15 de enero de 17

 

ÁPero Yo Tengo Otra Ley!

Isa’as 2:1-22

Introducci—n

 

Cuando Cristo resucit— de los muertos, mand— sus disc’pulos a JerusalŽn.  Algo grande tenia que empezar, y ese gran movimiento tenia que salir de JerusalŽn.

 

Lucas 24:45-47 Entonces les abri— el entendimiento, para

que comprendiesen las Escrituras; y les

dijo: As’ est‡ escrito, y as’ fue necesario

que el Cristo padeciese, y resucitase de los

muertos al tercer d’a;

y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perd—n de pecados en todas las naciones, comenzando desde JerusalŽn.

 

Veremos hoy, en las profec’as, por que todo esto tenia que empezar desde JerusalŽn.

 

1-2)  Lo que vio Isa’as hijo de Amoz acerca de Jud‡ y de JerusalŽn.  Acontecer‡ en lo postrero de los tiempos, que ser‡ confirmado el monte de la casa de Jehov‡ como cabeza de los montes, y ser‡ exaltado sobre los collados, y correr‡n a Žl todas las naciones.

 

En el primer capitulo, aprendimos que Jud‡ era muy corrompida, entregada a la apostas’a, pero entre ellos hab’a un remanente peque–o.

 

Y este remanente, necesitaba algo, una promesa para seguir adelante durante todos los juicios que iban a caer.

 

Se recibieron algo en el primer capitulo, pero esto no era suficiente.

 

Isa’as 1:26-27 RestaurarŽ tus jueces como al principio, y

tus consejeros como eran antes; entonces te llamar‡n Ciudad de justicia, Ciudad fiel.

Sion ser‡ rescatada con juicio, y los convertidos de ella con justicia.

 

Viendo la ca’da de su templo, su transportaci—n a Babilonia, los fieles necesitaban una promesa mas gloriosa.

2) Acontecer‡ en lo postrero de los tiempos, que ser‡ confirmado el monte de la casa de Jehov‡ como cabeza de los montes, y ser‡ exaltado sobre los collados, y correr‡n a Žl todas las naciones.

 

ŔQue quiere decir Ňlo postrero de los tiemposÓ?, la respuesta est‡ en la Biblia.

 

Hebreos 1:1-2  Dios, habiendo hablado muchas veces y de

muchas maneras en otro tiempo a los padres

por los profetas, en estos postreros d’as

nos ha hablado por el Hijo, a quien

constituy— heredero de todo, y por quien

asimismo hizo el universo.

 

El tiempo postrero es el tiempo de Cristo.  Nosotros ahora estamos viviendo en los tiempos postreros.

 

ŔQue es Ňel monteÓ de la casa de Jehov‡?  Cristo dijo que nosotros somos un monte.

 

Mateo 5:14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad

asentada sobre un monte no se puede

esconder.

 

As’ que, ha sido normal por siglos, aplicar estos vers’culos del principio de este capitulo, a la expansi—n de la iglesia, en el mundo.  Aunque muchos pesimistas, rechazan esa interpretaci—n en la iglesia moderna.

 

3) Y vendr‡n muchos pueblos, y dir‡n: Venid, y subamos al monte de Jehov‡, a la casa del Dios de Jacob; y nos ense–ar‡ sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldr‡ la ley, y de JerusalŽn la palabra de Jehov‡.

 

No est‡n subiendo por fuerza, sino voluntariamente.  Unos est‡n invitando a otros.  Y vean un gran valor en aprender la ley y los caminos de Dios.  (esfuerzo, sacrificio, estudio)

 

Y aqu’ habla de todo esto, saliendo de JerusalŽn, donde Cristo lanz— todo, empezando la historia de la iglesia.

 

Sion era el nombre del monte, pero tambiŽn en el nuevo testamento, se aplican esta palabra a nosotros.  Diciendo que nosotros no hemos llegado a Sina’ É

 

Hebreos 12:22  Sino que os habŽis acercado al monte de

Sion, a la ciudad del Dios vivo, JerusalŽn

La celestial.

