13 de enero de 17

 

C—modo Con Dios

Salmos 139:1-24

 

Muchas veces en el ministerio de Cristo Jesœs, los fariseos estaban inc—modos con la manera en que Cristo le’a lo que estaba pasando en sus mentes.

 

Marcos 2:4-8   Y como no pod’an acercarse a Žl a causa de la

multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yac’a el paral’tico.

 

Al ver Jesœs la fe de ellos, dijo al paral’tico: Hijo, tus pecados te son perdonados.  Estaban all’ sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: ÀPor quŽ habla Žste as’? Blasfemias dice. ÀQuiŽn puede perdonar pecados, sino s—lo Dios?

Y conociendo luego Jesœs en su esp’ritu que cavilaban de esta manera dentro de s’ mismos, les dijo: ÀPor quŽ cavil‡is as’ en vuestros corazones?

 

Aun antes de que se hablaron, Cristo contestaba sus quejas.

 

Lucas 6:6-8    Aconteci— tambiŽn en otro d’a de reposo,

que Žl entr— en la sinagoga y ense–aba; y estaba all’ un hombre que ten’a seca la mano derecha.

 

Y le acechaban los escribas y los fariseos, para ver si en el d’a de reposo lo sanar’a, a fin de hallar de quŽ acusarle.  Mas Žl conoc’a los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que ten’a la mano seca: Lev‡ntate, y ponte en medio. Y Žl, levant‡ndose, se puso en pie.

 

Para los malvados, tener alguien leyendo tus pensamientos, aun antes de hablar era bastante incomodo.  Pero para los que amaban al Se–or, todo esto es nada menos que glorioso.

 

Proverbios 15:11     El Seol y el Abad—n est‡n delante de

Jehov‡; !!Cu‡nto m‡s los corazones de los hombres!

1-2) Oh Jehov‡, tœ me has examinado y conocido.  Tœ has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos.

 

Para David, como hombre de Dios, uno que viv’a conforme al coraz—n de Dios, no hab’a necesidad de quejar de esto.  Es simplemente unos de los atributos gloriosos de Dios.

 

Pero para el rebelde, que est‡ tratando de pecar en secreto, o hacer cosas en la oscuridad, todo esto est‡ bastante incomodo.

 

3-4) Has escudri–ado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos.  Pues aœn no est‡ la palabra en mi lengua, Y he aqu’, oh Jehov‡, tœ la sabes toda.

 

David estaba completamente c—modo con esa realidad.  Normalmente David no tenia nada que esconder de su Dios.

 

Y conociendo bien c—mo es nuestro Dios, David entend’a que esconder cosas de Dios es simplemente imposible.

 

5-6) Detr‡s y delante me rodeaste, Y sobre m’ pusiste tu mano.  Tal conocimiento es demasiado maravilloso para m’;

Alto es, no lo puedo comprender.

 

La omnisciencia de Dios, su capacidad de saber todo, todo del pasado, todo de la presente, y todo del futuro a la vez, no causaba problemas para David.

 

Esto es parte de la raz—n de que Dios puede contestar tus oraciones.  No hay sorpresas para Dios.  Todo es parte de su plan.

 

Pero c—mo Dios hace todo esto es completamente inescrutable.

 

5-6) Detr‡s y delante me rodeaste, Y sobre m’ pusiste tu mano.  Tal conocimiento es demasiado maravilloso para m’;

Alto es, no lo puedo comprender.

 

Estas son conceptos que no quepan en la mente peque–a del hombre.  Si nosotros pudiŽramos comprender todo aspecto de la naturaleza de Dios, entonces seriamos iguales a Žl.  Pero como el es muy superior a nosotros, siempre habr‡ aspectos de su ser, que son, para nosotros misteriosos.

 

Para nosotros, viviendo en la fe, esto no es problema.  Pero para el incrŽdulo, todo esto es muy incomodo.

El incrŽdulo no puede aceptar la paradoja.  Par Žl, si Dios ha predestinado todo, entonces nosotros no podemos estar culpables de nuestros pecados.

 

Pablo anticipando estos pensamientos, los contest— enÉ

 

Romanos 9:18-20 De manera que de quien quiere, tiene

misericordia, y al que quiere endurecer, endurece.

 

Pero me dir‡s: ÀPor quŽ, pues, inculpa? porque ÀquiŽn ha resistido a su voluntad?

 

Mas antes, oh hombre, ÀquiŽn eres tœ, para que alterques con Dios? ÀDir‡ el vaso de barro al que lo form—: ÀPor quŽ me has hecho as’?

 

En vez de tratar de explicar el misterio, Pablo simplemente reprochaba la pregunta insensata.

 

7-10) ÀA d—nde me irŽ de tu Esp’ritu? ÀY a d—nde huirŽ de tu presencia?  Si subiere a los cielos, all’ est‡s tœ;

Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aqu’, all’ tœ est‡s.

Si tomare las alas del alba Y habitare en el extremo del mar,  Aun all’ me guiar‡ tu mano, Y me asir‡ tu diestra.

 

Muchos hombres vivan como Jon‡s, tratando de huir de Dios.  A veces emplean los vicios, de drogas, alcohol, el juego, para olvidar un poco.

