09
de diciembre de 16
Exhortando
A Los Siervos Santos
Salmos
134:1-3
Salmos
134:1-3
En la santa y antigua ley de Dios, hab’an
bendiciones formales, que eran parte de las ceremonias. Una por ejemplo est‡ en el libro deÉ
Nœmeros 6:23-27 Habla
a Aar—n y a sus hijos y diles: As’
bendecirŽis a los hijos
de Israel, diciŽndoles: Jehov‡ te bendiga, y te guarde; Jehov‡ haga
resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; Jehov‡ alce sobre
ti su rostro, y ponga en ti paz. Y pondr‡n mi nombre sobre los hijos de Israel,
y yo los bendecirŽ.
Los hijos de Aar—n, eran los levititas. Eran siervos especiales en todas las
cosas sagradas.
Y el salmo de hoy realmente est‡ hablando de ellos.
Nœmeros 3:6-8 Haz
que se acerque la tribu de Lev’, y hazla
estar delante del
sacerdote Aar—n, para que le sirvan, y desempe–en el encargo de Žl, y el
encargo de toda la congregaci—n delante del tabern‡culo de reuni—n para servir
en el ministerio del tabern‡culo; y guarden todos los utensilios del
tabern‡culo de reuni—n, y todo lo encargado a ellos por los hijos de Israel, y
ministren en el servicio del tabern‡culo.
D’a y noche los hombres de esa tribu, de Lev’,
estaban guardando el tabern‡culo, en que hab’an muchas cosas valiosas.
TambiŽn ten’an un sin fin de tareas, de
mantenimiento. Ten’an que cuidar
de ciertas l‡mparas que jam‡s se pudieran apagar se.
Ten’an que preparar por las actividades del d’a
pr—ximo, por otras grandes cantidades de sacrificios, y visitas, y alabanzas y
oraciones.
Y tenemos que notar, que este salmo es la ultima
entre los que llevan el subtitulo, ÒC‡ntico
GradualÓ. Es la ultima de los
salmos cantados por los peregrinos que ven’an tres veces al a–o, de muy lejos,
para visitar al templo de Dios.
Y muchos escolares de la historia creen que se
cantaban ese, saliendo de JerusalŽn, depuse de una visita muy impresionante,
que para algunos pudiera ser su primera vez en llegar tan lejos, para
participar en la alabanza organizada con grandes cantidades de personas
diferentes.
Y se creen que algunos, saliendo muy de la ma–ana
para regresar a casa, miraban arriba, vieron a los sacerdotes, llevando acabo
sus oficios, y se gritaron, esto del primer vers’culoÉ
1)
Mirad, bendecid a Jehov‡, Vosotros todos los siervos de
Jehov‡,
Los que en la casa de Jehov‡ est‡is por las noches.
Para los peregrinos todo esto era muy especial,
hasta nuevo. Pero para los
Levitas, que siempre hac’an el mismo, hab’a una tentaci—n posible de olvidar lo
que estaban haciendo, y de simplemente hablar entre ellos, o pensar en otras
cosas.
Para los peregrinos, que han invertido tanto tiempo
y dinero en el viaje de venir de lejos, todo lo que se hac’an en la casa de
Dios era sumamente importante.
Estaban alabando al Dios tres veces Santo, y
cumpliendo sus preceptos, en la manera que el ha mandado. Sabemos por la historia de los primeros
hijos de Aar—n que era muy importante seguir las instrucciones del Esp’ritu al
pie de la letra.
Lev’tico 10:1-3 Nadab
y Abiœ, hijos de Aar—n, tomaron
cada uno su incensario,
y pusieron en ellos fuego, sobre el cual pusieron incienso, y ofrecieron
delante de Jehov‡ fuego extra–o, que Žl nunca les mand—.
Y sali— fuego de delante
de Jehov‡ y los quem—, y murieron delante de Jehov‡.
Entonces dijo MoisŽs a
Aar—n: Esto es lo que habl— Jehov‡, diciendo: En los que a m’ se acercan me
santificarŽ, y en presencia de todo el pueblo serŽ glorificado. Y Aar—n call—.
Por esto, los peregrinos llamaron una exhortaci—n,
no para criticar, sino como una exhortaci—n de amor.