Y cuando todos estos vienen, voluntariamente, como aprendimos en el salmo 110, algo va a pasar.

 

Salmos 110:3   Tu pueblo se te ofrecer‡ voluntariamente en

el d’a de tu poder.  (misioneros)

 

4) Y juzgar‡ entre las naciones, y reprender‡ a muchos pueblos; y volver‡n sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzar‡ espada naci—n contra naci—n, ni se adiestrar‡n m‡s para la guerra.

 

El resultado del evangelio es paz, es la reconciliaci—n.  Primeramente uno est‡ reconciliado con su Dios.  DespuŽs con los de su familia, y finalmente comunidades, y hasta naciones pueden vivir en paz.

 

Esto es cuando la gente aprendan y aplican la santa ley de Dios.

 

Pero mientras hay mucho orgullo personal, y arrogancia en la gente, van a decir, o por lo menos van a pensar ŇPero yo tengo otra leyÓ.

 

Y de esto veremos, en el resto del capitulo.

 

5) Venid, oh casa de Jacob, y caminaremos a la luz de Jehov‡.

 

La profec’a de naciones entrando y aprendiendo los caminos de se–or era tambiŽn para provocar a los jud’os a un cierto celo.

 

ŔC—mo ser’a posible que las naciones del mundo iban a recibir a Cristo, crecer en conocimiento santo, mientras los jud’os originales se quedar’an afuera como el hermano mayor de la historia del hijo prodigo?

 

Pablo hablaba mucho de esto en el Libro de Romanos.

 

Romanos 11:13-14     Porque a vosotros hablo, gentiles. Por

cuanto yo soy ap—stol a los gentiles, honro mi ministerio, por si en alguna manera pueda provocar a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de ellos.

 

Ahora Isa’as va a hablar con su Dios, justificando los grandes juicios que iban a venir.

 

6) Ciertamente tś has dejado tu pueblo, la casa de Jacob, porque est‡n llenos de costumbres tra’das del oriente, y de agoreros, como los filisteos; y pactan con hijos de extranjeros.

 

Dios ha declarado muy claramente que est‡ en contra de los brujos, los hechiceros, los agoreros, lo hemos visto muchas veces, ni voy a citar los versos de la ley.

 

Pero cuando el pueblo est‡ muy orgulloso, y cuando han abandonado toda humildad delante de Dios, van pensar, o tal vez aun decir ŇÁPero nosotros tenemos otra ley!Ó y abandonar la santa ley de Dios.

 

Dios tambiŽn hablaba mucho del yugo desigual, y como los creyentes tienen que casarse con creyentes.  Pero hombres como Salom—n, por su gran aprendizaje de todo, cr’a que la ley de Dios no aplicaba a Žl, sino que pudo vivir por otra ley, de sus propias preferencias.

 

7) Su tierra est‡ llena de plata y oro, sus tesoros no tienen fin. TambiŽn est‡ su tierra llena de caballos, y sus carros son innumerables.

 

Desde el tiempo de Salom—n, Jud‡ estaba bastante rico.  Ahora bien, las riquezas en si no son malas, ni los caballos y caros son malos.

 

Pero Dios dijo en su ley que el rey no debe de multiplicar estos mucho, cayendo en la tentaci—n de confiar en sus riquezas y en sus poderes militares.

 

Deuteronomio 17:16   Pero Žl no aumentar‡ para s’ caballos,

ni har‡ volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos; porque Jehov‡ os ha dicho: No volv‡is nunca por este camino.

 

La tentaci—n era de confiar en todo esto, en vez de confiar en Dios.  Pero los reyes de Israel ya no escuchaban a la santa ley, sino en el fondo del coraz—n pensaron ŇPero yo tengo otra ley  pausa

 

Y por esto, ten’an que sufrir grandes insoportables juicios.

 

8) Adem‡s su tierra est‡ llena de ’dolos, y se han arrodillado ante la obra de sus manos y ante lo que fabricaron sus dedos.