 

Otros llenan sus mentes de videos, de programas de televisi—n, o un sin fin de programas sobre los deportes, para esconder se un poco.

 

Pero en realidad, no se puede escapar de la presencia de Dios.  Dios est‡ en todos lados.  Es mas, te puedes ver evidencia de su arte en cada aspecto de la naturaleza.

 

Por esto los sumamente malvados ten’an que inventar el mito de la evoluci—n y ense–ar lo a tus hijos en las escuelas del gobierno.

 

Es que hay tanta evidencia de Dios en todos lados, que ten’an que inventar una fantas’a demon’aca para intentar producir una excusa.  Pero San Pablo dijo que en realidad, simplemente no pueden encontrar excusa.

 

Romanos 1:18-20 Porque la ira de Dios se revela desde el

cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifest—.

 

Porque las cosas invisibles de Žl, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creaci—n del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.

 

Dios est‡ en todos lados, y la evidencia de su artesan’a est‡ tambiŽn en todos lados.

 

11) Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrir‡n;

Aun la noche resplandecer‡ alrededor de m’.  Aun las tinieblas no encubren de ti, Y la noche resplandece como el d’a; Lo mismo te son las tinieblas que la luz.

 

Esto es algo insoportable para el pecador.  El pecado a veces espera la noche, la oscuridad para disfrutar su trasgresi—n en secreto, pero en realidad no hay oscuridad para Dios.

 

David estaba completamente c—modo con todo esto, porque David estaba c—modo con Dios.  ÀY tu?

 

13) Porque tœ formaste mis entra–as; Tœ me hiciste en el vientre de mi madre.

 

Ahora David estaba considerando la inteligencia extrema, la  informaci—n sagrada en la molŽcula ADN, que Dios emplea para formar una persona en el vientre de su madre.

 

Y c—mo Dios est‡ all’, participando, en amor, el esp’ritu de Dios formando un ser humano, con toda su complejidad.

 

14) Te alabarŽ; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien.  No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo m‡s profundo de la tierra.

 

Todo lo que pasa en el cuerpo est‡ lleno de inteligencia, eficiencia y gloria.  Y Dios no tiene que prender luces para hacer su trabajo, como nosotros, sino puede hacer todo en la oscuridad del vientre de su madre. 

Esto es lo que est‡ diciendo, metaf—ricamente cuando dice, en lo m‡s profundo de la tierra.  Era una expresi—n conocida en aquellos tiempos.

 

16) Mi embri—n vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas,

Sin faltar una de ellas.

 

Dios est‡ bien activo en la formaci—n del bebŽ en su madre.  Es una de las obras mas maravillosas, y mas sagradas que existe en la naturaleza.

 

Y por lo tanto, muchos pastores y te—logos en los ultimo cincuenta a–os, llegando a esa revelaci—n preguntan, correctamenteÉ

 

ÀComo es posible que el hombre puede llenar se con la maldad infinita para entrar y destruir esa obra maestra de Dios, en las cl’nicas asesinas de las absorciones.

 

Conociendo estas doctrinas, y conociendo la retribuci—n de Dios por el derramamiento de la sangre inocente, muchos abran sus bocas en contra del genocidio moderno de los ni–os no nacidos.  pausa

 

ÀY tu?  ÀTe sientes algo de la indignaci—n, o est‡s mas o menos indiferente, pausa, si te puedes trabajar, comer, dormir y mirar a la televisi—n?

 

En Alemania, muchos hijos preguntaban a sus padres, que viv’an durante el holocausto de los jud’os, ÒÀPero Papa, porque no dijiste nada, porque miraba en silencio cuando los jud’os estaban sistem‡ticamente eliminados?Ó

 

Y de la misma manera tus hijos, o tus nietos tendr‡n la oportunidad de preguntar a ti, ÒÀComo es posible que tu viv’as en medio del gran holocausto de los inocentes, y estaba tan indiferente a sus sufrimientos?Ó

 

17-18) !!Cu‡n preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!

!!Cu‡n grande es la suma de ellos!  Si los enumero, se multiplican m‡s que la arena; Despierto, y aœn estoy contigo.

 

Cuando habla aqu’, est‡ hablando de los pensamientos de Dios sobre nosotros.  El est‡ pensando mas en ti, que tu mismo est‡s pensando en tu propio bienestar.  (Y esto es mucho)

 

 

Y al mismo tiempos est‡ pensando, en detalle, de billones de otros seres humanos, y en muchos casos escuchando a sus oraciones, simult‡neamente.

 

17-18) !!Cu‡n preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!

!!Cu‡n grande es la suma de ellos!  Si los enumero, se multiplican m‡s que la arena; Despierto, y aœn estoy contigo.

 

Cuando tu vayas a la cama en la noche, Dios est‡ a tu lado, y levantando, no est‡s solo, sino que Žl aun est‡ contigo, preservando tu bienestar.

 

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Hasta aqu’, muchos est‡n encantado con ese gran salmo, pero no son c—modos con lo que sigue.  Porque muchos que nombran el nombre de Cristo, realmente no son c—modos con su Dios.