1)
Mirad, bendecid a Jehov‡, Vosotros todos los siervos de
Jehov‡,
Los que en la casa de Jehov‡ est‡is por las noches.
Trabajando toda la noche, cuando no hab’a mucha
gente mirando, pudo ser una experiencia solitaria. En que pasando el tiempo, se pudiera tomar todo por sentado,
y hasta olvidar un poco, de la importancia de tu posici—n.
Era como que los peregrinos estaban clamando, ÒNo
olvidan hermanos que todo lo que vosotros hacen es sumamente importante, en los
ojos de Dios, y en los ojos del puebloÓ.
1)
Mirad, bendecid a Jehov‡, Vosotros todos los siervos de
Jehov‡,
Los que en la casa de Jehov‡ est‡is por las noches.
2)
Alzad vuestras manos al santuario, Y bendecid a Jehov‡.
Es un poco extra–o hablar de hombres bendiciendo a
Dios. Es f‡cil entender como Dios
puede bendicir a nosotros, pero ÀEs posible para un hombre bendecir a Dios?
La respuesta es s’. No es como que Dios necesita algo, o que Dios est‡
dependiente de nosotros, pero la palabra es muy clara que es muy agradable para
Dios, ver su pueblo dando le gracias.
Los fundadores de este pa’s entend’a esto, y por lo tanto dedicaba un
d’a entero a ese prop—sito.
Y por supuesto es agradable para Dios ver a su
pueblo unido, en serio alabando a su nombre.
En este sentido los siervos, los sacerdotes de la
familia de Aar—n pudieron bendicir a Dios, en un sentido.
San Pablo dijo que en nuestra manera de hablar, esta
posible ofender al Esp’ritu de Dios, y luchando por una vida santa, se puede,
en un sentido bendecir al Esp’ritu Santo.
Efesios 4:29-30 Ninguna
palabra corrompida salga de
vuestra boca, sino la
que sea buena para la necesaria edificaci—n, a fin de dar gracia a los oyentes.
Y no contristŽis al
Esp’ritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el d’a de la
redenci—n.
Para los peregrinos todo esto era muy fresco, muy
especial, muy precioso, porque han venido de lejos, gastando tiempo, dinero, y
empe–o.
Y los sacerdotes no lo van a tomar mal, sino que van
recordar que, era cierto, que todo su trabajo s’ era sumamente importante.
Y por esto, ellos iban a responder no con
irritaci—n, sino con una bendici—n para los peregrinos que estaban empezando un
viaje largo a sus casas.
3)
Desde Sion te bendiga Jehov‡, El cual ha hecho los cielos y la tierra.
Esto, segœn la canci—n era su respuesta. Bueno esto era probablemente un Salmo
de David, un hombre que realmente entend’a algo de las alabanzas, y el servicio
al Se–or.
Y era una tradici—n cantar este canto, a–o tras a–o,
ayudando a todos a recordar la importancia de sus vidas espirituales.
Y para convertir todo en casi un juego para los
ni–os, un grupo cantaba la parte de los peregrinos y otro grupo cantaba la
respuesta de los siervos de la familia de Aar—n.
Y francamente la respuesta de los sacerdotes era
bastante interesante.
3)
Desde Sion te bendiga Jehov‡, El cual ha hecho los cielos y la tierra.
No dijeron que Dios te bendiga desde el cielo, sino
que Dios te bendiga desde Sion.
Que Dios te bendiga por medio de lo que pasa en su iglesia, las
oraciones, las alabanzas, la predicaci—n, y el estudio de su palabra.
Es que en esta respuesta no querr’an olvidar la
importancia de las reuniones, en que todos estaban juntos, recibiendo
instrucci—n de los que ten’an dones para esto.
Efesios 4:11-13 Y
Žl mismo constituy— a unos, ap—stoles;
a otros, profetas; a
otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del
ministerio, para la edificaci—n del cuerpo de Cristo,
hasta que todos
lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un var—n
perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.
Hay que tener cuidado por la cultura corrompida del
pa’s en que estamos viviendo. Es
que con todo del Internet, y los videos gratis, muchos creen ya que realmente
no es tan necesario ni asistir a una iglesia.