 

Claro, no es nada sorprendente que, abandonando la Santa Ley de Dios, ellos iban a copiar mas y mas las practicas necias de sus vecinos.

 

Y aqu’ podemos tomar unos momentos para una aplicaci—n.

 

Como Israel era, los estados unidos esta bien rico, bien poderoso en tŽrminos de sus fuerzas militares.  Llenos de orgullo humano, hemos empezado a criticar y hasta abandonar la santa ley de Dios.

 

La ley dice no matar‡s, pero nosotros tenemos otra ley, y segśn nuestra ley, el aborto es legal.  Hasta el gobierno sat‡nico te ayudar‡ con los costos. (otros ejemplos)

 

En fin como Israel en este capitulo, estaba en posici—n de ser horriblemente juzgado, nosotros como pa’s, tambiŽn estamos.

 

9) Y se ha inclinado el hombre, y el var—n se ha humillado; por tanto, no los perdones.

 

El profeta dijo a su Dios, ŇLo que hacen, no tiene nombreÓ y por esto pide en oraci—n delante de todos que no sean perdonados.

 

10) MŽtete en la pe–a, esc—ndete en el polvo, de la presencia temible de Jehov‡, y del resplandor de su majestad.

 

Ahora el profeta est‡ hablando otra vez al pueblo.

 

Cuando Dios viene para juzgar a su pueblo es glorioso.  Es completamente insoportable para nosotros, pero glorioso para Žl. Ňdel resplandor de su majestadÓ.

 

Y tan espantoso es cuando viene, que la gente van corriendo para esconder se.  As’ hablaba Cristo en el nuevo testamento.

 

Lucas 23:30    Entonces comenzar‡n a decir a los montes:

Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos.

 

Para imaginar el juicio de Dios, seguramente algunos pueden recordar el d’a famoso de 911 cuando Dios permiti— a los musulmanes yihadistas chocar los aviones en los torres de Nuevo York.

En la destrucci—n, todos estaban huyendo del humo y de los escombros que estaban cayendo.

 

Y la gente mirando de lejos, sea creyente o no creyente gritaron ŇDios m’o, O my GodÓ.   Solamente te piensas en Dios en un momento semejante, porque en el fondo se sabe, que en un sentido, es el Ňd’a del Se–orÓ.

 

11) La altivez de los ojos del hombre ser‡ abatida, y la soberbia de los hombres ser‡ humillada; y Jehov‡ solo ser‡ exaltado en aquel d’a.

 

Debajo de los juicios grandes, Dios est‡ juzgando a los soberbios.  Y el orgullo del hombre recibir‡ su justa retribuci—n.

 

Y piensa lo hermanos, cada forma de pecado es una forma de soberbia y de orgullo.

 

Sabemos que Dios ha hablado claramente en su ley, pero pensamos en secreto ŇPero yo tengo otra leyÓ.

 

12) Porque d’a de Jehov‡ de los ejŽrcitos vendr‡ sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y ser‡ abatido;

 

ŔPero que es el d’a de Se–or?  Esa expresi—n est‡ usada en maneras diferentes en diferentes partes de la Biblia.  Pero siempre es un gran juicio, en que Dios est‡ aplastando el soberbio y altivo.

 

Para Dios la soberbia del hombre es insoportable.

 

Proverbios 16:18     Antes del quebrantamiento es la

soberbia, Y antes de la ca’da la

altivez de esp’ritu.

 

Y Dios tiene toda libertad de emplear los medios que quiere.  Su juicio puede venir en forma de desastre natural, o de enfermedades, o plagas, o un colapso financiero (como en Venezuela), o por grupos malvados como los yihadistas musulmanes.

 

Cuando vivimos pensando o aun proclamando, ŇPero nosotros tenemos otra leyÓ, rechazando la Santa Ley de Dios, podemos estar seguros, que de una forma u otra, el juicio de Dios va a caer.

