
En
abismos profundos de donde no salgan.
Cuando existan estos malvados, los que est‡n
entregado a la malicia, no es malo orar por la justicia de Dios en contra de
ellos.
11)
El hombre deslenguado no ser‡ firme en la tierra; el mal cazar‡ al hombre
injusto para derribarle.
Un hombre deslenguado es uno que siempre tiene
basura saliendo de su boca, en tŽrminos de palabras sucias y odiosas.
Pero lo que pasa es, no saben que la mal que ellos
producen, est‡ cazando a ellos mismos, como en el caso de Am‡n, o Absal—n, o
muchos otros en la historia de mundo.
12-13)
Yo sŽ que Jehov‡ tomar‡ a su cargo la causa del afligido,
Y
el derecho de los necesitados. Ciertamente
los justos alabar‡n tu nombre; los rectos morar‡n en tu presencia.
Estos versos finales son nuestra consolaci—n. Aunque nosotros podemos caer bajo
ataques de los malvados, Dios nos ha dado herramientas, y hasta armas en contra
de ellos.
Toca a nosotros, conocer y emplear estas armas, para
estar siempre alabando, aun cuando estemos en peligros graves.
=========================== Doctrina
========================
Tenemos que rechazar rotundamente el concepto
moderno de que el ser humano es b‡sicamente bueno. Esto ha sido un enga–o desde en tiempo en que estuvimos
echados del huerto.
Antes del gran diluvio, Dios dijo del hombreÉ
GŽnesis 6:5 Y
vio Jehov‡ que la maldad de los hombres
era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del
coraz—n de ellos era de continuo solamente el mal.
DespuŽs del diluvio no era muy diferente.
GŽnesis 8:21 Y
percibi— Jehov‡ olor grato; y dijo Jehov‡
en su coraz—n: No volverŽ m‡s a maldecir la tierra por causa del
hombre; porque el intento del coraz—n del hombre es malo desde su juventud;
ni volverŽ m‡s a destruir todo ser viviente, como he hecho.
Y por supuesto Jerem’as el gran profeta dijoÉ
Jerem’as 17:9 Enga–oso es
el coraz—n m‡s que todas las
cosas, y perverso; ŔquiŽn lo conocer‡?
Cuando una sociedad no tome en serio la maldad del
hombre, pensando que los delincuentes no son responsables para sus infamias
sino que son victimas de una sociedad que tiene que ser ajustada, no se tratan
la delincuencia con la mano firme.
Y los asesinos simplemente se aumentan y
aumentan. Y esto estamos viendo en
nuestros tiempos. Hay que entender
la realidad de la naturaleza ca’da del hombre, y el ejemplo de Ca’n, el primer hijo del infierno.
========================== Aplicaci—n
=======================
Finalmente tenemos que tener cuidado nosotros
mismos, vigilando a nuestros propios corazones. ŔNo eran los hermanos de JosŽ, en el pueblo de Dios que los
tir— en una cisterna, y mas tarde lo vendieron como esclavo?
Pabl— nos ense–— en Romanos que mientras vivimos en
estos cuerpos, algo de esa maldad est‡ aun dentro de nosotros, y por esto
tenemos que vivir en disciplina, como disc’pulos, de Cristo. Vamos
a Orar