DespuŽs de todo se pueden mirar a un sin fin de
programas Cristianos por la televisi—n, o escuchar la radio, o encontrar
montones de predicaciones gratis en el Internet, por audio o hasta por video. pausa
Pero eso es una trampa. Todo esto puede ayudar, si se trata de sana doctrina, pero
es sumamente importante estar con tus hermanos, tus hermanas en la fe,
ayudando, y siendo ayudado.
Y esto es el punto de este Salmo breve.
Los peregrinos saliendo, daban una exhortaci—n a los
siervos santos. Esto siervos
santos, no lo tomaron mal, porque era verdad, es necesario prestar atenci—n a
todo lo que hacemos en la casa de Dios, en la presencia de muchos, o en la
presencia de pocos a la media noche.
1)
Mirad, bendecid a Jehov‡, Vosotros todos los siervos de
Jehov‡,
Los que en la casa de Jehov‡ est‡is por las noches.
2)
Alzad vuestras manos al santuario, Y bendecid a Jehov‡.
3)
Desde Sion te bendiga Jehov‡, El cual ha hecho los cielos y la tierra.
El salmo termina hablando de Dios como el creador del
mundo.
Y esto tambiŽn est‡ importante, porque en nuestra
cultura, en muchas escuelas, la doctrina de la Creaci—n est‡ bajo ataque.
Y si no estamos prestando atenci—n, en una cultura tan
corrosiva, se puede f‡cilmente empezar a pensar como los mundanos, que crean
que este mundo simplemente apareci— por una seria de accidentes.
Claro, el concepto est‡ absurdo, pero viviendo en la
misma cultura, es natural, empezar a adoptar aspectos de su cosmovisi—n, y
olvidar la doctrina de la Creaci—n que es el fundamento de todas la ense–anzas
de la Biblia.
*------------------------- Aplicaci—n ----------------------*
Aunque la canci—n es breve, ha tenido su impacto en
la historia del pueblo de Dios.
Llegando al tiempo de Cristo se ve personas muy dedicadas al templo.
Lucas 2:36-37 Estaba
tambiŽn all’ Ana, profetisa, hija de
Fanuel, de la tribu de
Aser, de edad muy avanzada, pues hab’a vivido con su marido siete a–os desde su
virginidad, y era viuda hac’a ochenta y cuatro a–os; y no se apartaba del
templo, sirviendo de noche y de d’a con ayunos y oraciones.
Esa hermana estaba dispuesta a servir, sea por d’a,
o sea por la noche. Sea cuando
otros estaban mirando, o cuando estaba completamente sola.
Y esto puede ser para nosotros el mantenimiento, o
la limpieza o sacando basura, o cualquier otra cosa, para el servicio de Dios.
Es que esa hermana, Ana, entend’a la importancia de
su trabajo, aun si otros no estaban mirando la.
Y esto es lo que podemos sacar de este salmo
precioso.
Debemos de continuar, con celos, con animo en la
obra del Se–or, sabiendo como dijo San Pablo que no est‡ en vano.
La canci—n reconoce que como seres humanos, podemos,
de vez en cuando sentir que solamente estamos repitiendo la misma rutina, y
empezar a no estar tan alertos a lo que estamos haciendo, o porque estamos
aqu’.
Y el salmo nos da una exhortaci—n, no de manera
negativa sino en amor, como dice en el libro de Hebreos.
Hebreos 10:22-25 AcerquŽmonos
con coraz—n sincero, en
plena certidumbre de fe,
purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua
pura.
Mantengamos firme, sin
fluctuar, la profesi—n de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometi—.
Y considerŽmonos unos a
otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no
dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhort‡ndonos;
y tanto m‡s, cuanto veis que aquel d’a se acerca.
*------------------------- Conclusi—n
----------------------*
Si tu, a veces te sientes
que tu vida Cristiana es simplemente una repetici—n de una rutina, semana tras
semana las mismas obligaciones, y si quieres realmente captar la esencia de
este Salmo en tu coraz—n, entonces queremos orar pora ti, al fin del servicio,
para que sea todo rico y emocionante otra vez para ti.
Tu Dios sabe que eres
dŽbil a veces, y sujetado a toda forma de tentaci—n, y por esto tu Dios est‡
dispuesto a ayudar te.
Para recibir la ayuda,
solamente tienes que pedir, en oraci—n.
Vamos
a Orar