 

13) sobre todos los cedros del L’bano altos y erguidos, y sobre todas las encinas de Bas‡n;

Estas son palabras metaforicas.  Los cedros eran ‡rboles muy grandes.  Y a veces cuando viene un desastre, los muy grandes escapan, mientras los pobres sufren.  Pero en el d’a del Se–or, hasta los ricos, hasta los poderosos gritan,

ŇDios m’o, Oh my GodÓ.

 

14-15) sobre todos los montes altos, y sobre todos los collados elevados; sobre toda torre alta, y sobre todo muro fuerte;

 

Los ricos, los poderoso, antes ten’an sus castillas fuertes con torres y murallas.  Y normalmente estos ofrecen algo de protecci—n.

 

En nuestros tiempos, tienen sus sistemas de seguridad, a veces hay que pasar por una guardia para llegar a su casa.

Y si los ricos, los poderosos conf’an en todo esto, en vez de confiar en su Dios, entonces van a descubrir que todo esto ser‡ completamente inśtil, si tienen que vivir durante el Ňd’a del Se–orÓ.

 

16) sobre todas las naves de Tarsis, y sobre todas las pinturas preciadas.

 

Esto est‡ hablando de la tecnolog’a y el arte.  Las naves de Tarsis eran muy avanzadas, y muy seguras aun en un tormento del mar.

 

La pinturas preciadas eran como inversiones costosas que se pudiera vender en caso de una crisis.  Pero todo esto era una confianza falsa, que iba a fallar a los soberbios.

 

17) La altivez del hombre ser‡ abatida, y la soberbia de los hombres ser‡ humillada; y solo Jehov‡ ser‡ exaltado en aquel d’a.

 

En el d’a del Se–or los pobres sufren, pero garantizado los poderosos sufran tambiŽn.  Porque unos de los grandes prop—sitos del juicio es aplastar la altivez del hombre.

 

18-19) Y quitar‡ totalmente los ’dolos.  Y se meter‡n en las cavernas de las pe–as y en las aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehov‡, y por el resplandor de su majestad, cuando Žl se levante para castigar la tierra.

 

Los hombres que vivan por sus ’dolos, piensan que pueden rechazar la ley de Dios y inventar sus propias leyes.  Pero sintiendo el peso del furor de Dios, est‡n dispuestos a tirar todo a la basura.

20-21) Aquel d’a arrojar‡ el hombre a los topos y murciŽlagos sus ’dolos de plata y sus ’dolos de oro, que le hicieron para que adorase, y se meter‡ en las hendiduras de las rocas y en las cavernas de las pe–as, por la presencia formidable de Jehov‡, y por el resplandor de su majestad, cuando se levante para castigar la tierra.

 

Para muchos en este pa’s, el dinero es su ’dolo principal.  Pero en el d’a del juicio, ni el dinero es tan deseable.

 

Proverbios 11:4 No aprovechar‡n las riquezas en el d’a

de la ira; Mas la justicia librar‡ de

muerte.

 

Tal vez con mucho dinero uno puede pedir ayuda de los poderosos de un cartel para ayudar te mover a otro lugar.

Pero una vez entendiendo que tu tienes dinero, pueden simplemente agarrar tu dinero y matar te luego luego.

 

Es mucho mas l—gico tener Dios a su lado, de un monton de dinero.

 

Y hemos visto ejemplos de hombres tirando sus riquezas al mar, cuando el juicio amenizaba.

 

Jon‡s 1:5 Y los marineros tuvieron miedo, y cada uno

clamaba a su dios; y echaron al mar los enseres que hab’a en la nave, para descargarla de ellos. Pero Jon‡s hab’a bajado al interior de la nave, y se hab’a echado a dormir.

 

Todo el prop—sito del viaje para los hombres de negocio era mover la carga, y entregar la bien.  Pero viendo la ira de Dios, la carga estaba tirada con las herramientas.

 

TambiŽn en el libro de hechos.

 

Hechos 27:35-38 Y habiendo dicho esto, tom— el pan y

dio gracias a Dios en presencia de todos, y partiŽndolo, comenz— a comer.  Entonces todos, teniendo ya mejor ‡nimo, comieron tambiŽn.  Y Žramos todas las personas en la nave doscientas setenta y seis.