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19) De cierto, oh Dios, har‡s morir al imp’o; Apartaos, pues, de m’, hombres sanguinarios.

 

Esa ultima parte realmente no es tan dif’cil de entender, si lo consideraremos en luz de la indiferencia humana. 

 

Los que rechazan a Dios, los que vivan blasfemando el nombre y la palabra de Dios, deben de estar un poco repugnantes en nuestros ojos.  Pablo dijo enÉ

 

Efesios 5:11-12 Y no participŽis en las obras

infructuosas de las tinieblas, sino m‡s bien reprendedlas; porque vergonzoso es aun hablar de lo que ellos hacen en secreto.

 

Muchos Cristianos tienen amigos que no son creyentes, y hasta amigos que burlan de Dios, que burlan de su justicia y de su santidad.

 

Y en vez de sentir algo repugnante, se simplemente aceptan todo, sin decir nada, en su pura indiferencia a la dignidad, la honra y la gloria de Dios.

 

Y en esa ultima parte del Salmo, David est‡ proclamando que no quiere vivir as’.  Especialmente como magistrado.  Como rey, David estaba bajo obligaci—n de aplicar la Santa Ley de Dios en todo, y no simplemente confiar en sus opiniones personales.

 

Deuteronomio 17:18-20     Y cuando se siente sobre el trono de

su reino, entonces escribir‡ para s’ en un libro una copia de esta ley, del original que est‡ al cuidado de los sacerdotes levitas; y lo tendr‡ consigo, y leer‡ en Žl todos los d’as de su vida, para que aprenda a temer a Jehov‡ su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra; para que no se eleve su coraz—n sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra; a fin de que prolongue sus d’as en su reino, Žl y sus hijos, en medio de Israel.

 

David tomaba todo esto en serio, y todo esto impactaba su opini—n de los malvados.

 

20-21) Porque blasfemias dicen ellos contra ti; Tus enemigos toman en vano tu nombre.  ÀNo odio, oh Jehov‡, a los que te aborrecen, Y me enardezco contra tus enemigos?

 

Ahora bien, muchos rechazan esto sin pensar, decidiendo que contradice las ense–anzas de Cristo.  Pero no es as’.  David no est‡ profesando su odio por sus enemigos personales, sino por los enemigos de Dios.

 

David no querr’a responder con la indiferencia como es tan comœn con muchos Cristianos modernos.

 

Judas, el libro antes de Apocalipsis, mencionaba algo semejante.

 

Judas 23  A otros salvad, arrebat‡ndolos del fuego;

y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne.

 

Uno quiere extender la misericordia, ayudando a quien sea, para separar los de sus pecados, aborreciendo la contaminaci—n de la maldad.

 

Bien.  Algunos van a decir, ÒYa lo entiendo, hay que amar el pecador y odiar al pecadoÓ.  Esto suena bien, pero no es precisamente tan simple.  Dios no est‡ tirando ÒpecadosÓ al infierno, pausa, sino pecadores. 

 

Es importante por el odio de la maldad, intentar separar la persona de su contaminaci—n odiosa, de otra manera no hay esperanza para Žl.

 

22) Los aborrezco por completo; Los tengo por enemigos.

 

Esto suena extra–o, en la luz de las ense–anzas de Cristo, pero es simplemente una promesa de evitar la lepra espiritual de la indiferencia, tan comœn en nuestros tiempos.

 

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Ahora en la ultima parte, no es tan controversial.  Pero es una oraci—n que puede ser peligrosa.

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23-24) Exam’name, oh Dios, y conoce mi coraz—n; PruŽbame y conoce mis pensamientos;  Y ve si hay en m’ camino de perversidad, Y gu’ame en el camino eterno.

 

Hablamos en domingo de como el pecado del orgullo es muy enga–oso, y como la persona orgullosa no puede ver, realmente cual feo es su pecado, porque est‡ escondido de sus ojos.

 

Pero aqu’, con gran valor, David est‡ invitando la inspecci—n del Esp’ritu Santo, para exponer sus pecados secretos.

 

Y es una oraci—n noble y recomendable, pero tienes que estar preparado por las aflicciones que pueden suceder.

 

Tienes que estar dispuesto a ver el lodo, la suciedad, la corrupci—n que aun est‡ escondida en tu coraz—n rebelde.

 

Para muchos, esto es algo demasiadamente espantados, y por lo tanto prefieren evitar la experiencia.

 

Pero para el hermano, la hermana, la joven madura, es una buena manera de realmente crecer en el Se–or.

 

23-24) Exam’name, oh Dios, y conoce mi coraz—n; PruŽbame y conoce mis pensamientos;  Y ve si hay en m’ camino de perversidad, Y gu’ame en el camino eterno.

 

De echo, seria una muy buena oraci—n de emplear, preparando te para participar en la Santa Cena.

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Si es tu deseo vivir c—modo con Dios.  Queremos orar para ti.  Y no estoy hablando de un Dios de tu imaginaci—n, sino el Dios verdadero, el Dios tres veces Santo.  Si esto es tu deseo, puedes pasar al frente unos momentos.  Vamos a Orar