Y ya satisfechos, aligeraron la nave, echando el trigo al mar.

 

Gran parte del prop—sito del viaje era llevar el trigo a Roma, a lo mejor era trigo de Egipto. 

Pero bajo el juicio, la carga valiosa fue tirada al mar.

 

ŔTienes tu unos ’dolos secretos, tienes tu Ňotra leyÓ, segśn la cual prefieres vivir?  La puedes tirar ya, en arrepentimiento, o como los insensatos puedes esperar, el d’a del Se–or.

 

22) Dejaos del hombre, cuyo aliento est‡ en su nariz; porque Ŕde quŽ es Žl estimado?

 

Muchas veces esto es el problema.  Rechazando a Dios, se conf’an en las leyes, o el consejo de los hombres.

 

Esto aplica tambiŽn a los pol’ticos.  No debemos de poner nuestra confianza en ellos, ni tener mucho temor de ellos, el temor siendo una forma de alabanza.

 

DespuŽs de todo, nuestro Dios es eterno, y el hombre en cualquier momento puede fallecer.

 

Salmos 146:4   Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra;

En ese mismo d’a perecen sus pensamientos.

 

-------------------------- Aplicaci—n ---------------------

 

El capitulo present— todos los problemas como manifestaciones del orgullo del hombre. 

 

Se pudiera decir que todo esto empez— con Eva. 

 

Ad‡n explic— a su esposa que de Dios ten’a una ley, pero hablando con la serpiente ella lleg— a la conclusi—n,

ŇPues con las sugerencias de la serpiente, ahora yo tengo otra leyÓ.

 

David por su orgullo tom— la mujer de otra, Salom—n por su soberbia se cas— con muchas mujeres paganas, y ten’an aun mas como concubinas.

 

Y todo esto, tarde o temprano traer‡ sus consecuencias.

 

Santiago 4:6   Pero Žl da mayor gracia. Por esto dice:

Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.

 

Si quieres dar rienda suelta a tu orgullo, a tu soberbia, Dios te va a resistir.

 

 

Pero hay un problema, el orgullo no es siempre tan f‡cil de identificar.  Muchas veces estamos portando como orgulloso, aun cuando no lo podemos ver lo.  Es un pecado enga–oso.

 

Tratamos de identificar el orgullo en otros, pero no podemos percibir el orgullo enorme en nosotros mismos.

 

Ni es tan f‡cil de identificar el orgullo en otros.  MoisŽs fue acusado de orgulloso de parte de su hermana pero ni esto era la verdad.

 

Nśmeros 12:1-3 Mar’a y Aar—n hablaron contra MoisŽs a causa

de la mujer cusita que hab’a tomado; porque Žl hab’a tomado mujer cusita.

 

Y dijeron: ŔSolamente por MoisŽs ha hablado Jehov‡? ŔNo ha hablado tambiŽn por nosotros? Y lo oy— Jehov‡.

 

Y aquel var—n MoisŽs era muy manso, m‡s que todos los hombres que hab’a sobre la tierra.

 

Hay que tener cuidado, cuando te tratas de juzgar a otros por orgullo.  MoisŽs fue acusado de orgulloso, y el comentario de Dios era que no hab’a un hombre mas humilde en toda la tierra.

 

De esto aprendemos que mejor no intentar a juzgar el orgullo de otros, sino mejor juzgar nuestro propio orgullo.

 

Pero esto tampoco es muy f‡cil, porque por el auto enga–o, muchas veces, nuestro propio orgullo est‡ escondido de nuestros ojos.

 

-------------------------- Conclusi—n ---------------------

 

Si hay un poquito de humildad despertando en ti, puedes pedir a Dios, que Žl te descubre, la soberbia, el orgullo que est‡ escondido en tu coraz—n.

 

Y si esto es tu deseo, puedes pasar en unos momentos, y querremos orar para ti.

 

 

Vamos a orar!